Nuevos relatos publicados: 16

Gemelas idénticas cogiendo con gemelos idénticos

  • 22
  • 31.394
  • 10,00 (3 Val.)
  • 1

Hola, soy Lala, tengo 25 años, mido un metro ochenta, pelo castaño claro, ojos grises, mis medidas son 90-60-90, soy muy linda de cara, y tengo una hermana… gemela idéntica, Marcia, hasta el más mínimo detalle. Tanto que cuando “jugamos” entre nosotras jodemos diciéndonos que no es algo malo… Ya que es como masturbarnos frente a un espejo.

Se imaginan que en el secundario era normal que si una tenía un examen, y no sabía, fuera la otra. O cuando nuestros padres castigaban a una, y esa quería que verse con un chico, la otra ocupe su lugar… Ni para ellos era sencillo descubrir quien era quien.

Cuando vinimos a vivir solas a Buenos Aires, somos de un pueblo del interior de Argentina, a los 18 años, empezó nuestra vida sexual activa. Salir con chicos, masturbarnos y tener sexo entre nosotras en el departamento, cambiarnos de chico sin que se den cuenta… Miles hicimos.

En enero, vacaciones de verano en nuestro país, las dos y nuestros novios alquilamos un departamento en Pinamar, una ciudad balnearia preciosa, y fuimos quince días de vacaciones. Normalmente, usábamos mallas diferentes porque yo no banco mucho a su novio y no quería “confusiones”.

Una tarde estábamos los cuatro en la playa tomando sol nosotras y nuestros novios jugando al volley-playa. Me puse boca abajo y de pronto vi algo que siempre quise ver, incluso era una fantasía sexual con mi hermana: dos muchachos, también gemelos idénticos, sentados a unos 10 metros de nosotras, con dos chicas.

-Marcia, loca, me estoy empezando a mojar por dos chicos… nuestro sueño. Mirá.

Ella me miró y le señalé a los chicos.

-Gemelos idénticos… y están fuertes… y parecen altos… justito, me los como.

-Cuidado, viene Carlos. Dije. Carlos era su novio.

-¿Todo bien Marcia? Le dijo.

-Perfecto amor… Lala, ¿vamos al agua? Me dijo mirando a los chicos que iban al agua.

-Dale, vamos. ¿Carlos? Si no venís, le avisas a Julio por favor.

-No hay problema, me dijo amargo como siempre.

Las dos íbamos y nos mordíamos los labios. Ellos iban con sus chicas, pero poco nos importaba. Ellos entraron al mar, y nosotras atrás. Cuando estuvimos cerca uno de ellos nos vio, y se quedo duro. Le dijo algo al hermano y también nos miró. Los dos se acercaron y sus novias pegotes atrás.

-¿Gemelas idénticas? Dijo uno.

-Igual que Uds. Dije.

-Increíble, estadísticamente casi imposible encontrarnos los cuatro al mismo tiempo. Dijo el otro

-Ingeniero, plomo. Soy Sergio, el plomo de mi hermano, Toño. Nuestras novias, Tere y Julia.

-Hola, Maca yo, Lala ella. Parece que como nosotras, nunca les pasó. Dijo mi hermana.

-Nunca, que loco.

-Chicos, vamos al parador a tomar algo. Dijo una de las novias.

-Sí claro, las tenemos que invitar a tomar algo y charlar. Dijo Sergio

-Eh yo te de

-Genial, pero no es necesaria la invitación estamos con nuestros novios, vamos los ocho. Dije mirando a la amargada.

-Vamos a buscarlos, dijo Toño.

-Julio, Sergio, miren, otros gemelos idénticos, vamos a tomar algo, vengan.

-Ah bueno, dijo mi novio poco contento por nuestro encuentro.

Fuimos al parador y nos sentamos en dos mesas uniéndolas para entrar todos. Solo hablábamos los gemelos y nosotras, los respectivos novios/as, callados y con una cara de culo feo tremenda. Los chicos nos gustaban a las dos, y por sus caras y gestos, nosotros a ellos. Yo había levantado un bolsito, donde tenía mi celular. Lo saque y lo puse sobre la mesa. Sergio puso el suyo al lado del mío. La charla siguió y unos minutos después, Sergio dijo:

-Perdonen, voy al baño del parador. Se levantó y tomo mi celular en vez del de él. Nadie lo notó. Cuando volvió lo puso al lado del mío.

Durante un rato nos intercambiábamos anécdotas, maldades hechas, y nos reíamos. Nos despedimos con un beso, y Sergio aprovecho saludarme y me dijo “Sergio playa”. Ellos y sus novias se fueron para su lugar y nosotros al nuestro. Nuestros novios, fueron al agua, y de inmediato agarre mi celular. Busque en contactos y allí “Sergio Playa”. Necesitaba saber si podía darme cuenta de donde eran.

-Marcia, son de Capital…

-Mmm. Que pena… Me dijo sonriendo perversa.

Sergio no paraba de mirarnos. Tome el celular de mi bolsito y lo llamé.

-Hola Sergio. Soy Lala.

-Si señorita, dígame.

-Grábalo, es el mio. Silencia Whats que te paso por mensaje el contacto de Marcia.

-Como no señorita. Puede ser que haya consultado por un auto allí.

-Sos tremendo, que amargas las chicas. Se pusieron celosas.

-Totalmente, como los otros modelos, no me caen bien.

-Ni loca te doy treinta años guacho,

-Gracias, muchas gracias. Su modelo me gusta. No es ni viejo ni nuevo.

-¿Cuándo vuelven a Capital?

-Señorita, imposible ir ahora, estoy en la playa, termina esta quincena y vuelvo.

-Perfecto. ¿Nos van a llamar?

-Eso no lo dude señorita, con mi hermano estamos muy interesados en comprar lo que ofrecen.

-A ver como te las arreglas ahora. Besito bombón.

-Gracias por su llamado y le mando un afectuoso saludo.

Cortó y los dos nos sonreíamos.

-¿Qué te decía? Me preguntó Marcia.

-Hacía que hablaba con una concesionaria de autos el guacho. Termina la quincena y vuelven. Cuando le pregunte si nos iban a llamar, me dice: “Eso no lo dude señorita, con mi hermano estamos muy interesados en comprar lo que ofrecen.”

-Estos son tan tremendos como nosotras.

-No lo dudes.

Le pase el contacto de Marcia y me contesto con el emoji de una carita con una sonrisa tremenda y me paso el contacto de Tincho. Le pase los dos contactos a Marcia y me dijo:

-Lala, me estoy mojando pensando en la joda que vamos a armar con estos dos.

-No tengo la menor duda.

Faltaban cinco días para volver a Capital. Los mensajes por whats, eran constantes. Entre los cuatro. Y cada vez más picantes. Era claro, que Tincho quería a Marcia y Sergio a mí, pero para nosotras, por ahora era difícil identificarlos, y creo que lo mismo para ellos. Al atardecer del último día en Pinamar Marcia de dice:

-Toño esta prendido fuego totalmente. Le mandé unas selfis mortales, pero sin mostrar nada.

-Lo mismo hice con Sergio. Mismo resultado.

-Escuchame, nosotras nos bañamos juntas habitualmente. Los chicos no van a sospechar nada si hoy también lo hacemos, y aprovechamos para hacerles una video llamada la dos jugando con las mallas puestas bajo la ducha.

-Sos tremenda, también estas prendida fuego…

-No lo dudes. ¿Qué te parece?

-Le mando un mensaje a Sergio y le aviso de la video sin decirle lo que vamos a hacer, y que cinco minutos antes, le vuelvo a avisar, “haber si quieren hacerla”.

-Dale.

Ellos estaban a uno 10 metros esa tarde, y por suerte los podíamos ver. Sergio recibió el mensaje y se tapó la cara. Le mostro el celu a Toño y nos mandaron un Ok. Volvimos al departamento, y preparamos todo para bañarnos. Mire a mi hermana y me hizo que sí con la cabeza. Le mande el aviso a Sergio y me mandó el Ok.

Entramos al baño y abrimos la ducha, hicimos la llamada y aparecieron ellos. Estaban en la calle.

-Hermosos, dijo Marcia.

-Son dos reinas Uds. Dijo uno de ellos.

-Gracias Sergio. Dije.

-Desgraciada, como sabes que soy Sergio.

-La llamada la hice a tu celu, y lo agarras como en la playa.

-Muy buena, entonces sos Lala.

-Si, nos estamos bañando juntitas, las gemelas, miren.

-Por favor, nos van a matar con esta llamada, vamos a quedar…

-¿Pelotudos o calientes? Preguntó Marcia.

-O las dos cosas. Dijo Toño.

-Miren. Y las dos nos apoyamos los pechos y nos los refregábamos.

-Ah… eso no lo hacemos ni locos nosotros…

-¿No juegan los hermanitos….? Que triste. Dijo Marcia.

-Ni loco juego con este. Dijo Sergio.

-Nosotras sí, miren. Dije y nos dimos un tremendo beso con Marcia.

-Super pelotudo y super calientes.

-Y muchas otras cosas más… Dijo mi hermana.

-Somos muy “juguetonas”. Nos gustan los juguetes.

-Chicas, nos están haciendo mierda, se lo imaginan.

-Por eso hicimos la llamada… para convencerlos que nos llamen…

-No era necesario. Pero bienvenida la llamada.

-Chicos, les mando un beso, Sergio, para vos dos. Dije.

-Toño, dos para vos, para Sergio, uno y medio.

-Dos besos a cada una. Dijo Toño.

-Dos besos y una mordida donde más quieras Lala.

Me corrí el corpiño de la malla y tapando con un dedo el pezón le dije: “Acá” y corte. Deje el teléfono fuera de la ducha y nos hicimos terribles pajas mientras nos besábamos y chupábamos nuestras tetas. Cuando salimos de la ducha había mensajes en los dos teléfonos. En el mío de Sergio: “Tremenda mina sos, me estas volviendo loco boluda”. “Eso quiero.” Le conteste.

Al día siguiente, un miércoles, llegamos a nuestro departamento por la tarde. Pusimos todo lo que había para lavar y salimos a hacer algunas compras. Estábamos por cenar, y por mensaje me pregunto si podíamos hacer una video. Le dije que sí y le avise a Marcia que estaba en el cuarto. Estaba entrando al comedor cuando.

-Hola hermosas. Dijo uno de los dos.

-Dos reyes. Contesté.

-Hola Lala. Dijo uno.

-Hola Sergio. ¿Cómo te diste cuenta?

-Invertiste el saludo de la video de ayer.

-Me cagaste.

-Hola muchachos. Dijo mi hermana.

-Hola a las dos más hermosas de Pinamar. Dijo Toño.

-Exagerados.

-Esto de hablar de a cuatro es un quilombo. ¿Salimos a cenar el viernes?

-Supongo que los cuatro. Dije.

-Por supuesto. Dijo Sergio.

-No hay problema, donde quieren ir. Pregunto así sabemos como arreglarnos. Dijo mi hermana que al contrario que yo, siempre está en esos detalles.

-No quiero que piensen cualquiera por lo que voy a decir, pero después de hablarlo con Sergio queremos proponerles algo.

-Mmm. Dale Toño. Dije.

-Es muy evidente que entre los cuatro hay una tensión sexual evidente.

-Calentura. Dijo Marcia.

-En castellano antiguo, como dice Marcia. En el parador pudimos hablar poco y nada de nosotros personas, y después todo fue subiendo de tono, no está mal, me encanta, y también estoy caliente, lo aclaro para que no me mal interpreten, pero sería genial, sabiendo que vamos a terminar en una joda, tomarnos el viernes, la cena, la salida, para conocernos como personas. Pareceré un boludo, pero no quiero que todo empiece y termine en un polvo. ¿Qué opinan?

-Me parece una muy buena idea. Dije.

-Te arriesgas a que no nos gustemos como personas y no termine pasando nada. Dijo Marcia.

-Lo sé muy bien y que Sergio me va a cagar a trompadas seguro, si pasa eso. Dijo Toño.

-Marcia, yo estoy de acuerdo. Dije.

-Yo también.

-Gracias por salvarme de las trompadas porque no lo acepten… Dijo Toño.

-¿Quieren elegir el lugar? Dijo Sergio.

-Tu hermano hizo la propuesta, vos elegí el lugar. Dije.

-Nosotros vamos a ir de Elegante Sport. Dijo Sergio.

-Perfecto. Dijo Marcia.

Cortamos y las dos nos quedamos mirándonos.

-Psicóloga, ¿Qué pensas? Me pregunto Marcia.

-Que Sergio no era Sergio, era Toño. La propuesta es Sergio.

-¿Por qué te parece eso?

-Porque se parece mucho a la forma que uso para los mensajes, siempre jugando pero muy respetuoso. Nunca cruzo los límites que el mismo puso. Dije.

-Lindo desafío tenemos en frente. Me dijo Marcia.

-No lo dudes. ¿Vos que opinas?

-Puede ser, el Sergio de hoy estuvo muy callado, cuidándose de hablar.

Te propongo jugar una carta brava. Vestirnos diferente las dos. Ellos proponen conocer las personas, pues vamos las personas, no las jugadoras.

-¿Vamos a decir quiénes somos?

-Sí, cada una con su nombre.

-Me gusta la idea. Y si vienen vestidos iguales se van nos van a preguntar porque vamos diferentes, los vamos a poner incomodos. Dije.

El viernes les pasamos nuestra dirección y puntualmente, a las 21 nos avisaban que estaban abajo. Cuando íbamos en el ascensor le pedí a Marcia que se demore unos segundos en salir y que me deje salir primero. Salí del ascensor y estaban parados a una distancia suficiente para poder ver como uno de ellos cerraba los ojos cuando salió Marcia del ascensor. La esperé y le dije: “El de la derecha es el de la idea, estate atenta”. Marcia estaba hermosa, con una falda tubo negra, camisa blanca con bordados negros y una cartera de mano negra. Yo con uno traje de hilo natural y una camisa blanca. Las dos con taco bajo.

-“Hola Sergio” Le dije al que cerro los ojos y él se quedó un segundo sorprendido.

-¿Cómo sabes que soy Sergio?

-Lo sé, en esta te agarro desprevenido. Mostrame los documentos. Y eran los de Sergio.

-“Hola Toño”. Dijo Marcia.

-Me cagaste, ¿quién sos?

Marcia saco los documentos y se los mostro.

-Es Marcia. Dijo Toño y los cuatros nos saludamos con un beso en la mejilla.

Ellos andaban en un Audi A4 negro impecable. Sergio abrió la puerta de atrás del lado del acompañante y me invito a sentarme. Toño la de atrás del conductor. Y Toño se sentó al volante.

-¿Por qué te cuesta asumir que sos un caballero, un hombre con principios y valores muy altos Sergio? Pregunté.

-Mierda, ¿Por qué decís eso?

-Porque ayer se cambiaron los nombres, ayer vos eras Toño.

-¿Cómo podes saberlo?

-En la playa dijiste que Toño era ingeniero. Auto alemán, tecnología exquisita. Maneja Toño, sabe perfectamente donde vamos. Vos sos abogado, o escribano.

-Y vos sos psicóloga o analista de personal. Dijo Toño.

-Soy y trabajo de. Bien Toño.

-¿Y yo? Dijo Marcia.

-Vos sos una cañita voladora, lo contrario a tu hermana. Me das para dos cosas totalmente diferentes: Médica pediatra de terapia intensiva o Programadora Señor. Dos trabajos duros, con muchas presiones, sobre todo el de médica. Necesitas una válvula de escape.

-Estuviste cerca. Haciendo la especialización en terapia neonatal.

-¿Por qué se vistieron diferente?

-Fue idea de Marcia. Vos dijiste de hacer una salida para conocer las personas, pues estas somos las personas, diferentes una de la otra. Dije.

-Quedamos como unos boludos. Dijo Sergio

-No lo dudes. Pero te felicito por la idea hermano, estas dos mujeres me encantan. Y realmente va a ser un placer la noche. Dijo Toño.

-Gracias. Dijo Marcia.

-Llegamos. Dijo Toño.

Era uno de los restaurants de Puerto Madero. De los más renombrados de Buenos Aires. Bajamos y Sergio me abrió la puerta. Toño a Marcia, le dio las llaves al Valet Parking y Sergio me ofreció su brazo para entrar. Ellos habían reservado mesa y el maitre nos guio.

Nos sentamos y nos preguntaron que íbamos a beber. Las dos elegimos vino, a su elección. Toño una gaseosa. A Sergio se lo notaba incómodo.

-Sergio, ¿queres que dejemos todo en la nada y nos vayamos ya mismo? Le pregunté.

-No, ¿por qué lo decís?

-Es evidente que estás incomodo, que algo te molesta. No tengo que ser psicóloga o analista de personal para saberlo.

-Sinceramente, no esperaba a estas dos mujeres. Y sobre todo me desarmaste al darte cuenta quien era. Y siento que me vas a estar analizando todo lo que hago.

-Vamos entonces. Dijo Marcia.

-No por favor. Dijo Toño.

-No, en serio. Dijo Sergio.

-Sergio, escuchame, estoy acá como mujer, no como profesional. Quiero cenar con vos, y con Toño claro. Pero entre los dos hay atracción, no me jodas. Y en mi caso, no solo física, sexual. Pero quiero que estés a gusto, no temeroso de cada cosa que decís, cuidándote. ¿Puede ser?

-Dale. Y en serio fue lo que dije en la video. Y también me atraes.

-Genial. Toño me miró y sonrió.

-¿Sus novias? Preguntó Marcia.

-No tengo. Se puso muy pesada con dos chicas que conocimos en Pinamar, dos hermanas. Unos celos tremendos. Al pedo. Porque no pasaba nada. Dijo Toño.

-Ingeniero, 2+2 es cuatro y no jodan. Dijo Marcia mirando a Toño, que sonrió.

-La mía supongo que mirando TV, Amazon o Netflix, y a punto de llamarme para ver como va mi cena con colegas. Dijo Sergio sonriendo

-¿Tu novio Marcia? Pregunto Toño.

-“estuvimos bastantes días juntos, necesito aire, te veo en una semana”.

-Mujer de carácter, me gusta eso. Dijo él.

-El mio supongo que en la cancha, jugando con los amigos al futbol, como todos los viernes. Dije.

-Viven juntas por lo que contaron.

-No, compartimos departamento, ella tiene su cuarto, su vida. Yo el mío y mi vida. Dijo Marcia.

-Normalmente no compartimos muchas cosas… excepto buenas ocasiones… Dije.

-¿Uds. viven juntos? No los veo viviendo juntos.

-No, cada uno en su lugar. Sergio su departamento de Capital, yo en mi quinta. En Pilar.

Y la charla fue fluyendo, Sergio se pudo relajar y por fin ser Sergio. La comida estuvo excelente, creo que no dejamos temas importantes de que hablar, cada uno marcando su posición.

Estábamos en los postres, cuando Toño dijo:

-De nuevo hermano, una gran idea.

-Hasta yo me admiro de mi idea. Les propongo ir a tomar el café a un lugar en el bajo, muy bohemio. Buen ambiente. Dijo Sergio.

-Vamos. Dije mirándolo a los ojos. Me atraía en serio. Gestos, miradas, ideas, pensamientos.

-Chicos, si Uds. quieren hace la suya, no hay problema, nos movemos en taxi o remis. Dijo Sergio.

-Yo no tengo problemas, ¿Toño?

-Salimos los cuatro, volvemos los cuatro. Conozco donde quiere ir Sergio, me gusta.

Los cuatro fuimos, pero ahora, Marcia iba con Toño adelante y yo cono Sergio atrás.

-Lala, perdoname el mal momento que te hice pasar. Dijo Sergio acercándose.

-No te preocupes, está todo bien entre nosotros. Por lo menos de mi parte.

-De la mía, más que bien.

Llegamos al café y le dije a Sergio de quedarnos en la barra. Toño y Marcia fueron a una mesa.

-Perdoname, pero soy mujer de barra. Dije.

-¿Cómo es una mujer de barra?

-Sabe lo que quiere, y normalmente sabe como conseguirlo, segura de sí misma, va al frente, peligrosa para algunos hombres, una incógnita para otros, para otros la mujer que querrían tener y finalmente, para unos muy pocos, su mujer ideal.

-¿Tan así? Me preguntó

-¿Yo o la definición?

-Vos.

¿Puedo decirte cuál de las tres posibilidades me caben?

-Dale.

-De lo que conozco, la tercera, y la segunda.

-Señorita, ¿Qué va a tomar? Me pregunto en mozo.

-Algo bien femenino. Un whisky doble solo, ni hielo, soda nada.

-Mujer de barra, bienvenida señorita. Dijo el mozo y Sergio se rio.

-Es lo que me acaba de decir. Un whisky con hielo para mí. Gracias.

Sos brava en serio.

-Y vos muy lindo.

-Cagamos, soy igual que mi hermano.

-Vos sos más dulce, mucho más. Podes estar muriéndote por romperle la boca a una mujer, y vas a dar el beso más tierno del mundo.

-¿Y vos?

-Mira que hora es. Entre los próximos 10 y 15 minutos, y sin mirar el reloj o el celular, te parto la boca de un beso si seguimos hablando, claro. Te llaman…

-Hola. Si, estoy con amigos en un bar. Dale, nos vemos. Y cortó.

-Te falto el besito. Le dije.

-No beso cuando no tengo ganas. Me dijo mirándome a los ojos.

-Srta. su whisky, caballero, el suyo.

-Gracias. Dijimos los dos.

-A tu salud. Dije.

-Salud. Dijo.

Chocamos los vasos y tome un buen trago. Él se quedó mirando.

-Dale, habla. Le dije.

-Ayer cuando dije de salir como personas, fuiste la primera que dijo que sí. Tenes novio. ¿Por qué?

-Sergio, las mujeres en serio cambiamos, y siempre hay que tener un lugar donde rascarse. No me gusta tener que salir a buscar un tipo cada vez que quiero sexo. Tengo un sex toy, que sirve hasta ahí.

-Ah, claro… Dijo perplejo.

-¿Preferís que te diga que tuve tres novios o que me encame con cuarenta? Pregunté.

-Sos pesada en serio, la puta. ¿Y con Marcia?

-Somos bisexuales las dos. Y dos mujeres. ¿No te pasa que sentís que dejaste de ser hermano de Toño y es tu amigo?

-Eso es cierto. Totalmente cierto, es mi mejor amigo. Dijo.

-Ves. Nosotras somos mujeres, y Uds. los machos, ven de distinta forma a dos mujeres besándose que a dos hombre.

-No lo dudes.

-Yo también, te aclaro. No me excita para nada ver a dos hombres besándose, pero si dos mujeres. Como a vos cerdo.

-¿Por qué decís eso?

-Bien que te calentaste en la video cuando nos morreamos las tetas y nos besamos. Dije.

-No lo dudes.

-Hablando de eso, me debes un beso.

-Espero ansioso dártelo.

-Mira que soy muy impaciente. No vaya a ser que me canse de esperar. Dije.

-Me estás haciendo la psicológica.

-No boludo, te estoy seduciendo. A mi manera, a la manera de una mujer de barra.

Tome mi vaso y dio otro trajo. Mire el vaso mientras lo apoyaba en la barra. Hice que se ponga frente a mí y le partí la boca de un beso mientras lo abrazaba por el cuello y acariciaba su nuca.

-Lala, cuidado, nuestro dentista está de vacaciones. Me grito Toño.

-Tranquilo Toño, todavía no entre en calor. Le conteste y todo la gente del bar se rio.

-Señores, todavía quedan mujeres de barra gracias a dios. Grito el mozo y todos aplaudieron.

-¿Estás bien? Le pregunté.

-Doce minutos. Hija de puta, ni miraste la hora.

-Te pregunte si estas bien, no seas cagón y decime.

-Muy bien.

Tome otro trago, vaciando el vaso. Le hice una seña y el mozo me trajo otro doble.

-Invitación de la casa. Sabe cuánto hace que no viene una mujer de barra. Ahora son todos gatos los que vienen, y hay una diferencia abismal.

-Gracias.

Tome un trago y lo mire a Sergio.

-Creo que te van a cagar a palos. Le dije y me miró soprendido.

Sergio, yo tengo un gran defecto. Desde muy chiquita. No se compartir. Y otro más chico, producto de haber corrido en natación de chica. No me gusta ser la segunda.

Si te intereso, cuando hayas cortado con tu ex, me llamas. No antes. Y no dudo de tu honestidad. Por eso te lo digo y no te voy a pedir que me des pruebas de haber cortado.

Y ni pienso compartirte con mi hermana.

-Claro que me interesas. Y mucho, mucho más de lo que te imaginas. Mañana te llamo.

-Pruébame ahora que te intereso. Partime la boca.

Y me tomo de la nuca y me partió la boca de un beso mientras yo le clavaba las uñas en el pecho.

-Ah bueno. Estos dos van con todo. Sergio, irreconocible estas. Grito Toño.

-Me topé con una mujer de barra hermano. Contestó

-Agarra el vaso y vamos con ellos.

Hola chicos.

Sergio, sentate. Dije y me senté en sus piernas.

-Toño, te cagaron la fantasía. Dijo Marcia.

-¿Por qué?

-Mi hermana no comparte nada, no es como yo.

-Amargada. Dijo Toño.

-Antes de hablar, cuenten de Uds.

-Me conoces Lala. Dijo mi hermana.

-Mucho. ¿Toño?

-Como yo con Sergio, totalmente diferente a vos.

-Con eso no descubrís nada nuevo.

-Mañana la paso a buscar y salimos a almorzar y a pasear. Dijo Toño.

-¿Ella sabe? ¿Aceptó?

-Sabe y acepto. Dijo él.

-Wow, estás acelerada hermana, siempre la segunda era un café.

-¿Qué hay sobre la mesa? No soy vos que se baja una botella de whisky como si nada.

-Solo vas dos vasos de whisky, ni llegue a un cuarto de botella, me estoy comportando.

-Partiéndole la boca, dale.

-Marcia, no voy a dormir en casa. Sergio me va a invitar a dormir en su departamento.

-No hay problema, mejor, así lo invito a Toño a charlar tomando café.

-¿Sergio, tenes whisky en tu departamento?

-Sí, claro.

-¿Y qué esperas para invitarme a tomar un whisky?

-Pagamos y vamos. Dijo Toño.

Subimos al auto y con Sergio íbamos a los besos en el asiento de atrás. Nos dejó en su departamento que en realidad era un piso.

-¿Vivís solo?

-Sí vivo solo.

-Hermoso. Me encanta como lo tenes decorado.

-Gracias. ¿Te sirvo el whisky?

-Dale, y baja las luces.

Sirvió los dos whisky`s y le dije que se siente en frente mío.

-Sergio, esta soy yo. Si intentas cambiarme, me veras desaparecer. Llena de errores y algunas virtudes, pero soy yo. Guarra, loca, profesional, soñadora y mil cosas más. Nunca un hombre me generó las ganas de hacer de hacer lo que voy a hacer. Solo vos. Juego a fondo, pido lo mismo; me comprometo en serio, pido lo mismo; me entrego por completo, pido lo mismo; respeto a rajatabla al otro, pido lo mismo. ¿Estamos de acuerdo en eso?

-Totalmente de acuerdo Lala.

Me paré y fui hasta él, le bajé los pantalones y el bóxer. Su pija estaba empezando a tomar vida. La empecé a chupar despacio, disfrutando como se ponía dura al contacto con mi boca. Mientras lo hacía me fui quitando la ropa. Lo miraba a los ojos y veía en ellos como gozaba mi chupada. Se puso bien dura y erecta, recta como un asta bandera. Yo chupaba sus bolas, lamía desde ellas hasta la cabeza de su pija. Era de un excelente tamaño. Me costaba meterla por completo en la boca. Me termine de sacar la pollera e hice que se sentara. Gire 360 grados sobre mí misma y le mostré mi culo.

Busque mi vaso y le di un trago. Lo deje en el piso, cerca. Me subí sobre él, con las rodillas al costado de su cadera. Tome su pija y la guie a mi concha. Fui bajando de a poco, hasta meterla totalmente en ella, y comencé a mover mi cadera en círculos lentamente. Puse mis codos en sus hombros y apoye los pechos en su pecho.

-Sergio, esta es la amante que vas a encontrar en mí, la que va a estar feliz cogiéndote cuando vos se lo pidas. Dando todo de sí para darte el placer que una amante sabe dar.

Empecé a subir y bajar lentamente mientras lo besaba en la boca, en el cuello, me frotaba despacio sobre su pecho velludo, y gemía como una gata, de placer, no estaba fingiendo nada. Estaba siendo lo que quería ser, la amante de mi hombre. Su respiración como la mía empezó a agitarse, y sus gemidos a salir de su boca. Sentía un placer total cogiéndolo de esa forma. Llegó mi primer orgasmo mirándolo a los ojos, apretando su pija con mi vagina, y con un suave grito de placer. No me detuve, al contrario. Mis movimientos se aceleraron producto de mi agitación. El respiraba muy agitado y cada tanto gemía de placer. Sus manos recorrían mi espalda y acerque su cabeza a mi pecho más sensible para que lo chupe. Lo besaba, chupaba, succionaba mi pezón, como no recuerdo otro. Tuve un segundo orgasmo clavando mis uñas en su pecho. Lo bese con todas mis fuerzas y al oído le pregunte:

-¿Te gusta como te coge tu amante?

-Me vuelve loco.

-Disfrútame mi amor.

Escucharme decir eso me encendió con todo porque lo dije sin pensar lo que decía, fue lo que me nació. Me excite más cuando él me apretó las tetas con sus manos. Casi que saltaba sobre su pija. Fueron minutos geniales, entregando todo a ese hombre. Me aviso que iba a acabar y más loca me puse. Sentir como su pija bañaba mi concha de su esperma, me llevo a un orgasmo tremendo. Apreté su pija con todo con los músculos de mi concha y lo bese con todas mis fuerzas. Me separe un poco y me sonreí al ver su cara de placer.

Me puse de rodillas y volví chupar su pija. Mientras, juntaba su leche y mis jugos con mis dedos y me fui abriendo el culo para recibirlo. Cuando su pija estuvo limpia, le dije: Totalmente limpia, pero voy a seguir usándola. Volví a chupar y por suerte logre hacerle mantener la erección. Cuando sentí que mi culo estaba lo suficientemente dilatado, lo volví a montar. Sin sacar los dedos hasta que con la otra mano apoye su pija en mi orto. Lentamente la fui metiendo y sacando un poco solamente, fueron varios los minutos que me llevo meterla toda, en medio de gemidos y quejidos.

-Listo, toda adentro. Es grande, cuesta. Ahora soy la puta que todo hombre quiere tener, esa que no pide nada a cambio, que solo goza el placer que el hombre decide darle. Tu puta personal, únicamente tuya.

Por suerte mi culo se acoplo rápido a tremenda pija, mis movimientos ascendentes y descendentes, cada vez más rápidos terminaron de abrir bien mi orto.

-Ahora sí, está listo. Quiero que me cojas el culo. Quiero que me muestres que me aceptas como tu puta, que realmente queres que sea tu puta pervertida, procaz, decime como queres que me ponga y cogeme. Bien cogida.

Me hizo poner como perrito y me metió toda su pija en el culo bien hasta el fondo. Entraba y salía como un animal de mi culo con su pija.

-Así mi hombre, mi macho, goza de mi cuerpo, sos el único que puede hacerlo, soy tu puta, no una puta.

El cada vez se excitaba más. No pasó mucho hasta que acabo bien adentro de mi culo sosteniéndome contra él tomando firmemente mi cintura. Cuando la soltó, me voltee y nuevamente le chupe la pija. Me pare y lo mire a los ojos. Tenían un brillo magnífico, le pregunte por el baño y fui. Me lave la boca, me di una ducha y volví a sentarme frente a él, después de tomar mi vaso de whisky.

-Hasta aquí llegue yo Sergio, mostrarte la mujer que soy, la que quiero ser en tu vida. Pero falta una parte, y es “la mujer”, esa la vas a descubrir, cuando decidas hacerme el amor, y no coger. Hasta ese momento, no vamos a volver a coger. No tiene sentido ni valor si vos no me haces el amor. Quiero ser tu puta no una puta, porque no lo soy. Quiero ser tu amante, no una amante, porque no soy amante de nadie.

-No solo me hiciste mierda sexualmente hablando, también la cabeza. Te veía e imaginaba distinta al resto, pero nunca tremenda mujer. Tenes más ovarios que yo pelotas para ir al frente y mostrarte tal cual sos. Y eso me genera admiración. Nunca tuve una amante, y a tu lado no la voy a necesitar, sos la perfecta amante. Y la perfecta puta.

Se puso de pie, y se acercó a mí. Me dio un hermoso beso y me tendió su mano para ayudarme a levantarme. Lo hizo y me abrazo dándome un beso increíble. Caminamos abrazados a su cuarto. Dejó la luz apagada, y la habitación estaba iluminada solo por un gran ventanal por donde entraba la luz de la luna y de la calle. Abrió la cama y nos acostamos. Me rodeo con sus brazos y me besaba con un ternura infinita. Lentamente fue bajando, recorriendo el centro de mi pecho con sus besos. Fue al pecho que le había mostrado y me dio un fuerte mordisco. Di un grito de dolor.

-Promesa cumplida. Dijo sonriendo.

-Hijo de puta, me mataste. Le respondí.

Ahora sí me lo besaba, succionaba, mordisqueaba mi pezón. Me volví a excitar con todo y el claro que se dio cuenta. Paso al otro pecho, mientras una de sus manos lentamente me acariciaba la concha y el clítoris. Me estaba volviendo loca por completo. Su boca fue a mi clítoris y lo aprisionó con sus dientes jugando con su lengua con él.

-Maldito desgraciado, me estás haciendo mierda.

-Tu turno de gozar mi amor. Dijo.

“Mi amor”, me cocino por completo la cabeza. Su boca fue a mi concha que derramaba mis flujos en cantidad. Su lengua separaba mis labios vaginales sin penetrarme. Deseaba sentir su lengua adentro mío pero me la negaba. Yo gemía, acariciaba su cabeza y le pedía que no se detenga. Tuve un tremendo orgasmo y de mi concha escaparon ríos de flujo.

Me miro sonriendo y lentamente fue poniéndose encima de mí, y su pija a penetrar mi concha, entrando y sacándola por completo. Estuvo casi un minuto haciéndolo.

-Desgraciado, métela de una vez. Le dije.

Lo hizo y casi no puedo contener el grito del placer que sentí en todo mi cuerpo, no solo en mi concha. Sus movimientos se incrementaron pero nunca fueron violentos, nunca golpeaba mi cuerpo con su pelvis. Me besaba y se movía sin detenerse mientras yo le acariciaba la espalda. Los dos nos acercamos al orgasmo al mismo tiempo, era algo increíble.

-Vamos. Me dijo.

Segundos después acabamos juntos en uno de los mejores orgasmos de mi vida. Le clave las uñas como un gato enfurecido. Sin soltarme se dejó caer, quedando de costado.

-Nunca le había hecho el amor a una mujer. Sos la primera. Dijo y me dio un tremendo beso.

Nos quedamos así, de costado los dos, y nos quedamos dormidos.

Cuando desperté el sol iluminaba la habitación. Sergio no estaba en la cama. Me envolví con la sabana y fui a buscarlo. Estaba en la cocina tomando café. Se paró, me abrazó con todo y me beso con todo también.

-Buen día mi amor. Me dijo.

-Bueno es poco, maravilloso día.

-¿Café, Té?

-Café por favor.

Sergio estaba con el bóxer solamente. Cuando me dio la espalda casi grito.

-Te hice mierda. Dije.

-Mierda es poco, sos una bestia de mujer cogiendo. Dijo

-Te hice mierda la espalda Sergio, tenes tres marcas de sangre de mis uñas.

-Con razón me ardía. Lala, sé que me dijiste que no necesitabas pruebas, pero como las tengo. Lee.

Era un mensaje de la mina: “Sergio, no entiendo, me llamas, me sacas de tu vida, me cortas y no me atendes, necesito que me expliques por favor. Te quiero Sergio. No me dejes de esta forma. Llamame por favor.” Mire la hora del mensaje y me sonreí. Había sido a las 07:30…

(10,00)