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Gran trío con pareja
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Me llamo Juan, soy un hombre de 57 años, de Calatayud.  Me gustaría contar una experiencia con una pareja hace un tiempo. Es una pareja de Madrid, más joven que yo, ellos tenían sobre 42 años. Nos conocimos por un contacto, quedamos y repetimos en varias ocasiones. Esto ocurrió en el tercer encuentro que tuvimos.

Ellos se llaman Ana y Pepe, un matrimonio, muy agradables los dos. Ella es una mujer alta, rubia, voluptuosa, con curvas generosas y mucho pecho. Las dos primeras veces fueron unos tríos llenos de morbo. Está vez sabiendo que vendrían el viernes por la tarde, estaba yo toda la semana con la mente calenturienta con las ganas que tenía.

Llegaron por la tarde sobre la hora prevista, dejaron sus maletas en casa y nos fuimos a tomar algo. Durante el tiempo que estuvimos picoteando y tomando algo, nos reímos, lo pasamos bien, y las cervezas y vino fueron haciendo su efecto poco a poco. A la hora de pagar la cuenta, una vez que lo hice, le pedí a Pepe si me la entregaba en ese momento, a lo cual respondió que sí. Salimos del local y ya en la puerta agarré a Ana por la cintura camino hacia mi casa. Por el camino mi mano bajaba de la cintura a sobar su hermoso culo, y la iba pegado de vez en cuando un pico, que poco a poco metiendo mi lengua convertía en beso.

Entramos en casa y llevábamos todos ya un calentón importante. Pasamos al salón y le di a Pepe para que se sirviera una copa y se sentase en el sillón. Sin perder un minuto y de pie con Ana la empecé a besar el cuello, a sobarla por todas partes y a bajarla la cremallera de su vestido negro. Al bajárselo la sorpresa fue mía al ver el precioso conjunto de lencería negra que la favorecía mucho. Menuda sorpresa y regalo tan bueno. Mientras Pepe estaba sentado mirando, yo estaba literalmente comiéndomela entera. Tiene unas tetas muy grandes que se las chupaba y comía sin prisas disfrutando tanto como ella, y tocándola y sobándola todo. Estaba muy caliente, tenía el coño chorreando. Me empecé a desnudar y ella fue directa a buscar mi polla. Comenzó a chupármela y me di cuenta enseguida las ganas que tenía. La chupa realmente bien, pero me lo estaba haciendo de una manera especial. Siento como saboreaba y deseaba cada centímetro de mi polla. Así estuvimos un buen rato, haciéndome una mamada de ensueño, lamiéndome todo el palo, los huevos, chupando con ganas, mientras Pepe seguía mirando.

Al rato nos fuimos los tres a mi dormitorio. Una vez en la cama Pepe entró también en el trio. Ana nos la chupaba a los dos, la tocábamos y compartíamos entre los dos. Al poco me puse un condón para empezar a follarla. Estábamos los dos para ella yo la follaba y ella se la chupaba a él. Al poco le propuse a Pepe que la follase el culo para prepararla para hacerla una doble penetración. Así que empezó a hacerlo y al poco ya la tenía bien dilatada. Me puse debajo ella encima y él detrás para hacerla doble penetración. Ella se estremecía de gusto. Como dije anteriormente estuve toda la semana pensando en el encuentro y lo que más me apetecía es estar el mayor tiempo sólo con ella. Así que ideé un plan. Paramos de follarla en ese momento los dos, y se la empecé a chupar a él yo junto a Ana. Cosa que a ella se excita muchísimo viéndolo y haciéndolo juntos. Lo hacíamos juntos y le chupábamos uno la polla, los huevos, alternado, y después lo mismo con su culo. Sabía que en esa situación era cuestión de poco tiempo. Estuve atento y rápido para ser yo quien le corriera con mi boca. Echó una inmensa corrida calenté dentro de mi boca que no dejé escapar. Ana me miraba con una cara de vicio y morbo total. Me acerqué a ella y empecé a compartir la leche de su marido con ella fundidos en un beso. Ella estaba súper excitada y el juego del beso fue largo y muy morboso.

Me puse un condón, la puse a 4 patas para disfrutar la vista de su hermoso culo, y la empecé a follar. Primero por el coño y luego el culo. Pepe siempre lo hace primero porque yo la tengo más grande y así me la deja bien dilatada. La follaba el culo fuerte y gemía con la misma intensidad que si la follase por el coño. Me tenía cachondo perdido. Pepe se levantó y dijo que iba a pegarse una ducha y se fue al baño contiguo a la habitación. Yo seguía follándola y me recosté encima de ella con la polla metida al fondo y la dije al oído: ¿quieres sentir mi polla al natural dentro de ti? No tardó en responder un sí como si se corriese en ese momento. La saqué y me puse delante de su cara que seguía a cuatro patas y me quité el condón.

Ella cogió y me la empezó a chupar con muchas ganas. Al poco me retiré y me puse otra vez por detrás a follarla. Primero por el coño, despacio, metiendo y sacando solo la punta mientras la preguntaba si sentía bien mi capullo. Luego entera, sacándola y metiéndola de golpe. Alternaba en su coño y en su culo. La dije, si oímos si viene tu marido, te pones a chupármela. Yo veía que ella se iba a correr ya pronto, así que decidí darla una buena corrida. La empecé a darla azotitos en el culo, aumentando de intensidad viendo hasta qué limite aguantaba. Paré de darla los azotes y con mi polla dentro de ella, la mandé que se pusiese a cuatro sin bajar la cabeza. La empecé a toca el pelo y a cogerlo como si fuese a hacerla una coleta. Una vez que se lo tenía así recogido, agarré su pelo con la mano izquierda, y empecé a follarla y a tirarla del pelo. Poco a poco, cada vez más con la cabeza erguida y hacia arriba. Al mismo tiempo empecé a darla azotes y follarla lo más duro que podía. A los pocos segundos se empezó a correr como una loca sin parar de chillar. Se la saqué para dejarla descansar pero acto seguido vino a comerse mi polla. Aguanté muy poco y me corrí dentro de su boca, cosa que nunca me había pasado con ella las veces anteriores. Ella no compartió conmigo mi corrida, sino que se la tragó y estuvo limpiándome la polla dejándomela bien limpia con su boca. Mientras pasaba eso llegó Pepe duchado.

Nos fuimos los tres al salón a tomar algo y charlar. Al poco tiempo nos fuimos los tres a mi cama rendidos. Sobre las cinco de la mañana me desperté y empecé a meter mano a Ana. Ella se despertó y empezó a tocarme a mi la polla. La dije que nos fuésemos a otra habitación mientras Pepe seguía durmiendo.

Fuimos al salón, a oscuras, la puse en el sofá y empecé a comerla el coño. Al poco me dijo que parase que no quería correrse. Entonces le puse mi polla en su boca medio morcillona y empecé a follarla la boca hasta que se me puso bien dura. Me senté en el sofá y la hice sentarse encima. Esta postura me encanta porque puedo tocarla las tetas, chupárselas, mordérselas. Cogerla el culo, palmeárselo, buscarle el ano con mis dedos y meterla un dedo, y todo esto con mi polla entera metida dentro de ella.

La senté encima de mí. Ni que decir tiene que sin condón. Empecé a comerla las tetas bien a follarla y a que ella cabalgase también. Sin condón, tengo la sensibilidad de encontrar su zona del punto G, se siente más rugosa. La fui moviendo hacia adelante y atrás hasta que encontré la zona. Así que la agarré las caderas y la fui subiendo y bajando para que rozase bien. Era el momento de zorrearla. La subía y bajaba marcando yo el ritmo y la empecé a hablar. ¿Te gusta que te folle a pelo?, ¿te gusta sentir bien mi polla? A todo respondía que sí. Yo poco a poco iba subiendo el nivel de mis preguntas. ¿Te gusta tener otra polla?, ¿te gusta que te metan una polla más grande que la de tu marido? ¿Te gusta más que te folle un maduro? Me encanta quedar con matrimonios para follarme a ella y sacarte lo zorra y puta que eres, lo que no puede hacerte tu marido te lo hago yo… En ese momento ella empezó a cabalgarme al ritmo que ella quería. Yo no paraba de decirla cosas. Toda frase que la llamase zorra o puta se excitaba más y más. Volví a agarrarla yo por las caderas y a marcar mi ritmo. Entonces la pregunté. ¿Hace cuánto que no se corre dentro de ti un tío que no sea tu marido? Se puso como una moto más de lo que estaba. Se empezó a correrse y echar flujo a chorros, yo sin pensarlo me corrí después de ella, dejándola la polla bien metida y agarrándola a sus caderas sin dejársela sacar. Al rato nos fuimos a dormir otra vez y seguir descansado.

Por la mañana nos levantamos sobre las 11 y nos pusimos a desayunar en la cocina. Empecé a contarle a Pepe lo ocurrido por la noche, que nos habíamos levantado y me la había follado en el salón mientras él dormía. También le comenté que había decidido follármela a pelo. Él no lo tomó a mal, al revés parece que se excitaba. Ambos sabían que yo estaba vasectomizado. Acabamos de desayunar, me puse a recoger un poco la cocina y al salir estaban los dos ya liados. Nos metimos en la habitación y les dije que follaran ellos, que quería mirarlos yo. Fue un polvo corto, Pepe iba muy excitado con lo que le había contado, y cuando hay dos hombres, siempre está la ventaja que si se corre uno, hay luego otro. Así que se corrió dentro de ella. Yo estaba ya excitado. Cuando la sacó les dije. Te voy a follar ahora yo con la leche de tu marido dentro. Así que me puse encima en posición de misionero a follármela. La verdad que me da mucho morbo el follar un coño con la leche de otro. El salió al baño un momento. En ese momento pregunté a Ana. ¿Quieres comerme la polla con los restos de leche de tu marido? No que decir tiene que acto seguido ya tenía su boca lamiendo mi polla. Regresó Pepe. La puse a cuatro patas y la seguí follando. En ese momento tenía que darles caña a los dos. Le pregunté a él. ¿Te gusta ver como se follan a tu mujer? El respondió que sí y luego le decía yo a ella, que suerte tienes que te dejan disfrutar de más pollas. Al poco se corrió Ana y yo hice lo propio corriéndome dentro de su coño. Al sacarla yo Pepe ya la tenía otra vez dura, y pidió folllársela para sentir un coño lleno de leche. Se la empezó a follar en postura del misionero y en apenas dos minutos se corrió. Cogí a Ana, la abrí bien las piernas y con la leche de los dos mezcladas, la empecé a comer el coño. Tardó en correrse muy poco.

Acabamos y nos fuimos duchando. Dimos un paseo por el pueblo, comimos y se marcharon de vuelta a Madrid.

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