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Grupo de amigas VIP

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La fiesta transcurre en el salón privado del dueño de la discoteca, con todos los lujos, pronto hasta su novia se perderá en ese mar estimulante, se respira sexo con cada sentido.

—Cariño, quiero pedirte un favor —dijo Valentina algo inquieta.

—¿Qué, linda?

—Sé que sonará algo raro, pero que sepáis que, ante todo, te amo y me encanta pasar el rato contigo...

Danib, por esas palabras, ya estaba sospechando que su novia se traía algo nuevo entre manos.

—Yo te amo más —dijo con la mirada cautelosa.

—Vale. —Se abraza a él para hablarle al oído—. ¿Te acuerdas de Hernan, mi ex?

—Ajam... —Danib no se acordaba.

—Él y yo rompimos porque, digamos, no queríamos privarnos de nuestra libertad. Él es el dueño de esta discoteca, y como dueño es un ligón de campeonato.

—¿Ligón?, ¿y eso qué significa, que le pegan mucho?

—No tronco, que las tías se le tiran encima, y los tíos a mí.

—Ah, con que andaban de picarones por la vida.

—Bueno, la cosa es que rompimos pero cada tanto nos veíamos aquí y nos dábamos el lote.

—Mmm... —El novio se apartó un poco y la miró arqueando una ceja, no sabía para dónde iba todo esto.

—Espera a que te cuente. La cosa es que, cada vez que a nosotras nos apetecía venir aquí, el colega nos hacía pasar a su reservado.

—El famoso sector VIP...

—Exacto, y allí tenemos de todo, lo que queráis, y nos tratan tan ricamente.

—De una, mandale un mensajito al cara de verga ese así vamos, que acá no se puede estar de lo lleno que está, la gente tiene hormigas en el culo parece, no se quedan quietos.

—Estaría de puta madre, ¿no? El problema es que el tío es un tanto especialito, si le digo que eres mi novio se va a poner en modo gilipollas y no nos va a dejar entrar.

—¿Y por qué, es celoso o qué? —dijo en broma Danib.

Valentina le sonríe:

—Estoy pensando en algo: vamos a montarnos una trola de veinte pares de cojones. Tienes que hacerte pasar por un amigo, te presento así y el tío no se entera de nada, vamos y nos tomamos todo, y bailamos ahí que se está más a gusto.

—"Más Agustín", ¿vos decís que se cree?, ¿ya hiciste esto antes?

—No, nunca antes traje a un novio aquí.

—¿Ah sí? —Danib se sintió algo especial.

—No, me venía en secreto. Mis ex son... —Valentina acaricia el pecho de Danib y le lanza una mirada seductora—. Digamos que mis ex son un poco capullos, y por ello no compartía mi diversión con ellos, pero ya ves que contigo es distinto.

—O sea que soy el mejor de todos.

—Ajam.

Ella le planta un beso que a Danib le hizo sentir que estaba en el séptimo cielo.

—¿Y... qué te parece mi idea? —Le dice ella.

—Re bien.

—Okey, lo que vamos a hacer es esto: le aviso a las chicas y nos movemos más al centro de la pista, así nos ven. Quédate cerca de Caterina, así no sospecha nada.

—¿Quién era Caterina, la rubia que se parece a Lagertha?

—Si esa, Caty. Yo le aviso, no va a tener problemas. No te separes de ella.

—Dale, de una.

La pareja fue junto al resto de las chicas, quienes estuvieron todo ese rato en la barra charlando, riendo y coqueteando con el barman. Danib se quedó pensando en Caty, una mujer muy bella; de hecho, todas esas chicas se veían genial con esos ajustados vestidos, jeans cortos, tops, escotes y una producción de espectáculo. Por allí también se encontraba Ximena, la mejor amiga de Valentina. Danib sabía que algo extraño se tramaba su novia, una trampa como ya antes en el pasado había ocurrido. Sin embargo, ella tenía una particular forma de compensarlo. Al fin y al cabo, no sabía bien qué pensar acerca de Valentina, una mujer muy particular, pero lo que Danib no comprendía es que, en los tiempos que corren aquí, había muchas chicas que hacían lo mismo que ella: vivir su sexualidad a pleno, disfrutarla; y si hay cadenas, las rompen.

El grupo de amigas estaba en su salsa, cuchicheaban y reían, había una predisposición a pasarla bien esa noche. Danib vio a su novia y a Caty hablándose al oído. La chica asentía entre sonrisas. Él deseaba saber qué iba a pasar, estaba ansioso.

—¡Bueno zorrix, vamos a bailar! —grita Valentina tras tomar un chupito.

Penetraron en fila entre la gente, hasta encontrar el espacio ideal en la pista. Danib, como habían acordado, estaba junto a Caty. Cuando encontraron el lugar, formaron una ronda y comenzaron a bailar con toda la fiebre de sábado por la noche. Danib oyó que una de las amigas preguntaba a Caty:

—Hey, ¿no vas a tener problemas con tu chongo?

—Para nada, él no es celoso —le responde. Miradas cómplices intercambian entre las dos.

Danib mira a su alrededor, simulando que sabía mantener el ritmo en su cuerpo, y piensa en la situación que está viviendo: él, en el boliche de más alto level de la ciudad, bailando con un lindo grupo. Pensaba en la envidia que le debían de tener los demás muchachos, de seguro pensarán de él que es gay o que está forrado de dinero y drogas, pero no era ni uno ni lo otro.

Las chicas estaban dando todo un espectáculo bajo la bola de la disco. Valentina vigilaba cada tanto para arriba, en dirección a los reservados. Danib miró en esa misma dirección, había una oficina grande con ventanales tintados, no se trataba de los típicos reservados con sillas, una mesita y un cordón nada más, aquello tenía pinta de ser un salón de fiestas privadas. Un tipo trajeado, tras haberse comunicado con otro, baja por las escaleras. Ella mira al grupo con una sonrisa triunfadora. El hombre trajeado se acerca a la ronda y saluda cordialmente. Enseguida todas se acercan y lo rodean.

—¿Ha venido Hernan? —pregunta Valentina.

—Si, por supuesto —le responde el hombre—. Les invita a pasar a su reservado.

—Pues vale, con gusto vamos.

—¡Whoo! —Las chicas celebraron como quinceañeras.

No habían pasado más de quince minutos desde que se habían puesto a bailar en la pista y ya se encontraban en dirección al VIP. Muchas miradas se posaron en ellos, de envidia, de picardía. Subieron por las escaleras iluminadas con neones, la cual parecía la rampa de una nave espacial. En la entrada, dos tipos vestidos elegantemente fueron recibiendo con cordialidad a cada una de las chicas. Uno de ellos saludó con mucho más que formalidad a Caty, quien intercambió con él una sonrisa picaresca.

—¿Este chico está en tu grupo también? —preguntó uno de los tipos a Valentina, señalando al único varón del grupo.

—Si, él es amigo mío. —Le hizo un guiño a Danib.

—¡Ohh, qué suerte que tenés! —Le dijo el hombre, apretándole la mano y con una sonrisa jocosa.

—Sii, obvio —responde él. El tipo le da unas palmadas en el hombro y le deja pasar.

Dentro, el lugar era espacioso y con muchos lujos. El piso era de parqué, también había alfombras. En el centro había unos tres sillones grandes y robustos que rodeaban una mesita, con una bola de disco en el techo que lanzaba sus destellos por la estancia. También había muchos aparatos de juegos de luces, los cuales la mayoría de sus patrones iluminaban más el centro y cada tanto los alrededores. El vestido negro con lentejuelas de Valentina era iluminado por esas luces, generando una constelación de destellos en su figura. Al fondo, una para nada modesta barra. El salón se completaba con dos puertas más, de las cuales Danib no sabía de qué clase de habitaciones se trataba, probablemente una sea el baño y la otra una bodega o algo por el estilo.

Un guapo hombre les estaba esperando cómodamente desde uno de los sillones...

Se trataba de Hernan, el dueño y el ex. Valentina fue junto a él y los dos se pusieron a charlar. El novio se ubicó en otro sofá más amplio que estaba en perpendicular a ellos. Caty se encontraba flirteando con el hombre de la entrada y las demás chicas hacían lo mismo con los otros varones del lugar, incluso el barman tenía compañía. Algunos estaban fumando canutos, por lo que el olor se había hecho presente en cuestión de segundos. Valentina compartía uno con el ex.

—¿Tenés fafa? —preguntaba una de las chicas a un tipo de allí.

—¿Coquiña? Si, ¿querés?

—Nono, para después. —Le guiña el ojo.

Danib estaba atento a lo que pasaba con su chica y aquel hombre, no parecía que sólo quisiera aprovecharse de él. Ella estaba con las piernas cruzadas, haciendo lucir su voluptuoso muslo.

—¿Este chico es amigo tuyo? —Dice Hernan, aprovechando para acercarse más a ella.

—Evidentemente, por eso está aquí, con nosotros —le responde, haciendo un fugaz guiño a Danib.

El ex apoya una mano en la pierna de Valentina y le dice al "amigo":

—¡Qué suerte que tenés!, estar con un grupo de amigas tan buenas como estas. En más, ¿es el primer amigo que invitas, no? —pregunta a Valentina. Ella asiente.

El barman se acerca con champagne, copas y les sirve. Estaban muy a gusto. Mientras bebía, Danib buscó con la mirada a Caty. Se encontraba en la barra pidiendo chocolate al barman, siempre acompañado por el mismo colega. Las demás chicas, con bocadillos y bebidas, iban de un lugar a otro. El ambiente cada vez se iba animando más.

El dueño se levanta y avanza hacia una de las puertas. Momento después, Valentina se pone de pie.

—¿A dónde vas, amor? —le pregunta Danib

—Voy un ratito al baño.

Se queda viendo el bambolear de esas caderas, con todo deleite. Una ofrenda espontánea interrumpió al novio:

—Chavón, ¿querés un poco? —El tipo de la entrada se apareció con una botella. La entrada permanecía cerrada, la gente de afuera sólo podía imaginarse lo que adentro ocurría.

—Pero claaro —le responde animado acercandole su copa.

Se sienta junto a él y le espeta:

—¿Sos gay, bisexual...?

—Nono, hetero.

—¡Uff! Tenés para elegir acá entonces.

—Nono, la mayoría son amigas de... —Se detuvo.

—Mejor todavía.

Una de las chicas se acerca al tipo, le toma de la mano y se lo lleva sin más.

Danib, sólo en el asiento, vuelve a observar el panorama con detenimiento. Ve a Caty y su acompañante muy abrazaditos, al igual que otras parejas. Habían de chicas también, muy cariñosas. Luego ve al tal Hernan atravesar el salón hasta llegar a unos interruptores. Tras accionarlos, las cálidas luces del lugar se fueron oscureciendo. Ahora el lugar se iluminaba sólo por las tenues luces de neón de la barra y por los juegos de luces, cada tanto se conseguía adivinar lo que pasaba alrededor gracias a ellas. El volumen de la música aumentó y la peña bailaba al son del ritmo pachanguero. Pudo ver en uno de los asientos unas piernas siendo acariciadas por una mano; también vio a Caty devorándose boca a boca con aquel hombre. A las demás no las podía ver porque se encontraban muy en lo oscuro. ¡La cosa se prendió! pensó Danib. El tiempo fue pasando y a los oídos de Danib fueron llegando jadeos, risas, grititos y, cuando se quiso dar cuenta, el salón se inundó con un mar de gemidos de placer; ya hasta llegó a percibir, desde el fondo del lugar, el sonido del "chapoteo" de pieles estrellándose repetidas veces.

La lujuria subió por su cuerpo dejándole el corazón palpitante y unos excitantes escalofríos. Se había montado una auténtica orgía fiestera a su alrededor y Danib estaba algo nervioso, jamás había vivido algo así, ni siquiera parecido; y ahora, por seguir las locuras de su novia, estaba allí. A él le habían advertido sobre ella, que se anduviera con cuidado, que ella era una zorra, hasta le aconsejaron que debía de contratar un guardaespaldas para que aleje a los pavos. Pero no hacía mucho caso, en parte porque esos comentarios, en su mayoría, venían de tíos que querían ligar con Valentina pero ella los rechazó.

Valentina se aparece de repente a un costado de su novio, éste se asusta. Acariciaba su pecho con una sonrisa pícara. Le divertía verlo nervioso por la situación.

—Tranquilo cariño, relajate, no pasa nada. No te metas nada de wiwi, por las dudas, capaz te haga mal.

—Ujum... —alcanza a decir, su miembro estaba hecho una piedra.

Valentina se da cuenta del empalme que lleva y le desabrocha los pantalones.

—Uff, cariño —gimió ella.

Valentina se lo meneó por unos instantes, hasta que un gritito acaparó la atención de ambos. Observaron de donde provenía y vieron, a un palmo de distancia, a Caty de espaldas, aferrada cual koala con piernas y brazos al colega, quien la aguantaba de pie, ambos completamente desnudos. Podían ver cómo el miembro se introducía con lentitud en el interior, desapareciendo en medio de esas redondeadas nalgas. Danib se quedó viéndolos con asombro. El tío se dió cuenta que él lo observaba y, con una cordial sonrisa, se acercó, sin soltar a la dama, a decirle:

—¿Querés sumarte? Hay un puesto extra. —Para sorpresa de Danib, el colega acariciaba con el dedo el contorno del ano de ella.

Caty se gira. Al igual que su compañero, le sonríe cordialmente. Ante semejante proposición, Danib se gira para mirar a su novia pero Valentina había desaparecido. No sabía qué hacer.

—Ejem, estem... Después —alcanzó a decir.

—Okey, cuando quieras que acá tenemos para rato —le respondió el colega, miró a su acompañante, se besaron y retomaron su placer.

El novio se levantó, con los pantalones bajos, a buscar a su chica con la estimulante atmósfera del lugar como telón. Se dirigió hacia la parte más oscura. En la penumbra, siguió el fuerte sonido de un chapoteo de pieles chocando con intensidad. Ya cerca, pudo distinguir dos siluetas al ritmo de un doggystyle de parado, la dama apoyaba las manos por el respaldo de una silla, mientras el de atrás le daba caña. Una luz de color, que se paseaba por allí, iluminó brevemente a la candente pareja. A Danib se le secó la garganta, un nudo se le formó tras la fugaz revelación. Paralizado ante ellos, pudo ver gracias a otra luz de colores que se paseaba por allí, el vestido de ella enrollado en su cintura, dejando esas turgentes nalgas en pompa a la vista, estallando a gusto contra la pelvis del hombre que bufaba de placer. Otra luz iluminó sus senos bamboleándose al compás del varón, junto con su cabello lacio. Danib jamás había visto, en primera fila, a su novia teniendo sexo con otro, ya la había pillado anteriormente pero no de esa manera, y ahora no podia asimilar todo eso que ocurria frente a sus ojos.

—¡Ah, con que te gusta esa "amiga"! —Era el mismo chico que le había ofrecido una copa, le había hecho salir de su shock. El colega estaba desnudo.

—Eh, no, ehjj... —Tragó saliva.

—Tranquilo, no te pongas nervioso. —Apoya una mano en su hombro—. Estás temblando como una lechuga, ¿querés un poco de mari?

—No... —Carraspea—. Estoy bien.

—Bueno tranquilo, hoy de seguro se te va a dar, lo único que tenés que hacer es esperar a que Hernan le de un respiro y ahí te metés vos.

—¿Un qué?, ¿un "respiro"?

—Sisi, este chabón le da sin parar hasta que acaba, creo que la mina esa es su ex o algo, no sé bien. Sólo esperá que termine y el loco de seguro se va a separar de ella para limpiarse y ahí aprovechá. La mina queda rendida, no te va a decir que no, parece que el orgasmo le deja drogada o algo.

Danib mira a Valentina, estaba gozando de manera descomunal, su cintura estaba arqueada, parecía una sirena saliendo de aguas peligrosas con los ojos clavados en el cielo.

—¡Ahí está, preparate! —le dice el colega y le palmea la espalda dándole ánimos.

Ximena, la mejor amiga de Valentina, se aparece frente a los dos hombres con sus grandes pechos al aire, interrumpiendo la escena.

—Bueno, ¿vamos a coger o qué? —Le dice ella al chico que estaba con Danib.

Éste se ríe y le responde:

—¿Y Rolo?

—Ya acabó —responde con un mohín.

—¡Faa! Es que los derrotas muy rápido. —Mira a Danib y levanta las cejas sonriendo.

—Es cierto —responde Danib y mira a Ximena pero esta lo ignora, casi como si él no existiera.

Toma de la cintura a la chica y van hacia uno de los sofás. Ella se acomoda en el amplio brazo del sillón y se abre de piernas. No tardan en darse el lote, Danib los observó sólo unos instantes, su atención se volvió a centrar en su novia. Alcanzó a ver justo como el ex eyaculaba, bufando mientras arrojaba los últimos chorros en las nalgas de ella. Se dejaron caer lentamente en el suelo y allí se quedaron abrazados e intentando reponerse. Al cabo de un rato, Hernan le dice algo al oído, ella asiente y luego él se marcha. Valentina se acuesta exhausta en la alfombra. Danib se acerca arrodillado hacia ella, estaba toda sudada con los cabellos cubriendole la cara. Si no fuera por el aire acondicionado, el ambiente sería sofocante.

—Bebé, ¿qué es esto, me metiste los cuernos en la cara? —le dice Danib, fingiendo un tono de enojo.

Ella lo mira con sorpresa, se acomoda el cabello y le dice suspirando:

—Cariño, no seas tonto, ¿no me digas que no fuiste a hacer el trío con Caty y el otro que nunca me acuerdo cómo se llama?

—No. —se ríe—. Soy un hombre fiel, ¿por qué no me avisaste que íbamos a hacer una orgía, en vez de inventarme toda esa movida con tu ex?

—Le quitas lo divertido a la vida, ahora anda, ve con aquella chavala y disfrutad, que si me ve el otro coño de madre contigo se pone celoso y nos echa.

—Aish, pero yo quiero coger con vos —le dice haciéndose el niñato.

—¡Cariñoo! —Le hace un mohín y luego le habla con tono cachondo —. Conmigo puedes hacerlo cualquier otro día, ve y aprovecha a la Caty que está bien bonita, ¿no?, se parece a la actriz que hace de Lagertha, ¿has visto?

—Uff, sí que la vi.

—Mmm, el culo también se le parece, ¿no picarón? —Le sonríe ella, recordando que ambos la habían visto hace unos cuantos minutos con aquel chaval, ambas cruzando una fugaz mirada cómplice. Y es que Valentina lo había planeado desde mucho antes: Caterina se ocuparia de su novio, así ella podría disfrutar del sexo con su ex sin reproches, lo tenía todo fríamente calculado.

Danib le estaba por decir algo, pero Hernan llega en ese momento.

—Ah no hermano, consiguete la tuya —le dice con buen rollo a Danib.

El novio se aparta riendo, Hernan ayuda a Valentina a ponerse de pie.

—¿Y si nos vamos al cuartito de allá atrás? —le dice a ella, tomándola de la cintura.

Valentina le responde con cara de vicio:

—Andas con ganas de más, ¿eh, guarrillo?

Se marchan. Antes de perderse en la penumbra, ella se gira para mirar a su novio. Danib observaba sus ojos azules, demandantes, seguros e hipnotizadores. Luego notó como aquel chulo le acariciaba una nalga antes de perderse por completo en la oscuridad del fondo.

Se quita la camisa y el resto de la ropa para volver a perderse en aquella estimulante atmósfera. Va en busca de Caty. La encuentra arrodillada, entre las piernas de aquel muchacho, propinándole un fellatio. Estaban en el mismo sofá donde antes se encontraba Danib viendolos. Se quedó, nuevamente, observandolos, excitandose con la melena rubia de ella enredada por la mano del chaval, su cabeza subiendo y bajando, su sensual espalda y aquellas empinadas pompas. Unos instantes después, Caty se levanta y se pone a horcajadas encima de su acompañante. Danib se quedó embobado con aquellas fuertes sentadas que le daba sin piedad, siguiendo fijamente a su cola botando.

—¡Ah, ah, bebé... tenemos a un mirón —dice entre gemidos el hombre bajo Caty, quien se había percatado de que Danib se masturbaba intensamente cerca de ellos.

La dama se gira y lo ve. Él detiene su masturbación iniciada de manera automatizada. Ella, jocosa, lo llama con el dedo. Danib se acerca a ellos.

—Uff, ¿sigue en pie lo del agujerito? —dice con una mezcla de timidez y lujuria.

—¡Uy si! —le responde Caty—, es la primera vez que me van a dar por los dos lados.

—Si, también es la mía en un trío —Danib ya se encontraba acomodándose en aquella retaguardia.

—Siempre hay una primera vez —aporta el colega.

Danib trataba de proceder como si supiera lo que estaba haciendo. Caty escupió entre sus dedos y lo llevó a su ano. Se empinó un poco, sumando más excitación al novato, puesto que sus nalgas se veían aún más turgentes. Al novio de Valentina le retumbaba el corazón, su pene estaba muy erguido, no sabía cómo proceder. Ellos estaban quietos esperándolo; en parte Danib agradecía el educado gesto pero también sentía que ello le autoimponía prisa. Apoyó el glande completamente empapado de líquido preseminal en ese bienvenido ano. Por algún extraño motivo, giró en dirección a la penumbra, tratando de adivinar dónde se encontraría Valentina ahora. Introdujo un poco. Cerró los ojos y unas morbosas imágenes de su novia se le vinieron a la mente como flashes. Intentó concentrarse y metió un poco más. Sus sentidos se concentraron de una manera magnífica en un sonido distante. Se trataba de los rechinidos de una cama. Otra oleadas de flashes con Valentina aparecieron en su mente. Había metido más. Abrió los ojos, miró a la guapa Caterina con sus turgentes nalgas devorándole, ya no veía su glande. Completamente extasiado, sostuvo firme esa cintura y entró de lleno en ese mundo.

FIN

(9,20)