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Joder, lo que tiene mi sobrino entre las piernas

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Me estaba despertado,  la claridad entraba ya por la ventana impactando directamente en mi cara y a mi lado Víctor dormía todavía plácidamente, ya había pasado casi un mes de aquella noche que iba a poner mi mundo patas arriba, hoy era el día elegido, no podía aplazarlo más y no sabía cómo iba a reaccionar Víctor, con el camisón de raso blanco que cubría mi cuerpo me incorporé y me recosté sobre el cabecero de nuestra cama, le miraba con ojos llorosos y la mirada se perdía recordando aquella tarde donde no me pude controlar.

Mi hermana había salido con su marido a cenar y al estar Víctor de viaje y nuestro piso recién pintado me iba a quedar en su casa el fin de semana, mi hermana es bastante mayor que yo, tienen un hijo, mi sobrino Raúl que tiene tan solo seis años menos que yo, exactamente 20 años, un chico muy guapo, rubio con unos ojos muy grandes de color marrón avellanado, Raúl está estudiado medicina y es un fanático de los deportes acuáticos se hay su cuerpo tan bien formado, con esos músculos que rivalizan con el mismísimo Hércules y con un secreto que pocos o mejor dicho, muy pocas sabían y que yo descubriría aquella noche.

Aquella tarde, casi anocheciendo nos quedamos Raúl y yo solos en la casa, ya estaba todo hablado sobre las nueve llamaríamos para que nos trajeran una pizza y veríamos una película, pero con lo que no contábamos es que no había ni una película buena esa noche, solo de terror, de chorradas y a mí ni una cosa ni otra me gustaban, sobre todo las de terror con las que lo pasaba realmente mal y la verdad que todavía no sé por qué me deje convencer por mi sobrino, de no haberlo hecho, nada habría pasado.

Ya desde un principio sabía que lo iba a pasar realmente mal, solo con la música y las primeras escenas en las que me asustaba y gritaba como una loca, tapándome la cara con las manos mientras que mi sobrino por el contrario parecía disfrutar con la película, pero sobre todo riéndose de mí cada vez que gritaba y me tapaba la cara, los dos estábamos sentados en el sofá y según avanzaba la película me iba acercando más a él, cada vez un poquito más hasta estar tan juntos que ni el aire pasaba, yo con un pijama blanco de ositos de colores y él con un pantalón corto y una camiseta.

Con el pie encima del sofá, mis manos sobre mi cara tapándome los ojos, me gire apoyándome en su pecho y ahí me quede sin mirar el televisor, sobre el pecho de mi sobrino que se reía de lo miedosa que era, llegaron por fin para mí los anuncios interminables de la cadena que partían a la mitad las películas, aunque yo en esta ocasión los agradecí, me encontraba muy a gusto sobre el pecho de mi sobrino Raúl, con su mano rodeándome y reposando su mano sobre mi cadera y a pesar de sentir sus caricias sobre mi cuerpo no lo di importancia en ese momento.

La película había empezado y nuevamente la tensión, mi sobrino acariciaba mi cadera con sus dedos, su dedo pulgar casi rozando por debajo mi seno derecho, mi cabeza apoyada en su pecho y empecé a notar como me acariciaba el pelo, oía su corazón latir con más fuerza, más rápido y note como por debajo del pantalón le crecía un bulto, joder mi sobrino se estaba empalmando conmigo, así que me incorpore y quise sentarme más lejos, pero en ese momento un nuevo susto me paralizaba ocasión que mi sobrino aprovecho para abrazarme y volverme a poner en la misma posición que la anterior.

No quería mirar a la televisión y tampoco sé por qué no me fui de allí cuando sentí nuevamente sus manos sobre mi cadera, pero esta vez elevado sus caricias, con su pulgar acariciando mi pecho sin que yo pusiera oposición, un poco más y lo que empezó a acariciar eran mis pezones que empezaban a querer salir del pijama de los grandes y duros que me los estaba poniendo, en ese momento me di cuenta de lo excitada que estaba, notaba mi braga humedecerse y sin pretenderlo o quizás sí, no sé, mi mano cayó sobre su pantalón quedándose allí inmóvil, pero sintiendo la erección de mi sobrino.

Ese momento supongo que dio vía libre para que su mano apretara mi pecho suavemente haciéndome sentir un escalofrío por todo el cuerpo a la vez que mi mano se giraba, cogía y apretaba su pene, ya en ese momento poco me importaba los sustos de la televisión, no sé qué había pasado, pero me encontraba con la mano de mi sobrino acariciándome el cuerpo por debajo de mi pijama, con mi mano también por debajo de su pantalón agarrando su pene y empezándoselo a menear despacio y girando mi cara hacia él, mirándole a los labios, deseando que acercara los suyos para besarme.

Era inevitable, nuestros labios se juntaron y lentamente se iban abriendo hasta juntar nuestras lenguas, nuevamente un escalofrío me recorría el cuerpo, mi sobrino me incorporo un poco y empezó a quitarme la parte de arriba de mi pijama que con mi ayuda levantando los brazos salió dejándola caer al suelo y me quede con los pechos desnudos para él, ¿qué estaba haciendo?, ¿qué estaba permitiendo?, la cabeza me daba vueltas en esos momentos, estaba tan excitada que no me responsabilizaba de mis actos, estaba como hipnotizada con sus caricias, con sus besos, me miraba con esos enormes ojos y me desmontaba entera para luego reconstruirme suavemente con sus caricias.

Solo sabía que en ese momento, solo en ese instante le deseaba, no sabía que había ocurrido, ni cómo ni porque, pero deseaba a mi sobrino Raúl, deseaba que me follara, tenerlo dentro de mí, una sensación extraña, una sensación deliciosa cuando sus manos acariciaron mis pechos a la vez que lamía mis pezones apretándolos, besándome el cuello; gritos de angustias en la televisión y jadeos en un salón en penumbra, ni una palabra salía de nosotros, no hacía falta, ya que todo estaba dicho y nada habíamos hablado.

Mi sobrino se acercó más a mí besándome y poco a poco me fue tumbando en el sofá, sus labios empezaban a recorrer mi cuerpo, haciéndome sentir con cada caricia hasta llegar a mi tripa, me besaba de lado a lado, múltiples escalofríos sobre mi cuerpo, mi sexo totalmente humedecido, preparándose para recibir su pene que esperaba que fuera más pronto que tarde.

Raúl se puso de rodillas delante de mí, mis piernas a ambos lados de su cuerpo cuando sus dedos cogían mi pantalón del pijama quitándomela despacio junto con mi braga, ayudándole elevando mi pelvis para que me lo pudiera quitar mejor y poco a poco iba quedando mi cuerpo desnudo, Raúl al ver mi vulva depilada dejo el pijama a la mitad de mis muslos para acariciarme, sus dedos pasaban por un monte de Venus depilado, sin vello alguno, parecía que le fascinaba que no tuviera vello, me lamía y metía esa parte de mi cuerpo en su boca, luego buscaba y frotaba mi clítoris, recorriendo mis labios tanto mayores como menores con su lengua, despacio fue metiendo sus dedos en mi vagina haciéndome gemir, nuestros ojos se clavaban el uno en el otro, sin apartar ni un segundo nuestras miradas, le miraba no con sorpresa sino permitiéndole y rogándole con la mirada que me los volviera a meter, sacándolos y dándome a probar sus dedos, mojados con mi flujo.

Levantándome las piernas me quito el pantalón por completo, estaba completamente desnuda con mis piernas abiertas teniéndole a él entre ellas, la excitación flotaba en el ambiente y se podía llegar a cortar, no perdía ni un solo movimiento de su cuerpo cuando se empezó a quitarse la camiseta, un pecho duro y musculoso apareció ante mí, pero la sorpresa fue cuando se quitó el pantalón y admire aquella polla tan grande y dura, con un glande rosado, pero sobre todo tan, tan grande, no menos de 21 centímetros de polla que iban a ser para mi sola, una polla que se elevaba hacia mí haciendo como una pequeña circunferencia, mi sobrino enseguida vio mi expresión al ver su polla y se apresuró a dármela a probar, levantándose sobre mí, poniendo un pie en el suelo me acerco su polla a mi boca y se la empecé a lamer.

Era enorme, casi ni me entraba en la boca, lamía, chupaba, devoraba a la vez que le oía gemir, a la vez que le veía disfrutar cuando mi boca resbalaba arriba y abajo llenando con su polla a duras penas mi boca y poco a poco me dejaba con más ganas de ella, la fue retirando de mi boca, fue bajando pasándomela por todo el cuerpo, desde mi barbilla, pasando entre medias de mis pechos los cuales apreté reteniéndola para que mi sobrino la subiera y bajara entre ellos y con mi boca esperándole al final dejando que su glande se metiera un poco en mi boca y nuevamente empezar ese camino descendente por mi tripa, por mi monte de venus, por mis labios vaginales.

Estábamos los dos tan excitados que no atendíamos a ningún ruido, ni al tiempo que parecía haberse detenido para nosotros, yo estaba a punto de entrar en ese momento en que mis más bajos instintos hicieran realidad el deseo que me había perseguido aquella noche, el tiempo si se detenía para mí cuando note el roce de su polla entre mis labios humedecidos dirigiéndose a la entrada más solicitada por un hombre del cuerpo de una mujer, la entrada de mi vagina empezaba a ser penetrada por su glande, dejándole de mirar por primera vez desde que empezó aquella locura, cerrándome mis ojos y abriendo mi boca cuando la sentí entrar en mi vagina.

La sentía entrar, notaba como me iba llenando y como mi vagina se expandía a su paso, no paraba de penetrarme, no podía creérmelo, estaba desnuda en el sofá con las piernas abiertas siendo follada por mi sobrino 6 años menor que yo, mi sobrino de rodillas con su enorme polla entraba y salía de mi vagina, no parábamos de mirarnos a los ojos salvo cuando el placer intenso provocado por su polla me hacía cerrar los ojos un segundo, no paraba de gemir del placer que me daba cada vez que su polla penetraba en mi interior.

Sus manos sobre mis pechos, apretándomelos, pellizcando mis pezones, su mano derecha me cogió la cara y metió un dedo en mi boca, lo empecé a chupar como si fuera su polla, con la otra mientras me la metía frotaba mi clítoris, una sensación tan placentera que me desmontaba entera, volviéndome loca, una y otra vez sacaba y metía su dedo de mi boca y su polla de mi vagina, como una barra de acero al rojo me follaba sacando de mí no solo gemidos y gritos sino aullidos como una loba en celo.

-Más rápido Raúl, más rápido

-así, así, así, Raúl así mmm.

-Métela entera, métela mmm metee… laa joder, joder, joder así, aahh!!

No paraba de gritarle, de jalearle, ayudado con mis gritos no paraba de meterla hasta que saco la polla corriendo y empezó a correrse en mi tripa llenándome entera con su semen, no me lo podía creer, no me podía creer que se hubiera corrido dejándome con la miel en los labios, estaba tan apunto para correrme que en parte me sentó mal, pero fue solo un momento, ni dos segundos habían pasado cuando mi sobrino me cogía por las caderas elevándome y empezó a lamer mi vulva con su lengua, a beber de mi interior metiendo su lengua en mi vagina realmente inundada de mis flujos, succionando mi clítoris, metiendo mis labios en su boca y lamiéndolos los dos juntos, empezaba a sentir escalofríos de placer por todo el cuerpo.

Como si fuera su muñeca hinchable me cogió de la cintura y me puso a cuatro patas, me abrió las piernas y empezó a lamer nuevamente mi vagina, note como se incorporaba y apretándome los pechos, con su polla entre mis piernas, buscando nuevamente la entrada de mi vagina “mmm”, volvía “mmm” a meter su polla “aahh!!” en mi vagina y esta vez era el que me decía.

-Venga tita, muévete un poco, mueve ese culito para mí.

- Así Ra… ulmm así, te gusta así mi niño.

-Joder tía si, así, joder así no pares, así, haz que mi polla se meta en tu coñito, joder así.

-Joder que bien te mueves tía, así, mira como te entra.

De rodillas sobre el sofá con mi sobrino detrás de mí, de pie en el suelo, mis manos sobre el respaldo y con mi boca mordiendo la tela, mi vagina subía y bajaba metiéndose la polla de mi sobrino una y otra vez en mi interior, sintiendo nuevamente como cada centímetro de su carne me devora por dentro, la quería dentro de mí, que no saliera nunca, los gritos volvían aparecer, unos gritos intensificados cuando mi sobrino tomo el control de las penetraciones, cogiéndome de los hombros empezó a meterla con fuerza, desgarrando de mí los gritos de placer más altos que yo hubiera dado, volviéndome loca con cada empujón que recibía por detrás, intentándolos acallar mordiendo el sofá, aferrándome fuertemente cuando mi vagina se inundaba y pequeños temblores por todo el cuerpo me asaltaban, sintiendo esta vez también otro orgasmo de mi sobrino en mi interior.

Su semen se derramaba por toda mi vagina, los gritos de los dos resonaban en todo el salón cuando algo nos cegó a los dos los ojos, una luz intensa, la luz del salón se encendía de repente y todavía con su polla metida, todavía sintiendo los últimos empujones mirábamos al frente, hacia la puerta, mi hermana y mi cuñado habían vuelto, no daban crédito a lo que estaban viendo, los cuatro nos mirábamos sin saber qué decir, ellos vestidos en la entrada del salón, nosotros desnudos follando en su sofá, mi sobrino se retiró de repente y a la vez que mi hermana me miraba con unos ojos que daban miedo, el semen de su hijo empezaba a salir de mi interior resbalando por mis muslos, mi hermana dejo caer el bolso al suelo y dirigiéndose a mí me abofeteo fuertemente y me echo de su casa gritándome puta.

Casi un mes después, mi hermana sigue sin quererme hablar, tardará en perdonarme, eso sí me perdona algún día, Víctor de momento no sabe nada, pero no se lo quiero ocultar eternamente, tiene derecho a saberlo.

Hoy se lo diré.

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