Jorge Carlos Javier, un hombre que ya no cumplía los cincuenta años. Estaba en una esquina de un club de alterne bisexual de su propiedad tomando una ginebra con tónica. Enfrente de él estaba su hijo Camilo con una estrella Galicia delante.
-… No puedo con ella, papa, no puedo. Me mata a polvos.
-Pues parece un ángel pelirrojo.
-Es un ángel, es. ¡Es un ángel del infierno!
-¿No serás que tú tienes poco aguante?
-No, Megan es una ninfómana. Cuanto más le doy más quiere.
Jorge se tomó las coas con calma.
-¿Por qué me has contado tus intimidades?
-Quiero que me ayudes a deshacerme de ella.
-Eso suena muy feo.
-Había pensado en que tú le des calor… Ya sabes… Quitarle unas fotos… Ya sabes.
-Sí, ya sé, quieres divorciarte de ella y que se vaya para Escocia con una mano delante y la otra detrás.
-Esa es la idea.
-Una semana llevas casado. Lo tuyo es de récord.
-Mañana me voy para la plataforma y estaré seis meses en el mar del Norte. Al estar a solas en el chalet y ser ella cómo es no te será difícil.
-Vete tranquilo que va a ser un placer ayudarte.
Camilo se acabó la cerveza y se fue del club.
Megan naciera en Escocia y era hija de un gallego y de una andaluza. Tenía un aire con María Castro. Sus ojos eran de color avellana, era pecosa, alta, delgada, tenía las tetas grandes y un buen culo al que casi llegaba su melena pelirroja. Casi siempre andaba por casa en chándal y en zapatillas de deporte.
Jorge esperó un mes para que su nuera se fuera cociendo en su salsa antes de lanzar el ataque. Una madrugada, luego de cerrar el club, llevó a casa a las dos chicas que tenía detrás de la barra. Eran las tres de la madrugada cuando Megan sintió gemidos en la habitación de su suegro. Le pico la curiosidad. Se levantó de cama y en nragas fue a ver lo que pasaba. Al llegar a la puerta de la habitación la entreabrió y vio a su suegro follando a una chica morena que estaba a cuatro patas y que le comía el coño a otra chica rubia. Los tres estaban desnudos. Estuvo un buen rato mirando y cómo es obvio se puso cachonda. Volvió a su habitación y mirándose en el espejo que tenía frente de la cama y oyendo los gemidos de las dos chicas se dio dedo hasta que se hartó de correrse.
Al día siguiente, Megan, pensando que su suegro no se levantaría hasta la una o las dos, salió de su habitación vestida con unas braguitas de seda blancas con encajes rojos y un top del mismo color, también de seda y con encajes rojos del que salían sus redondas tetas por debajo.
Estaba echando copos de maíz en un bol para luego añadir leche cuando oyó la voz de Jorge a sus espaldas:
-Buenos días, Megan.
La muchacha se dio la vuelta. Miró para su suegro y vio que venía con la bata abierta y la polla colgando. Echando un brazo sobre las tetas y una mano al coño, le dijo:
-¡Tápese!
-Yo no tengo tantos reparos cómo tú.
-No son reparos, es decencia.
Jorge ya fue a por su nuera.
-Tienes el mejor culo que han visto mis ojos, y mira que llevo visto culos.
-No debía decir eso.
-Es la verdad.
-Pero es mi suegro.
Megan vio que venía hacia ella. Se temió lo peor, pero su suegro pasó de largo cogió el café y el azúcar en la alacena y le dijo:
-Cómo suegro te hablo, tienes un culo precioso.
-¿Les dijo lo mismo a las de anoche?
-Por lo que se ve nos oíste.
Jorge puso agua a calentar y Megan al ver que pasaba de ella dejó de cubrirse con el brazo y la mano. Echó leche en los copos de maíz y se sentó a la mesa de la cocina. Cuando Jorge miró para ella, exclamó:
-¡Hostia qué tetas!
A Megan le dio la risa.
-Ahora va a decir que son las mejores que ha visto.
-Aún no podría decirlo porque no sé cómo son sus pezones ni sus areolas, pero todo apunta a que sí.
Megan sacó a lucir su coquetería.
-¿Querría verlas?
-Mentiría si te digo que no.
-¿No le llegó con las tetas que se cenó anoche? Eran bien grandes.
-¿Nos viste?
-Sí, os vi.
-O sea, que estuviste espiándonos.
-Unos segundos.
-¿Y no te entraron ganas de participar?
-No sé si se lo debería decir. ¿Pili y Loli ya se fueron?
-Sí. ¿Qué hiciste para quitarte las ganas?
-No sé si se lo debería decir.
-¿Cuántas veces te corriste?
-No voy a contestar a eso.
-¿Cuántas veces tiene que correrse una mujer cómo tú para quedar saciada?
-Depende del día, a veces con una me llega.
A Jorge no le salían las cuentas.
-¿Has dicho una?
-Eso he dicho, pero hay días que si me pudiese correr diez veces, diez veces me correría.
La pregunta era obligada.
-¿Cuántas veces te corres con mi hijo en un día normal?
-De momento aún no me corrí. ¿A qué viene esa pregunta?
Jorge no se podía creer lo que acababa de oír.
-¡¿Aún no te corriste?!
-No, pero vamos a dejarlo. Ya hablé bastante de mi intimidad.
El hombre quedó para allá. Las cosas no eran cómo se las había pintado su hijo, pero ya lo tenía todo dispuesto y decidió tirar para delante, aunque no habría fotos. Le entró a saco.
-¿Quieres correrte cómo nunca te has corrido?
Megan lo tuteó y se puso chula.
-Jorge, Jorge, Jorge, te aconsejo que no te metas en un huerto que no vas a ser capaz de acabar de segar.
-Eso habría que verlo.
Megan ya iba de sobrada.
-¿Por qué quieres morir tan joven?
A Jorge haciendo el café le sonó el teléfono móvil. Lo quitó de bolsillo de la bata.
-Diga.
Escuchó lo que le decía y respondió:
-Dentro de una hora.
Megan le preguntó:
-¿Te tienes que ir?
-Cuando me vaya será dentro de tu coño.
Megan sonrió con picardía y le dijo:
-Eso sería si empezaras. Si empezaras, te irías, se acabaría y yo me quedaría con más ganas que cuando empecé, igualito que con tu hijo.
-¿Cuántas veces quieres correrte?
-Se me acaba de ir la regla, no podrías conmigo.
-Puedo contigo y con dos más.
-Tú no sabes lo que dices.
-¿Cuántas?
-Tres, mínimo.
Ahora el sobrado era Jorge. Se quitó la bata, la puso en el respaldo de la silla, y le dijo:
-Pocas me parecen con lo buena que estás. Enseña esas tetas.
-¿Seguro que vas a hacer que me corra tres veces?
-Mínimo.
Se levantó el top y le enseñó las tetas. Eran unas tetas redondas con areolas oscuras y tenían los pezones pequeños.
-¿Te gustan?
-Me encantan.
Empezó a calentar motores magreándole las tetas y besándola. Megan le echó la mano a la polla. Jorge hizo lo mismo con su coño. Al rato le dijo:
-Te voy a poner los ojos bizcos, pelirroja.
La arrimó a la pared, le bajó las bragas y le quitó el top. Luego le dio la vuelta, y le dijo:
-Te vas a aburrir de lengua antes de abandonar esta pared.
-No creo, me encanta el sexo oral.
Las últimas palabras de Jorge debían ser una llamada, ya que Megan sintió unos labios en el cuello y le llegó una fragancia de mujer, un cuerpo desnudo pegarse a su cuerpo y una lengua lamer su ojete. Miró hacia abajo y vio la cara de Loli acercarse a su coño. Jorge le había mentido y se alegró de que lo hubiera hecho. Nunca había follado con una mujer y esa mañana iba a follar con dos.
Pili le giró la cara y le comió a boca mientras la lengua de Jorge lamía su ojete y le amasaba las tetas. Loli, desnuda cómo Pili, lamía su coño. Megan no se había visto en otra igual… Por el interior de sus muslos bajaban jugos en cantidad cuando dijo:
-¡I cum!
Se corrió en la boca de Loli echando el cuerpo hacia delante, estremeciéndose, chupándole la lengua a Pili y arañando la pared.
Al acabar de correrse Megan, Loli se puso en pie y le dio la vuelta. Ella y Pili le cogieron una teta cada una, Jorge le comía el coño y Megan le magreaba una teta a cada una de ellas… Poco después se corrió en la boca de Jorge diciendo:
-¡Woman´s hot juices fo you!
Nada más acabar de correrse, Jorge le dio la vuelta, la empotró contra la pared, se la frotó en el ojete y se la clavó en el culo, lentamente, pero de una sola estocada. Pili le metió dos dedos dentro del coño y Loli azotó sus nalgas con la mano mientras la polla entraba y salía de culo… Tiempo después sus piernas comenzaron a temblar y dijo:
-I´m coming. ¡I´m coming! ¡¡I´m coming!! ¡¡¡Cummm!!!
Corriéndose se la quitó de culo, se la metió en el coño y le dio a romper. A Megan no le llegaba.
-¡Más rápido, más rápido…!
Jorge jamás había visto otra mujer igual. Megan parecía una loca que andaba suelta. Cuanto más se corría más quería correrse y no tardó en hacerlo.
-¡I cum again!
Megan al correrse hablaba en su lengua materna y Pili y Loli, que ya estaban más que cachondas, se ponían negras, o sea, que tenían los coños encharcados, pero a ellas le pagara por dar placer, no por recibirlo. Fue un alivio cuando Megan les dijo:
-Ahora quiero yo daros placer. Vamos para la cama de mi suegro.
Jorge vio a las tres de espaldas y cogidas de la mano. Aquel movimiento de nalgas al caminar, "plin, plas, plin, plas…," era tan sensual que su polla latió nerviosa. Le sonó el teléfono móvil en el bolsillo de la bata, lo cogió y era su hijo. Escuchó lo que le decía y le respondió:
-No, hijo, no. Es una santa. Ahora mismo está en misa. Te dejo que se me acaba la batería. Ya hablaremos.
Colgó y se fue a hacer los deberes. Megan, que había oído a su suegro, al llegar a la habitación, le dijo:
-¿Qué quería mi marido?
-¿Saber si me das trabajo?
-Trabajo me van a dar a mí estas dos golfas.
Loli y Pili estaban boca arriba sobre la cama, les preguntó:
-¿Quién quiere correrse primero?
Le respondió Loli, que era la rubia.
-Escoge a la que más te guste.
-Estáis las dos muy buenas.
Megan nunca comiera un coño, pero masturbar sabía. Se puso entre las dos, le metió dos dedos dentro de los coños empapados, dos de la mano derecha a Loli y dos de la mano izquierda a Pili. Jorge cogió su teléfono móvil, puso: "69 canciones para follar cómo locos" y después le metió dos dedos dentro de coño a su nuera y le lamió el ojete. Al rato Loli y Pili se dieron la vuelta y pusieron sus culos en pompa para que Megan les lamiese los ojetes mientras ellas se daban dedo.
Llegó un momento en que la canción "Love is a bitch" no se oía. Lo único que se oía eran los gemidos de las tres muchachas. Los primeros gemidos que dejaron de oírse fueron los de Loli y los de Megan, ya que al sentir Loli que se iba a correr se dio la vuelta, le cogió la cabeza a Megan, se la llevó al coño y frotándose contra su lengua se corrió en su boca. Pili se puso boca arriba cuando Loli terminó de correrse. Megan fue a por su coño para que le llenara la boca de jugos y ni que decir tiene que se la llenó. Jorge dejó de masturbar a su nuera y le metió la dura polla en el coño. Le entró apretada, pues la vagina se había acostumbrado al tamaño de los dedos, pero a la novena o a la décima clavada ya entraba y salía con la facilidad de siempre. Megan poco después al correrse le decía:
-¡I love you dick!
Ni un minuto había pasado cuando sonó el timbre de la puerta. Megan le dijo:
-No abras.
Jorge sacó del coño la polla empalmada y llena de jugo y le dijo:
-Tengo que abrir. Ahora vengo.
-Si tienes que ir ponte la bata.
Cuando regresó venía desnudo cómo había marchado, con la polla morcillona y acompañado de dos jóvenes morenos, altos, guapos y que vestían de modo informal.
Megan con una amplia sonrisa en sus labios le preguntó a su suegro:
-¿Esos bombones son para mí?
-Sí -habló con las dos muchachas-. Desnudarlos.
Megan le preguntó:
-¿A qué viene todo esto, Jorge?
-Quiero que seas mi mano derecha en el club.
Mirando cómo las putas besaban y desnudaban a los putos, le dijo:
-Tu hijo no me dejaría.
-Mi hijo quiere librarse de ti. Fue él quien me pidió que te hiciera una encerrona.
-¡Hijo de puta!
-Lo es, lo es, su madre era una puta. ¿Qué dices?
-Que una cosa es darse un día una alegría y otra es trabajar en un prostíbulo.
-Te hincharías a follar y lo harías con gente selecta, gente que pagaría bien por una puta que se corre al follarla.
-¿Qué gente es esa?
-Políticos, banqueros… Gente con mucho dinero. En poco tiempo te harías rica, piénsatelo.
No lo tuvo que pensar.
-Ya tienes a tu mano derecha.
Loli y Pili ya pusieran a los putos en pelotas. Aquellos sí que eran cuerpos y no el de Jorge. No es que tuviera mal cuerpo, pero ni estaba musculado cómo ellos, ni tenía algo que se pareciese a sus tabletas.
Megan los conocía, ya que trabajaban para Jorge. Más de una vez se había hecho unas pajas pensando en ellos. Ahora tenía la oportunidad de hacer reales sus fantasías. Se levantó de la cama y le dijo a Pili y a Loli.
-Apartaos que esas pollas son mías.
Fue junto a los putos, agarró sus pollas, que estaban a media asta, y masturbando y mamando una mientras masturbaba la otra y viceversa, les puso las pollas duras cómo las astas de un toro. Mientras ella hizo eso, Pili y Loli se turnaban mamando la polla de Jorge. Parecía que las tres estaban a quien lo hacía mejor, ya que si una lamia y chupaba los huevos, la otra hacía lo mismo pero con más intensidad. Se miraba entre ellas y no se sabía si se estaban retando o deseando comerse los coños. El caso es que se respiraba aroma a lujuria en la habitación. Cuando Megan se puso en pie se oía la canción: "sweet dreams." Uno de los putos se colocó detrás de ella, la cogió por la cintura y aplastó su polla en la raja de su culo, el otro la cogió por la cintura y le metió la polla entre las piernas y comenzaron a bailar. La besaba en la boca el que tenía delante y el de sus espadas la besaba en el cuello y en las orejas. Giraba la cabeza y lo besaba en la boca el de sus espaldas… A dos metros de ellos, Loli, detrás de Jorge bailaba apretando sus gordas tetas contra su espala y Pili bailaba apretando las tetas contra su pecho y le rodeaba el cuello con sus brazos. La polla de Jorge subía por el vientre de Pili, que lo besaba sin darle a Loli una sola oportunidad de hacerlo.
Al acabar esa canción y empezar otra, que ya no me acuerda cuál era, el puto que estaba delante de Megan la levantó en alto en peso, le puso la polla en la entrada del coño, empujó y le entró hasta el fondo, el otro puto que tenía la polla más delgada, se la frotó en el ojete y luego se la clavó. Megan exclamó:
-¡What a wonderfull sensation!
La follaron sin forzar la máquina. Mientras le daban lo suyo Megan vio como, en la cama, Loli cabalgaba a Jorge y cómo Pili le daba el coño a comer. Les dijo:
-Putas, dejar algo para mí.
Desde luego Megan era un caso especial.
Pasado un tiempo Loli y Pili se corrieron, una en la polla de Jorge y la otra en su boca. Fue la chispa que incendió todo. Megan subió y bajó el culo a toda mecha hasta que explotó. Corriéndose dijo:
-¡¡I´m dying!!
Al acabar quedó sin fuerzas, pero con una sonrisa de oreja a oreja. El puto que la follara por delante, después de que el otro puto le quitara la polla del culo, la llevó a la cama en brazos y la dejó sobre ella. Megan, le preguntó a su suegro:
-¿Qué toca ahora, Jorge?
-Ahora viene tu bautismo de puta.
Los putos y Jorge comenzaron a menear sus pollas. Jorge y uno de los putos estaban arrodillados a la izquierda de su cabeza y el otro puto arrodillado a la derecha… Se turnaron para darle sus pollas a mamar. Loli había metido la cabeza entre sus piernas y le comía el coño. Pili le magreaba y le comía las tetas.
Megan, sintiendo la lengua de Loli en su coño, las mamadas de Pili en sus tetas y mamando tres pollas, se puso cachonda de nuevo.
Tempo después se corría y esta vez lo dijo en español:
-¡¡Me corro!!
Corriéndose ella se corrieron ellos y la bautizaron con leche. Acabó con leche dentro de la boca, en los labios, en las mejillas, en la frente, en los ojos y en el cuello.
Quique.