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La chica sin nombre y mi polla dura
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Tenía días indeciso, no me atrevía a acercarme y hacerle mi propuesta.

Tengo poco más de dos meses haciendo ejercicio en las instalaciones de este bonito parque, algunas ocasiones troto un poco sobre la pista de tartán inundada del olor a eucalipto, otras sólo camino disfrutando con la vista, los ejercicios de calistenia ya los dejé hace mucho tiempo aunque hay ocasiones en que me acerco a la zona donde se pueden realizar y trato de hacer alguno que otro sencillo, los demás jóvenes que hacen sus rutinas voltean a verme, uno que otro se ríen divertidos al verme intentar, otros más educados tratan de ayudar, Mario es uno de ellos se ha hecho un buen amigo para pasar la tarde.

Cerca de las siete comienzo a estirar para irme a casa, la chica sin nombre siempre se aparece a la misma hora: a las 6:45 pm se baja de la camioneta que la deja en la esquina más cercana a la puerta de la unidad deportiva y ella comienza con su turno en la actividad más antigua del mundo.

Es hermosa, su negro cabello casi siempre cae suelto sobre sus hombros, algunas veces, lacio, la mayoría de las veces ondulado como la superficie de una laguna mecida por el viento, son pocas los días que lo lleva recogido en una cola alta. Sus ojos son hermosos, un color miel claro muy raro en una las personas morena como ella, sus labios brillosos por el labial son una invitación a perderse en ellos, su piel parece de porcelana y sus piernas son fuertes y torneadas como una yegua fina.

Nunca pasa mucho tiempo antes de que algún tipo se acerque a hablar brevemente con ella y enseguida se van juntos y me arrebatan la oportunidad.

Hoy me adelante a los demás y la espere decidido cerca de dónde su padrote la deja.

La vi bajar de la camioneta vestida con un vestido corto, muy corto de esos que solo tapan lo necesario y si se agacha un poco muestra lo que debe ser el inicio del camino a la gloria.

Tomé el valor que me había hecho falta y caminé lo más firme que pude hacia ella.

La chica sin nombre me miró con una sonrisa en sus ojos, cuando vio que iba decidido hacia ella, imagino que así es como cierra el trato, sin una palabra y aún sin que sus clientes hubiesen llegado hasta ella.

Por dentro estaba como un adolescente en su primera cita aunque a mis 70 años ya debería de haber superado esa etapa, pero hace más de 5 años que enviudé y desde entonces no salgo con ninguna chica. Además que desde hace 50 la única mujer con la que salí fue mi amada Julieta y ahora no sé cómo hacer esto y me siento tonto.

Aleje estos pensamientos de mi cabeza y me dije: “la vida es un instante se debe disfrutar cada minuto como si fuera el último".

Así me convencí y seguí mi camino hasta la mujer de labios carmín y vestido corto.

—Hola viejo!

Quieres un poco de compañía?

—Vaya!!! Es usted muy directa me llamo Julián.

—Debo serlo, en mi trabajo el tiempo es dinero.

—Tiene razón.

—Dime viejo ¿necesitas algún servicio o solo quieres hacerme perder el tiempo? -Dijo con una sonrisa llena de sarcasmo.

—Depende, digo sí, quiero un rato contigo.

—Cobro 1500 por hora por acompañante, sin límites de nada, no incluye hotel, ni preservativos.

Mis ojos se abrieron mucho, y ella soltó una risa cuando vio que abrí la boca e intenté decir algo que nunca salió.

—Vamos viejo no me vas a decir que creías que una chica como yo es económica. Dime, tienes dinero? O te vas, porque ahí detrás de ti hay alguien esperando para saber si me voy contigo o con él.

Dijo esto último saludando a alguien a mi espalda.

—No no!!! Hoy te quiero para mí, vamos mi casa está cerca.

—Nada de vamos, primero me pagas.

—No me digas que tienes miedo de un viejo que además te llevara a su casa, debería estar más nervioso yo.

Solo tengo una advertencia, mi pedido es inusual, así quiero que me digas antes de llevarte hasta allá si estás dispuesta.

Cerca de nosotros había una mujer comprando chucherías a su berrinchudo hijo que lloraba porque no le compraban lo que él quería. Tanto la madre, como la chica sin nombre pusieron atención a mi persona.

Tratando de que nadie más se diera cuenta de mi extraña propuesta a esa prostituta le susurre al oído mi petición especial.

Ella abrió mucho los ojos y se llevó la mano a la boca creo que la mujer del niño llorón alcanzó a escuchar porque también abrió la boca, giró su cabeza para verme detalladamente y con una ligera sonrisa alejó a su pequeño mocoso enfadoso de ahí.

Luego de su sorpresa, la chica sin nombre aceptó ir conmigo.

Caminamos al sur, rumbo a mi casa, así sin tomarnos de la mano, como antes lo hacía con Rosita, en silencio como nunca lo hice con ella.

Las tres cuadras pasaron rápido, llegamos al pórtico antes de entrar a casa le dije espera aquí, no tardó.

Ahí en el pórtico había una mesa y un par de sillas, así que la chica del vestido corto me esperaba cómodamente en uno de ellos.

Salí con los 4500 pesos, un par de tazas de café, la lotería y un puño de frijoles.

Le di el dinero, puse una taza de café frente a ella y comenzamos a jugar a la lotería

Luego de un rato entramos a casa, las fotos de mi Rosita están por todas partes, sonriente, alegre, llena de vida…

Cerré los ojos pues no sé si hago lo correcto y ahí está ella radiante frente a mí, no hay reproche en sus facciones mueve la boca pero no la escucho solo puedo leer sus labios donde claramente me dice: estás vivo, vive. Y luego da media vuelta y desaparece.

La joven morena que me acompaña me despierta de mi sueño con un suave tirón en mi brazo.

—Viejo ¿Estás bien?

—Sí, si.

Camino hasta el viejo equipo de sonido y lo enciendo elijo un acetato de jazz suave, coloco el disco y la aguja sobre el vinil negro y la música invade la habitación le tiendo la mano a mi acompañante y con una sonrisa viene a mí.

Hundo mi cabeza en su pelo, un sutil aroma a jazmín embriaga mis sentidos y despierta el deseo una leve punzada en mi entrepierna me recuerda que estoy vivo le ofrezco mi mano y cierro la otra sobre su cintura. Comenzamos a bailar lento en medio de la sala ella ríe, no sé si porque de verdad se divierte o por que se burla de un viejo y sus formas de gastar el dinero.

Éramos como el amanecer y el atardecer reunidos en un solo baile, como si el invierno y la primavera se combinarán en un solo momento y lugar.

No me amedrente por el contrario la mire firme a los ojos, luego mi vista se desvió a sus labios y es sin remedio mi perdición; unos labios carnosos y sensuales, entreabiertos como una invitación… la bese suave y tiernamente lo que a ella la sorprendió, pero no sé apartó, se dejó querer por mí con su permiso soy más atrevido y mi lengua entra en su boca abriendo sus labios de inmediato siento el sabor de la menta sobre mi boca, ella devuelve el beso y me lleva al paraíso.

En ese momento ya no me importa la música ni llevar el ritmo nos olvidamos de ella y como si fuera un adolescente comienzo a viajar por su cuerpo mis manos ávidas de placer tocan su piel al llegar más allá del vestido; jugueteó un momento en el dobladillo antes de comenzar a subirlo por sus piernas ella me deja y sigo el movimiento ascendente hasta quitar por completo la tela de su cuerpo.

¡Es hermosa! Mucho más de lo que podría desear. Y me alejo para contemplarla mejor

Quiero que baile para mí.

—Baila para mí por favor.

Me dejó caer en el sofá para disfrutar la vista

La veo en esa fina lencería y reconozco mi propio deseo, un sentimiento que tenía años sin sentir, ella ha hecho renacer mi cuerpo y sus emociones.

Sus movimientos son seductores como de una felina a punto de abalanzarse sobre su presa.

Se agacha mostrando su cuerpo dándose a desear; se acerca hasta donde estoy y seductora sube una pierna al sofá, toma mi cabeza y tira de ella me acerca a su sexo; su olor lo inunda todo y el más salvaje y puro deseo llega a mí como una ola, como una ráfaga de aire capaz de arrancar hasta el árbol más firme. Intento contener mi emoción pero reconozco esa mirada que antes vi en otros ojos… ella también me desea, desea a este viejo y eso es más grande que la erección que tengo debajo de los pantalones, estoy duro como una roca…

Me pongo de pie y tomó el control o ella me lo cede no lo tengo claro, solo sé que el reverso de mi mano acaricia su rostro antes de volver a besarla, continuó mi beso más allá de su boca, sus mejillas, párpados y cada lugar de su rostro es tocado por mi boca, ella suelta un gemido cuando mis labios tiran de su oreja y juguete un poco en su lóbulo, expone su cuello y lo lamo hasta ese exquisito hueso expuesto en su clavícula; su piel es tersa, una suavidad que contrasta conmigo, pero que disfruto.

Con una mano acarició su seno antes de llevarlo a mi boca, sus pezones responden al estímulo y se erectan en mi lengua, sus manos se hunden en mi pelo y sin aliento me separó de ella.

La hago girar y pego mi erección a su trasero que se mueve estimulando, mi boca sigue su particular paseo por su piel, tiene una espalda hermosa y no pienso desaprovechar la oportunidad de saborear así que beso su nuca, su cuello, el hueso que sobresale en su paleta, el lunar a media espalda, pongo especial atención los huecos que se forman justo antes de sus nalgas, luego la redondez de sus nalgas se presentan a mí alcancé así que muerdo un poco y se gira. Mi boca queda a la altura de su vagina, aspiró de nuevo y lamo su vulva húmeda mis labios aprisionaron su clítoris y succiono una, dos, tres veces antes de soltarlo y comenzar a mover mi lengua en círculos sobre él, siento como se tensa y las piernas le comienzan a fallar está a punto introduzco un dedo; está mojado y caliente busco ese lugar y frotó mi dedo y de inmediato se corre.

Separa su cuerpo de mi boca.

—Ahora me toca a mí hacerte gozar viejo.

Se me acelera el corazón que ahora late desbocado.

Sus manos son hábiles al desnudarme fácilmente retira mi playera deportiva dejando al descubierto mis pellejos, pero a la chica sin nombre no le importa y baja mis pants, me siento vulnerable sin ropa pero no veo ningún gesto raro cuando ve mi cuerpo arrugado, al contrario abre la boca sorprendida al ver mi falo firme lo toma y poniéndose de rodilla lo lleva directo a su boca.

¡Es la gloria! sus labios son suaves, expertos en dar placer a un hombre quiero prolongar esto el mayor tiempo posible así que recurro a mi experiencia y controlo mi respiración.

La detengo antes de vaciarme y la ayudó a ponerse de pie.

Toma su bolso antes de dejarse llevar hasta mi habitación. Saca de su bolso un preservativo y lo lanza me lo pongo y la recuesto en la cama, la observó tendida, abre y levanta sus piernas en una invitación a tomarla.

No la desaprovechó y me clavo de un golpe escucho como gime cuando la invado, está caliente, apretada y húmeda muy húmeda me muevo buscando su placer encuentro el ángulo adecuado y atacó.

Cuando ella clama mi nombre sé que he ganado, que es mía como ahora yo soy suyo también me vacío en ese momento.

—Me llamo…

—No, no me digas tu nombre para mí siempre serás la chica sin nombre.

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