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La culona del gimnasio

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Desde el encuentro con la mamá de mi compañera de clases creció en mi un gusto sexual por las mujeres con grandes tetas y llamativas, no fue la excepción la morena del gimnasio.

Para que entiendan mejor, soy joven tengo 25 años, de los cuales 4 he experimentado con varias mujeres, mido 1.70 tengo piernas largas pero bien dotadas, mis tetas son un manjar con pezones parados, soy delgada pero con curvas, pelinegra con pelo lacio y siempre adorna un piercing mi obligo. Me ha gustado mantenerme en forma desde mis 23 años y eso ha rendido frutos.

Un día normal llegué a entrenar, normalmente estaba lleno de hombres semidesnudos apestando a sudor y una que otra chica. Comencé mi rutina cuando por el espejo vi pasar a una morena alta de pelo negro con un cuerpo de infarto, con top y leggins que se ajustaban a sus curvas, inmediatamente quedé embobada pero del culo que cargaba, sus tetas eran de un tamaño pequeño pero se compensaba completamente con el culo tan precioso y grande que tenía.

Se llevaba toda la atención de los hombres pero siempre les daba corton y eso me daba esperanza de comerme ese culo. Sabía perfectamente lo que tenía porque lo meneaba al pasar como una Diosa con una sonrisa burlona en la cara, entonces empecé a ir a la misma hora que ella y cuando terminaba y se iba a loa vestidores inmediatamente iba a cambiarme también aún que desafortunadamente solo se ponía una sudadera y se iba.

Un día llegué y no estaba, así que hice de mala gana mi rutina y me fui a los vestidores, mi sorpresa fue verla llegar con un traje oficinista que hizo que inmediatamente me palpitara el coño, estaba hablando por teléfono mientras se empezaba a desvestir para ponerse su ropa para entrenar.

Hice como si estuviera cambiándome, cuando toda mi atención la tenía ella. Primero se quitó el blazer para quedar en camisa y desabrochar unos cuantos botones para después dejar ver su sujetador de encaje que contrastaba con su piel morena. Sin ningún pudor se sacó el sujetador dejando sus tetas al aire, juro que salive, necesitaba chupar sus pezones parados y cafés obscuros. Parecía tan absorta en la discusión que tenía por teléfono que estaba segura, no había notado mi presencia, entonces sin mucho cuidado de una saco su falda de tubo quedando en tanga, una diminuta tanga que se perdía en su enorme culo, estaba tan mojada.

Rápidamente se puso el leggins y colgó la llamada, yo seguía embobada, termino de cambiarse y guardo sus cosas pero antes de salir paro en la puerta, me volteo a ver y me guiño un ojo para luego salir.

Estaba que me moría y ella sabía que estaba colgada de ella, así que salí de nuevo a "correr un poco más". En algún momento de su rutina se acomodo adelante de mí y empezó a hacer sentadillas, mi coño estaba tan mojado, el leggin se transparentaba y me daba una vista perfecta de su tanguita y los labios de su coño, quería probarlo ya.

Ni siquiera llevaba media hora de rutina cuando vi que caminó hacia el vestidor, claramente la seguí y al entrar estaba recargada en el lavamanos viéndome.

—¿Crees que no me doy cuenta de cómo me miras el culo?— Me dijo con una sonrisa de lado, empezó a caminar hacia mi —¿se te antoja?— sentí un palpitar en el coño. Así que rompí distancia, me acerque a su oído y le susurre —Me lo comería completo— Lamí suavemente su lóbulo de la oreja, escuché un pequeño gemido.

En menos de un segundo nos estábamos besando, mejor dicho tragando, sentí sus manos por todo mi cuerpo mientras yo hacía lo mismo, empezamos a irnos hacía el cubículo más alejado y nos metimos mientras nos seguimos besando y quitando la ropa frenéticamente, cerré el cubículo con seguro y la pegue contra la pared mientras lamía su cuello y bajaba poco a poco, hasta llegar a sus tetas.

Chupe sus pezones y los mordía mientras sentía jalones en el cabello, con una mano masajeaba una teta y con la otra comencé a masturbarla encima de la tanga, trataba de callar sus gemidos con mano, entonces la voltee bruscamente mientras me ponía a cuclillas.

Su culo era perfecto, comencé a masajearlo mientras lamía poco a poco sus nalgas, para luego abrirlas y encontrarme con sus labios hinchados y mojados y su ojete dilatado. Sin pensarlo hundí mi cara en ese culo gigante, sabía riquísimo, empecé por los labios succionado todos los jugos que había dejado, con mi lengua le daba masajes rápidos mientras que un dedo comenzó a masajear su ano, sus gemidos ya eran más fuertes y me prendía más escucharla, deje de lamerle el coño para lamerle el culo y meterle dos dedos a un ritmo impresionante. Empezó a susurrar cientos de cosas —Si, así que rico — me motivaba a lamerla más, le pedí que se diera la vuelta y subiera un pie en el retrete para poder apreciar su delicioso coño que seguí devorando como una puta hambrienta, mis tres dedos entraban en su vagina y otro más en su culo, comenzó a dar brincos y a hacer movimientos pélvicos intenso hasta que sentí como me mojo toda la boca, se había venido en mi puta boca, estaba toda mojada, inmediatamente se agacho a besarme y quitarme con su boca el resto de sus fluidos, me paró y me dijo —ahora voy yo — y la vi hincarse a comerse mi coño.

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