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La esposa de mi colega me da el culo
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Un viernes, luego de una tensa Junta, donde ambos debimos sustentar proyectos, un compañero de trabajo, con quien hicimos una amistad laboral, pues ambos somos fans del Deportivo Municipal, me invitó a tomar un trago a su casa. Como quedaba cerca de la oficina, acepté pues sí que lo necesitaba.

Al llegar a su casa, su esposa nos recibió amablemente, pidió un delivery de comida japonesa, un par de vinos y nos pusimos los tres a conversar, comer y beber. Cuando se acabaron las dos botellas de vino, pidieron 3 más. Me pareció un exceso, pero ya andamos los tres algo alegres. Acabamos las 3 botellas adicionales. Mi amigo estaba completamente ebrio, su esposa muy mareada y yo también camino a estar muy mareado. De hecho, tomo poco vino e iba a un ritmo mucho más lento que ellos.

De alguna repisa, sacaron un ron, tenían Coca Cola en la nevera y pues nos preparamos unos Cuba Libre. En la segunda ronda mi amigo fue al baño y tras varios minutos de no volver, decidimos ir a ver qué había pasado. No lo encontramos en el baño del primer piso, a unos pasos de la sala donde estábamos. Su esposa pensó que quizás había subido al de su habitación. Como estábamos mareados y distraídos conversando, era probable. Subimos a ver y lo encontramos dormido sobre la cama. Intentamos despertarlo, pero fue imposible.

Bajamos a la sala y le dije que me retiraría. La esposa de mi amigo me dijo que termine el trago que tenía preparado. Me pareció una propuesta razonable y acepté.

Ella se sentó a mi lado en el sofá. Muy pegada a mí. Seguimos conversando un poco y terminé mi trago. Me dijo si quería un último “el del estribo” como decimos acá. Acepté.

Ella se preparó otro más. Ella si estaba realmente ebria. Yo, muy mareado, pero consciente.

Se volvió a sentar a mi lado tras prepararlos, pero ya rozando mis muslos al hacerlo. Pensé había sido el alcohol el que le hizo perder perspectiva. Pero ni bien se sentó cogió mi muslo con la mano libre y empezó a acariciarlo. Antes que pueda reaccionar ya tenía su mano sobre mi verga.

Mareado como estaba, sólo me dejé llevar. Ella dejó su trago en la mesita de la sala. Se arrodilló sobre la alfombra, desabrochó mi pantalón y empezó a mamar mi verga ya erecta.

Para mí el morbo era terrible, con mi amigo y colega durmiendo ebrio arriba. Supongo para ella igual. Tras un buen rato mamándomela me dijo “toca que me cojas”.

La acomodé en cuatro patas sobre el mueble, con el culo hacia afuera. Estaba en falda, se la levanté. Tenía un calzón bastante conservador, meado y con fluidos, ebria como estaba había goteado orines y sus jugos. Se lo bajé.

Me pare detrás suyo y se la empuje con todo. Sentí como ella se mordía los labios para no gemir y sentí en pocos minutos como tuvo un demasiado jugoso orgasmo, me mojó toda la verga y me humedeció los huevos y más allá.

Tras tenerlo, en lugar de intentar parar, me dijo “hazme la cola”. Me puse saliva en la mano, le unté el culo con ella y la penetré, ella ahogaba sus gemidos y tras unos minutos volvió a llegar.

Como yo no llegaba, ella se levantó, se semi acostó sobre el sofá con las piernas hacia afuera. Levantó sus piernas y me dijo “entra”. Me acomodé al borde del sofá, frente a ella, levanté sus piernas y debo reconocer (lo recuerdo bien) que no apunté bien y sin querer entre por su culo. A pesar de haber ya estado abierta por el culo, ella gritó. No se lo esperaba.

Gritó, pero no la saqué. Seguí dándole y dándole. Comencé a besarla, con mi verga llenando su culo. Hasta sentir como le llegaba un nuevo orgasmo. Sus contracciones me hicieron venirme muy dentro de su culo.

Cansado y mareado me arreglé la ropa. Ella también. Nos sentamos, hablamos trivialidades. Terminé mi trago y cuando iba a retirarme justo bajó mi amigo. Le dije que ya me retiraba. Me acompañó a la puerta. Me pidió disculpas por haberse quedado dormido, le dije “hombre, tranquilo, fue una excelente noche”. Me fui.

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