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La primera vez de Almita a sus 18 años

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¿Cómo conocí a Almita? Cabe aclarar que, como de costumbre, el nombre no es real.

Cuando estudiaba en la universidad me envió solicitud de amistad una chica por Facebook, muy bonita y de hermoso cuerpo, fue lo que logré ver en sus fotos compartidas. Pensé, en un principio, que era alguna compañera de alguna de mis clases pues su rostro me parecía familiar. Al principio no le mandé mensaje porque no me quería ver como el clásico hombre desesperado por un hoyo donde meter el pene así dejé pasar unos días. Al siguiente día recibo un mensaje.

-Hola. Me saluda

-Hola, ¿cómo estás? Le pregunté

-Saludando y ¿tú?

-Yo un poco estresado por la semana de exámenes.

-Te va a ir bien.

-¿Qué clase llevamos juntos? No te ubico, lo siento.

-Ah, no. No me vas a ubicar por la universidad, yo voy en el CBTIS.

-¿Qué edad tienes? (esperando que fuera mayor de edad)

-18 pero parezco de 21.

En este momento me dije que tenía una gran oportunidad puesto que era una buena señal que fuera ella quién me mandó la solicitud y también ella la que inició nuestra conversación. En dos semanas platicábamos tanto que jugábamos a ser novios. Pretendíamos ser celosos si salíamos el fin de semana, nos regañábamos y debo admitir que eso fue divertido y excitante. Si a mi exnovia, en su momento, le hacía bromas de "vas ver al otro, ¿verdad?" se enojaba bastante. Que no confiara en ella la hacía sentir mal y Almita, en cambio, me decía cosas como "no, mi amor. Yo solo soy para ti".

Recuerdo un día me preguntó qué hacía yo y yo le pregunté lo mismo, a lo que ella respondió que estaba en pijamas y a punto de dormirse. Le pregunté si podía ver sus pijamas y me dijo que sí. Se tomó una foto frente a su enorme espejo de su cuarto. Les describo la foto (la conservo en mi celular como todo lo demás) ella se encuentra frente a su cama, tiene puesta una camiseta mediana, la cual le llega un poco bajo la cintura, muestra apenas su ropa interior. Su cuerpo está sostenido sobre su pierna izquierda y su pierna derecha está ligeramente sobre la izquierda flexionando ligeramente su rodilla, sostiene su celular con ambas manos entrelazando sus dedos excepto los dedos índices y pulgares. Sus piernas se aprecian muy finas, apuesto recién afeitadas en esta foto, sus pies se miran perfectos, las veinte uñas pintadas color blanco. Le pregunté que si qué traía puesto debajo de la camiseta y me dijo que nada para dormir a gusto, le comenté que no le creía (obviamente esperaba que me mostrara), procedió a mostrarme y a los minutos me pasó la siguiente foto. La describo, ella está mostrando su espalda totalmente desnuda, así sin la camiseta, hincada y sentada sobre sus tobillos, se le miran las plantas de los pies todos hermosos, dejó su ropa interior inferior color blanco puesta, su mano izquierda está sosteniendo su cuerpo y su mano derecha el celular donde tomó la foto. Aquí fue donde le dije que quería verla, salir a un bar (obviamente quería más). Quedamos en vernos un sábado e insinué tenerla en la cama y ella sí aceptó, el plan era llegar a un motel.

Eran las 6 de la tarde y quedé en llegar a su casa a presentarme con sus papás y hermanos. Les dijo a sus padres que iríamos a caminar a una de las plazas de la ciudad. Salimos y la lleve directo a un motel. Llegamos, pagué la entrada, me dirigí al estacionamiento del cuarto, bajé del auto, cerré el portón, le abrí la puerta, tomé su mano y la llevé al interior de cuarto, cerré la puerta, pedí un lubricante de bote pequeño, condones yo ya había comprado.

-Parece un hotel. Me comentó Almita observando todo.

-¿No conocías uno?

-En videos sí pero en persona no.

-Almita, ¿eres virgen?

-No sé, jajaja. Yo creo que sí.

-¿Cómo es eso?

-Ya lo había intentado hace meses en la fiesta de una amiga pero me dolió mucho cuando estábamos intentando y no quise seguir.

-Está bien, no pasa nada.

La empecé a besar y la verdad sí le quité todo muy rápido dejándola totalmente desnuda. Ella mide alrededor de 1.65 metros y pesa unos 50 kilos, delgada con unos pechos medianos pero bien formados, su abdomen súper sexy, sus caderas justo a la medida, siempre le he dicho que se parece mucho a Emma Dumont. La acosté boca arriba en la cama, me encantaba tenerla desnuda frente, sus piernas me las quería acabar a besos. Recuerdo que le tomé sus pies súper lindos, y los moví de tal manera que la obligué a dejarla boca abajo, me subí poco a poco sosteniéndome de rodillas y me incliné para besar su cuello e ir bajando, recorrí su espalda y me quedé un rato dándole besitos en su espalda baja, eso la puso más caliente. Debo admitir que me moría por seguir bajado en ese momento pero no quise sorpresas que arruinara el momento y la llevé a la ducha. Los dos bajo el agua caliente (ello se puso un gorrito de esos para no mojar el cabello), le besé todo el cuerpo, sus preciosos pechos, le mordía sus pezones, a ella le encanta eso, bajé de nuevo por su espalda y le comí el culo mientras le metía los dedos por su vagina, no me detuvo en ningún momento. Posteriormente la volteé de frente, le levanté una pierna y puse mi boca sobre su vagina, sus jugos y el agua se mezclaban y me calentaba escucharla gemir, después yo me puse de pie y le dije que se hincara y que jugara con su lengua en mis testículos y pene. Empezó a darme sexo oral y se sentía muy rico pero admito que también me estaba lastimando y le dije que fuéramos a la cama.

Salimos de la ducha, nos secamos, la acosté boca arriba y me dijo que le hiciera el amor, yo solo pensaba en sexo pero le dije que se lo haría rico. Seguí besando todo su cuerpo, me calentó mucho que me puse sus pies en mi boca y no me dijo nada, le chupé los deditos de sus piecitos, mi verga súper dura escurría solita. Me dijo que si podía seguir dándome mamada de verga (no lo dijo así sino más linda... "¿puedo seguir allí abajo?") Y yo le dije que sí y me preguntó cómo me gusta a mí. Yo le dije cómo hacerlo mejor para mí y allí estaba ella, prácticamente virgen, dándome una de las mejores mamadas de mi vida (otras chicas lo han hecho pero a veces no les digo que no me gusta tanto para que no se sientan mal). Esta chica me doblaba todo con su mamada de verga, quería venirme de lo rico que sentía y porque ella me dijo que sí podía hacerlo, que no le daba asco, pero me dije a mi mismo cómo no voy a meterle la verga a esta chica de 18 años, recién cumplidos por un par de meses, prácticamente virgen. Así que la detuve y le dije que la iba a meter no sin antes seguir probando sus jugos vaginales.

Ella recostada boca arriba, yo hincado y un poco inclinado hacia su pelvis. Con ambos brazos sostenía sus muslos para conseguir mantener sus piernas arriba exponiendo su vagina y su ano, dejándola lista para darle un sexo oral con mucho deseo. Le pasaba mi lengua por su vagina de abajo a arriba y de arriba a abajo sintiendo ese sabor excitante de sus jugos, ese sabor tan rico del que soy adicto, todo esto mientras le tomaba sus muslos con más fuerza, la oía gemir de placer y lo hacía con más fuerza cuando introducía mis dedos dentro de su apretada vagina. Después sin preguntarle coloqué la yema de mi pulgar derecho en su ano, sin introducir pero sí haciendo un "movimiento de bombeo" (sé que les encanta a las mujeres en el sexo) y como no me quitó, puse mi lengua en su ano y allí estaba yo, lamiendo desde su ano a su vagina y viceversa, mi mano izquierda tomaba sus tobillos y mi mano derecha masturbando mi pene. Posteriormente, yo hincado en medio de sus piernas abiertas, le dije que se pusiera lubricante mientras yo me ponía el condón (porque les voy a ser sincero, en aquellos tiempos tenía un miedo terrible de meterla sin condón), con el exceso de lubricante en sus manos las puse sobre mi verga y le dije que ayudara. Elegí posición de misionero por ser "su primera vez", ella acostada y yo inclinado de frente a ella con mi mano izquierda sostenía mi cuerpo para no caer y mi mano derecha dirigía mi verga hasta su estrecha, preciosa, depilada y jugosa vagina. Tocaba sus labios vaginales con la cabeza de mi verga, la dirigía hacia arriba y hacia siempre haciendo contacto con sus labios, después me acomodé e intenté penetrarla. No entraba y me estaba desesperando porque quería sentir lo apretada que estaba sobre mi verga pero no podía entrar así rápido sin lastimarla, fui paciente y poco a poco entraba cada vez más mientras yo la besaba y tocaba sus pechos. Llegó el momento en que entré y yo sentí de lo más rico, le vi el rostro a Almita y vi sus gestos de dolor.

-¿Te duele mucho?

-Me duele pero también me gusta

-Si quieres puedo parar. Esperaba que me dijera que no pero si me decía que parara lo hacía.

-No, cada vez me duele menos.

Seguimos con el vaivén acompañado de su mezcla de gemidos de placer con dolor. La postura de su cuerpo era un poco incómoda porque se encontraba rígida, adoptó en ese momento una postura que le ayudó a soportar el dolor de su primera verdadera metida de verga. Pasando unos minutos noté como su cuerpo se relajó y disfrutó sin dolor alguno, pues desaparecieron sus gemidos de dolor. Fue en este momento donde me dije que me la tiraría de muchas maneras, bastaba con recordar los miles de videos para proponerle posturas.

Mientras le daba verga de misionero, unas tres metidas por segundo constantes, le puse el dedo pulgar en su boca y con sus dos manos me tomó mi mano e introdujo mi pulgar a su boca donde empezó a succionarlo con fuerza, seguimos así por unos 15 minutos, obviamente bajando el ritmo de vez en cuando porque yo estaba que explotaba. Le dije que la quería boca abajo, le saqué la verga y la hice girar, tremendo cuerpo de mujer que tenía frente mío, acerqué mi cuerpo al de ella para darle besos empezando por su culo y terminando en su cuello, acomodé mi verga entre su culo, mojándola con la mezcla de sus propios jugos y el lubricante, le pedí que parara el culo un poco, doblando un poco sus piernas, dejando su cara y sus pechos en la cama, para meterle la verga. Una vez dentro puse su pelvis contra la cama y empecé con ese vaivén de 3 metidas por segundo, sin sacarla cambiaba de posición poniendo mis pies a los costados de su cadera y como sentándome en su culo pero con la verga dentro de ella dándole de lo más rico, acompañado de sus gemidos.

El tiempo nos ganaba y decidimos terminar, le pregunté dónde los quería y me dijo que adentro y de frente, la noté muy enamorada y yo no quería eso, pero como la quería seguir teniendo en la cama fingí quererla. De misionero le di.

-¿Te gusta así?

-¡Me encanta, me gusta mucho, ah!

-Me vengo.

-Sí, vente.

Una vez terminando, nos cambiamos y dejamos el motel para llevarla a su casa no sin antes cenar algo. En el carro ella me tomaba mi mano derecha, fingí querer algo serio unos meses, por obvias razones.

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