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La tía Lupe, una mujer muy astuta (II)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

LU: ¡Ah, tía, me encanta cogerte así!

L: ¡Ah, que verga más rica, ahg!!!

La relación incestuosa que llevaba con mi tía iba por un camino muy acelerado, desde que me la comí en aquella fiesta, cada vez que la veía buscábamos la forma de que pudiéramos coger.

No importaba que fuera en casa de mis padres o incluso en casa de mi tío, solo buscábamos la forma de estar cogiendo y es que ya me había vuelto adicto s u forma tan rica de coger, su cuerpo, sobre todo como mamaba la verga y ella estaba loca por mis juveniles 21 cm.

Habíamos sido invitados por otra tía a una fiesta de cumpleaños, ella rento un lugar en una sala de squash que estaba cerca de su casa, fue improvisada como salón y todos fuimos a celebrar ese cumpleaños. La tía Lupe se veía buenísima, una rica calza negra, tacones abiertos y su blusa café entalladísima, no pude evitar morbosearla cuando la saludo, ella lo noto y con una mirada picara, aprobó mi acto.

La fiesta se desarrolló como todas, comida, charla, música y baile, yo como era costumbre me senté a lado de mi tía y cada oportunidad le acariciaba sus muslos, ella por su parte me acariciaba con sus ricos pies por debajo del pantalón, yo la tenía parada al máximo, que ya no aguantaba las ganas de meterle mi verga en su rica vagina.

Justo cuando se realizaba la típica batucada, ella me dejo un escrito en una servilleta que decía, “te espero en el segundo nivel” sin dudarlo al ver que todos estaban en su rollo, ¡como rayo subí al segundo nivel!, ahí había una especie de bodega donde ella me esperaba.

Inmediatamente al entra, nos besamos salvajemente, mis manos bajaban por su espalda hasta apretar sus duras nalgas, ella metía su lengua en mi boca, ¡rápidamente al despoje de su blusa para llevar mi lengua a sus ricas tetas!

LU: ¡Tía, no sabes cómo te deseaba!!

L: ¡Yo ya extrañaba tus roses, uhm!!

Como estábamos cortos de tiempo la tía inmediatamente comenzó a hacer su chamba, bajo mi pantalón y de un solo golpe se llevó mi trusa, mi verga la cual ya estaba dura golpeo su cara, ella con una sonrisa abrió la boca y empezó a comérsela rápidamente.

La metía todo lo que podía, la tomaba con sus dos manos y le pegaba tremendas lamidas, yo acariciaba su cara y la animaba a seguírmela chupando.

LU: ¡Uf!!! ¡Que rico tía, no pare, no pares!!

L: ¡Uhm!! ¡Esta verga sabe riquísima y adoro su dureza!!

Como sanguijuela tenía a mi tía, de rodillas, en una fiesta de la familia y escondidos en una bodega, no me preocupaba que nos encontraran, el ruido de afuera opacaría cualquier gemido, por eso yo gemía al recibir el rico arte oral de mi tía Lupe.

La tía, se deleitó devorando mi verga hasta dejármela cubierta de su saliva, se puso de pie y yo le baje su calza para descubrir su rica tanga de encaje, la cual baje con la boca, hasta sus pantorrillas, ahí ella apoyándose en un anaquel, subió su pierna la cual tome y apoyándome en ella empecé a penetrarla.

L: ¡Si, que duro!!

LU: ¡Ah, tía, ah!

L: ¡Empújamela, agh!!

LU: ¡Si!! es lo mejor!!

Cual, si fuera una escena de cualquier película porno, estábamos en la bodega yo tenía bien en fierrada a mi tía, ella movía su cadera bien rica, nos besábamos, le mordía los pezones, me estaba devorando a la esposa de mi tío, el que siempre me apoyo y ahora traicionado toda su confianza, me estaba cogiendo a mi tía.

Había un banco en la esquina de la bodega, ahí, me senté y ella se empezó a dejar caer en sentones, sentía maravilloso como me apretaba su vagina, mientras ella estaba en los sentones, yo apretaba sus tetas y le besaba el cuello.

Inclinándome un poco hacia atrás, mi espalda achoco con la pared, quede semi acostado y mi tía Lupe, con ricos movimientos de cadera, cabalgaba mirándome de frente, yo acompañaba sus movimientos de cadera apretando sus carnosos muslos y duras nalgas.

LU: ¡Ah, que rico te mueves, ah!

L: ¡Te gusta, que rico y duro tienes ese pene!

LU: ¡Así lo pones tía, ah, muévete, muévete!

L: ¡Eso, gime, gime cabrón!!!

La tía era una cabalgadora nata, los rumores de lo puta que es, estaban siendo certificados por mí, a ella no le importaba que yo fuera su ahijado, casi su hijo, ella solo quería continuar montando mi dura verga.

L: ¡Que rica verga, uhm!!

LU: ¡Coges riquísimo tía, que suerte la de mi tío!

L: ¡No me menciones a ese, tu solo concéntrate en moverte!

LU: Si, como diga tía, ¿le gusta así?

L: ¡Ah, sí, así, que rico, uf!!!

LU: ¡Ah, tía!! ¡Eres la mejor!!!

Nos pusimos de pie y ella se acomodó empinándose en el banco, su enrome y duro tarsero quedo libre para mí, le di un par de nalgadas y luego le metí mi palo hasta el fondo, ella lo recibió gustosa, se movía fantástico, se hacía para adelante y se dejaba ir con fuerza hacia atrás, sus nalgas pegaban en mi pelvis, anunciando que mi verga estaba totalmente dentro de ella.

L: Dios, si, así, más, ¡empújate más!!

LU: ¡Uf, que rico, tía aprietas riquísimo!

L: Si, más, que dura, me vas a hacer venir, ¡ah!

LU: ¡Tome, tome su dotación de pene, gózalo tía, uhm!

Le estaba dando con todo, la tía también movía rico su cuerpo, ambos como si fuera coreografía nos dábamos gusto del sexo, yo ya no aguante más, la excitación era demasiada, que acelere mis movimientos para dejarle caer todo mi semen.

L: Lo siento, que caliente es, ¡ah!!

LU: ¡Uf, toma mi leche, ah!!

L: ¡Si, me vengo yo igual!

LU: ¡Ah, tía!! ¡Que rico!!!

El orgasmo fue brutal, me quede pegado a ella vaciando hasta la última gota, una vez que paso la rica sensación, ambos nos vestimos, ella me beso en la puerta y como siempre me pido fuera discreto, ella salió primero y yo me hice pato unos minutos, hasta que un primo fue por mí ya que se repartiría el pastel.

Cada momento que pasé cogiéndome a mi tía fue riquísimo, así estuvimos por casi 4 años, yo me convertí en su amante y ella en mi funda, nadie nuca sospecho nada, ahora ya en la actualidad, ambos nos comportamos como si nada, ella ya más veterana, sigue estando buenísima y cada que el veo recuerdo como traicionamos la confianza de mi tío y como ella se convirtió en una de mis tantas putas.

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