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La viuda Fernanda

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Ella tenía más de 5 meses de haber quedado viuda, Fernanda quien fuese mi compañera de secundaria, había quedado viuda empezando el año y su vida se había vuelto un poco complicada.

A veces le ayudaba con algunas cosas ya que aparte de ser mi compañera de secundario nos volvimos amigos al salir de la misma, notaba mucha tristeza en su entorno, la verdad me sentía muy mal por lo que pasaba, tan mal que su hermoso cuerpo pasaba desapercibido para mí, incluso varias ocasiones me quede solo con ella hasta la madrugada, pero no pasaba por mi cabeza nada erótico ni sexual.

Pero tarde o temprano uno va notando las cosas que están a su alrededor y es que Fernanda luce espectacular, su color de piel blanco, sus nalgas firmes y grandes, unas tetas medianas y firmes, todo eso acompañado por minifaldas, pantalones ajustados y licras, me empezaban a despertar el instinto salvaje que vive en mí.

Cierto día fui a su casa ayudarle con sus cortinas, ya que quería cambiar las cortinas de sus cuartos, ella lucia espectacular, una blusa escotada color amarillo entalladísima, una minifalda café y sus sandalias mostrando sus hermosos pies, ¡la verdad se veía riquísima!

F: ¡Muchas gracias por ayudarme!

L: ¡No tienes nada que agradecer, para eso estamos!

F: ¡Espero no causarte problemas con tu mujer!

L: Para nada, Lety esta consiente de la situación que vives, además somos amigos de hace tiempo, ¡no pasa nada!

F: ¡Son un amor!

La tarde s eme fue en estar ayudándola y en mirar sus hermosas piernas y fantasear un poco, pero bueno solo era eso, fantasear ya que ella estaba de luto y yo no quería ser ¡imprudente!

L: Bueno corazón listo, ya está listo todo, ¡ahora me tengo que ir a cenar algo!

F: Ah, ¡es que te preparé una cena e incluso abrí un vino espumoso para cenar!

L: ¡Bueno nena, cenemos y después me iré a casa, deja aviso a Lety para que no me espere y siga en lo suyo!

Cenamos muy rico y luego charlando empezamos a acabarnos el vino, ya ambos estábamos mas y más pegaditos, ella se recargaba en mi contándome sus penas, pero yo estaba más atento a las caricias que me daba con sus pies. Al ver su fragilidad mi mano comenzó a recorrer sus piernas, de su rodilla para abajo y a sus muslos, ella no me decía nada, de hecho, se recargaba más en mí, ¡pegando sus tetas a mi brazo!

F: ¡Hay Luis, no sabe cómo necesito cariño!

L: Pues aquí estamos amiga, ¡para apoyarte!

F: ¿Eres o te haces?

L: ¡Jajá, es que no entiendo!

F: ¿En serio? ¿Tú el don Juan número uno que conozco, no me entiende?

L: ¡Guau! En serio? ¿Pero que no estas de luto?

F: Si lo estoy, pero la necesidad es la necesidad y antes de que pierda con cualquiera, ¡mejor con un amigo como tú!

Una vez ella termino de hablar inmediatamente nos comenzamos a besar muy apasionadamente, el beso francés enrollaba nuestras lenguas con sabor a vino, mis manos acariciaban su espalda bajando por su cintura y llegando a sus duras nalgas, ¡Fernanda ponía su mano en mi verga y la acariciaba suave frotándola muy rico!

F: ¡Luis, te tengo ganas desde hace tiempo!

L: ¡Y yo a ti, ven vamos a tu cama!

F: ¡Mejor aquí, en este sofá, quiero respetar esa cama aun!

L: ¡Como digas hermosa!

Nos fuimos al sofá cama de su sala, ahí le quite su blusa dejando sus tetas al aire para mí, también le quiete su falda y su tanguita, la recosté en el sofá y lleve mi lengua por todo su cuerpo, desde los dedos de los pies, pasando por en medio de sus nalgas, su cuello y sus ojos, mi lengua recorría completito el sabor de ella.

Le abrí sus piernas y mi lengua empezó a saborear su vagina húmeda por las acciones anteriores, mis manos también masajeaban los labios y el clítoris de la nena, ella cerraba sus ojos y gemía de placer, la miraba mientras me comía su concha y le apretaba las tetas, ¡con mis dedos hacia presión en su clítoris y mi lengua ya follaba la concha húmeda de la nena!

F: ¡Agh, sí que rico, esto es maravilloso!

L: ¡Nena sabes a gloria!

F: Síguele bebe, ¡síguele!

L: ¡También quiero que me lo chupes nena, quiero que me mames la verga!

Me despoje de mi pantalón y mi trusa, nos acomodamos en un 69 casi sentados y empezamos con el oral, Fernanda mamaba riquísimo, lamia la cabeza la succionaba y la mordía mientras sus manos apretaban mis testículos, ponía sus tetas cerca de mi verga lo cual me hacía sentir riquísimo, luego de golpe la tragaba lo más que podía hasta casi ahogarse en ella, ¡yo le besaba y mordía las entre piernas y seguía fallándola con mi lengua!

L: ¡Fer que rico mamas!

F: ¡Ya me hacía falta esto y una como la tuya más!

L: ¡Devórala nena, devórala rico!

F: Ya te quiero dentro, ¡te quiero sentir!

La recosté sobre el sofá y le abrí las piernas como compas, la penetré suave mientras nos besábamos, le mordía sus tetas para acompañar mis movimientos, ¡ella cerraba los ojos y me apretaba las nalgas para moverse al ritmo de mis penetradas!

Levante sus piernas e inclinándome hacia atrás la embestí fuerte, el choque de mi pelvis con sus nalgas me decía que ya la tenía bien empalada, Fenarda gemía y me pedía más, que le diera más, de hecho, ¡en un momento menciono que ni su difunto marido le daba este placer!

¡La puse de pie y subí su pie al sofá, ahí la tomé de la cintura y fue testigo de cómo entraba y salía, yo la tenía durísima y eso la hacía gemir más, le encantaba tenerme dentro, me decía que la tenía grande y que nunca había tenido una así dentro de ella!, nos besábamos nos mordíamos, ¡le apretaba las nalgas y le daba de nalgadas!

F: ¡Ah, uf, que dura, así bebe, así!

L: ¡Estas riquísima, con razón lo tenías loco!

F: ¡Y tú me tienes loca ahora, uhm, así que rica verga, así!

L: ¡Date tus entones, empálate sola nena!

Me senté en el sofá y Fernanda de un solo impulso metió mi verga en su concha, comenzó a sentarse de manera riquísima, también cabalgaba muy bien haciendo hacia atrás, yo apretaba las tetas, le apretaba los pezones, ella más se levantaba y se dejaba caer, ¡estaba disfrutando de una viuda necesitada!

L: Mamacita así que rico, ¡que rico coges!

F: Tú también, envidio a tu mujer, ¡se rumora que son swingger y si lo son no la culpo por querer compartirte!

L: ¡No hagas caso a lo que dice la gente, tu solo disfruta nena!

F: ¡Agh, si dámela, que rica verga!

Ella se empino en el sofá dejándome sus ricas nalgas bien parditas las cuales abrí y la penetré fuerte, apoyándome del sofá la embestía con fuerza, ella gritaba gemía y también se movía, sentía riquísimo lo que ella hacía, ambos nos meneábamos en la sala de su casa, no me importaba que su marido alguna vez también fue mi amigo, ¡solo quería darle lo que necesitaba la viuda!

F: ¡Agh, me matas, ugh, me voy a venir, me voy a venir!

L: ¡Agh, uf, yo también nena, dios!

Nos venimos juntos mojando todo el sofá, ella se vino en un squirt y yo saque muchísima leche, el orgasmo era maravilloso, ella quedó perdida en el sofá y yo en el suelo reposando la rica parchada.

Después de reposar y tomarle unas cuantas fotos, salí de su casa, desde ese día somos más que amigos y todos los viernes voy en las mañanas a cogérmela rico, ahora ella tiene una nueva relación, pero sigue dándome su rico cuerpo.

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