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Lo que viví con Noli (2)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Siento que pasó mucho tiempo desde que nos sentamos a conversar, ese reencuentro llevaba mucha carga entre los mensajes y las fotos que nos estuvimos mandando,  hasta las cosas que le llegué a confesar. Lo bueno es que ahora, toda esa tensión había disminuido, realmente necesitaba verla, pero sobre todo necesitaba abrazarla.

Me contó un montón de cosas, de cómo habían tomado la noticia del embarazo, de los planes que estaban pensando para futuro, arreglar la casa, prepararle el cuarto a la pioja que venía en camino. Por dentro me encantaba escucharla y realmente quiero que sea feliz, pero ese diablito que todos tenemos en el hombro izquierdo, me quería confundir mostrándome cosas que por ahora, eran imposibles. Bueno, imposible creo que no hay nada, supongo que no sería correcto, y tal como venía la cosa, ella estaba muy entusiasmada con su actual situación.

Mientras ella me sigue contando un montón de detalles, que ahora no recuerdo bien, me empecé a perder en esos ojos que tenían un brillo increíble. Apenas me daba para asentir con la cabeza, porque realmente no quería decir lo que mi mente estaba pensando, claramente no era el momento oportuno, quizás nunca lo sea, ya me estoy sintiendo un poco egoísta, pero supongo que me tendré que acostumbrar. Al fin y al cabo soy un hombre felizmente casado, pero lo que me estaba pasando con Noli, se estaba volviendo cada vez más intenso y no lo estoy pudiendo manejar, en algún momento se me va a escapar de las manos. Todo en ella es delicioso, desde su pelo oscuro, bien largo y con rulos en las puntas, esos ojos grandes que me comen solo con mirarme. Esa boca que no para de moverse, pero que me encantaría ahora mismo callarla con la mía.

En un momento deja de hablar y se levanta para ir al baño, me dice que es bastante molesto el tema de tomar líquido y enseguida ya tiene que ir, pero es normal. Se tomó su tiempo, ya mi cabeza estaba pensando si realmente quería ir al baño o algo la había incomodado. Cuando la veo volver, le clavo la mirada en la panza y ella me dice: “¿Querés tocar la pancita?”. Creo que me congelé por la sorpresa, si hay cosa que le gusta hacer a Noli es sorprender, igual mi respuesta fue rápida y enseguida se me pone una sonrisa que seguro para ella fue tierna. Lo que ella no sabe, es que para mí, significaba que finalmente iba a poder tocarla, aunque sea por unos instantes.

Cuando me dirijo a la pancita, ella me sorprende con un movimiento rápido, me agarra la mano y la coloca por encima del vestido, me siento raro, me gusta y me genera algo como super íntimo con ella. Ahora no recuerdo que fue lo que pasó por mi cabeza en ese instante, todas las cosas cerdas que podía llegar a querer responder, pero por esta vez, me debo contener. En este momento, lo que quería realmente era tocarla y que ella me sintiera, como hace mucho tiempo que debía suceder. Coloco mi mano sobre su panza, se siente muy suave y tibia, justo en ese instante llega una ronda de bebidas que habíamos pedido, la moza nos ve y nos felicita. Rápidamente yo le respondo que no es mío con una mirada picara y la respiración un poco agitada. Recuerdo que ni bien nos dejaron las bebidas, la miro a Noli y le digo “pensándolo bien no era tan loco, podía ser mía”. Ella se sonríe y claramente no me quiso decir más nada.

Ahora llevé la otra mano también a su panza, cerré mis ojos, algo quise decirle a esa pioja, algo tipo “ayudame a controlarme, le tengo muchas ganas a tu madre”. Noli me dice: “Jajaja lo que faltaba, ¿no me digas que le estás mandando un mensaje?”. “Algo así” le respondo. Realmente no quiero sacar mis manos, todo esto ya me tenía re caliente, el poder estar cerca de Noli, tocándola, sintiendo su perfume, suerte que tengo el bóxer bien ajustado, porque algo ya se estaba poniendo inquieto, realmente no sé cuánto tiempo más voy a poder sostener esto que siento sin poder decirle. Le dije que iba al baño, que la birra estaba haciendo efecto, en realidad fue la excusa perfecta para tocarme aunque sea unos segundos, no soy de excitarme en un baño público, pero debo reconocer que estaba impecable y me ayudó a bajar un poco el morbo. De todos modos no podía demorar mucho, porque de seguro algo sospecharía.

Ni bien vuelvo a la mesa la veo agarrándose la cadera y con cara de dolor me dice que ya la está matando la espalda y la cadera propio del tema del peso que estaba cargando. Al toque me nace preguntarle si quiere masajes, ella saber que tengo buena mano, por lo menos varias veces se lo había comentado cuando nos escribimos. Ella se ríe, y me dice que le encantaría pero que no era el lugar, yo le sonrío. Ella prefería irse, estuvimos mucho rato riéndonos y hablando de todo, pero se le estaba haciendo tarde y tenía otra cosa que hacer.

Luego de pagar la cuenta, nos levantamos y salimos del bar, algo me estaba generando una puntada en el pecho, si bien ella me estaba diciendo que se alegraba mucho de verme y que ojalá pudiéramos repetirlo, por dentro tenía una sensación de que todo eso que había pensado, no iba a suceder. La agarro de las manos, nos sonreímos, le doy un abrazo que siento dura una eternidad, siento algo que me impulsa y me dice “no seas pelotudo, es ahora o nunca”. Nos soltamos, le doy un beso en un cachete derecho, la vuelvo a mirar y me río, quiero otro le dije y fui por el izquierdo. Ahora digo “no hay 2 sin 3” y le doy un beso en la frente.

Ella se ríe medio nerviosa, y le dije “¿me faltó alguno más?”

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