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Los 22 centímetros de la polla de mi tío (Final)
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Después de despedirnos, yo de mi novio Javier y mi tío de su novia Elena salimos del garito en dirección a mi coche, en mis manos las llaves del Audi y en mi bolso mi tanga, llegamos al coche y mi tío se iba a aprovechar de mí, ya que nunca le dejaba el coche a nadie, pero nos miraban desde la puerta del garito despidiéndose así que tuve que ceder y le pase las llaves con una mueca de burla a la vez que le decía que esta era la primera y la última vez.

Me di cuenta de que esas fueron las primeras palabras que le dije desde que estuvimos bailando, cuando mi tío me follaba en el servicio de chicas ni él ni yo pronunciamos palabra alguna, solo besos y gemidos y ahora allí sentada junto a él tampoco se me ocurría nada que decir, bueno si, solo hablamos brevemente antes de que volviera a meter sus dedos nuevamente en mi coñito.

-Rafa, sabes lo que hemos hecho verdad, ¿te das cuenta?

-Si

-¿Y?

-Y nada, yo quería, tú querías y ya está sobrina, no le des más vueltas.

-Si, pero… te das cuenta de que soy tu sobrina y además de que tenemos pareja los dos y…

En ese momento me corto metiendo su mano debajo de mi vestido y con sus dedos apuntando a mi vagina, penetrando en ella, una forma muy sutil y rápida de hacerme callar.

-Si lo sé Lara lo sé, pero desde hace tiempo solo veo como mujer y no como mi sobrina, además dime ahora que no querías o que no lo deseabas, dime que no deseas lo que te estoy haciendo y pararé, dime que no quieres que vayamos a tu casa para que sigamos follando toda la noche, dímelo y paro.

-No, no pares, yo solo quería decir que…

-No digas nada, disfrutemos el momento, tú quieres, yo quiero, quiero tener entre mis brazos Lara, a una mujer preciosa, simpática, alegre, dinámica y no quiero a cualquier mujer, te quiero a ti Lara.

Esas palabras llenaron mis ojos de lágrimas, era un día extraño en el que había pasado por un montón de sentimientos, soledad, vergüenza, odio, excitación, perdón, pasión, arrepentimiento y ahora amor, acabábamos de salir y todavía faltaba bastante para llegar a mi casa, sus dedos seguían moviéndose entrando y saliendo de mi vagina, le desabroche el cinturón, le baje la bragueta para sacarle la polla y empezar a meneársela, seguíamos tan excitados que no podíamos esperar a llegar y me desabroche el cinturón del coche para empezar a meterme su enorme polla en mi polla, saboreándola, todavía sabia a su semen y a mis flujos y estaba dispuesta a limpiársela lamiéndosela de arriba abajo.

Rafa puso las dos manos en el volante amarrándolo con fuerza, metiendo las marchas con dificultad al tener mi cabeza por medio, mi boca succionaba su glande como queriendo ordeñar y que descargara su leche en mi boca, mis besos y mordiscos por su tronco, lamiéndolo de arriba abajo, metiéndome la polla una y otra vez hasta oírle gemir, hasta oírle decir

-Así, así, Lara sigue.

-Joder como la chupas sobrinita, ufff joder así.

Era tarde, muy tarde casi las tres de la mañana y no había nadie por la ciudad salvo algún que otro coche y el camión de la basura que veían como mi cabeza agachada bajaba y subía y una vez que nos perdían de vista nos pitaban escandalosamente dándonos las gracias por el espectáculo y así entre pitos y vítores salimos de la ciudad con dirección al pueblo-

Mi tío se desvió y paro en el aparcamiento de un centro comercial, la oscuridad era absoluta, solo algunas luces al fondo que no llegaban a iluminarnos y nada más, me cogió mi cabellera enredando sus dedos en ella y me empujaba la cabeza hacia su polla.

La sentía palpitar, sentía a mi tío demasiado excitado, tanto que enseguida se corrió dentro de mi boca cuando la tenía tan metida dentro de mí que casi me atraganto con los chorros que lanzo de su leche, descargo tal cantidad que tenía que tragar al momento su semen, Rafa seguía gimiendo de placer y yo seguía lamiendo su polla y limpiándola bien, me levante y nos empezamos a besar, sus manos acariciaban mi pelo enredándose con él, mirándome a los ojos y diciéndome lo guapa que era y lo bonita que estaba esa noche.

Su polla no había bajado del todo y empezó a separar su asiento todo lo que pudo del volante, echo el respaldo hacia atrás y me hizo pasar a su sitio sentándome encima de él, cogiendo su polla y metiéndola en mi coño la sentía floja, sentía como se doblaba, tenía metido algo de su glande en mi vagina tremendamente mojada y como poco a poco la fui notando crecer dentro de mí, sin moverme solo besándonos su polla me iba llenando muy despacio.

Me incorporé y empecé a subir y bajar mi cuerpo sobre su polla metiéndola bien dentro de mí, sus manos en mi cadera acompañando mi baile, mis manos en su pecho acariciándole desabrochando su camisa, me tumbé nuevamente para besarlo para que nuestras lenguas también jugaran, ahora mis movimientos de atrás hacia delante, mi tío subió su pelvis y empezó a empujar su polla contra mi vagina con mucha rapidez, el coche no paraba de moverse de un lado a otro, parecía que íbamos a romper la suspensión de un momento a otro, los cristales empañados no dejaban ver el exterior y los gemidos se intensificaron cuando me clavaba los 22 centímetros de la polla de mi tío tan dentro de mi coño que empezaba a volverme loca de placer una vez más.

Me incorporé nuevamente sujetando el techo con mis manos como si este nos fuera aplastar, hacía que su polla me penetrase más al fondo tanto que empecé a gritar, a chillar como una loba cuando mi coño se inundó de mi flujo vaginal, me estaba corriendo otra vez, mis muslos empezaron a temblar y mi cuerpo se echó hacia atrás apoyándome sobre el volante pitando vez en cuando el coche, la polla de mi tío inmóvil esperando que mis pequeños temblores desaparecieran, entonces volvía a metérmela con fuerza y rapidez y volvía a gritar, a temblar nuevamente hasta que me desplome sudorosa sobre el cuerpo de mi tío Rafa para terminar de saborear mi orgasmo mientras que él seguía bombeando su polla dentro de mí.

Estábamos muy sudorosos e incómodos en ese pequeño habitáculo, mi tío abrió la puerta del coche y me pidió que saliéramos fuera, se había quitado los pantalones y nos estábamos besando en la calle apoyados en un lateral del coche, rodamos hasta el capo y me sentó encima de él cayéndose una de mis manoletinas al suelo, se metió entre mis piernas abiertas que ya le estaban esperando, acerco la polla con su mano, colocándola en la entrada de mi vagina me empezó nuevamente a follar, besándome y bajándome el vestido a mi cintura, absorbiendo mis areolas y mis pezones tremendamente duros y grandes, pasando su lengua por ellos mientras que me los succionaba, luego los mordía suavemente con sus labios a la vez que mi cuerpo una vez más experimentaba sus embestidas.

Saco su polla de mi interior y me giro tumbando mi cuerpo sobre el capo, mis pechos aplastados sobre la chapa caliente del Audi, mi cabeza girada de perfil mirando el infinito, una muñeca, parecía una muñeca en sus hábiles y fuertes manos y Rafa levantado una de mis piernas volvió a meterme su enorme polla de un empujón tan profundo que me hizo gritar de placer, los gritos los gemidos se oían por todo el aparcamiento, la sacaba y cogiendo su polla con su mano recorría mis labios vaginales de arriba abajo volviéndomela a meter con fuerza, así varias veces volviéndome loca en cada penetración hasta que dirigió su glande a mi culo y empezó a presionarlo, metiéndose un poquito en mi ano, mojándolo con mi flujo y con su saliva hasta que poco a poco iba sodomizando.

Mi culo iba cediendo a la enorme polla de mi tío, una vez dentro soltó mi pierna y me cogió por las carenas bombeando su polla en mis entrañas, penetrándome analmente a la vez que me rozaba el clítoris con sus dedos, cada vez más grande se hacía el agujero de mi ano, cada vez más gemidos, cada vez más gritos en la oscura noche despertando a los perros que empezaban a ladrar, Rafa metía y sacaba su polla cada vez más rápido hasta que empezó a correrse dentro de mi ano desplomando su cuerpo sudoroso sobre mi espalda y su semen salía por mi culo resbalando por mi vulva y por interior de mis muslos.

Estuvimos un rato besándonos apoyados en el coche, riéndonos de la situación en la que nos encontrábamos, pensando en voz alta sobre nosotros, me subí el vestido y me puse la manoletina en el pie, él se subio los pantalones y llegamos por fin a casa dos horas más tarde de lo previsto, serian casi las cinco y media de la mañana cuando aparcaba el coche y mi tío abría la puerta del jardín.

Cuando quise pasar él ya no estaba, supuse que se había metido ya en casa y me dirigí al interior sin hacer ruido para no despertar a mis padres y hermanos cuando las luces del interior de la piscina se encendieron, me acerque a mirar y vi como mi tío desnudo se metía en el agua a la vez que me llamaba.

-Lara ven, te estoy esperando, el agua está muy buena, venga ven.

En un principio me pareció muy mala idea, pero algo tiraba de mí, había algo que no iba a permitir que me fuera a casa dejándolo allí, ese algo era yo misma que deseaba con todas mis fuerzas sus caricias y sus besos, deseaba que aquella noche no se acabase y entre tanto pensamiento mi tío Rafa me esperaba en el centro de la piscina, mirándome, viendo como muy despacio me iba acercando al borde de la piscina, como había dejado mi bolso en una hamaca, como me descalzaba y mis manoletinas se quedaban a medio camino tiradas en el césped, como mi vestido que caía al suelo justo antes de llegar al borde.

Me gustaba como me miraba, estaba andando hacia él, desnuda y a cada paso que me acercaba me sentía más y más excitada, notaba como una vez más mi vulva se mojaba, nunca me había pasado, nunca me había excitado tanto con un hombre, en ocasiones había necesitado de una estimulación manual para estar preparada, pero con él no era necesario porque era mirarle y sentía sus caricias y sus besos a pesar de la distancia.

Despacio fui bajando las escaleras de la piscina y según avanzaba hacia él, el agua me iba cubriendo hasta llegar a mi cintura, mi tío me seguía mirando fijamente, los dos a pocos metros avanzábamos el uno hacia el otro para al final encontrarnos en medio, el agua cubría mis pechos y mi tío me los acariciaba por debajo del agua, parecía como si la noche empezara en ese instante, como si no hubiéramos pasado el resto de la noche acariciándonos y besándonos, miradas de nerviosismos esperando quien daría el primer paso para empezar a besarnos, algo había cambiado, la noche fue apasionadamente sexual y ahora era ternura y amor.

Nuestros cuerpos cada vez más cerca a escasos centímetros, mis pezones empezaban a rozar sus pectorales, sus brazos empezaban a rodear mi cintura con suavidad acercándome más a él, mis pechos ya eran uno con su cuerpo, rodeé con mis brazos su cuello acercando mis labios a los suyos y empecé a morder su labio inferior, pasando mi lengua por sus labios de un lado a otro hasta encontrarme con su lengua, permitiendo que entrara en mi boca y que empezara a bailar con la mía al igual que nuestros cuerpos que empezaban a moverse por la piscina.

Con los ojos cerrados íbamos besándonos de un lado a otro, chocando y tropezando con las paredes como si fuéramos unas bolas de billar y salíamos despedidos hacia otro lado, llevándome a la zona de la piscina donde yo no hacia pie y me tenía que colgar de él, nos reíamos nerviosamente, nos besábamos apasionadamente, Rafa bajo sus manos a mi culo poniendo una mano en cada nalga y subiéndome hasta su cintura, mis piernas le rodeaban el cuerpo y notaba su pene rozando mi vulva por debajo, al ir andando me golpeaba una y otra vez, estaba sacándome de la zona profunda cuando paro y me empezó a morder y besar el cuello.

Con una mano empezó a guiar su polla hacia mi vagina y empezó a meterla suavemente en mi interior, llenándome una vez más con sus 22 centímetros, haciendo que mi vagina se fuera expandiendo a su paso para hacerla hueco, haciendo que le abrazara más fuerte, que mis manos tirasen de su pelo, acariciando su nuca, que mi cabeza se echara hacia tras con la boca llenando mis pulmones de aire, mirando al cielo oscuro, empezando una vez más a gemir en esa noche tan deliciosa.

No podíamos hacer ruido, era tarde o temprano según se mire, dentro de nada empezaría a ver vida a nuestro alrededor, no más de una hora para ver amanecer y que los aspersores del jardín empezaran a vomitar el agua del riego, esa era la hora tope, esa era la hora en que desgraciadamente acabaría aquella noche mágica.

Mi tío conmigo a cuestas y con su polla metida en mi vagina seguía andando por la piscina, nuestras lenguas no paraban de bailar impulsados por la música de nuestros jadeos y gemidos, llegamos a una de las paredes de la piscina el agua le llegaba a mi tío por debajo de su pelvis, me levanto una pierna por el muslo y empezó a empujar más fuerte su miembro dentro de mí, me separe de él y me agarre por detrás al suelo de la piscina cogiendo mi vestido y apretándolo con mis dedos, cada vez que mi tío la metía con fuerza tenía que taparme la boca para no gritar, me la metía tan dentro que llegaba a tocar mi cuello uterino.

Ahora sus manos en mis caderas y nuestros cuerpos se alejaban salvo por nuestros sexos unidos, metido el suyo en el mío, yo casi tumbada sobre el agua y mi tío como una lancha motora metía y sacaba su polla de mi vagina a gran velocidad, mis manos estiradas en la pared y mi cabeza medio sumergida en el agua, mis oídos cada vez que se retiraba subían a la superficie y cuando me penetraba metía casi mi cabeza en el agua haciendo que no oyera los pequeños gritos que emitía.

Ya sin importarme, en un éxtasis total mi tío esta vez se estaba superando, no solo por el tiempo, sino por sus penetraciones tan certeras en mi vagina, dando continuamente en una diana de placer que hizo que explotara en un orgasmo intenso llenando el cielo con mis gritos ahogados bajo el agua y con una de mis manos tapándome la boca.

Su polla envuelta en mis flujos que la ayudaban a que me la metiera con suavidad, llenándome entera empezó a explotar en mi interior una vez más llenándome con su semen, me acerque a él y le bese apasionadamente, era hora de partir, el cielo empezaba a dar señales de que la noche se retiraba y mi tío aun sin sacar su pene me acerco a las escaleras, era impresionante sus 22 centímetros no se habían bajado ni un milímetro, llegamos a las escaleras y me la saco.

Me beso y me dio la vuelta poniéndome de rodillas sobre el último escalón de la piscina ya fuera del agua, apunto nuevamente a mi vagina y entro sin que nada le hiciera oposición, penetrándome una vez más y una vez más tuve que taparme la boca con una de las manos porque los gritos eran evidentemente altos, su polla se deslizaba por mi vagina completamente encharcada de mis flujos y su semen, metiéndola y sacándola a la vez que me hacía salir de la piscina con sus empujones terminándome de follar tumbada boca abajo sobre la hierba del jardín.

Era incansable, su polla seguía penetrando mi vagina hasta hacerme estallar en un nuevo orgasmo, uno más aquella noche, recibiendo nuevamente su semen, una vez más le oía gemir y soltar una especie de grito al correrse dentro de mi coño mientras que mis dos manos intentaban acallar también mis gritos cuando nuestros cuerpos recibían las primeras gotas agua de los aspersores.

Que noche… me decía mientras me duchaba, recordando segundo a segundo, centímetro a centímetro del impresionante pene de mi tío Rafa, lo que me había hecho disfrutar y lo que había despertado en mí.

Las dos de la tarde y mi madre nos despertaba para comer, en la comida una sola conversación, los depravados que estaban en todas las televisiones al hacerse viral unas imágenes en el aparcamiento de un centro comercial, imágenes lejanas que mostraban a una pareja follando encima del capo de un coche, imágenes en blanco y negro de poca resolución, pero que no ocultaban lo evidente, mi padre los llamaba depravados y sinvergüenzas, mi madre cochinos, mis hermanos se reían y mi tío y yo nos mirábamos y reíamos, recordando y disfrutando una vez más cada segundo, yo sabía que esa noche le volvería a sentir dentro de mí, era algo también evidente porque mis bragas ya me estaban avisando.

El verano pasó, al final dejé a Javier y mi tío a Elena, un año después de aquello comencé una nueva aventura amorosa, alejada en otro país junto a él.

Fue una decisión difícil, pero lo que tenía claro es que no quería renunciar a su amor y a los 22 centímetros de la polla de mi tío.

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