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Los hijos de mami (3): La suegra (parte 1)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Existe una creencia que dicta que el amor de una madre es una de las fuerzas más poderosas del planeta, y Dayana es un ejemplo viviente de que dicha creencia es completamente cierta. No importa cuánto intentes detener a la milf tetona de inmenso culo, ella siempre encontrara la manera de darle a sus dos amados hijos su buena y potente dosis de “amor maternal” y, aunque a veces estos se le resistan, al final terminan aceptando el amor de su madre como los buenos hijos que son.

Nuestra historia comienza en casa de Dayana y la de su familia, quienes se encontraban empacando sus pertenencias, pues iban a visitar a la madre de Nacho, la cual vivía en otra ciudad, y se iban a quedar una semana en casa de esta. La única integrante de la familia que no estaba feliz con ir a visitar a la madre de Nacho fue Dayana, y no porque odiara a su suegra (de hecho, la quería mucho) sino porque no iba a poder “pasar tiempo” con sus hijos.

Gladis, la suegra de Dayana, era una mujer de más de 70 años de edad, conservadora, extremadamente católica y, por obvias razones, Nacho jamás le conto a su madre que tenía muchas amantes, ni que su mujer era una ex actriz porno, ni mucho menos la forma tan “peculiar” en la que esta trataba a sus hijos. A los ojos de Gladis, su hijo tenía una familia conservadora ideal, y este quería que su madre siguiera creyendo eso (aunque fuese una completa mentira).

“creo que ya terminé de empacar todo” dijo Ale, mientras cerraba su valija “¡que emoción que vayamos a visitar a la abuela! ¿No lo crees?”

“para mí no es emocionante ¡es súper aburrido!” exclamo Valen “lo bueno es que tendremos un merecido descanso de mama ¡y ya era hora! Porque esa perra parece como si viviera caliente las 24 horas”

“yo no contaría con eso, hermana. Sabes tan bien como yo que mama se terminara saliendo con la suya ¡siempre nos termina cogiendo, hagamos lo que hagamos!”

“¡pues no esta vez! Anoche, escuche la forma tan seria en la que papa le ordeno controlarse mientras estuviéramos en casa de la abuela, y advirtió que la iba estar vigilando muy atentamente. Confía en mí, Bro ¡La zorra de mama se tendrá que aguantar una semana de celibato!”

A la mañana siguiente, toda la familia cargo sus cosas dentro del auto, y comenzaron el viaje. Un par de horas después, la familia llego a la casa de Gladis, y fueron recibidos por la señora.

“¿Cómo está mi dulce madre?” pregunto Nacho y, con mucha alegría, le dio un abrazo a Gladis

“¡te he echado tanto de menos, hijo!” exclamo la señora

“¡abuela!” exclamo contento Ale

“¿Qué onda?” pregunto Valen, con su típica actitud disgustada

“¡pero como han crecidos! ¡Que hermosos están!” Exclamo la señora, mientras abrazaba a los dos hermanos “¿y dónde está mi querida nuera?”

“¡aquí estoy, suegra!” exclamo Dayana, la cual estaba vestida con una remera muy escotada y con unos vaqueros muy apretados

“¡pero querida! ¿Qué forma de vestir es esa?” exclamo la señora “esa vestimenta no es apropiada para una mujer casada y con hijos”

“Lo que pasa es que salimos apurados y no pudo vestirse apropiadamente, mama” dijo Nacho, nervioso “pero ella, ahora mismo, ira a ponerse algo más recatado ¿cierto, Dayana?”

“¡si, amor!” exclamo ella, intentando esconder su molestia

Luego, Gladis le mostro a sus invitados los cuartos en los que se iban a quedar y, tras desempacar, la familia entera se sentó a comer.

Durante el almuerzo, Valen quiso provocar a su madre aprovechándose de la situación, y le acaricio sutilmente la nalga derecha. Unos minutos después, una mosca comenzó a revolotear por encima de la mesa y, cuando Ale intento aplastarla, le termino dando un manotazo en la teta izquierda a su madre por error (aunque se disculpó por ello). Si dichas situaciones se hubieran dado un día cualquiera, Dayana no hubiera dudado en llevar a sus dos hijos a su cuarto para cogérselos toda la noche pero, al estar en casa de su suegra y con su marido muy atento a cada movimiento que realizaba, tuvo que contenerse (aunque le costó mucho hacerlo).

Al caer la noche, todos los integrantes de la familia se fueron a sus respectivas habitaciones para dormir.

“¡qué bien se siente provocar a mama sin que ella pueda hacer nada!” exclamo Valen, contenta “y mañana le daré una nalgada todavía más fuerte”

“¡estás jugando con fuego!” exclamo Ale, quien compartía cuarto con su hermana “no provoques a mama porque, cuando regresemos a casa, nos cogerá hasta dejarnos secos”

“ya lo sé, y por eso voy a disfrutar molestándola todo lo que pueda mientras estemos aquí. Además, no seas hipócrita ¡tú le tocaste una teta!”

“¡ya te dije que fue por error!” exclamo molesto el joven

Mientras tanto, en el cuarto de la pareja, Nacho acababa de esposar su muñeca con la de Dayana.

“¿esto es en serio?” pregunto ofendida la milf

“es para evitar que te escabullas de noche para ir al cuarto en donde duermen nuestros hijos”

“¿es que acaso no confías en mí?”

“no, porque se cómo eres ¡ahora cállate y duérmete!” ordeno Nacho, y él y Dayana se acostaron esposados.

“¡si esos dos mocosos creen que van a estar toda una semana sin recibir el amor de mami, pues entonces están muy equivocados!” pensó Dayana, con mucha excitación “solo debo ser muy observadora, calculadora, y buscar el momento perfecto… ¡creo que ya tengo una idea!”

A la mañana siguiente, y luego de recibir una nalgada por parte de su propia hija mientras iba al baño para lavarse los dientes, Dayana le propuso a su suegra hacer una “salida de mujeres”, en donde ellas dos y Valen irían de compras a un centro comercial, y a la señora le gusto tanto la idea que no dudo ni un segundo en aceptar la propuesta.

Por la tarde, el trio de mujeres fue hasta una tienda de ropa y de accesorios, y comenzaron a ver todas las ofertas.

“¡pero que belleza!” exclamo Gladis, mientras miraba una cartera “es muy costosa, pero creo que una mujer debe darse su gusto debes en cuando. Disculpe, jovencito, solo por curiosidad ¿Cuántos modelos tiene de esta cartera?”

“Más de 50, madame” dijo un empleado

En ese momento, Dayana supo que se le había presentado la oportunidad que tanto había estado esperando.

“disculpe que me meta suegra pero, si va a hacer una inversión tan grande, creo que debería ver todos los modelos antes” dice Dayana

“¡tienes toda la razón, querida!” exclamo la anciana “¿se puede?”

“¡Por supuesto que sí, señora!” exclamo el empleado “¡ya mismo se los traigo!”

Aprovechando que Gladis estaba distraída mirando carteras, Dayana fue a buscar a su hija, quien estaba viendo las ofertas de zapatos, y le agarró del brazo.

“Así que te crees muy ruda metiéndote con alguien que no se puede defender ¿verdad, brabucona?” le susurro Dayana al oído a su hija “¡pues ahora veremos qué tan ruda eres!”

“¡creo que Ale tenía razón!” pensó Valen, preocupada y excitada, mientras su madre la escoltaba “¡no debí meterme con esta zorra!”

Dayana y Valen se metieron dentro de uno de los probadores de ropa de la tienda y, una vez allí, la madre empezó a besar apasionadamente a su hija, al mismo tiempo que le manoseaba las tetas y el coño.

“¿creíste que podías meterte conmigo y salirte con la tuya? Parece que has olvidado quien es la que manda en nuestra relación ¡así que te lo voy a hacer recordar para que no lo olvides!” le susurro Dayana al oído a Valen, antes de morderle el cuello

Luego de estar un buen rato besando, manoseando, y mordiendo el cuerpo de su hija, Dayana hizo que Valen se arrodillase ante ella, e hizo que esta la lamiera el coño. Cada tanto, la madre le permitía a su hija sacar la lengua de su entrepierna, solo para escupirle dentro de la boca, y luego le colocaba la cabeza nuevamente entre sus piernas para que esta continuará dándole placer oral.

Un rato después, la milf le ordeno a su hija que dejara de lamerle un coño, que se pusiera de pie, y que se bajara los pantalones.

“¡he tenido muchísimas ganas de poder estrenar a este chico malo!” exclamo Dayana, mientras sacaba de su cartera una cinturonga con dos dildos enormes “¡creo que esa es la oportunidad perfecta!”

“¿es que acaso nunca sales de casa sin alguno de tus putos juguetes?” pregunto Valen, sorprendida

“es un hábito que me quedo de mi época como actriz porno” dice Dayana, mientras agarraba a su hija de debajo de los brazos y apoyaba la espalda de esta contra la pared “¡ahora prepárate, chica mala!”

Dayana introdujo uno de los dildos de su cinturonga dentro del coño de Valen, el otro se lo metió dentro del culo, se comenzó a coger a su hija tan fuerte como le fue posible y, para evitar que esta gimiera y alertara al personal de la tienda o algún cliente, entrelazo su lengua y la de ella con un intenso y baboso beso.

Pese a que se sintió humillada por lo que su madre le estaba haciendo, el placer que Valen experimento al ser penetrada al mismo tiempo por el coño y por el culo fue tan grande que, de manera involuntaria, sus piernas envolvieron la cintura de Dayana para evitar que esta se despegara de ella.

“¡yo sabía que eras una putita sumisa!” pensó Dayana, con alegría, mientras seguía besando y cogiendo a su propia hija

Finalmente, Valen término teniendo un gran orgasmo, y Dayana la coloco en el suelo del probador con delicadeza y se sacó su cinturonga.

“¡bien, espero que hayas aprendido tu lección!” exclamo Dayana, mientras guardaba su juguete sexual dentro de su cartera

“¡si, mami!” exclamo Valen, quien aun seguí agitada, y quien tenía toda la boca y la cara manchada con la saliva de Dayana

“¡bien! ahora ponte los pantalones y acompáñame, que tu abuela nos está esperando. Y que ni se te ocurra decirle nada de esto a nadie, ni siquiera a tu hermano… ¡o ya verás!” exclamo ella, con una simpática sonrisa

“¡si, mami!” respondió la hija, quien estaba asustada pero excitada

Al salir del probador de ropa, madre e hija se reencontraron con Gladis, quien ya había elegido el modelo de cartera que más le gustaba, y Dayana le dio una propina al empleado por el buen servicio que este había brindado. Ya en la caja registradora, Gladis noto algo extraño en el cuello de Valen.

“querida ¿Qué te paso en el cuello?” pregunto la señora, refiriéndose a las marcas que mordisco y de chupones que Dayana le había hecho

“¡son marcas de insectos!” exclamo la milf, antes de que Valen pudiera responder “lo que pasa es que la pico un insecto y, como ella es alérgica, se le hizo un salpullido en el cuello ¿verdad?”

“¡si, fue eso!” exclamo la hija

“pero no te preocupes, mi niña porque, en cuanto volvamos a casa, mami te preparara su ungüento especial”

“¡que madre tan dedicada!” pensó Gladis, quien se quedó sorprendida por el actual de su nuera

Continuará.

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