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Los pies de mi amigo Esteban

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Habíamos terminado las clases, las vacaciones según lo planeado iban a ser fantásticas, y de hecho así lo fueron.

Yo iba con Esteban para mi casa, desde que éramos pequeños fuimos súper buenos amigos, habíamos planeado todo una noche para jugar al súper Smash. (En ese entonces acababa de salir el Smash para wii).

Él vive a unos 5 minutos de mi casa, y absolutamente todos los días hacíamos las tareas juntos. Esteban es algo gordito y de piel café (trigueño) y yo soy menos gordito que él, y blanco, haciendo que por nuestra amistad inseparable nos dijeran galletas oreo.

Las calificaciones que llevábamos eran de las más altas, seguro por el trabajo en equipo que siempre hacíamos.

Siempre que llegábamos nos íbamos a mi cuarto y ahí nos quitábamos los zapatos, siempre amaba ver los deditos chiquitos y gorditos de Esteban, y siempre me animaba a tocarlos, pero me daba pena, aunque siempre notaba que él ponía cualquier excusa para tocar los míos. (No sé si era por tocarlos, o únicamente era ilusión mía por las ganas que tenía de tocar sus pies.)

Pues volviendo al relato, íbamos para mí casa, la partida de Smash sería genial! Entramos a mi habitación, y encendí la wii, me senté en el sofá y luego Esteban se sentó junto a mi bastante pegado pues era sofá individual.

Estaba haciendo bastante frío ese día, y levanté mis piernas para enrollarlas y así sentir algo de calor, cuando en eso Esteban agarró mis pies con sus manos y los jaló un poco hacia él.

—déjame calentarlos. —me dijo.

Sentía súper rico como él me los sobaba y me daba pequeños masajes, había dejado de jugar solo para tocar mis pies! Cuando en eso él me pregunta.

—¿Te enojarías si los lamo? —yo me sorprendí y le dije que obvio no me enojaría. No sé de donde agarré valor y le dije.

—¿puedo tocar los tuyos también?

Él me sonrió y los levantó poniéndolos en mis piernas, miré los pies más hermosos que jamás había visto cerca mío, sus deditos gorditos con sus uñas que hacían juego al tamaño me parecieron la cosa más linda.

La pelea de Smash había parado por completo, y cada quien estaba lamiendo y saboreando el pie del otro.

De repente miré al amigo de Esteban un poco alterado, y para mí sorpresa, mi amigo estaba igual! Pero lo ignoré pues estaba con los mejores pies del mundo, le lamí dedito por dedito, luego puse sus dos pies en mi pecho para sobarlos.

Apagamos el juego y pusimos una película, solo la pasamos y nos fuimos a acostar a la cama, nos pusimos lado a lado y toda la película la pasamos sobando, masajeando y lamiendo los pies, a veces les dábamos uno que otro beso.

—¿No te importa si me masturbo? —me pregunto.

—No, si me dejas hacerlo igual. —le respondí.

Y así empezamos a seguir con nuestros pies mientras nos masturbábamos, yo ponía sus pies en mi amigo y él hacía lo mismo.

Llegó el momento donde él no aguanto más, y de mera coincidencia yo lo hice instantes después, llené toda la planta de su pie del líquido fecundador y él hizo lo mismo conmigo. Lo regamos un poco y luego juntamos ambas plantas del pie en señal de nuestra amistad.

Ya era bastante de noche y decidimos dormirnos, quedamos tan cansados que ni nos volvimos a poner la ropa y nos acostamos de un solo.

De repente sentí como sus pies se pegaban a los míos y me dijo.

—Quiero sentir nuestros pies juntos toda la noche.

Yo volteé y le sonreí, y así nos quedamos dormidos. Después de ese día, hacemos bastante seguido eso de tocarnos los pies, nuestras novias jamás lo han sabido, y juramos que sería nuestro secreto de por vida.

Escribo esto por algo que nos pasó justo ayer, y antes de contarlo quisiera ver cómo reaccionan ustedes a nuestro primer fetichismo.

Les repito de nuevo, los pies de Esteban son los mejores pies del mundo, tienen la suavidad perfecta, el color perfecto, la forma perfecta (gorditos) los dedos perfectos, las uñas perfectas, todo es perfecto.

Hacemos buen dúo pues somos del mismo tamaño, y mis pies son un poquito más grandes que los de él, pero según él, así le gustan más, y pues yo amo a los de él.

Si me reciben bien esto, contaré que fue lo que nos pasó hace poco.

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