Nuevos relatos publicados: 13

Luisa la esposa de Carlos: Nos descubren

  • 8
  • 36.379
  • 8,94 (63 Val.)
  • 3

Luisa me tenía a sus pies, la sensual esposa de Carlos y yo vivíamos una relación prohibida y aunque yo tenía una relación liberal, no quería que Lety se enterara de eso, ya que consideraba a Carlos como un hermano para nosotros, así que no quise jugarle al chingón y mejor decidí guardarlo en secreto.

Nos mandábamos mensajes calientes, yo me tomaba fotos jalándomela o durísimo para ella y ella me mandaba arocas fotos sugestivas y enseñándome su delicioso cuerpo.

Unas semanas después de nuestro encuentro, quedamos de vernos en un hotel por Zaragoza, muy lejos de casa, para que nadie nos viera.

Yo llegué puntual y unos minutos depuse llego Luisa, con un sensual minivestido color negro que mostraba sus sensuales y deliciosas piernas.

L: ¡Te ves espectacular bebe!

LSA: ¡Gracias, me lo puse para ti!

Saque una botella de ron y brindamos por la aventura que teníamos, ella muy coqueta bebía su copa de forma sugestiva provocando mis emociones, yo acariciaba sus piernas y la abrazaba, su olor me tenía idiotizado, era la primera vez que la iba a disfrutar enterita y sin prisas.

Después de brindar puse música de jazz, el saxofón era un complemento perfecto para lo que se venía, comenzamos a besarnos, lo hacíamos apasionadamente, ella comenzó a sobarme la verga por encima de mi ropa y yo acariciaba sus deliciosas tetas que tanto me gustaban.

Pasamos del beso entre la mejilla y boca a devorarnos como dos hambrientos de carne, ambos acostados manoseábamos nuestros cuerpos y lanzábamos exclamaciones de placer.

Comencé a quitarle su ropa, lo cual fue fácil ya que ella llevaba solo ese vestido, su brasear y su tanga, se veía maravillosa la acosté en la cama y le quité su ropa interior dejándola desnuda, con mi lengua recorrí cada parte de su hermoso cuerpo.

Me detuve en su rica vagina depilada y lista para mí, estaba húmeda y olía fenomenal, puse mi boca en sus labios y los probé, tenían un sabor a sal de mar, abrí poco a poco su vagina y comencé a meter mi lengua, succionaba y me tragaba sus fluidos, su clítoris ya estaba hinchado, parecía que estallaría, enrolle mi lengua y metía y sacaba con fuerza, rosaba su clítoris y Luisa solo se retorcía al sentir mi lengua en su rica vagina.

LSA: ¡Ah, que rico, uhm!!

L: ¡Hermosa!!! ¡Sabe a gloria!

LSA: ¡Méteme toda tu lengua, uhm!!

L: ¡Como digas cariño!

Estuve dándole un buen sexo oral, tan rico que ella no pudo más y termino sacando fluidos y teniendo un orgasmo, al parecer no le habían comido la concha como yo y por eso llego al clímax solo con mi lengua.

Mientras ella estaba acostada y con espasmos, yo empecé a desnudarme, tire mi ropa y saque mi verga durísima y húmeda por lo excitado que estaba, ella me vio y se sentó en la cama, yo me puse frente a ella y comenzó a besarme el pene, me besaba el glande, luego pellizcaba mis bolas para después morderla, juagaba con mi prepucio, lo mordía y luego metía mi verga completamente a su boca, yo sentía sus anginas, pero Luisa no se detenía, la aspiraba como aspiradora vaya la redundancia y me tenía a mil.

L: Si, así amor, ¡mámamelo ah!

LSA: ¡Que rica verga, uhm!!

L: Si, trágatela, ¡cómetela como no se la has comido a nadie!

LSA: ¡Es que no conozco a nadie con una delicia como esta!

Le apretaba su cabeza y le follaba su rica boquita, Luisa escurría en baba, se metía sus dedos a su concha y yo le acariciaba las etas para luego tomarla por las orejas y darle verga hasta ahogarla.

Finalmente, después de estar estrujándole la garganta, quise entrar en ella y sin condón, la acosté para empezar con un misionero normal, le besaba su cuello, me movía lento y en círculos, Luisa jadeaba y me acariciaba la espalda y me arañaba las nalgas, me apoyaba en sus hombros y se la clavaba hasta el fondo.

LSA: ¡Así!! Que rico!!

L: ¡Uhm, nena, como me gustas!

Levante sus piernas y las coloque en mis hombros, la empujaba fuerte, le acariciaba su vientre y les juro que se veía hasta donde le llegaba mi verga.

Me hice hacia delante doblándola y eso hacía que levantara las nalgas, se las acariciaba y le besaba sus pies y pantorrillas, quería probarla todita.

LSA: Que rico, ¡que dura verga!

L: ¡Seguro que él no te hace gemir así!

LSA: ¡No!!! Cógeme, más, dame más!

L: ¡Uhm!! si mi vida!!!

Me puse de pie y la coloque en la orilla de la cama de espaldas a mí, tomándola de las manos la penetre y empecé a empujarme, no era un perrito, pero era una pose que me encantaba al ver lo rica que se veían sus duras nalgas.

El ruido de sus nalgas chocando con mi pelvis era ms fuerte que la música, jadeábamos y disfrutábamos del momento, ahora estábamos en cuchara, ella levantaba su pierna y yo la penetraba y le acariciaba su clítoris, tetas y nalgas, me encantaba darle de ladito, sus nalgas eran muy ricas, Luisa me tenía a mil.

Se acomodó boca abajo y aprecia que yo la cabalgaba le apretaba la cara a la cama, me empujaba con fuerza, mi verga le entraba por completo, ya tenía las nalgas rojas de golpes y apretones, ella gemía y conseguí se corriera nuevamente y yo no quería quedarme atrás y aceleradamente la embestí para conseguir llenarle su vagina de semen.

LSA: ¡Si!!! ¡Dame tu lechita, que rica!

L: ¡Te voy a preñar nena!

LSA: Si, préñame, soy tuya, ¡soy tu puta!

L: ¡Sí!! ¡Que rica puta me cojo!!

Se al saque y ella se fue directo a mamármela, nos acomodamos en un delicioso 69 pero yo le lamía su culito, quería dilatárselo quería penetrarla por ahí.

LSA: ¡Me encanta tu sabor!

L: ¡Que rico culo, apretadito, uhm!!

LSA: ¿SI, me al vas a meter por ahí?

L: Claro, ¡tu culo ahora me pertenece al igual que tú!

Nos chupamos muy rico ella me hizo ten ruan nueva erección gracias a sus lamidas, su culo ya estaba dilatado y listo para ser penetrado, la puse en cuatro patas, abrí sus nalgas y coloqué la punta de mi verga, ella se estremeció al sentirla, empecé a empujarla lentamente, su ano apretaba fenomenal, poco a poco me abrí paso en su ano de casada.

LSA: ¡Si!!! ¡Que rico!!

L: ¡Eso, goza nena!

Una vez dentro empecé con las embestidas, una tras otras, ella mordía su brazo, gritaba y se movía, le encantaba ser ensartada por mí.

Tomándola de su cabello me empujaba con fuerza, ella no hacia otra cosa más que gritar y moverse en círculos, estaba bien empalada.

LSA: ¡Que rico, que verga más rica!

L: Tómala toda, ¡uhm!!

Empuje con fuerza y quedo acostada boca abajo, levanté sus nalguitas con la almohada y me di gusto dándole pito hasta atravesarla por su rica vagina.

Mientras le empujaba mi verga, le jugaba su clítoris y le mordía su oreja, ella estaba toda extasiada, seguía gimiendo de placer, ahora también por mis dedos en su coño.

LSA: ¡Si, que rico, ah!

L: Eres toda una perra, ¡ladra como la perra que res!

LSA: ¡Guau!!! ah, ah!

L: ¡Jajá, que puta!

Me senté en la orilla de la cama y la cargue viéndome directo y la ensarte de golpe en su culo, nos besábamos, nos mordíamos, le acariciaba con fuerza sus ricas nalgas, una y otra vez, ella babeaba al sentir mi verga destrozándole su culo.

Ahora ella estaba de pie apoyándose en la pared, yo abriéndole las nalgas la penetraba con violencia, le mordía la espalda, le jalaba su cabello, me dejaba ir con fuerza, ella ya no sentía lo duro si no lo tupido, que rico era coger con la esposa de Carlos.

L: ¿Que rico gritas, ah, te al saco?

LSA: ¡No!!!! Métela, házmelo ancho ah!!!

L: ¡Si, que rica eres, uhm!!

LSA: Cogeré contigo siempre, que verga, ¡ah!!

La puse en cuatro en la cama y con toda la violencia del mundo la penetré, su culo estaba maltrecho, ¡pero ella estaba satisfecha de tenerme dentro! Empezó venirse nuevamente, yo con mis dedos tocaba su clítoris para hacerle mejor su orgasmo, ella jadeaba y me lamia los dedos probando sus jugos.

LSA: ¡Ah!! papi que rico!

L: ¡Ahí viene mi leche!!

LSA: Lléname el culo, ¡quiero tu semen!

L: ¡Ah, que rico!!

Un mar de semen caliente salió llenándole su culo, ambos gritamos y disfrutamos del orgasmo, quedé pegado a ella como perro, le di un par de nalgadas y jalones antes de salirme de su ano.

Reposamos acostados el rico momento, nos besamos y brindamos nuevamente, en eso ella recibió una llamada de su esposo, estaba afuera del hotel, ella se puso tensa y llorando me pedía salir de ahí.

No era la primera vez que un marido estaba por descubrirme, así que el dije se vistiera, llame a la recepción diciéndoles que les dejaría las llaves pegadas y que por el bien tenía que salir por atrás de su estacionamiento, salimos por las escaleras traseras, al parecer Carlos nos esperaba en el frente del hotel, ella hablaba con el diciéndole que no estaba en el hotel, tomo un taxi y se fue.

Lo último que supe es que cuando el llego la encontró en casa, discutieron y la agredió, jamás nos delato, soporto todo por guardar el secreto de que yo era su amante.

Hasta la fecha nos e anda de Luisa ni de Carlos, pero no olvido la rica culeada que le puse.

(8,94)