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Manoseando a mi cuñada

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Mi esposa y yo vivimos en la misma ciudad que su hermano y su esposa y nos juntábamos para convivir con ellos muy frecuentemente, los 4 somos de otra ciudad, pero por cuestiones de trabajo terminamos en el mismo lugar.

La esposa de mi cuñado siempre me ha gustado, desde que ellos eran novios. Es varios años más joven que yo, ligeramente rellenita, pero muy guapa y tiene unas tetas hermosas y unos labios deliciosos que cada vez que los veo me dan ganas de arrancárselos a mordidas. Ella se llama Anel y su esposo Marco.

Un viernes, después del trabajo nos juntamos en nuestra casa a tomar unas cervezas, platicar y cenar, todo para desestresarnos y olvidarnos de la rutina un rato, se nos fue el tiempo tomando y platicando, los niños se pusieron a ver una película y después se fueron a dormir y los adultos nos quedamos en el jardín. Ese día en particular (tal vez por el alcohol) noté que Anel se pegaba mucho a mí y me tocaba mucho, bastante más de lo normal, yo obviamente de forma muy casual también me le pegaba a ella.

No sé cuándo habremos tomado esa noche, pero fue bastante y yo poco a poco iba notando como se le subían las copas a Anel y a su esposo. Entre más se le subía el alcohol más se me pegaba y me empecé a calentar muy cabrón.

Llegó el momento en que Marco no pudo más y en una ida al baño se desvió a uno de los cuartos, en donde estaban dormidas sus hijas y se quedó profundamente dormido. Anel se subió a dormir un poco más tarde y bastante ebria. Mi esposa y yo nos quedamos limpiando y recogiendo los platos, vasos, copas y demás. Ella ya estaba muy cansada y le sugerí que se subiera mientras yo terminaba de limpiar.

Cuando subí a dormir noté que Anel estaba sola en un cuarto, profundamente dormida. Eran como las 4 am, así que entre el alcohol y la hora cayó como piedra y dejo la puerta abierta. Yo pasé por fuera y la noté. También noté que su esposo estaba en el otro cuarto con la puerta cerrada. Me fui a mi cuarto, me puse la pijama y me acosté, pero con la idea de ir a ver a Anel.

Me paré "por agua" y de regreso dejé el vaso en una mesa del pasillo y me metí al cuarto donde estaba Anel, solo para verla. Estaba acostada de lado, tenía puestos unos jeans y una playera escotada. Sentí tentación por tocarla, pero dudé mucho y me dio pavor despertarla, así que salí del cuarto y me fui a acostar, pero me quedé pensando en ella.

De pronto pensé -es ahora o nunca. Así que agarré valor y regresé a su cuarto con mucho cuidado de no hacer el menor ruido. Primero la toqué con un dedo en el brazo a ver si reaccionaba y no reaccionó. Le puse toda la mano en el brazo y nada, le empecé a acariciar el brazo y no tuvo ninguna reacción. Fue entonces que agarré más valor.

Entre su playera y su pantalón, a la altura de la cintura se asomaba un poco de piel, le puse la mano ahí y espere para ver si reaccionaba de algún modo... nada. Fui subiendo la mano por debajo de su playera muy lentamente y muy atento a cualquier señal de haberla despertado, pero nada. Llegué al borde de su brasier, el corazón me latía a 1000 por hora, sabía que si se despertaba me metería en un problema súper serio con ella, con mi esposa y con toda la familia, pero también sabía que si en algún momento iba a sentir esas tetas en mis manos era ese.

Agarré más valor y subí mi mano hasta cubrir toda la curva de una de sus tetas con mi mano, estaba excitadísimo, muy nervioso y muy paranoico. Como tenía puesto el brasiere, solo sentía mitad brasier y mitad piel en mi mano, pero yo quería sentir sus tetas en todo su esplendor. Ella estaba de lado y se había desabrochado el brasier, así que no fue difícil meter la mano por debajo. Con todo el temor y la excitación del mundo metí mi mano por debajo de su brasier y la subí hasta sentir una de sus gloriosas y redondas tetas en mi mano. Es difícil explicar los sentimientos que tuve en ese momento, fue mucha excitación, mi verga estaba dura como piedra, pero también nerviosismo, culpa, gusto, temor, etc...

Al ver que no se movía en lo más mínimo tome un poco más de confianza y empecé a mover mi mano. Inmediatamente sentí su pezón y lo empecé a acariciar. Fue una cosa deliciosa. Pasé mi mano a su otro pecho y también lo empecé a acariciar. Estuve un minuto o dos tocándole las tetas y acariciándole los pezones.

Después me dio curiosidad de tocarle las nalgas, así que metí mi mano en su trasero por debajo del pantalón, pero solo las acaricie un poco. Después pase mi mano para enfrente, metiéndola por su abdomen por debajo del pantalón y bajando hacia su vagina. Para mi sorpresa estaba totalmente depilada, pero en cuando bajé un poco más mi mano sentí un movimiento muy leve, pero muy claro echando hacia atrás su cadera, como quitándose, así que me dio miedo y saqué la mano. Sabía que tenía que irme en ese momento, pero por otro lado me tenía que quedar a probar esa boquita deliciosa.

Decidí hacer un último movimiento y me pasé del otro lado de la cama, para quedar frente a ella. Le bese los labios muy suavemente y muy atento a cualquier reacción y se los empecé a acariciar con los míos y con mi lengua. Ahí hubo otro pequeño movimiento, abrió un poco la boca, pero al parecer seguía dormida. Dudé otra vez si irme o quedarme y, muerto de miedo me quedé.

Aproveché que había abierto un poco la boca para besarla de nuevo, esta vez le metí la lengua hasta sentir la suya, pero muy suavemente y muy despacio. Sentir sus labios fue otra cosa maravillosa.

Pensé en sacarme la verga y ponérsela en la boca, pero me contuve, supe que eso estaría mucho mas pasado de la raya de lo que ya había hecho, así que decidí que era momento de irme. Aproveché el escote de su playera para acariciar sus tetas por una última vez (y última vez en mi vida, seguramente), muy despacio metí mi mano por su escote y por debajo de su brasier hasta volver a sentir sus hermosas tetas. Se las acaricié un poco más, también los pezones, saqué mi mano y me fui a mi cuarto.

Al día siguiente me invadía la preocupación de que se hubiera dado cuenta y dijera algo, además del sentimiento de culpa, pero por otro lado el recuerdo de sentir su cuerpo en mis manos era delicioso.

Ella y su esposo se levantaron tarde y con una cruda espantosa, pero como si nada. Se fueron antes de desayunar y no los volvimos a ver hasta después de varias semanas.

Han pasado varios años y nunca supe (ni sabré) si ella lo sintió o no, si se dio cuenta, si supo que era yo, si estuvo dormida siempre, si despertó. A veces me gusta fantasear que me dice que lo sintió y que le gustó y se vuelve mi amante. A veces me gusta pensar que se dio cuenta y que esos pequeños movimientos que tuvo fueron intencionales. Lo más probable es que no lo sepa nunca.

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