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Mi esposa, su cuñada puta y yo

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Un fino halo de luz se cuela por la persiana y me tira de aquel placentero sueño. Un silencio tan profundo ha invadido la alcoba (después de una noche de jadeo, gemidos y palabras soeces) puedo escuchar mi respiración y la de mis acompañantes. Toca un celular, un mensaje. ¿Quién puede ser?

-Buenos días amor, en 15 minutos paso por ti.

-Respondo: Ok! Besos.

Esta historia que decido contar hoy, ocurrió ya hace un buen tiempo. Para guardar la identidad de los personajes he cambiado los nombres.

Una tarde Ariana, mi mujer recibió una llamada:

-¡Si, claro! No hay problema cuñada está bien. Te esperamos.

Kitten, la mujer de su hermano, llamó porque su marido tenía planeado un viaje y no quería quedarse en casa sola.

Todo bien, por mi no hay ningún problema. Lo que nunca llegué a imaginar que sería la experiencia más increíble de nuestras vidas.

Kitten, gatita en inglés, era una joven delgada con un cabello corto hasta el cuello. Tenía unas tetas bien firmes (Lo sé, porque generalmente no usaba brasier) rematadas con unos pezones rosados sobre una pequeña aureola. Nos conocimos cuando inicié el noviazgo con mi esposa. Siempre supe que era y, creo que es la mejor definición que tengo para ella, una puta con clase. Siempre usaba ropa de marca y esas cosas.

Por otro lado, Ariana... tiene un buen cuerpo, unas tetas bien definidas, un culo que cualquier hombre mataría por follar y una vagina, que bueno no sé cómo explicar.

Llegó el día y la gatita se quedó en casa. Nos quedamos un buen tiempo en la sala conversando de todo un poco. Ella nos contó que la noche anterior fue con el marido a un bar y vio como un par de lesbianas filtraba. "Me imagino a las perras follando como unas desgraciadas", dijo entre risas. Continuó diciendo: "Uff! Haciendo unas tijeras... negra siéntate en el suelo", le dijo a mi mujer.

Le pidió que abriera las piernas, pasó una de sus piernas por debajo de Ariana y la otra por encima. Sus vulvas estaban una frente a la otra y empezó a moverse fingiendo que estaban culeando, mientras se reía.

Jájájá, para le decía mi esposa. Estás loca, para de follarme loca de mierda", entre risas.

Bien, después de un momento me fui al cuarto y ellas más en confianza hablan de sus puterías. Salí a la sala y Ariana estaba tumbada de espalda sobre el mueble, me acerqué y le arrecosté la verga. Exclamó: "Uy, está noche promete".

Así transcurrió la mañana y la tarde. Ya un poco más tarde nos fuimos a ver una película. Me recosté junto a mi mujer, mientras Kitten se quedó a la orilla.

Estando bajo la sábana, tomé la mano de mi mujer y la coloqué sobre mi verga para que la frotara. Me miró con cara de morbo y sospecho que estaba tramando algo. Evidentemente después de un poco no pude ocultar mi erección, que se marcaba por encima de la sábana.

De repente Ariana dejó expuesta mi verga, quizás para presumir, quizás sólo la quería mostrar como trofeo. ¡No sé!

Kitten empezó a reír algo entrecortada y nerviosa. Ariana la miró, dejó caer un poco de saliva en mi glande para lubricarlo y se metió la polla entera a la boca mientras me giñaba un ojo. ¡Joder!

Supe que esto no acabaría ahí. Después de varios chupetones que remataba con sonido de splat! Le pidió a Kitten que se acercara. “¿Quieres probarla? Vamos, hazlo”, la animó. Bien, coger con una desconocida es genial, pero coger con alguien que conoces desde algún tiempo y sin pensar que llegaría esa oportunidad es fantástico.

Aquella pequeña zorra me sorprendió. Agarró mi pedazo firmemente y comenzó a lamerlo de manera incontrolable de arriba abajo y chupando mi bolas.

La adrenalina que sentí ese día nada ha podido superarla hasta hoy. Me quedé alucinando viendo a la mojigata lamer mi palo que no vi la vagina de mi mujer venir... fue como torta en la cara!

Si hay algo que me llena de orgullo es saberme un comedor profesional de vaginas. Obtuve mi certificación de una amiga lesbiana que me enseñó. Todos saben que las lésbicas comen los coños muy bien. En fin, cuca; en español a lo venezolano, pussy; en inglés a lo gringo o buseta, en portugués brasilero... definiciones "soez" para la vagina... para mi es un manjar delicioso; aquellos que disfrutamos de ese placer saben lo rico que es beber los jugos que destila la Venus.

Prosigo. Recuerdo que Ariana se había hecho un corazón con los vellos del pubis. Mi reacción inmediata fue extender mi lengua y recibirla en mi boca. Las escenas pasaban tan deprisa, que necesité de toda mi atención para no sucumbir.

Mientras la chupada podía sentir como los latidos de su corazón se reflejaban en su clítoris. También lo observaba en su culo que se contraía. La suerte fuerte por las nalgas hasta abrirlas y colocar el culo al alcance de mi lengua. Ella se rindió en un profundo y leve suspiro.

Una regla a considerar en tríos o intercambio de pareja debe ser: Ante todo tu mujer (si eres hombre) deber ser penetrada por ti. ¡No hay excepciones! Y la primera corrida debe también ser para ella. Siguiendo este concepto Ariana bajó de mi cara se hizo de mi verga y se clavó en ella, hasta lo profundo.

La escena digna interpretación de una película XXX. Kitten gozando en mi boca, Ariana empalada en mi verga y ambas cerrando el triángulo con feroces besos. No pude contenerme hasta que me corrí. "¡Ah, sí! Vamos, coño... dame más, jódeme rico papi, así", como siempre la desgraciada me sacó hasta la última gota.

Estaba un poco exhausto pero seguí lamiéndole la concha a Kitten. Ariana aún encima de mí se manoseaba mientras le escurría la leche, se introdujo dos dedos, los cuales salieron cremosos y los metió en la boca de Kitten. "Experimenta el dulce sabor de mi amor. Ves todo lo que puedes lograr con una buena dieta y algo de piña", le susurró.

Mi tesón volvió cuando comencé a lamer el culo rosadito de la gatita... era tan perfecto que podría jurar que sentí las estrías.

Ariana ordenó que se pusiera a gatas y dejara bien en alto el culo para que junto alcanzáramos a comerlo mejor. Quedé impactado en la forma tan perfecta que mostró mi mujer y la agilidad que tiene en su lengua. "Levantaré", me ordenó. Tomó mi verga la chupó fuerte y luego la dirigió hasta el culo de su adorada cuñadita.

Kitten ya sabía lo que le esperaba. Al principio encontré un poco de resistencia. Pero después, poco a poco se entregó y su culo maravilloso fue engullendo cada centímetro de mi capullo. Una vez dilatado empecé a bombear con movimientos fuertes hasta que la habitación se llenó de gritos, jadeos y palabras sucias. "Por favor, acaba con esto ahora", gritaba Kitten.

"Aguanta perra, aguanta...", decía Ariana mientras le daba nalgadas. "Por favor, dile que pare siento que me va a salir por la boca", suplicaba ya exhausta la gatita.

Ariana no dio tregua al escándalo, se sentó de frente, asió su cabello y literalmente la obligó a comerle el coño.

Esa escena me hizo llegar. Ariana tomó rápidamente a Kitten la levantó y quedaron ambas frente a mi. Aseguré el cabello de la gatita y me corrí en su cara, tanto que la leche le caía a las tetas. No recuerdo la última vez que solté tantos chorros de leche, esa vez fue especial.

Ariana también recibió una buena parte.

Considero un fetiche acabarle en la cara a cualquier mujer, quizás sea un instinto primitivo, ¿sabes? Como los animales cuando marcan su territorio. En el caso de las mujeres no importa que se laven o cuanto se laven si tu sabes que estuviste allí.

Un fino halo de luz se cuela por la persiana y me tira de aquel placentero sueño. Un silencio tan profundo ha invadido la alcoba (después de una noche de jadeo, gemidos y palabras soez) puedo escuchar mi respiración y la de mis acompañantes. Toca un celular, un mensaje. ¿Quién puede ser? Es Ron, mi cuñado.

Ariana y Kitten aún duermen plácidamente. En sus orificios restos de mi continúan saliendo.

-Buenos días amor, en 15 minutos paso por ti. Dice el mensaje.

-Respondo: Ok! Besos.

Es hora de levantarse y tomar un baño. Es muy tentador, pero no hay mucho tiempo. Ron está a camino.

Ariana lo recibe. Sale Kitten, lo saluda con un beso.

-¿Todo bien? ¿Qué tal el día de ayer? -Pregunta Ron.- Parece que no has dormido nada. Supongo que la pasaron muy bien. -Dice.

-Sí, muy bien. -Afirma con una sonrisa.

Se suben al auto y se van. Veo su cara, por mi mente pasan las imágenes de la noche anterior. Puedo ver claramente mi marca en su cara, siempre estaré ahí.

Ha pasado mucho tiempo. Incluso mi esposa y yo nos mudamos a otro país. Desde aquella vez, nunca más repetimos aquel increíble momento.

Espero sus comentarios.

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