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Mi ex novia viene a casa

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Este es mi primer relato, más que eso, es una de las pequeñas aventuras que tuve con una de mis ex novias hace tiempo, bueno empezaré con esto, espero les guste.

Mi nombre es Juan, tengo 20 años, no soy exactamente de un buen físico estoy un poco gordito, pero buena verga, Laura mi ex es una chaparrita como de 1.50, buen culo y unas buenas tetas, de piel blanca y cabello corto. Bueno empecemos.

Ya habían pasado varía años desde la última vez que nos habíamos visto, ella se casó y pero seguía buscándome por mensajes, chat y este tipo de redes sociales. Solíamos hablar de cosas las cuales hicimos cuando éramos novios, pero eso ya lo contaré después. A lo largo de unos días ella y yo estuvimos mandándonos mensajes muy calientes a pesar de ella estar casada no le importaba nada y pues seguía hablándome de forma muy cachonda. Pasaron los días y pues tenía la casa sola y la verdad me encontraba súper caliente así que decidí mandarle mensaje.

Juan: Oye ¿qué estás haciendo?

Laura: Nada, aquí peleándome con mi teléfono.

Juan: Y eso ¿qué le pasó?

Laura: No sé, me ha estado dando problemas.

Juan: Si gustas puedo ayudarte.

Laura: Si, sería genial, llego en 15 minutos.

Al ella escribirme eso yo me preparé, casi acababa de salirme de bañar así que todo estaba bien limpio. Pasaron los minutos y no llegaba, así que pensé que como siempre era cosa de ella para calentarme los huevos y no venir. Pasaron otros 15 minutos y me dijo que ya estaba afuera que le abriera, a lo cual me dirigí afuera y la dejé entrar.

Ella entró, así que la dirigí a mi habitación con el pretexto de mirar su celular y tener más intimidad.

Juan: Pásale a mi cuarto ahí te lo checo.

Laura: Si, gracias.

En lo que ella subía yo aproveché para mirar su tremendo culo, el cual estaba bien marcado por sus jeans. Subimos y le dije “A ver, déjame ver”. Saqué unas cosas de mi mochila y lo conecté a la laptop para hacerle la revisión, lo cual tardaría unos minutos así que aproveché y me senté a su lado, mientras ella seguía contándome lo de su celular.

De repente la callé dándole un beso, usando mi lengua mientras que con mis manos empezaba a tocar sus pechos, y podía sentir como ella deslizaba la mano hasta mi verga, empezó a frotarla sobre mi short mientras yo deslizaba por debajo de su blusa mis manos para tocar mejor, pasaron los minutos mientras seguíamos tocándonos.

Laura: ¿No llegará nadie que nos interrumpa?

Juan: No, tenemos como 1 hora hasta que lleguen.

Debo de admitir que en nuestro noviazgo la entrené muy bien para que me diera placer así que sin más ella bajó mi short y sacó mi verga, sin decir nada parecía que era un animal muerto de hambre porque se la tragaba toda de un solo empujón.

Juan: Como extrañaba tu garganta profunda.

Mientras, podía ver como se atragantaba con mi verga, que hasta se quedaba sin aliento de lo rápido que se la metía y sacaba de la boca.

No me gustaba estar de pie mucho así que jalé una silla y me senté mientras ella parecía un perrito siguiendo su hueso, el cual al parecer su otro dueño no le daba como me contaba.

Juan: Vaya, parece que si tenías hambre.

Laura: Hace bastante que mi marido no me da verga, sospecho que tiene a otra.

Juan: Oh, bueno él se lo pierde con lo bien que te entrené para esto.

Sin dejarla hablar la jalé de la nuca y se la introduje toda de golpe, pude ver como a ella le encantaba, la dejaba dar pequeños bocados de aire y luego se la metía de golpe de nuevo. Así estuvimos por unos minutos hasta que surgió en mi mente una pregunta.

Juan: ¿Cuál verga te gusta más la mía o la de tu marido?

Laura: La tuya, ya sabes sino no me la tragaría como lo estoy haciendo.

Así estuvimos varios minutos ella haciéndome una paja, mientras hablábamos de los viejos tiempos. Después de eso le dije “putita ya llegó tu leche”, ella se arrimó lentamente, pero yo la empujé y se la metí toda de golpe y solté mi carga en su boca, solo podía ver como se los tragaba, y después de eso dejé que se la sacara de la boca, ella con mi semen en la boca.

Laura: mmm... De haber sabido que comería esto no habría almorzado.

Iba a empezar lo bueno, pero de repente sonó su teléfono y era su marido el cual le preguntaba dónde estaba y que necesitaba ayuda ya así que solo nos quedamos con las ganas.

Ya después de eso nos hemos visto otras veces, pero eso ya se los contaré después.

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