Este es mi primer relato. Me presento, yo soy Adriana, el cual es mi nombre de mujer. Desde que era pequeña me di cuenta de mí orientación sexual, aún sin saber nada de sexualidad, mi intuición e inclinaciones se fueron por el lado femenino. Recuerdo mis inicios inconscientes cuando tenía algunos pocos años de edad, solía ir al baño como una señorita y comportarme como tal.
El tiempo pasó, mi vida fue cambiando a partir de mí adolescencia. En ese tiempo ya vestía como señorita en casa, incluso desde los 14 años a esa edad empecé a usar ropa interior de niña.
Recuerdo ir la universidad a mis 18 años, en donde conocí y tenía un amigo que sin etiquetas éramos más que amigos. Solíamos realizar actividades juntos muy seguido, hasta llegar a un momento en el cual yo proponía juegos donde tuviese que ver el contacto físico, he ahí donde dejaba que me tocara, cosa que realmente me fascinaba…
Aunque para ser sincera no sabía mucho el significado de nuestra relación, yo proponía y él me seguía el juego, siendo así mi cómplice de mis momentos más excitantes, no había aún sexo de por medio, pero aun así me excitaba pensarlo.
Recuerdo haberlo invitado a casa, entre las actividades de la uni yo le cocinaba a él, claro él aceptando que le cocinara, yo me sentía toda una mujer, una mujer complaciente, y mientras imaginaba como sería si yo fuese su mujer, simplemente mojaba mis tangas que usaba de solo pensarlo, en mis desvaríos imaginaba a él cogiéndome como la putita que era.
Después de unas cuantas horas ese día terminamos de estudiar como en eso de las 9 pm una materia que recuerdo bien era cálculo (por cierto soy buena en ese tipo de materias), retomando el tema, al final cansados de estudiar toda la tarde terminamos en el sofá viendo documentales en la tv.
Por lo cansada que estaba de estudiar toda la tarde apague el tv y de estar sentada me fui a la habitación a acostarme, le tomé la mano y lo guíe conmigo, él se dirigió conmigo a la habitación donde yo estaba, el sé recostó en la cama, una cama matrimonial que disfrutaba para mi solita cada noche masturbándome pensando que mi juguete era su verga entrando y saliendo de mi culo impaciente por sentirla dentro de mi, siendo esto un secreto incluso para él.
Acostados en esa cama, mientras entre juegos que solíamos jugar, cual si fuésemos novios, realizaba movimientos donde bajaba mi pequeño short rosa que usaba junto con una camisa de tirantes negra, poco a poco esperaba el instante preciso para imaginar el momento perfecto en que él me metiera hasta el fondo su verga palpitante, mojada y dura, excitado por verme caliente y tan puta como debería ser.
Jugueteamos con cosquillas, como si nada pasara, como si todo fuera normal, de pronto se levantó y sé fue al baño, al principio se me hizo raro, de lo caliente que estaba en silencio puse una porno en la tv, viendo cómo se cogían a la chica, deduje que sé había excitado demasiado y por eso fue al baño, por lo cual decidí desnudarme por completo e ir al baño donde él estaba, me acerque a la puerta y escuché gemidos a través de esta, decidí abrirla y… Oh mi sorpresa, se estaba masturbado rápidamente, al verme él quedó atónito porque me vio desnuda me preguntó impactado:
-¿Qué haces aquí… y desnuda?
Pícaramente le respondí:
-¿Qué haces… masturbándote?
-Nada, bueno, no lo sé…
Desorientado por el momento, aproveche ese momento que sabía que era único, le pregunté:
-¿Te excite? ¿Te pusiste caliente por nuestros jugueteos?
Él respondió afirmativamente con la cabeza, por lo cual le dije:
-Sabes, lo supuse. -Acercándome hacía él le hablé al oído- Por eso fue el motivo por el cual me encuentro desnuda ante ti… quiero que me la metas hasta que termines en mi boca… ¿No quieres que te haga terminar?
Él accedió, asintiendo con su cabeza nuevamente, medio nervioso me llevó a la habitación donde estábamos y ahí con la verga de fuera empecé a chupárselo, tan puta como debería ser se lo chupé sin parar como si fuera mi última mamada a alguien, se la chupé hasta que él me retiraba, quizá por temor a que se viniera…
Entendí todo, por lo cual me levanté y le bajé su pantalón, mejor dicho, le retiré toda su ropa hasta dejarlo desnudo, lo senté a la orilla de la cama, me puse un poco de saliva en mi culo y me senté sobre su verga dura… Poco a poco iba entrando y lo disfruté ese momento como nunca en la vida…
Hasta pronto, se despide su amiga Adriana.