Al salir de la casa de Alberto, el hombre que conocí en el micro volviendo a mi hogar, caminé como les dije llorando por lo que había hecho, tenía un buen trayecto para hacerlo, así que tuve tiempo de reflexionar sobre lo que había pasado, a medida que me acercaba a mi casa iba teniendo cada vez más ganas de llegar y estar en mi cama, no había tenido orgasmo, por lo que estaba súper excitado, y ni bien llegué me encerré en mi habitación.
Mis padres dormían y no me escucharon entrar, así que pasé a mi cuarto y me desnude completamente, estaba muy caliente y acelerado por lo que había hecho con Alberto o mejor dicho, lo que él me hizo, después de soñar durante mucho tiempo con tener sexo con un macho de verdad, al fin había tenido mi primer experiencia, no había sido completa porque no me había penetrado, cosa que por el momento me alegraba, estaba aterrado con eso, y más sabiendo lo grande que era para mí la verga de Alberto, pero a su vez, lo deseaba intensamente.
Como dije antes, me desnude y me metí en mi cama para tocarme y masturbarme pensando en él, reviviendo sus besos de lengua, y sus caricias y apretones en mis pezones, estaba encendido, siempre había fantaseado con hombres, pero ahora tenía en mi mente y en mi piel la verdadera sensación de haber tocado un macho, y haber disfrutado sentirme hembra por un ratito, y solo por haberle hecho sexo oral, ay por Dios, estaba en la cama sintiéndome una puta, caliente como una perra, no podía dejar de pensar en cuando llegaría el día de entregarme y perder mi virginidad completa.
Acariciaba mis pezones como el lo había hecho, relamia mis labios mojandolos con mi lengua imaginando sus besos y ese instante supremo en que me sentí mujer por primera vez en mi vida, teniendo su verga en mi boca, enseguida comencé a jugar con mis dedos en mi ano, imaginando como sería cuando mi macho me tuviera en una cama a su disposición y me penetrara.
Enseguida empecé a planear como podía hacer para concretar ese segundo encuentro y al fin cumplir mi sueño de ser cogido, (follado para los españoles), de a poco y con el correr de los días, esa idea se fue transformando en una obsesión y ya no podía admitir echarme atras, sabía que de tanto en tanto, mis padres hacían una escapada de fin de semana a la costa y yo podía quedarme solo en casa y tener el lugar que necesitaba para acostarme con mi hombre.
A los pocos días mi padre me dijo que iban a salir el finde y si queria ir con ellos, inventé una excusa y le dije que prefería quedarme esta vez, en alguna ocasión me había quedado y no era inusual que lo haga, así que la oportunidad que deseaba, imprevistamente se me presentó antes de lo esperado, ese mismo día llamé a Alberto y le conté lo que ocurria, esperando que acepte venir a mi casa ese sábado siguiente. Por teléfono me pregunto si estaba seguro y si estaba decidido a ser su putito, sin dudarlo le dije que si y quedamos en que el viernes le confirmaría que la casa estaría libre para que venga el sábado.
Ese viernes a la tarde, mis padres se marcharon y un rato después llamé a Alberto para confirmar nuestro encuentro, me puso algo nervioso porque por teléfono me advirtió que no le haga perder su tiempo y luego le salga con arrepentimientos o nada por el estilo, me dijo que tenía que tener bien claro que iba a suceder, me dio miedo la forma en que lo dijo, pero le aseguré que estaba dispuesto a hacerlo, volvió a reiterar que esperaba que me entregue completamente y no salga con caprichitos, me volvió a decir que esperaba que me comporte como una putita sumisa y obediente y le aseguré que ese era mi sueño, y por último me dijo que me prepare bien la cola, que la tenga bien limpita y depilada porque me iba dar la chupada de orto de mi vida. Colgué el teléfono temblando pero ya el paso estaba dado y no había lugar para volver atrás.
Al fin llegó el día y pocos minutos después de la hora acordada, sono el timbre de mi casa, yo me había dado un buen baño y preparado como me ordenó mi hombre, lo esperé envuelto en el toallon con el que me habla secado, ni bien llego lo hice pasar y se sorprendió de que este casi desnudo, “veo que estas apurado putito”, me sonroje e intente disculparme, “no esta bien, llevame al cuarto de tus padres, me da morbo cogerte en la cama de tus viejos”.
A mi también me excitaba la idea de hacerlo ahí, así que luego de que me besó en la boca, caminamos al cuarto, al entrar a el, se empezó a quitar la ropa y me ordenó que me desnude, entonces totalmente avergonzado le dije, "espero que no te moleste que tenga puesta una bombacha de mi mamá" se sonrió y me dijo que no le molestaba, entonces me dijo que me quite el toallon y me deje la bombacha a ver como me quedaba, cuando terminó de decir todo eso, ya estaba desnudo y quedó ante mis ojos esa hermosa y enorme verga, ahora a la luz del día, la vi aún más grande y exclamé "Dios mío, que grande la tenes", “ya la tuviste en la boca putita, ya sentiste como es" dijo, "si, pero ahora me parece más grande, me va a doler" dije entre preguntando y afirmándolo, “un poco les duele a todos los putos la primera vez, pero enseguida te vas a acostumbrar, y agregó yo voy a hacer que te guste, vas a ver que lindo es que te garche un macho de verdad, te la vas a comer toda con ese culito divino”.
Me temblaban las piernas, la respiración se me había acelerado a mil, entonces me dijo que se la chupe un poco, me acerque a él, me arrodille a sus pies y lami sus testículos, mientras el estiró mis pezones, “chupala toda putita, ponemela bien dura, asi te hago bien la colita”, "por favor papi, despacito" “si puta, tragatela toda”, de pronto se le puso redura y más grande, me ordenó que me suba al borde de la cama y me ponga en cuatro con la cola expuesta hacia afuera, lo hice y casi llorando le supliqué que no me lastime, sin quitarme la bombacha, la corrió a un costado y dejo mi pequeño agujerito a la vista, entonces sentí algo muy suave y húmedo pasar por mi ano.
Me estaba lamiendo mi hoyito, de pronto me quitó la bombachita, había tomado con sus manos y separaba mis nalgas, su lengua se deslizaba desde la línea donde colgaban mis testículos hasta bien el borde de arriba, mis piernas temblaban y sentía que se acalambraban, su lengua iba de abajo a arriba ida y vuelta empapandome con su saliva, gocé como una perra y comencé a gemir cada vez más fuerte hasta casi gritar, mientras me decía cosas sucias “goza perra, que puta sos, ya pronto te la vas a comer toda, te voy a llenar ese culito”.
De la calentura empece a contornear mi cuerpo, previendo que ya me iba a penetrar, de pronto metio un dedo que se deslizó por la saliva, me sobresalté al sentirlo y y enseguida metió otro para ayudarme a dilatar mi pequeño agujero, enseguida quitó los dedos y entonces sentí que apoyo la cabeza de la pija o polla, como prefieran decirle, en el borde de mi ano, en ese momento me acobarde y comencé a suplicar que no lo haga, "por favor papi, no lo hagas" él respondió con un lapidario “ya es tarde para arrepentirte puto, te dije que no juegues conmigo”, pareció enojarse y empezó a penetrarme lenta pero firmemente, enseguida su glande venció la leve resistencia de mi agujerito y pasó completo por mi orificio, grité de dolor, apreté las sábanas por la desesperación.
Eso lo excitó aún más y siguió empujando despacio pero casi sin detenerse, enseguida exclamó, “deja de lloriquear marica, ya tenes la mitad adentro", " no basta por favor no sigas" le rogué, “ya no te tiene que doler tanto, portate como un hombre”, se me hizo un nudo en la garganta, estaba a punto de llorar porque comprendí que no iba a detenerse.
Entonces dio el embate final metio todo su tronco y me la clavó entera, sentí que me desgarraba, pero una vez que la tuve toda adentro hasta los huevos, se quedo inmóvil unos segundos y dijo, “relajate marica, si no te aflojas no va a dejar de dolerte”, entonces trate de relajarme y tal como él había dicho, pareció que mi ano se había dilatado un poco y de a poco dejo de dolerme, comencé a sentir una extraña sensación de placer, empezó a moverse de adentro hacia afuera sacándola casi entera y volviendo a meterla toda, empecé a gozar como perra y a gritar, pero esta vez de placer.
A medida que yo iba demostrando que disfrutaba cada vez más , él iba aumentando la intensidad de sus embestidas, pronto estaba follandome como un animal sin miramientos y sin piedad metia y sacaba, penetraba y penetraba, hasta que después de un buen rato de tenerme sometido o sometida totalmente empezó a gritar que se iba a correr, yo ya no podia más del dolor en mi ano, no me pregunto si yo quería acabar, tampoco pareció importarle, la verdad es que fue muy egoísta y solo se preocupó por su propia satisfacción, en realidad a mi me hizo un favor al no pedirme que acabe, porque yo prefería mantenerme caliente para que no baje la excitación, tenia miedo que al enfriarme me invada la culpa y no soporte ni su presencia.
Entonces gritando como un desaforado, empezó a largar toda la leche dentro de mi ano, y con cada embestida hasta el fondo más semen le salía, sentí como su leche recorría mi interior y la verdad que me sentí toda una hembra en ese momento, “ya sos mia puta”, me dijo, mientras se levantó fue al baño y comenzó a vestirse, la verdad es que me quedé con ganas de chuparsela un poco más, tenía la idea de que me de esa lechita bien blanca, espesa y dulce en la boca, y me la haga tragar toda otra vez, pero me dijo que estaba muy cansado y que él no era una vaca lechera para satisfacer una puta como yo, entonces me dijo que si me había quedado con ganas, en unos días me iba a llamar cuando le presten la casa de un amigo y me iba a llevar ahí para cogerme bien cogida otra vez.
Eso se los contaré en la próxima parte de mi relato sobre mi despertar homosexual.
Debo aclarar que esto sucedía hace muchos años cuando todavía no se sabía mucho sobre la peste rosa, hoy llamado HIV, por eso en esa época tenía sexo sin protección y disfrutaba tragar semen, me fascinaba hacerlo y me hacía sentir muy mujer tragarlo, lamentablemente con la aparición del virus y su difusión, deje de hacerlo completamente y por suerte parece que la decisión fue acertada y a tiempo porque logré mantenerme sano a pesar de no haberme cuidado en los primeros años. Espero que les haya gustado y pronto les contaré la tercera parte con Alberto en casa de su amigo.
Continuará…