Tengo 21 años, me encuentro de intercambio en Europa y he conocido a mucha gente interesante y en especial a un chico alemán, al que le eché el ojo desde que lo vi en la primera reunión de extranjeros. Su nombre es Alexander.
La primera vez que lo vi, me pidió mi Facebook antes de acabar la noche. Una semana después, yo regresando a mi cuarto de la residencia de estudiantes y checando Facebook, veo que me ha mandado mensaje y me invita a tomar vino hasta el anochecer, solo los dos a la orilla del rio que atraviesa la ciudad.
Sin pensarlo más, me baño rapidísimo y me pongo una blusa que deje ver mi busto y unos jeans que ajustan mi figura y salgo corriendo a encontrarme con él.
Después de haber tomado botella y media de vino y compartido pan, es hora de despedirnos y correr hacia el metro para tomar la última ronda. Me siento súper mojada, el vino se me subió a la cabeza y solo puedo pensar en que me tome y me bese, quiero tocar su pene y sentir nuestros cuerpos calientes. Tengo la duda de si él se siente igual que yo.
De repente se acerca a mi cara y empieza a acariciarme y empieza a decir que tengo rasgos latinos muy bonitos y sin más me toma entre sus brazos y su lengua llena mi boca. Siento su calor en mi cuerpo, sus manos a la mitad de mi espalda y su pene parece una fiera, está muy duro y lo quiero sentir en mi mano pero me contengo.
Le devuelvo el beso apasionado y lleno de deseo, el empuja hasta la pared mas cercana y no deja de besarme, me hace sentir dominada y con más deseo por él.
Baja sus manos hasta mis nalgas y las aprieta con cariño, sube hasta mi busto y en un solo movimiento baja mi sostén y mi blusa, deja de besarme los labios para empezar a lamer, chupar y jalar mi pezón. Paso mis manos por su cabello para hacerle saber que no quiero que pare, pero rápidamente regresa a mis labios, hago por alcanzar su pene y acariciarlo pero toma mis manos con una sola mano y los pone sobre mi cabeza, evitando que pueda moverme y por supuesto haciendo que mis pechos se vean más grandes.
Me besa delicioso, lame entre mis dos pechos, por el cuello y hasta la oreja, se detiene. Solo puedo pensar en que quiero que me quite el pantalón, las bragas y me penetre. Pero susurra "te voy a coger hasta que ya no puedas más, pero tendrá que ser en otra ocasión, tenemos que irnos" y se aleja de mi para que pueda acomodar mi blusa y caminemos juntos a la estación de metro.