Salí a ver a mi amigo, llevaba puesto un pantalón algo ajustado del cual mi cola era muy visible, una blusa que se sostiene con un resorte y de mi pecho y deja libres y desnudos mis brazos, mi busto no solo se ve el principio y la tela hace lo demás, una chamarra deportiva y ya.
Mi amigo pasó por mí y me llevó a un bar en el centro del pueblo, las calles estaban poco concurridas, había personas paseando y divirtiéndose.
Pedimos una copa y charlamos de cosas sin importancia de personas conocidas de lugares bonitos.
Tomamos unas dos o tres copas y salimos de ahí, caminamos por esas lindas calles y su brazo estaba en mis hombros, y el mío en su cintura.
Nos besamos varias veces, quien nos viera diría que éramos una pareja de enamorados charlando y riendo.
En una de esas calles que pasamos una pareja estaba bajo el dintel de una puerta tocándose, el hombre acariciaba a la chica descaradamente y ella se dejaba hacer con ese miembro en su mano, eso me perturbó y pensé que era lindo.
Mi amigo me llevó a una casa cuya entrada estaba oscura y me empezó a besar cuando desabrochó mi chamarra y solo tuvo que jalar mi blusa y mis pechos quedaron a su disposición desnudos y suaves y él los besó y acarició.
Sus manos recorrieron mis piernas y mi cadera sobre el pantalón y mi vientre se prendió cuando su mano pasó entre mis piernas.
Desabrochó mi pantalón y lo dejó bajo hasta mis nalgas mientras me hacía estremecer con sus caricias y su toqueteó.
Tomó mi mano y la puso en su verga y la sobé, mis ojos cerrados y mis suaves gemidos delataban el placer que sentía su verga ya dura lo delataba a él.
Con la blusa en la cintura y mi pantalón bajo mis nalgas, solita me arrodillé lo saqué de su pantalón y lo empecé a chupar y lamer a darle placer, él estaba excitado y me decía que era un idiota por no haber hecho esto antes.
Que era una puta y qué manar vergas era lo mejor que había sentido.
Antes de venirse me detuvo y me ayudó a levantar, me abrazó y sentí su verga en mi vientre y desee que la metiera y le rogué que lo hiciera me miró y seguro vio mis ansias de placer mis ganas de ser poseída y mi poca resistencia a su pasión.
Miró hacia todas partes y me puso frente a la puerta bajo mi pantalón a las rodillas y me penetró.
Al entrar su miembro en mi sentí un gran alivio, cerré los ojos y me fui de ahí. Me fui a tu lado y sentí como tomabas posesión ahí en la calle como a una perrita en celo.
Cada embestida era una bendición y cada manoseo una delicia.
Me quitó la chamarra y me tuvo así desnudando, si alguien pasaba vería mi cuerpo desnudo siendo penetrado con gran fuerza y ansias.
Pero nadie pasó.
Cuando terminó sonrió y me dijo que siempre había tenido de hacerlo así en la calle que era su fantasía y me besó con agradecimiento.
Me subió el pantalón y me vistió.
Caminamos y llegué a casa, me metí a dar un baño y como aún sentía ganas de más busqué algo para satisfacer mi ansiedad.
Solo encontré un mango de madera que es parte del armazón de la cama no es grande ni grueso, más bien como del tamaño de un miembro promedio. Cerré la puerta y estuve metiéndolo dentro de mi, moviéndome y pensando que esa rica sensación que me daba era la que tú verga me da a mí, me vine. Me senté y sonreí satisfecha.