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Mi primera vez teniendo sexo oral
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Soy un hombre casado. Me mudé a los Estados Unidos desde hace unos 10 años. Desde hace algún tiempo vengo teniendo ganas de encontrarme con gays pasivos y volver a gozar como en mi juventud. Casi no hay lugares donde hacer cruising aquí, pero tengo esperanzas de encontrar algo por allí y a ver que sucede.

Les contaré que estaba navegando por internet buscando foros o chats de encuentros, y de repente, di con este foro. Estuve leyendo algunos relatos, y bueno, como no tengo nada que hacer durante 28 días que me quedan de vacaciones, me dije a mi mismo ¡Qué tal si cuento de algunas de mis experiencias en el pasado! Así que me animé y aquí va mi primer relato.

Mi primera vez.

Era un verano de finales de los 90's. Acababa de cumplir la mayoría de edad hace unos meses. Había perdido mi virginidad por una chica que me doblaba la edad y desde entonces solo pensaba en sexo todo el tiempo. Me daba ganas de levantarme a cualquier culo con falda.

En fin, andaba en los juegos de video esperando mi turno. La gente siempre se amontonaba alrededor del juego esperando con su ficha en mano. Tenía como 5 minutos en espera, cuando de repente, sentí un roce en la entrepierna. No le presté mucha atención y seguí con el resto del tumulto. No pasó ni un par de minutos, cuando volví a sentir este mismo roce. Inmediatamente activé todos mis sentidos para saber que es lo que pasaba allí. Miré de reojo a ambos lados para percatarme de que o quien me estaba intentando toquetear. Un par de minutos después el roce esta vez no fue roce. Sentí claramente unos dedos que trataban de dirigirse hacia mi pinga. ¿Qué es lo que estaba pasando aquí?

Luego de unos segundos inmóvil tratando de pensar como reaccionar al suceso, volví a sentir los dedos, pero esta vez ya acariciando con vehemencia. La pinga inmediatamente se me paró y al estar entre ese tumulto de personas supuse que nadie más se podría dar cuenta, así me dije a mi mismo: "¡Bueno, vamos a ver qué pasa…!"

Al no poner resistencia, la mano siguió su cometido y siguió toqueteando. Fue cuando vi a quien le pertenecía, y claramente era un gay en busca de acción. Tenía un gorro puesto y me clavó una mirada fija y vi que se mordía los labios con lujuria. Juro que no sabía que hacer. Aparte de que era un cliente habitual de los juegos de video, alguien se podía dar cuento y vaya que me podían hacer un papelón. Lo primero que atiné a hacer fue salir de los juegos y esperar a unos metros de la sala. Tenía muchísima curiosidad en ese momento así que pensé en quedarme unos minutos a ver que pasaba.

No pasaron ni 5 minutos cuando vi que salió el toqueador. Lo reconocí por el gorro, así que me dispuse a caminar rumbo hacia la esquina. Casi de inmediato me dio el alcance y me saludó. -Hola, me dijo. Le respondí lo mismo medio tembloroso. Estaba nervioso hasta más no poder. Me temblaba la voz y sentía escalofríos por todo el cuerpo. -Me llamo Juan Te gustaría ir a tomar una bebida, me dijo. Entre dudas accedí. Esperaba no estar haciendo algo malo y que luego me arrepienta.

Fuimos a un pequeño bar a unas cuadras de donde estábamos. Juan, parecía conocer bien el lugar y ordenó una cerveza, una coca cola y un par de vasos. -Desde que llegaste a los juegos te vi me dijo y me llamaste la atención, me dijo, -discúlpame si te estoy intimidando, agregó. -No te preocupes, respondí. -¿Haces esto muy a menudo? preguntó. "Pues la verdad, es la primera vez", le respondí. -Tienes una pinga grande, susurró. No pude aguantar la risa, y hasta me sentí mal porque parecía que me burlaba de él. Cuando llegaron las bebidas, brindamos, me ofreció un cigarro y enseguida me delató sus intenciones.

-Me gustaría ver lo que tienes entre las piernas, dijo con voz impaciente. No sabía que decir y me metí unas buenas piteadas al cigarrillo. -Podemos ir al baño, me dijo en voz baja. -¿El baño?, le repliqué. -Si, este es un lugar tranquilo y el dueño me conoce, agregó. Accedí muy nervioso y luego de terminar las bebidas nos levantamos y nos dirigimos al baño. Era pequeño, clásico baño de bar, pero era donde iba a comenzar la diversión.

Me temblaban hasta las cejas. No quería dar marcha atrás, pero estaba nervioso a más no poder. Después de cerrar la puerta con cerrojo, se acercó e intentó besarme. No accedí, ese detalle hizo que estuviese a punto de renunciar. Al parecer se dio cuenta y me dijo que lo disculpara. -No estés nervioso, asintió. -Voy a bajarte el pantalón, agregó. Mi corazón palpitaba a mil. La pinga se me había achicado y era lógico que sucediera eso. Los nervios me traicionaban y era algo que no podía manejar.

-No te preocupes. Deja que yo me encargo y verás que todo estará bien. Solo, cierra los ojos y deja que yo haré que se pasen tus nervios, me dijo con total confianza. Inmediatamente cerré mis ojos y sentí como bajaba mi pantalón. Me quedé solo con el calzoncillo arriba. Comenzó a acariciarme por encima, luego siguió con unos besos por encima de mi ropa interior. Seguidamente, aplastó suavemente mi aún dormido miembro con su mano, mientras besaba mis piernas. Luego de repetir esos pasos unas 3 o 4 veces, mi cabeza se empezó a despejar, liberando el temor que sentía mi cuerpo. Lentamente, las piernas dejaron de temblarme y la pinga empezó a crecer. Luego él bajó poco a poco mi calzoncillo, mostrando mi miembro completo. Tengo una pinga peluda y sin afeitar. Nunca la he depilado y no pienso hacerlo ahora que ya pasé la base 3.

Poco a poco fui abriendo los ojos. Quería ver el espectáculo. -Tienes unos huevotes, me dijo. Sonreí y vi como me acariciaba y besaba la pinga entera. Luego de unos minutos, empezó a pasar la lengua sobre mi glande. Bordeaba el grosor de "la cabeza" y lamía la pinga de arriba a abajo. Tenía el miembro completamente erecto. Juan, miraba de reojo mi rostro, me di cuenta de que quería ver la reacción de mi rostro.

Cuando él vio que ya mi glande estaba por reventar, se metió la cabeza a la boca. Jugaba con su lengua mientras succionaba mi glande. La sensación que sentí en ese momento fue indescriptible. Juan sabía que lo estaba disfrutando, así que comenzó su movimiento de arriba hacia abajo. Era la primera vez que me practicaban sexo oral y vaya que esta primera vez, me lo estaba haciendo alguien de mi mismo sexo.

Si estuvimos 10 minutos en el baño, creo que fue mucho tiempo. La experiencia, la sensación, y la juventud de mi cuerpo hicieron que estallara un tremendo estremecimiento en todo mi ser. Un torrente de leche salió expulsada de la pinga. Juan atinó a tragarse hasta la última gota. Pequeños espasmos quedaron en mis piernas mientras que él seguía lamiéndome la cabeza. Poco a poco, se me fue achicando la pinga una vez más. Juan me miró diciendo, -cuanta leche tenías guardada. Estabas bien aguantado. Volví a carcajearme hasta más no poder. ¿Qué te pareció? me preguntó. -Fue algo espectacular. Es la primera vez que hago algo así y te juro que estuvo espectacular. -Si vienes a los juegos los fines de semana, me encontrarás allí. Siempre busco muchachos como tú y trato de que pasen un momento que no olvidarán, replicó. -Es algo que no olvidaré, recalqué.

Salimos del baño y nos sentamos unos momentos a la mesa en la que estábamos al llegar. Juan ordenó una cerveza y una gaseosa más. Bebimos unos vasos y luego se despidió. Me quedé fumando un último cigarro, hasta que terminé las bebidas solo hasta que solo me levanté y salí del bar.

Fue la primera vez que estuve con Juan, pero hubo varias más. Esos relatos los estaré publicando poco a poco si es que a ustedes les gusta. Estaré esperando sus comentarios. No importa si son negativos, pero me gustaría que fuesen positivos y así me motiven a seguir con los relatos. Si fui muy extenso, pido disculpas, pero traté de no omitir ningún detalle. Ahora si me despido y ya los estaré leyendo pronto.

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