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Mi suegra me lleva al hostal
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Después de acompañarnos en Lima, luego del nacimiento de mi hija, mi suegra regresó a Cuzco. Cuando mi hija tenía unos 6 meses, mi esposa, mi nena y yo fuimos a Cuzco. Volví a ver a mi suegra después de casi cinco meses. Todo ese tiempo fantaseaba con ella, incluso cuando cogía con mi esposa, pensaba en su mamá y en todo el placer que me había dado en casa.

Al llegar a casa de mis suegros, ellos nos recibieron con mucho cariño. Mi suegra estaba en leggings pues al rato saldría al gimnasio. No pude evitar mirarla con deseo. Ella se dio cuenta pues me miró fijamente a los ojos y sentí deseo en su mirada. Conversamos todos, al rato ella salió al gimnasio, al retirarse le pude ver el culo firme. La leggings me permitía ver las líneas de la tanga hasta que se introducía entre sus nalgas. Quedé con ganas de volver a gozar su culo caliente.

Ese día no la volví a ver. Al siguiente, la vi en el desayuno y en el almuerzo. No pudimos intercambiar palabras en privado. Hacia las 4 pm salí de la habitación y fui hacia el baño, que quedaba al final el pasadizo. Estaba cerrado, y cuando iba a regresar a la habitación, justo salió mi suegra, al verme, me jaló hacia dentro y cerró la puerta. Me besó con deseo y me dijo que quería coger conmigo. Era demasiado riesgo estar ambos allí en el baño. Entreabrió la puerta, miró hacia afuera, no había nadie en el pasadizo y salió.

Estuve a punto de masturbarme en el baño, pero decidí esperar. Por la noche tuvimos una cena familiar, con primos de mi esposa y otra familia que habían invitado. Fue una reunión agradable, pero yo sólo podía pensar en cogerme a mi suegra. En algún momento, aprovechando que la gente conversaba por acá y por allá, casi espontáneamente, nos paramos juntos mi suegra y yo. Comenzamos a hablar. En ese momento, rodeados de tantas personas, nadie hubiera podido pensar en nada anormal, simplemente en una suegra charlando con su yerno. Seguro hasta algunos sintieron pena de mí. Sabiendo que no tendríamos mucho tiempo, mi suegra me dijo que mañana iría dos horas al gimnasio. De 10 am a 12 pm. Que saliera de la casa a las 9.30 am. Que le invente a mi esposa que me iría a pasear un poco al centro de Cuzco (el principal destino turístico del país), me dijo en que esquina encontrarla a las 10 en punto.

Casi no pude dormir esa noche, felizmente mi esposa no quiso tener sexo conmigo. Pues seguro me hubiese incomodado. Al día siguiente le dije en el desayuno a mi esposa que quería ir a pasear un rato por el centro. Ella me dijo que perfecto. Justo había coordinado con una amiga que iría a visitarla y mi salida la favorecía. Ambos felices.

Salí hacia las 9.30 am, fui donde mi suegra me había dicho, unos minutos antes de las 10 am ella llegó caminando. Nos saludamos con beso en la mejilla y comenzamos a caminar. Yo casi siguiéndola. A un par de cuadras de allí había un hostal, entramos raudamente. Pagué por una habitación y subimos.

Ni bien cerramos la puerta ella me beso con fiereza. Comenzó a decirme “yerno, mi yerno” la excitaba ese juego, de suegra y yerno. Hasta en eso coincidíamos, a mí me excitaba y mucho decirle “suegra, suegra, suegrita”. Nos desnudamos rápidamente y nos acostamos a la cama, donde nos besamos apasionadamente. Me subí sobre ella y sin ningún previo, ni siquiera una mamada de tetas, la penetré. Estaba muy húmeda, deseaba tanto ese momento como yo. Estuvimos en misionero unos minutos y pronto ella me pidió que me levante. Lo hice y ella se puso en cuatro patas, me puse detrás de ella y la comencé a coger en esa posición, ella gemía muy fuertemente y pronto me pidió “yerno, dame por el culo”.

Me puse saliva en los dedos, se la unté en el culo. Saqué mi verga de su coño y la metí en su culo. Teniendo ella tanta experiencia como culera, entró con tanta facilidad como en su vagina. Se sentía más estrecha y ajustaba más, pero entró sin dificultad. En unos minutos tuvo un orgasmo. Me solté cuando ella llegó y me acosté boca arriba. Sin darme tiempo, ella se sentó sobre mí. Con sus manos puso mi verga en su culo. Entré completamente mientras ella se movía salvajemente sobre mí.

-Suegra es una puta, que rico coge, que culo tan usado tiene.

-Sí, soy una puta, me encanta dar el culo.

-¿Suegra a sus amantes los trae a este hotel?

-Sí, yo los traigo y ahora tu eres mi amante

-Que puta es suegra, que rico culo tiene, que rica perra es.

-Sí, sí, soy una puta culera.

Tuvo un segundo orgasmo. Contrajo tanto el culo que llegué junto con ella. Se levantó y se acostó a mi lado. Comenzó a besarme, diciéndome con ternura “mi yerno, mi yerno, me encantas yerno”. Ni ella usaba mi nombre ni yo usaba el suyo. Estuvimos así un rato, retozando con ternura en la cama. Tras unos 20 minutos así, los besos subieron de nivel y comenzamos a calentarnos.

Sin decirme nada, mi suegra se levantó y comenzó a mamarme la verga. Salida de su culo, estoy seguro que tenía un intenso sabor, pero era obvio que lo disfrutaba. Mamaba como mi esposa nunca me lo había hecho y tras unos minutos dándome placer, se acomodó en 69 encima de mí. Abrió sus piernas por encima de mis hombros y comencé a lamerle la vagina. Por los movimientos que ella hacía, me di cuenta que quería que le lamiera el culo. Empecé a hacerlo. Ella comenzó a gemir con fiereza y decir fuertemente “soy una puta culera, soy una culera”.

No se aguantó más y abandonó mi verga y se sentó en mi cara, con su culo en mi lengua. Se movía con la misma fuerza y ritmo con que había montado antes mi verga. Ahora montaba mi lengua. En minutos estaba desaforada, como loca, tuvo un orgasmo brutal, sin tocarla ni tocarse, sólo con mi lengua en su culo, tan violento que se orinó sobre mí. Quedo exhausta.

Fui un instante al baño a lavarme, antes que sus orines se esparzan por toda la cama. Al volver, ella dormitaba. Me acosté a su lado y me quedé dormido. Cuando ella despertó y me despertó, era casi medio día. Momento de partir. Hubiese querido seguir cogiéndola, pero no había tiempo. Igual estuve varios días más en Cuzco y nos encontramos 2 veces más con otro marcador.

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