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No perdió la oportunidad
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Esta es la historia de una noche que me sigue apenando cada vez que la recuerdo y eso que ya pasó 1 año pero que por fin me decidí a compartir. Soy gerente de un restaurante, tengo 26 años, de estatura mediana. Tengo buen físico porque me cuido muño y soy vanidosa. Poquito bubi pero un buen trasero.

Tengo un mesero que se llama Gustavo, el tipo es desagradable, desalineado y nefasto en toda la expresión ya que siempre me percato como ve a las demás chicas, ya sean clientes, compañeras y hasta a mí misma. Aun así lo tengo que soportar ya que ante los clientes siempre es muy bueno y le grada mucho al dueño del restaurante.

Mi novio es alguien atlético y perverso que en la intimidad le gusta imaginarme con alguien más y cada vez que teníamos relaciones siempre me susurraba al oído lo mucho que le gustaría ver cómo alguien más se aprovecha de mí y me hace suya.

Por mucho tiempo yo lo ignoré y solo le daba por su lado para no tener problemas y, en lo que cabe, complacerlo porque cada vez que le seguí el juego se prendía más y eso a mi me excita mucho.

Ya por fin despues de tanto insinuarme acepté y le dije que me llevara a donde él quisiera y que por esa noche haría lo que él me dijera con quien él me dijera si eso era lo que busCaba.

Llegó el día esperado y por supuesto estaba nerviosa pero curiosa a la vez. Me puse lo más sexy que pude. Usé un vestido corto, negro, pegadito y una tanga casi hilo dental negro también.

Cuando llegamos al bar se veía de mala muerte, gente no tan linda como yo esperé ya que, al ser la primera vez creí que por lo menos me llevaría a un mejor lugar y mejor cuidado. Traté de no hacer caso a eso y no molestarme para no arruinar la noche pero es que era inevitable no sentirme incómoda por todos los tipos tan desagradables que había ahí. En fin, mi novio se levantó a la barra por unos tragos y al regresar le dije que ya 2 tipos se habían acercado para sacarme a bailar, aunque solo pasaron 5 minutos desde que me dejó sola.

Él solo sonrió y me dijo que ya se lo imaginaba. Sabía que al llevarme a ese tipo de lugar muchos se acercarían con una sola intención; cogerme…

Había unos tipos enfrente de mí que no dejaban de verme la entrepierna y es que esos sillones donde estabamos sentados eran muy bajos lo que hacía que se me viera todo. Pasaron unos minutos y despues de varios tequilas que me dio se acercó uno de esos tipos para sacarme a bailar enfrente de mi novio. Al final esa era su intención, que yo tomara cada vez más para que me relajara y tenerme más dócil, pues lo logró.

Volteé a ver a mi novio para ver qué decía y solo con su mirada y un movimiento con su cabeza me dijo "ve con él" mientras que en su mano tenia su trago.

Al llegar a la pista eramos pocos y el tipo este de inmediato se me acercó demasiado, tenía su mano en mi cintura y la otra casi en mi nalga. Despues me volteó para arrimarme todo su pene erecto. Era inevitable no sentirlo. Vi como le hizo una seña a otro tipo con el que venía a lo que de inmediato se acercó tambien. Este último olía ya a borracho, era un tipo como de 50 años, panzón y con ropa sucia, como que acababa de salir de trabajar. Se veía que se había salido a tomar una noche con sus amigos dejando a su esposa e hijos en casa obviamente.

Y ahí estaba yo, una chica de 26 años en medio de dos tipos que me estaban oliendo, lamiendo, pegandome su pene, agarrando mis nalgas debajo de mi falda y diciéndome cosas sucias como… "estas bien rica niña, deja a tu novio y ven con nosotros, quiero tener tu boca en mi verga, etc."

Tenía todo en ese momento; un poco de miedo, asco, pero también y curiosamente ya sentía que me estaba mojando. No sabía si era la situación, las vulgaridades que me decían o el ver a mi novio cómo lo estaba disfrutando al verme en medio de esos dos.

Así como así acabó la música y me escapé de entre ellos para irme a sentar un rato con él. Brindamos de nuevo con un para de shots, tomó mi pierna y me dijo al oído… "te veias supe rica amor, la tengo super parada al ver cómo te hacían lo que querían. Al escuchar eso me sentí mejor porque pensé que al menos había valido la pena. Yo pensé que ya estaría satisfecho con eso para al parecer, para él apenas empezaba.

Me tomó de la mano y me dijo "ven, ya no aguanto." Nos metimos a un cuarto que le dicen "cuarto obscuro" por obvias razones. Ahí nos comenzamos a besar, estaba super loco, caliente, me estaba casi desgarrando lo que traia puesto. Muy fuerte y brusco me tomó del cabello, se sacó su pene y me bajó para que se lo comenzara a chupar. Así estuvo unos minutos mientras que vi como le hizo señas a uno de los tipos con los que bailé antes ,que claro nos siguieron.

"Métesela duro" – le dijo mi novio al tipo a lo que no esperó más y rápidamente obedeció. Me levantó la falda, me bajó fuerte mi tanga y de un solo golpe, después de haberse puesto saliva, me la metió. Así estuvo unos minutos para después venirse sobre mis nalgas.

El tipo se alejó por fin de haber obtenido lo que quiso despues de la pista de baile. Cuando estaba a punto de levantarme sentí cómo alguien más me vuelve a empujar hacia abajo. Quise voltear a ver su cara pero claro estaba oscuro y este otro se acercó a mi vagina para empezar a chuparmela y lamerme el ano. No puedo negar que me sacó unos cuantos gemidos.

Cuando por fin se acomoda para penetrarme siento como jala mi cabello, se acerca a mi oído y me dice…

"Sabía que algun día serías mi puta…"

De inmediato reconocí su voz, ¡¡¡era Gustavo!!! El desagradable mesero que trabaja conmigo. Quise incorporarme pero con su fuerza me seguía jalando del cabello hacia abajo cuando de repente sentí como fuertemente me la metió. Mi novio no lo conocía físicamente, aunque ya le había hablado de él. Además, el ya se había levantado y estaba entretenido con una chica de a lado tocandole los senos.

Quería gritar, quería levantarme, quería hacer lo que fuera para que este maldito se quitara y se saliera de mi pero no pude. Pensé que solo provocaría una pelea, así que el asco y la pena de voltearlo a ver hicieron que solo me quedara ahí, a su merced.

Me decía al oído cosas como…

Estas deliciosa, jefecita…

Sabía que algún día serías mi putita…

Ya no eres tan mala cuando estas empinada, ¿eh?

Así siguió por unos minutos, dándome como quiso y cuanto quiso. Y cuando finalmente se iba a venir, me jaló del cabello, me jaló hacia su pene y me lo metió en la boca. No me soltó hasta que hizo que me tragara todo su semen. Olía asqueroso.

Ya cuando por fin acabó de hacerme lo que quiso, me hizo a un lado y me dijo "estuvo delicioso, te veo mañana en el trabajo".

Ni novio no se percató de casi nada ya que él también acababa de terminar de venirse con la chica con la que estaba a lado.

Le dije ya vamonos, por favor. Nos vestimos, no encontré la tanga que traía a lo pensé que Gustavo tal vez se la habia llevado de recuerdo.

Al otro día solo llegué para renunciar, no les di explicaciones, solo no quería volver ahí. Cuando salgo, ese maldito hace sonidos con la garganta para que lo voltee a ver y ahí estaba él, viéndome depravadamente de lejos y oliendo mi tanga que obvio me robó como de recuerdo.

Me moví de ciudad y hasta la fecha no vuelvo a saber de él.

Fin

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