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Nos hicieron la noche

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Arribamos a nuestro club favorito, que tiene días de haber estrenado nueva ubicación en la ciudad. Llegamos ya pasada la medianoche, después de una comida en la tarde para celebrar con una pareja de amigos nuestros el reencuentro durante esta pausa que nos dio la pandemia.

Apenas entramos al nuevo local, pedimos mesa y nos dirigimos a los casilleros para cambiarnos y dejar nuestras cosas.

Encaminamos nuestros pasos al cuarto obscuro, amplio, de buen tamaño. Sus camas al centro ya denotaban actividad intensa, con varias parejas que ya se mezclaban entre ellas. Uno de los sillones colocados en los laterales fue nuestro destino inmediato para sentarnos, dando oportunidad a que nuestros ojos se fueran acostumbrando a la obscuridad.

Una vez que así fue, pudimos observar con más cuidado a las parejas que teníamos enfrente. Algunas mujeres caminaban solas, cubiertas apenas por un pequeño velo o pareto que dejaban poco a la imaginación y otras mostrando sus cuerpos hermosos en plena desnudez.

Un hombre, que lucía en traje de Adán, observaba con atención a las parejas de las camas al centro, mientras dejaba ver su cuerpo marcado en el gym y una erección que era objeto de las miradas de varias personas en el recinto. Me comentabas y describías lo mucho que te gustaría que se acercara a nosotros durante la velada.

El lugar vibraba de exitación, los gemidos dejaban claro que los orgasmos iban presentándose en las diferentes parejas y el ambiente transpiraba sexo puro e intenso, en un entorno relajado, de placer y sensaciones.

No tardamos en ponernos en acción. Encontramos un espacio entre dos parejas, me acosté de espaldas, con mis pies colgando en el extremo de la cama. Después de prodigarme una rica felación con tu siempre deliciosa boca, lo que acabó de ponerme en total erección, me montas colocando tus piernas a cada lado de mi cuerpo, llevando tu mano para dirigir mi duro pene a tu entrada y ensartándote toda en un sólo movimiento. Tu rostro muestra el nivel de exitación que eso te provoca.

Desde una de las puertas que dan a uno de los privados, nos observa una pareja y ella se incorpora, camina hacia nosotros, tomada de la mano de su pareja, se coloca a tus espaldas, se abre la blusa de tela delgada, nos deja ver que no trae más ropa y empieza a pegar sus senos en tu espalda, frotando sus pezones con tu piel, abraza tu cuerpo con sus manos hasta llegar a tus senos y acaricia tu torso, llegando a tu cadera. No tarda en retirarse y perder una de sus manos entre tus nalgas, para separarlas y acariciar tu culito y sentir mi pene entrando en tu vagina. Humedece sus dedos, y después de frotar tu pequeño orificio un poco, se separa momentáneamente de tu cuerpo, para inclinarse y lamer con su lengua tu sensible entrada, provocandote una gran exitación al sentir a una mujer desconocida hacerlo.

Ella acerca a su pareja, un hombre de mediana estatura pero bien armado. Lo podemos ver desnudo al lado nuestro, con su pene erecto y ella lleva tu mano hacia ese enhiesto miembro. Tú no dudas en tomarlo y empiezas a acariciar toda su longitud, sintiendo su grosor y la humedad que se aprecia ya en la punta. Lo aprietas con tu mano, mientras sigues cogiéndote mi verga, y provocandote organsmos más seguido y cada vez de mayor intensidad.

Ella te besa el cuello, te dice lo sensual que es verte tomándole el pene a su pareja y eso te hace recorrerlo hasta acariciar sus testiculos, que aprietas levemente, arrancandole un gemido a él. Volteas tu cara para observar la forma que él disfruta de tus caricias y ella te invita a que lo chupes, tú sólo alcanzas a asentir entre los besos que se dan ustedes dos. Entonces ella hace que su pareja se suba a la cama, toma tu cabeza para girarla y la dirige hacia ese pene duro que ya empieza a sacar más gotas de líquido preseminal. Tu boca queda a centimetros del pene, lo observas con delicia y apresuras a recibir con tu lengua esa gota que ya cuelga en la punta. Inmediatamente volteas a besar intensamente a la nueva amiga, donde sus lenguas se entrelazan, dándole a probar lo rico del sabor del pene de su pareja, todo ello sin dejar de cogerme y sin dejar de masturbarlo, ya con más ritmo.

Al separarte de besarla a ella, regresas a chupar y lamer con pasión y deseo ese pene que te ofrece la amiga. Lo metes profundo en tu boca, le lames el tronco, succionas la punta y lo metes de nuevo todo, seguramente te llega a la garganta y haces un esfuerzo por recibirlo integralmente. Lo sacas y entre las dos lo comienzan a chupar, encontrando sus bocas en la punta, lo que aprovechan para besarse de nuevo ustedes dos. Yo las observo desde abajo, y el espectáculo es sumamente exitante.

Intercambias palabras con ella, que no alcanzo a percibir, pero tu siguiente movimiento es separarte y hacerle lugar a ella sobre mi. Le entregas un condón aún en su empaque y con rapidéz ella lo coloca sobre mi duro pene. No tarda en subirse y ensartarse completamente en mi pene, inclinándo su cuerpo un poco, puedo sentir sus senos rozando mi pecho, acerca su boca para besarme y decirme lo rico que siente cogiéndose mi pene, que la toque por dentro.

Tu recuestas al amigo al lado mío y después de darle una rica lamida a su erecto miembro y una repasada a sus depilados testiculos, le pones un condón a su duro pene. No tardas en ubicarte sobre él, poniendo tus piernas a cada lado de su cuerpo. Tomas su pene con tu mano, lo llevas a tu entrada, y lo montas rápidamente hasta recibir la totalidad de su pene en tu vagina. Tu expresión deja ver tu satisfacción de sentirte llena, plena con ese miembro. No tardas en empiezar a cogerlo intensamente, mientras él no deja de acariciar tus senos, llevarselos a su boca para succionarslos con fuerza, tocar tu torso, tus nalgas, mientras observa a su pareja cogerse mi pene.

Los orgasmos se suceden, la explosión en tu caso es rica e intensa y bañas a tu eventual pareja. Ella se corre con fuerza y me deja todo mojado, a lo que mi pene reacciona eyaculando profusamente en ella.

El amigo no se ha venido. Tu dejas de moverte, te incorporas, haces que se levante y te pones en la orilla de la cama en cuatro puntos para que te penetre por detrás. Te gusta ser cogida así y le pides que te penetre de esa forma, entregandole tu trasero.

Él muestra todavía una fuerte erección, se para detrás de tí y de un golpe, te deja ir su hinchado pene. No se deja esperar tu gemido al sentirte invadida repentinamente por su ancho miembro. Se agarra de las caderas y empieza a penetrarte con fuerza, haciendo que sus muslos choquen ritmicamente con tus nalgas, lo que hace que todo tu cuerpo se desplace y tus senos se bamboleen exitantemente. Tú te sujetas de las sábanas para recibir sus acometidas y tu cara se transforma rápidamente dejando ver gozo y satisfacción al sentirte penetrada con intensidad, como te gusta. Tus senos se hinchan de nuevo, tus pezones están duros y retadores, rozando eventualmente en las sabanas. Rápidamente podemos escuchar como tu exitación se deja sentir en la cogida que te proporciona este amigo, mojandolo en cada empujón.

Mientras, ella queda tendida sobre mi cuerpo, mi pene aún esta dentro de su vagina y observamos la forma que empiezas a gemir al recibir sus continuas y fuertes embestidas. Un nuevo orgasmo se hace evidente en tu cuerpo, a través de los espasmos que te provoca ser cogida de esa forma. Tus pezones se observan duros y totalmente erectos. Alcanzas a decir, que sientes que se va a venir, que se ensancha su miembro, y en un último empujón de nuestro ocasional amigo, descarga en tí con intensidad su semen que es capturado por el condón, mientras tu sigues explotando con cada empujón que te fue dando. Se recarga en tu cadera y besa delicadamente tu espalda, mientras tu experimentas los últimos estertores de tu intenso orgasmo, recostada en la cama que ha sido testigo de todo.

Despues de besarme ligeramente, nuestra amiga me dice con mucha picardía: nos hicieron la noche. Le respondo: ustedes también.

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