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Para vengarme convertí a mi esposa en puta (Parte II)
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Tiempo de lectura: 11 minutos

Los tres que habían recién follado estaban fuera de combate aún… Tarella recién había desaparecido… Le dije a los dos paraguas que esperaran unos minutos que ya comenzaría el show y que su paciencia tendría recompensa…

Subiendo las escaleras le dije al viejo que estaba vistiéndose que si se iba ahora se arrepentiría y luego al trucho… Negro… Arregla el colchón… Ubícalo adelante… Entre los repuestos y pon 4 sillas alrededor… Bajo en unos minutos… Me di media vuelta y terminé de subir los escalones de dos en dos…

Al llegar a la oficina, Tarella aún se encontraba en el baño… Tomé asiento en la orilla de uno de los sillones, crucé las piernas y me dispuse a esperar… No pasaron 2 minutos y salió… Aseada, peinada y vestida con una solera suelta de algodón color rosa con dos pabilos finos en su parte superior. Le llegaba hasta un poco más arriba de medio muslo. Por supuesto, calzaba sus sandalias y no llevaba ropa interior… Le señalé con la mano que se sentara frente a mi… Con un movimiento felino tomó su lugar frente a mí, cruzó sus piernas y acomodó el vestido de modo de mostrar todas sus largas piernas… Se veía realmente sexy… De inmediato comenzamos a hablar…

(Con cara soñadora) Tare: Da, cariño, nunca antes había sentido esto… cómo es que ahora lo haces y antes no… debes contarme todo porque de verdad, Da, es… es… exquisito… liberador… Al principio se siente lo mismo o algo parecido que al orinar, pero definitivamente es diferente… Estremece todo el cuerpo y la sensación es más duradera que la del orgasmo… Porque no es otro tipo de orgasmo esto, cierto…

-Al mismo tiempo que terminaba de hablar, su propio cuerpo recordaba lo sucedido, estremeciéndose levemente.

Yo: no Tare, lo que sentiste se llama eyaculación femenina… Los hombres, cuando nos vamos, tenemos sensaciones similares a las que hace un rato experimentaste… Es rico, cierto…

– Con los ojos cerrados y la cabeza recostada hacia atrás, escuchaba… Descruzó las piernas y sentándose, clavó sus ojos en los míos… mientras nos mirábamos, comenzó a hablar y al mismo tiempo llevar inconscientemente su mano al coño, frotándolo suavemente.

(Con cara de pícara producto de sus toqueteos) Tare: mucho… pensaba que el orgasmo era lo máximo, pero… -Su rostro se tornó serio y su mirada vidriosa-

Yo: Pero qué, peque… puedes decirme lo que sea…

(Cambiando el semblante por su habitual máscara de sospecha constante) Tare: nada, mono… -Tras unos segundos de silencio, espetó…- con razón la mayoría de los hombres quiere puro irse al tiro…

Nos reímos al unísono largo y tendido y eso nos relajó a ambos, pues el ambiente se estaba poniendo medio denso y no era la ocasión para ello…

(Sus ojos brillaban y su voz era firme y segura) Tare: Da… Quiero sentirlo todos los días… Ya no podrás nunca más privarme de ello porque de otro modo me volvería loca y te buscaría por todo el mundo… y si estuvieras con otra, no me importaría nada y la mataría para que fueras solo mío… Haré lo que me pidas, pero no me dejes sin esto, sin ti… Por favor…

Era mía de nuevo… aunque no estaba del todo seguro, tenía la sensación que había borrado de un plumazo o más bien de una eyaculada, el nombre, la sombra y la pistola del ex soldado que, hasta ese momento, era el verdadero dueño del coño de mi mujer y por ello, protagonista de todas mis pesadillas e inseguridades.

La sensación de recuperar la voluntad y “amor” de Tarella no estuvo ni cerca de lo que había imaginado tenía que sentir… Supe en ese momento que ya no la amaba… y también tuve la certeza de seguir con mi venganza hasta el final, pues nada ni nadie podría recomponer nuestra quebrada relación… Me embargó la tristeza y la frustración… Precisamente esa sensación de no haber dado el ancho para mantener unida a mi familia, convirtió la pena en un amargo cáliz que no paraba de prepararme con notable dedicación… Miraba fijamente a Tarella, deteniéndome en los detalles… sus aros, en el gesto de su mano al apartar un mechón de cabello de su rostro, el cómo balanceaba su pie en el aire y pensaba… Todo se había perdido… esa idea llenó todos los rincones de mi cerebro…

Mientras, fascinado, me comía con los ojos la belleza del cuerpo de mi mujer. No podía comprender el cómo era capaz de odiarla y desearla al mismo tiempo… quería que sufriera y al mismo tiempo quería que gozara, que fuera feliz… Estaba claro que no era amor… pero también comenzaba a ser real el hecho que no todo estaba perdido… Mi mente era un torbellino hasta que un pensamiento quebró el caos… tras perder algo, uno obtiene otra cosa a cambio… puede gustarnos o no, pero ahí está… el punto es… qué fue lo que obtuve…

Sin dejar de mirarla en ningún momento, de pronto le pregunté…

Yo: lo que te pida???

Tare: si…

Yo: pues quiero, para empezar dos cosas: 1.- que sigas siendo mi puta obediente, por lo cual obtendrás todo el placer que puedas sentir… y, 2.- que nunca más me mientas so pena de perderlo todo… Estamos?

Tare: estamos…

-Hizo el ademán de pararse en el entendido que la conversación había terminado. Al escuchar mi voz se abstuvo, continuando sentada- .

Yo: también quiero que hoy, ahora, no te pongas ropa interior; bajes y te comas todas las pollas que se te ofrezcan dentro del local…

Se levantó sonriéndome… dio la vuelta en un movimiento sexy y comenzó a caminar muy sensualmente… Al llegar a la puerta dio vuelta su rostro… Parada con ese delgado vestido a tras luz dejaba apreciar su menudo y proporcionado cuerpo… Estaba bellísima y caliente… Mi polla reclamaba salir de su prisión de algodón… Me llevé la mano a mi bulto y al tiempo que lo masajeaba la llamé por su nombre completo, cosa que solo pasaba en situaciones de mucho estrés o mucha excitación…

Tare: dime??? Contestó posando los ojos en mi pija… Qué necesita??? Dijo con voz de niñita inocente…

Yo: Tarella… yo… eh… Nada…

Tare: ya po dime…

Yo: si eres una buena puta te daré un premio…

Tare: creo que ya me lo gané…

Yo: aún no te has ganado nada excepto las etiquetas de puta, maraca, cualquiera y zorra entre otras… Ahora cambia esa cara y… Oye, le dije de pronto cambiando el tema, prefieres que te tratemos como puta o como señora???

Tare: quiero ser una puta y quiero que los cabrones de afuera me paguen por ello… Y quiero que te paguen a ti…

Yo: jajaja… Dale… Me gustó… Ahora ve y pon las reglas que desde acá te veo, pero ten en cuenta que esta vez pago yo… Te prometo que la siguiente será remunerado…

Tare: mmm… ok, cariño, pero recuerda que el precio para ti por ser tu puta es que me hagas eyacular todos los días al menos una vez… Porfis…

Yo: dale…

Tare: -pasándose la mano por su mojado coño, afirmó con el tono más serio que logró conseguir-… Es un trato. Así, regalándome una de sus más hermosas y pícaras sonrisas estiraba su mano húmeda para el apretón en señal de asentimiento… Nos dimos las manos y, aun sonriendo, se marchó…

Ya eran cerca de las 4 pm y como todos los sábados, la calle presentaba un panorama solitario, pues carecía del constante bullar que la caracteriza durante los días de semana. La agobiante soledad era interrumpida, de tarde en tarde, por los invasivos ruidos de algún vehículo… El paisaje estaba dominado por perros callejeros y vagabundos pululando aparentemente sin rumbo, en busca de algún trofeo que les cambie la suerte…

Miraba desde el ventanal bajar a mí putita… Aún sonreía… El trucho, al verla aparecer por la esquina, le subió el volumen a la música y con un gesto de lo más caballeresco, la invitó a sacarse las sandalias y subirse al colchón… Tare, estiró su mano y se dejó ayudar… Podía ver a mi pequeño demonio gesticulando, parada descalza al medio de 5 tipos que a la distancia parecía que la escuchaban atentamente… Mientras la devoraban con los ojos, se refregaban sus bultos ya totalmente listos para la guerra…

Cuando al parecer había quedado todo dicho, Tare levantó la vista y, con un gesto de su mano, me invitó a bajar… Descarté en principio la idea con un ademán y en voz alta les dije a todos… Ya po… Menos bla, bla y más acc…

No terminé de pronunciar las últimas palabras cuando Tarella se recostaba sobre su espalda y abría sus piernas todo lo que daban, de modo de facilitarle la visión al viejo que miraba embelesado el espectáculo cómodamente sentado en una de las sillas dispuestas a los costados del improvisado escenario… Así, mientras los paraguayos se desnudaban a un costado todo lo rápido que podían, Edy se dedicaba con fervor a las tetas chupándolas al punto de dejarlas brillantes gracias a la saliva que las cubría… Las masajeaba, primero con ternura, para luego de una sesión de besos con lengua en los pezones, comenzaba con el toqueteo de nuevo, pero ahora bruscamente y así alternadamente. El hijo del Altiplano se estaba dando una despedida de rey…

Mi esposa comenzaba a gemir tímidamente estimulada por los sobajeos del boliviano. Sus caderas comenzaron a levantarse buscando una polla que no aparecía… Al ver la oportunidad, ya que el viejo solo observaba, el trucho se tiró entre las piernas abiertas de mi esposa y comenzó a comerse ávidamente todo el coño y el año con su inquieta lengua… Se la enterraba en la entrada del ojete para luego subir lentamente y en círculos hasta su clítoris… Tarella estaba fuera de sí… aullaba de placer y con sus manos le tomaba la cabeza pidiéndole aumentar la velocidad… Segundos después tenía su primer orgasmo de la segunda tanda…

Aún temblaba mientras era ayudada a ponerse de pie por los 4 hombres… El paraguayo más chico, pero más corpulento se tiró de espalda en el colchón y tomó a Tarella del brazo, invitándola a sentarse en su corta, pero gorda polla… La muy puta la tomó con su mano y se la ubicó en la entrada de su coño… alcanzó a jugar con ella unos segundos en la entrada, porque en el segundo intento el camionero la tomó de las caderas y la sentó de una sola vez… Tarella dio un pequeño grito y luego empezó a jadear de inmediato… La polla del paragua la estaba haciendo gozar… Unos minutos de rápidos movimientos le dieron a Tarella su segunda corrida… Satisfecha se tiró sobre el pecho del hombre… Éste le pasó el brazo justo por encima del culo obligándola a levantarlo y tras unos segundos de pausa siguió con el mete y saca…

El otro paragua se ubicó detrás y comenzó a incursionar en su ano con un dedo… los propios jugos de Tarella ayudaron a que, en pocos segundos, el culo de mi esposa se estuviera comiendo no uno, sino dos dedos completos… Mi pequeña mujer gemía audiblemente… Sus gritos de placer se escuchaban por sobre la música con el ritmo algo acelerado con el que le estaban partiendo sus dos hoyos… Mientras se corría nuevamente, el hombre retiró sus dedos, le puso la punta de su polla en la entrada del culo y comenzó a forzar con ella hasta que la cabeza entera de la polla (que era más grande que la del amigo, pero más delgada) estuvo dentro…

Tarella le rogaba que la sacara, que le dolía mucho, que no siguiera, pero todo fue en vano, ya que sus ruegos lejos de disuadir a sus fornicadores, les imprimió más deseo, por lo que al poco ya estaban follándosela salvajemente…

La muy puta comenzó a gozar las dos pijas que tenía incrustadas a los pocos segundos después de su último ruego… les pedía que le dieran más fuerte a lo que accedieron de inmediato… No aguanté más y, tomando la cámara que había puesto a recargar, bajé los escalones de dos en dos, vestido solo con mis zapatillas y calcetines…

Estuvieron así durante al menos 5 minutos… Al sentir que la mujercita se corría de nuevo, los paraguas se separaron… Le pidieron a Tarella que se levantara y se diera vuelta… una vez así la estiraron sobre el pecho del hombre el cual procedió a incrustarle su dura polla en el culo de una sola vez… Acto seguido el otro paragua se instaló en medio de las piernas de Tarella y abriéndolas todo lo que daban comenzó a penetrarla por el coño… Nuevamente mi señora era follada brutalmente por sus dos agujeros y a ella parecía gustarle muchísimo…

Otro orgasmo le nublaba los ojos a mi ex cuando la tomaron como a una muñeca de trapo, poniéndola en 4 patas… Uno la perforó por el culo y el otro por la boca y de inmediato le dieron con todo hasta correrse ambos dentro de ella… Ni dos segundos tardaron en ser reemplazados por el viejo y Edy… Aún en 4 patas, mi mujer volvió a recibir dos pollas a la vez. El viejo le follaba su coño frenéticamente mientras el boliviano tomaba la cabeza de Tarella con sus manos para ayudarse a llegar hasta la garganta con su dura polla, follándole la boca como un poseso… Luego de unos minutos, le dieron vuelta y fue el viejo quien le daba ahora por la boca y el boliviano por el coño… Pocos minutos después ambos se corrían entre gruñidos y palmazos en el culo de mi señora en su boca y coño, llenándola nuevamente… Cuando la soltaron cayó cual muñeca de trapo sobre el colchón quedando de boca con su culo parado, pero casi inerte…

Con los ojos cerrados, el cuerpo brillando en transpiración y la respiración aún agitada, Tarella, yacía tendida sobre el colchón desnuda y usada, aunque aún no completamente… La escena me mantuvo a mil. Pasándole la cámara al viejo, tomé a Tarella por las caderas y le incrusté la polla por el culo de una sola embestida… Mi mujer apenas gimió… Entonces comencé con un movimiento lento a follármela al tiempo que alternaba besos en la espalda y palmadas en los cachetes de su redondito culo… Con la primera nalgada, Tarella dio vuelta la cabeza y trató de protestar… Mi respuesta fue otra nalgada, pero más fuerte… -Te voy a partir el culo, puta de mierda- , le dije con verdadero odio al tiempo que aumentaba el ritmo de las embestidas… Al escucharme, comenzó a correrse de forma brutal… aullaba de placer mientras le decía al peruano que se acercara…

Cuando su orgasmo terminó hice que el peruano se sentara en una silla. Puse a Tarella de espaldas al Trucho quien penetró con su polla el ya abierto culo de mi mujercita… Cuando ya lo tenía todo dentro, la empujé de modo que se recostara sobre el peruano que de verdad olía de los mil demonios y situándome entre sus piernas le perforé el coño… Poco nos costó tomar un ritmo a los tres… y tras algunos minutos así, Tarella comenzó con una sucesión de orgasmos que le duró los 10 minutos que estuvimos reventándole los cachetes y el coño y que acabó cuando en un orgasmo triple acabamos Tarella, el Trucho y yo… Nos quedamos pegados como perros en celo por un minuto completo… Al despegarnos, los dos paraguas, ya recuperados tomaban a la pobre Tare… Uno se sentó en la silla desde donde levantaron a mi mujer y dándole la espalda al hombre la sentaron de una sola vez en el coño… Así nuevamente estaba rebotando en una pija y gimiendo como una puta… A los pocos minutos se acercó el otro camionero y acostándola sobre el que la estaba follando, le puso la polla en el coño y comenzó a tratar de meterlo en el ya ocupado orificio…

Tarella, aullaba de dolor nuevamente, sin embargo, no se debatía, permitiéndole al hombre realizar su trabajo a su antojo… Tras varios intentos fallidos, logró penetrarla… El grito de dolor fue desgarrador, pero el tipo siguió su tarea, perforando el ya lleno coño de Tarella cada vez más profundamente…

Cuando lo tuvo todo dentro comenzó a moverse al mismo ritmo que su compañero… Los gritos de dolor se transformaron poco a poco en gemidos de placer… a los minutos gritaba como loca que siguieran, que llegaran más profundo… que más rápido… La follaron los dos por su coño durante un buen rato durante el cual mi mujer no paraba de sentir orgasmo tras orgasmo hasta quedar media desmayada entre los dos tipos… Las últimas embestidas fueron brutales sacándole lágrimas de sus ojos… Los tres se corrieron en medio de alaridos y gemidos de placer, quedando abrazados en la silla por largos segundos…

Por muy puta que fuera mi esposa, tanta polla la había rendido… Tan cansada estaba, que cayó dormida en cuanto los paraguas se levantaron… La vieron unos segundos indefensa, acostada de boca, con su redondo culito apuntando al cielo… El cuadro era alucinante… y con una sonrisa en la cara me dieron la mano en señal de gracias y despedida, tomaron sus ropas y tras vestirse se marcharon. Entre tanto se vestían los camioneros, el boliviano y el peruano querían seguir con la fiesta, pues algo les decía que era ahora o nunca, por lo que, despertándola, comenzaron a follársela en 4 patas por el culo y la boca los dos a la vez… Tarella al principio no reaccionaba, pero tras unos minutos de estimulación la despertaron del todo… Ella misma se movía, enterrándose ambas vergas hasta las pelotas… Estaba nuevamente gozando… Follaron largo y tendido intercambiando de lugar en varias oportunidades de modo que ambos se la clavaron en los tres hoyos más de una vez… El viejo, en tanto, era un privilegiado espectador…

Los dos acabaron en la cara y tetas (a petición suya), dejándola acostada sobre su espalda con las piernas abiertas, jadeando… Al abrir los ojos buscó mi mirada hasta encontrarla… Sostuvimos la mirada por unos cuantos segundos… Sus sensuales labios esbozaron una sonrisa. Fue, creo, la última vez que mi esposa me inspiró ternura y el deseo de protegerla… Me levanté de la silla donde estaba admirándola para ayudarla a levantarse. Sus piernas vacilaron, por lo que la alcé en brazos, dirigiéndome hacia nuestra oficina.

Una vez en el baño, enjaboné su cuerpo con ternura y dedicación y, tras secarla, la vestí con una bata de levantarse y acosté en un sillón, tapándola con una frazada… De inmediato cerró sus ojos y acomodó en posición fetal… Le besé la sien y acaricié su pelo. Inclinándome sobre su oreja, susurrando le dije… -Descansa, pequeña… Descansa al menos un rato…- y pensé… Total, abajo ya están esperando su turno otros 4 camioneros ávidos de un buen y caliente coño, del cual podrán disfrutar, a partir de ahora, por una módica suma, por supuesto…

El reloj anunciaba que las 10 de la noche habían llegado y la puta de Tarella había dado cuenta de las dos últimas vergas erectas que quedaban… Estaba bañada en semen y sudor… Tanto su culo como coño quedaron tan abiertos que parecía tuviesen una polla invisible incrustada… Así, después de ser follada por todos sus agujeros, por 12 distintos tipos, durante casi 10 horas, mi podre mujer había quedado destruida… Desnuda la alzaron entre 4 tipos y llevaron al carro, pues sus piernas ya no sostenían su peso… En cuanto la subieron a los asientos posteriores, cayó en un profundo sueño… Dormía plácidamente… En su cara brillaba una sonrisa de satisfacción que no le había visto nunca… Al llegar a casa, la tomé en brazos y llena de semen y transpirada, la acosté sobre la cama donde quedó como muerta hasta pasadas las 4 de la tarde del domingo…

La desperté con un plato de frutas picadas y un buen vaso de jugo natural de naranja… Le dolía todo el cuerpo, pero se sentía muy liviana y relajada… Comió con avidez… Tras beber la última gota del vaso le pregunté cómo se sentía… Esbozó una enigmática sonrisa y asintió lentamente con la cabeza…

Tare: espero nunca más estar con tantos… aún siento el culo y coño cocidos…

Nos reímos juntos de buenas ganas…

Tare: -Da… puedes empezar a cumplir tu parte del trato-. Vio mi expresión y agregó, no me mal entiendas… nunca había sentido tantos orgasmos juntos, pero no dejaba de anhelar sentir otra eyaculación… Da… te puedo confesar algo…

Yo: por supuesto…

Tare: fue lo mismo que me pasó con el soldado… perdóname… pero ahora debes estar tranquilo porque lo superaste…

Yo: gracias!!! Le dije con una sonrisa, pero pensaba… -Está convencida que ser puta es normal… Ya verás, maldita perra… ya verás…

Este es el fin del primero de 10 relatos que cuentan la historia completa del cómo consumé mi venganza en contra de mi ex y sus amantes… Después de entrar en esto, nunca volví a ser el mismo… lo que me inquieta es que, cada vez más, encuentro justificaciones para disfrutarlo sin remordimientos ulteriores…

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