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Raquel la cubana

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Una ocasión en la fiesta de cumpleaños de mi cuñado, como él tiene amistades de diferentes nacionalidades por su trabajo y entre esas amistades estaba Raquel, una cubana de 30 años de edad, que como buena cubana irradiaba sensualidad, su cuerpo era muy bueno, media entre 1.55 a 1.60 cm, sus tetas eran medianas y firmes que resaltaban con su escote de cuero que traía, unas nalgas paradas de buen tamaño y unas piernas torneadas que mostraba en minifalda a medio muslo.

No pude evitar sentir atracción a ella y es que los que conocen a mi Lety saben que esta buenísima, tiene un trasero magnifico, unas piernas de infarto, bueno los que la conocen saben cómo es, pero esa cubanita, ¡me cae que si me hizo apendejarme un rato!

El ambiente era agradable, bailábamos y tomábamos, pero yo me mantenía al margen y es que, aunque yo podía coger con quien quisiera, mi Lety me pidió que con las amistades de su hermano nada y ni hablar, tenía que cumplir el acuerdo.

Pero era muy difícil ya que la cubanita me miraba y me coqueteaba ya sin pena, me sonreía y me agarraba para bailar, Lety estaba conviviendo con los demás que no se daba cuenta de lo que pasaba, de hecho creo que nadie lo noto, mientras bailábamos ella me pegaba su cuerpo, sus piernas las acercaba a mi mano, en bailes como la bachata o la salsa, me ponía las nalgas en mi pene, rosándolo descaradamente, yo estaba excitadísimo, tenía ganas de llevarla al baño y darle verga hasta que se viniera toda, pero el pacto verbal me detenía, así que un poco estresado me salí a fumar un cigarro a la parte de atrás del saloncito donde estábamos.

Obviamente al darse cuenta de mi ausencia, Lety corrió a buscarme.

Le: Hola amor, que haces

L: ¡Que paso bebe, pues fumando!

Le: ¿Te sientes mal?

L: No, ¡solo que quería un cigarro! y tú qué haces?

Le: Voy ir con Fredy y los chicos por más botana y bebidas, ¿quieres venir?

L: ¡No amor, aquí te espero ok!

Le: ¡Ok, amor, ahorita regresamos!

Deduje que al decirme todos no estaba nadie en el salón, así que entre le bajé a la música y me senté a cantar la canción que estaba cerrando los ojos, pero ¡cuál fue mi sorpresa cuando los abrí, Raquel estaba frente a mí con una sonrisa de oreja a oreja!

R: ¡Qué bonito cantas!

L: ¡Gracias… pensé que también habías ido con ellos!

R: ¡Entre al baño y salí y solo te vi a ti!

L: ¿Ok, y cómo estás?

Ella me miro y sin dudarlo un segundo comenzó a besarme, al sentir sus gruesos labios me deje llevar y la bese de igual manera, le comencé a tocar su cuerpo como pulpo, su espalda, sus piernas sus nalgas, ella con su mano acariciaba mi verga que poco a poco empezaba a endurecerse.

R: ¡Papi, me gustaste desde que te vi!

L: ¡Tú me la pusiste dura cuando te vi chica!

R: ¡Sí que rica la tienes, ohm!

L: Ven, vamos para acá, ¡así no nos ven!

La tome de la mano y la lleve atrás de una pequeña barra que fungía como cocina y bar, ahí había una ventana que me permitiría ver si alguien venia para acá.

Con prisa le desabroche su blusa escotada y vaya premio, unas tetas firmes y de pezón clarito erecto para mí, inmediatamente las lleve a mi boca, ¡mientras mi mano acariciaba sus muslos y caminaba rumbo su vagina!

L: ¡Esta buenísima nena!

R: ¡Uf, tu eres un papito!

L: ¡Que tetas más ricas!

Ella sin pensarlo más, ¡se incoó y bajo mi pantalón con todo y trusa y empezó directamente a chuparme mi verga que ya sacaba líquido seminal!

¡Por dios!, era una gran mamadora, su lengua lamia rapidísimo mi cabecita, con sus manos apretaba mis testículos, ¡luego de un solo golpe se la metía toda a su boca rasgándome con sus dientitos!

L: ¡Ah, nena, dios!

R: ¡Que buena verga tienes!

L: ¿Te gusta?

R: ¡Pareces cubano!

La oriunda de La Habana, me estaba haciendo gemir y retorcerme por las mamadas que me daba, sabía que tenía el tiempo contado así que la tome de la cintura, le subí su falda, levante su pierna y la penetre fuerte, ella estaba tan húmeda que mi verga entro muy fácil, empecé a moverme un poco rápido, nos besábamos a cada movimiento que hacíamos, ella se movía muy rico también, en un momento la cargue de la cintura mientras ella se apoyaba en la barra, mi verga entraba con todo, ambos sudábamos por la velocidad y el calor del salón, pero hasta el sudor de ella sabía riquísimo!

R: ¡Ah, papi, que rico, dámela, dámela más!

L: ¡Aprietas muy rico, uf!

La baje y la acomode empinada sobre un banco, su hermoso trasero escurriendo me prendía más, la penetre lento, observe como mi verga se hundía en su rica concha, ella se abría las nalgas y me miraba salvajemente, la tome del cabello y con fuertes tirones, ¡empecé a embestirla más y más fuerte!

R: ¡Así, dios mío, que rico, que rico!

L: ¡Mami, eres una rica perra!

R: Si papi, insúltame, pégame, ¡soy tu puta!

L: ¡Que puta más rica tengo, uf, uf, toma, toma puta, toma mi verga!

R: ¡Si así, agh, mas, mas!

No resistí más y justo cuando note que los demás llegaban, me vine dentro de su concha, ambos nos movíamos aceleradamente, nos separamos y ella corrió al baño, yo use la puerta de emergencia y regrese a la jardinera a seguir fumando.

La fiesta siguió como si nada, continuamos bailando y tomando hasta el amanecer, no la volví a ver, pero en esa fiesta mi esposa empezó un jugueteo con Fredy, pero eso después se los contara.

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