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Regreso anticipado despierta pasiones
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Tiempo de lectura: 7 minutos

Llegas a la casa sin hacer ruido. Yo duermo en nuestra cama y tú habías estado fuera de la ciudad los días pasados en algunas actividades de trabajo. Tu regreso no lo esperaba hasta el siguiente día, pero aquí estás acostada a mi lado.

Me despiertas abrazándome y acariciándome. Despiertas a mi pene con esa sensación de tu cuerpo, una de tus manos acariciando mis testículos, tus senos en mi cara, tu otra mano en mi cuello llevándome a ellos y diciéndome que ya estás en casa. Despierto con esa sensación tan especial, amorosa, de sentirme a tu lado. Te pregunto que si es cierto y me dices que sí, que allí estás ya.

Entraste a la casa cuidando de no hacer ruido para no despertarme y darme una maravillosa sorpresa. Subiste a nuestra recámara, me viste acostado, quitaste tu ropa y te metiste en la cama a mi lado. Ves a nuestro amigo algo despierto, me abrazas para acercar tu cuerpo al mío y acomodas mi cara para dejarme sentir tus senos y empezase a tocar mi pene sobre mi ropa interior. Poco a poco lo sacas de su encierro y, mojando tu mano, lo vas acariciando para ponerlo más duro. Alcanzas con tu mano mis testículos para tocarlos delicadamente, como siempre lo haces, y mi pene responde a esas sensaciones que generan tus caricias poniéndose duro y largo.

Cuando me despiertas, me dices que sólo te sienta. Que disfrute, que no hable. Me acercas tus pezones a mi boca, rozando mis labios para que yo los chupe y me pides que abra la boca para mamarlos rico mientras con tu mano me sacas las primeras gotas de líquido preseminal. Una parte lo embarras en la punta de mí ya erecta verga y otra en tus senos, para dármelo a saborear Abro la boca, el olor me guía a tus pezones y como uno primero y luego el otro, que ya tiene embarrados mis líquidos.

Me dices que lo saboreé, que sienta el sabor de mis jugos, el sabor de mi verga en tus senos, mientras me sigues masturbando con una de tus manos, poniendo más duro y ancho mi pene con cada movimiento. Dices que extrañabas tanto estar juntos que por eso viniste un día antes de lo esperado.

Acercas tu mano a mi boca y me metes tus dedos para chuparlos y saborear más de mis líquidos. Dices que ya querías sentirme y tocar mi pene. Chuparlo y acariciarlo. Sentirlo en tu mano, en tus labios, en tu boca. Lamerlo con tu lengua y recorrerlo hasta bajar a mis testículos y meterlos a tu boca. Todo esto mientras me sigues masturbando y dándome tus senos a chupar. Yo siento como están poniéndose tus pezones muy duros y erectos, así como tus senos se empiezan a hinchar de la excitación.

Te mueves un poco y empezas a tocar tu vagina, escucho yo que estas mojadita y llevas tu mano a mi boca, para darme a sentir la humedad de tu sexo. Me preguntas si te extrañaba y yo sólo asiento mientras chupo tus dedos para obtener la mayor cantidad de sabor a ti. Vuelves a tocarte y metes dos dedos en tu vagina, penetrándote profundo, moviéndolos dentro de ti, dándote placer, llenando tus dedos de tus líquidos y me los das de nuevo a saborear.

Dices que lo disfrute, que sienta lo rico de tus líquidos, lo excitada que estás y entonces yo llevo una de mis manos hacia tu sexo y te acaricio sintiendo todo lo mojada que estás. Tú regresas a tocar mi pene que está cada vez más duro y mojado, acariciándolo a lo largo, llegando a mis testículos y pasas a frotar mi perineo.

Mojas tus dedos con mis líquidos que resbalan de la punta, regresas a frotar mi perineo y llegas hasta las fronteras de mi ano, que rozas en su entrada, mojándolo un poco. Retiras tu mano llevándola a tu boca, la lames y humedeces con tu saliva y regresas a frotar mi ano, empujando uno de tus dedos en la entrada, encontrando pasar ligeramente hacia el interior, mientras yo inserto mi segundo dedo en tu vagina, arrancando un gemido rico de tu boca Me dices que extrañabas estar así juntitos, que esperabas con ansias este momento. Que me quieres decir todo lo que habías hecho estos días que estuvimos separados y que quieres dejarme sentir lo que habías recibido. Que te gusta excitarme y ponerme muy mojadito y duro.

Me separas de tus senos y bajas a mi pene que sigues masturbándolo rico. Me besas en la boca y me dices que habías estado extrañándome y a la vez disfrutando de todo lo que se dio. Las dos noches antes de regresar a la ciudad fueron intensas y que sólo te habían hecho desear más sentirme y acostarnos juntos para hacernos el amor rico, retomar nuestros cuerpos, besarnos y acariciarnos intensamente, cogernos y decirnos lo que habíamos vivido cada quien. Te separas de mi boca y vas a mi pene, te pones de forma que pueda verte y mientras me sigues acariciando, diciendo que lo extrañabas pero que lo vas a compensar por no estar cerca estos días, y sin quitar tu mirada de mis ojos, te aseguras que vea cómo lo empiezas a lamer con tu lengua y saborear la gota que asoma en la punta. Te acercas rápido a mi boca para dármelo a probar y decirme lo mucho que extrañabas hacer esto, mientras nos besamos intensamente de nuevo.

Regresas a chupar mi pene y lamerlo en su extensión, llegando con tu lengua a mis testículos, mientras que con una mano sigues masturbándome, haciéndome salir otra gota que la tomas con tu lengua de nuevo y vuelves a mi boca para saborearla juntos, besándonos intensamente. Empiezas a decirme lo excitada que estás. Lo mucho que te gusta hacerlo y lo mucho que disfrutas tener mi pene en tu cuerpo y tu boca, lo rico que es y lo mucho que te excita hacer eso.

Poco a poco, se da el mejor momento para decirme como estuvieron tus pasadas dos noches en la distancia. Empiezas diciendo lo rico y excitante que había sido tu noche con ese amigo de tiempo atrás que te encontraste unos días antes e durante tu estancia en aquella ciudad que te tocó visitar, y que habían estado juntos en la tarde, dos días previo a tu regreso. Se quedaron de ver en un café y después de los saludos de rigor y los comentarios generales del cómo estaban, se fueron a un hotel para coger un rato como en tiempos anteriores. Que lo habías hecho venirse en tu vagina, en tu boca y culito, dejándote saciada y llena de semen de él. Le chupaste su verga hasta hacerlo venir en tu boca y darle a probar su semen, como te gusta hacerlo.

Recordaron los momentos que cogieron juntos años atrás y que te decía que era fabuloso volverte a sentir siempre tan sensual y pasional. Y que, antes de dejarte en tu hotel, ya por bajarte de su coche, aprovechaste para dejarle un rico recuerdo tuyo chupando una última vez su pene como a ti te gusta y haciéndolo venir en tu boca a manera de agradecimiento por la tarde y a manera de despedida del día. Esto me lo cuentas mientras nos besamos intensamente y siento en mi mano, que tocaba tu sexo, la forma tan deliciosa de mojarte mientras me vas diciendo todo. Es tal la forma que te excita recordarlo y contármelo que mueves tu cadera hacia adelante y atrás para frotarte más con mi mano y hacer más intensas las caricias que recibes de mis dedos.

Te expreso lo mucho que me encanta saber que lo disfrutaras, que te lo cogieras rico y más que me lo cuentes. Me comentas que te preguntó si andabas con alguien y que le dijiste que sí. Le comentaste incluso que yo sabía que lo ibas a ver y que no era un problema entre nosotros. Me comentas que eso le encendió a él y que tú le mencionaste que cuando nos viéramos, me platicarías todo con detalle. Sigues con las caricias y me dices que hay más cosas para contarme. Para entonces, te subes en mí y montas mi verga ya dura. Antes de meterla, la tomas con tu mano y juegas con ella en la entrada de tu vagina para excitarte más, humedecerla con tus jugos y acomodarla en la entrada. Yo puedo verlo todo. Es una vista muy excitante. Empiezas a bajar, metiendo la punta de mi verga primero, atravesando tus labios vaginales, haciendo una pausa para después seguir recibiendo más de mi pene, hasta tenerlo todo dentro de ti. Se siente tan rico, tú tan excitada y mojada. Estiras tus brazos y alargas tu torso, sacando tus ricos senos, regalándome esa bella estampa que me encanta de ti, ensartada hasta el fondo con una verga dentro, con tus senos altivos, dispuestos a mayor placer. Después de tocar tus pezones, te inclinas para besarnos intensamente de nuevo, mientras subes tu cadera para empezar a cogerte mi verga.

Entre besos, sentir tu cuerpo pegando al mío y el movimiento de tu rico trasero, puedo sentir ir en aumento tu excitación. Tu cara denota deseo y muestra gusto por tener otra vez verga dentro de ti.

Me cuentas entonces, con voz entrecortada por la excitación que vas sintiendo, que la noche siguiente de estar con tu amigo, te volvió a buscar, para invitarte a cenar en un restaurante agradable. Luego te llevó a un club de intercambio, donde al llegar, te presentó a una amiga y su pareja. Apenas pasaron las presentaciones, empezaron a interactuar con ellos y ella te ofreció a su pareja para que te lo cogieras. Para ello cada una de ustedes chupaba a la contraparte. Tu amigo con su pene ya erecto y largo, estaba siendo atendido por tu amiga, devorándolo completo y sujetándolo de sus testículos. Tú mientras masturbabas y empezabas a chupar la verga del esposo de la amiga. Rápidamente se ponía dura y gruesa, te era grato sentirla, le dabas unas lamidas ricas y lo chupabas con gusto. Entonces ella te jalaba hacia la verga de tu amigo y entre las dos compartían el pene ya muy excitado de él, lamiéndolo entre las dos y besándose eventualmente. Con esas caricias tan intensas y excitantes, a tu amigo lo hacían venirse en sus bocas y cara, repartiéndose su semen entre las dos, besando sus bocas de nuevo mientras ella te tocaba y masturbaba y te decía que quería verte cogiendo a su esposo.

La besabas por última vez, le decías que pusiera atención y te subías en él abriendo tu compás para acomodar tus piernas a cada lado de él, diciéndole que te lo ibas a coger para hacerlo venir, mientras te metías la totalidad de su ya duro pene en tu vagina, manteniéndote quieta por un momento mientras tu vagina se acostumbraba al nuevo visitante y empezabas a cogerlo. Te recostabas hacia su pecho, para rozar tus senos con su cuerpo y le buscabas besar en la boca pasionalmente, preguntándole si le gustaba lo que veía y sentía. Te contestaba que sí, mientras le arrancabas gemidos con la forma tan rica que lo cogías moviendo tu cadera de forma muy especial, sintiendo cómo estaba excitándose cada vez más. La esposa se montaba en tu amigo, y ya ensartado en él, ella se acercaba a ti, se besaban brevemente en la boca y tú y le decías que su esposo tenía una rica verga que te llenaba toda.

Todo esto me lo dices mientras sigues cogiendo mi verga, metiéndola toda dentro de ti y rozando tu pubis con mi cuerpo para excitarte más. Nos besamos y puedo sentir que contarme tu experiencia de esos días te produce mucho placer y te pone más mojada cada vez Me cuentas que, mientras eso pasaba, se acercaron varias personas, hombres y mujeres, solos y en pareja para observarlos coger. Eventualmente, uno de ellos se paró a tu lado mostrando un pene de buen tamaño y ya erecto. Se acercó a ti, tú lo viste con deseo y lo apuntó a tu boca, rozando tu mejilla con la punta.

Por toda respuesta de tu parte, sacaste la lengua, le lamiste esa cabeza del pene ya erecto, le rodeaste la punta con tus labios y empezaste a darle una chupada intensa, recorriéndolo, lamiendo sus testículos y disfrutando de tener en tu boca una verga gruesa y algo larga. Dura toda y con un sabor rico. Mientras seguías cogiendo al esposo que a cada momento te dejaba sentir que se incrementaban sus ganas de venirse en ti. El resultado de tus atenciones orales al sujeto, hizo que se viniera en tu boca y no desaprovechaste para saborear y tomarte todo su semen.

Sin más palabras que un gracias, se fue de allí. Otra mujer se acercó entre ustedes, las abrazó a las dos y empezó a besarlas en la boca y tocar sus cuerpos, mientras ustedes seguían cogiendo a sus parejas del momento. Estabas sintiendo como el esposo se acercaba al orgasmo, y de momento, te levantaste rápidamente para quitarle el condón y meterlo de nuevo en ti, sacudiendo tu cuerpo para que perdiera todo control que le quedaba y haciéndolo venir profunda e intensamente en ti. El descargó en tu vagina una corrida abundante, con tres o cuatro primeras eyaculaciones que sentiste tocar el fondo de tu vagina, así como más semen que depositó en tu interior, tanto que empezó a escurrir fuera de ti y resbalar por tus muslos, junto con tus jugos producto de la excitación que te provocó. Relatarme eso, te hace venirte sobre mi intensamente y yo te expreso que me encanta que te lo hubieras cogido tan rico y que te hubiera dejado su semen en ti.

Todo eso te excita y te moja recordarlo y contarlo. Mi pene se va ensanchando dentro de ti, anunciando mi inminente corrida, ya que es mucha la excitación que experimento y me pides que lo haga dentro. Me vengo intensamente en ti y tu cuerpo responde con otro orgasmo más, largo, pasional y delicioso, que te hace estremecer y correrte deliciosamente, mojándome todo.

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