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Roberto me hizo recordar mi desvirgue
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Desperté, seguía en posición de cucharita con el cuerpo de Roberto tocando el mío, y su brazo sobre mí. Me sentía cansado, pero feliz, su verga ya no estaba dentro de mi colita y la sentía pegajosa, muy húmeda, sentía que semen había escurrido por mis nalgas y piernas, pero ya se encontraba duro, una sensación como el pegamento cuando se seca.

Me levanté y me fui a asear al baño, al regresar Roberto seguía durmiendo, pero boca arriba, su verga estaba flácida, pero debía medir unos 10 o 12 cm, recordé todo el placer que su verga me había dado y se me antojó darle un beso en la punta.

Me acerqué y acerqué mis labios a la cabeza de su verga, dándole un beso tierno, saqué mi lengua y recorrí la cabeza con mi lengua, tenía un sabor diferente, recordé que había estado casi toda la noche dentro de mi cuerpo y pensé que seguramente era el sabor de mi colita, combinado con el sabor de su semen, seguí recorriendo con mi lengua el tronco de su verga y bajé a dar un beso a sus huevos. Sentí que se movió y su mano acarició mi pelo.

– Mmmm, que rico despertar así, sigue, chupa mi verga, anda.

Abrí mis labios y entró en mi boca la cabeza de su verga y la parte superior de su tronco, succioné con suavidad, intentando no lastimarlo con mis dientes, sentí que su verga iba creciendo y poniéndose dura en mi boca, y me excitó esa sensación. La saqué de mi boca y fui recorriendo con mi lengua el tronco hasta llegar a sus huevos gruesos y pesados. Roberto gimió y acariciaba mi espalda y nalgas, en ocasiones apretaba mis nalgas, al volver a meterme su verga en mi boca tomó del pelo y literalmente empezó a follar mi boca, muy rápido, su verga entraba y salía de mi boca y en ocasiones me la metía más profundo, hasta mi garganta, causándome arcadas, pero aguanté, me estuvo follando la boca algunos minutos hasta que empujó profundo y empezó a descargar su semen directamente a mi garganta, era la primera vez que descargaba su semen en mi boca y no me gustó la sensación, era demasiado espeso y sentí que me ahogaba, así que saqué su verga de mi boca y un par de chorros de semen se estrellaron en mi cara, dejándomela llena de leche.

– Ay, que rico despertar amor, ven toma tu lechita- dijo y pasándome si verga dura por la cara recogió los restos de semen que escurrían por mi cara y los llevó a mi boca.

La verdad no me tragué su leche, la sentí muy viscosa y sentía que se me atoraba en la garganta, dejándome una sensación extraña, y me daba un poco de asco y arcadas, pero para complacer a mi macho fingí que me la tragaba, le chupaba la verga, pero no tragaba su leche, la sacaba de mi boca y la dejaba escurrir por mi barbilla, apreté su verga y succioné la cabeza para exprimirle hasta la última gota, lo cual le encantó.

– Ufff amor, me has dejado seco, siento que mis huevos me duelen, los exprimiste bien, que rico amor.

Me dio un beso, todavía con mi boca escurriendo leche, un beso con sabor a verga y semen y nos levantamos a bañar.

Yo me acababa de bañar, pero nuevamente estaba lleno de leche, así que juntos nos bañamos y nos enjabonamos, nos besamos en la ducha y nos acariciamos mucho, pero nada más.

Al salir de la ducha me dice.

– Ufff, amor, que cogida la de anoche, pero debes tener mucha hambre, yo siento que muero de hambre, vamos a desayunar para reponer fuerzas, ya tendremos tiempo para seguir amándonos.

Me dirigí a sacar mi ropa interior de la mochilita que llevaba, pero no me dejó hacerlo.

– No amor, no te vistas, me excita mucho ver tu cuerpo desnudo, sobre todo tu culito, tienes unas nalgas perfectas, cuando estés conmigo quiero que siempre estés desnudito o con ropa de mujer, que también me excita y te queda divina.

Salimos a la cocina y se puso a preparar huevos con salchicha y yo me puse a preparar el café, era gracioso y a la vez excitante y cada que podía me tocaba el culo, apretando mis nalgas, a mi me excitaba mucho también porque veía como su verga y huevos se bamboleaban al caminar, aun cuando su verga estuviera flácida.

Pusimos la mesa y nos sentamos a desayunar, me preguntó si le ponía leche a mi café y le dije que sí, que me encantaba su leche, en un tono de broma y entendió la indirecta.

– Si amor, se nota que te gusta la leche, ya tuviste tu ración de leche en la mañana, pero deja que me recupere un poco y te la voy a seguir dando, Goloso.

– Y el desayuno, espero te guste. También, te lo preparé con mucho cariño.

– Me encanta amor, muy rico, pero ya sabes que mis huevos y mi salchicha favoritos son estos – contesté al tiempo que mi mano tocaba su bulto ardiente.

– Espera, tranquila, porque no respondo, ja ja, no seas impaciente, tenemos todavía muchas horas para gozarnos, ten seguro tendrás mucho tiempo para disfrutar de salchicha, huevos y muuucha leche, ja ja.

Terminamos de desayunar y nos dirigimos a la sala, ahí nos sentamos a conversar mientras acariciaba mi pelo, espalda y nalgas, le conté de mi familia, que estudiaba, que pasatiempos tenía, aficiones e incluso de mi novia, la cual, debido a la distancia y poco tiempo que nos veíamos, me había pedido terminar.

Me trató de consolar y decirme que ya encontraría otra novia, que era muy guapo y seguramente tendría por allí algunas pretendientas, lo cual era cierto, ya que tenía algunas amigas y notaba que seguramente querían algo más conmigo, pero en ese momento, no quería tener una relación y aunque me seguían gustando las mujeres, no extrañaba el sexo con ellas, porque el sexo con Roberto era tan intenso, y me hacía gozar en forma increíble, mucho más de lo que hubiera experimentado antes, lo cual tampoco evitó que ocasionalmente siguiera teniendo algún encuentro con alguna chica.

La conversación poco a poco fue cambiando al tema del sexo y me comentó que le excitaban mucho los relatos que hacíamos en el chat y que se había masturbado mucho recordándolos y le gustaría hacerlos realidad, si no me molestaría que me comprara disfraces sexys y ropa de mujer y en nuestros encuentros recrear las fantasías, también que extrañaba los relatos y que quería que por lo menos una vez a la semana nos conectáramos ambos al chat y hacer alguna fantasía escrita. Todo me pareció excitante y acepté. Su verga se había puesto morcillona, pero evité tocarla, no quería apresurar las cosas, y me gustaba estar a su lado.

De pronto se levantó y me dijo que todavía tenía alguna ropa de su ex-mujer, que esperara a ver si encontraba algo sexy, así que vi que se dirigió a la otra recamara y después de unos minutos salió con una minifalda, un brassier y unos ligueros.

Me pidió ponérmelos y la verdad .me había excitado ponerme ropa interior femenina, por lo que no tuve ningún inconveniente en aceptar, no quería que me viera ponerme la ropa y pedí ir a la recámara a cambiarme.

Me puse los ligueros y posteriormente el bra, los cuales eran de color rojo, el bra no se me veía bien, ya que se notaba aguado y busqué en una cajonera y encontré muchos calcetines, los cuales usé para rellenar el bra, la minifalda, de color negro, me quedaba un poco apretada y ceñía un poco la cintura, pero aguanté con tal de darle el gusto a Roberto, antes de salir me vi al espejo y me pareció que mi atuendo se veía muy sexy.

– Ufff, mami, cada vez me sorprendes más. Te queda la ropita mucho mejor que a mi ex mujer, hasta pareces de las modelos de revista- me alabó.

Me dio un beso cachondo y su lengua exploró mi boca, tomándome de la quijada, su otra mano levantó mi faldita y empezó a apretar mis nalgas, su verga se había vuelto a poner dura y comencé a pajearlo, recorriendo con mi mano su tronco ardiente y grueso, mmm, que gruesa se sentía.

Su mano bajo a la altura del brassier y lo palpó, sintiendo el relleno, creo que le causó extrañeza porque desbrochó mi bra y descubrió que estaba relleno de calcetines, vi que sonrió y tomó uno de ellos y lo llevó a mi cara, al tiempo que metía un par de dedos en su boca y los llenaba de saliva, con sus dedos ensalivados apretaba y estiraba mis pezones y sentí el aroma de su calcetín en mi nariz, al contrario de lo que esperaba, no olían mal y me excitó mucho, por lo que aspiré profundamente el calcetín, tenía su aroma a macho, acercó sus labios a mis pezoncitos y empezó a mordisquearlos con sus dientes, muy suave, cuidando de no hacerme daño. Empezó a succionar mis tetillas al tiempo que seguía mordisqueándolas y recorriéndolas con su lengua y mis pezones se pusieron muy duritos al tiempo que seguía aspirando el calcetín de mi macho.

Empezó a salir precum de la punta de su verga y con mis dedos lo tomé y con los mismos dedos recorría la cabeza de su verga, la cual sentí que palpitaba en mis dedos.

Me tomó del cuello y me guio a su verga.

– Ufff, chupa putita, anda, prepárala para tu culito que quiero cogerte- Dijo al tiempo que me dio una sonora nalgada que me tomó por sorpresa y di un pequeño grito al tiempo que apretaba las nalgas.

Tomé su verga y la llevé a mi boca, la fui recorriendo con mis labios, mientras sentí que llevaba su mano a la boca y ensalivaba sus dedos, los cuales buscaron mi hoyito y frotaron la entrada del mismo, gemí de ansiedad al sentir sus dedos en mi culo y abriendo mis labios metí la cabeza de su verga en mi boca, succioné un poco y fui recorriendo el glande y el frenillo con mi lengua, lo escuché gemir y volví a mamar, procurando al mismo tiempo que mi lengua recorriera la cabeza de su verga, empujó su dedo índice dentro de mi culo y lo sacó, y nuevamente me entró su dedo, pero ahora fue su dedo medio y sentí que me llegaba mas profundo, lo volvió a sacar, se chupó nuevamente sus dedos y ahora sentí que era su dedo pulgar el que entraba en mi culito, me encantaba sentir que cambiaba sus dedos porque cada uno me causó una sensación diferente, el dedo pulgar se sentía también muy rico, ya que si bien no me llegaba tan profundo, si era mas grueso y sentía como abría más mis pliegues y rozaba mis entrañas, yo seguía mamando sin descanso, y gimiendo, empujando mi colita contra su dedo, para que me entrara más profundo.

Me levantó y dándome un beso hizo que me levantara, pensé que me llevaría a la recámara para follarme, pero me equivoqué me llevó al respaldo del sofá donde me había desvirgado y me hizo doblar la cintura hasta que mi cara tocó el asiento del sofá, levantó la faldita y mi culo quedó expuesto, era exactamente la misma posición en que me había quitado la virginidad y ese recuerdo regresó a mi mente.

– Amor, recuerdas que en esta posición te rompí el culo la primera vez?

– Si amor, como olvidarlo, será una experiencia que nunca borraré de mi memoria- contesté

– Si amor, recuerdo como temblaba tu cuerpo, y que cerradito estabas, sabes, a mí también me dolió penetrarte, no fue fácil abrir tu culito.

– No lo sabía amor, pero me alegro que lo hayas hecho, a pesar del dolor, si no tal vez no estuviera aquí, fue muy doloroso para mí, pero mi hiciste gozar como nunca había sentido en la vida.

– Sí y mírate ahora, vestido como putita y deseosa de verga de su macho.

– Si amor, jamás lo hubiera imaginado hace algunos meses, a punto de que un macho me rompa el culo como puta, y vestida de nena. Ufff, bendita confusión, el día que pensaste que era una chica en el chat me cambió la vida. Anda, rómpeme el culo, hazme tu hembra

– Si Ariel, mi hembra, te preñaré y serás mi puta por siempre.

Sentí su verga recorrer mi rajita, muy babosita y dura, depositando su precum en la entrada de mi colita.

– Puja amor, al tiempo que te punteo, quiero sentir como la vez que te desvirgué.

Así lo hice y al tiempo que contaba hasta 3, pujé y sentí que empujaba, abriéndome la colita, mis pliegues se abrían, pero a diferencia de mi desvirgue todo fue placer, no sentí el mínimo dolor.

– Ayyy, que rico, que rico se abre tu colita, cuando te desvirgué me costó y sentí que me estrangulabas la verga, estabas tan estrechita. Siente, sigues estrechita, pero a la medida de mi verga, lo sientes?

Era verdad, parecía mi culo un guante para su mano o una funda para un fusil, si bien mis pliegues se estiraban para permitir la entrada de su verga, se ajustaban perfecto al grosor de su verga, sin causarme dolor, solo placer.

– Siente amor, ni siquiera fue necesario poner lubricante, solo saliva, tu culito me recuerda y sabe abrirse, abrazando mi verga rico.

En ese momento, me acordé del lubricante, pero ya era demasiado tarde, sentí que poco a poco me la iba metiendo, milímetro a milímetro, pero consciente de la falta de lubricante iba escupiendo en mi culo al tiempo que me iba penetrando, era tanta su saliva que escurría entre mis nalgas y piernas, así como en mis huevos.

Abría mis nalgas y me ensartaba un poquito y después la sacaba para nuevamente embestirme avanzando poco a poco.

El roce de su verga en las paredes de mi culo me causaban torrentes de placer que recorrían mi cuerpo.

– Ufff, mami, si vieras como desaparece mi verga en tu culo, y con tu faldita de nena, ufff, que rico, ni la mejor porno tiene esta vista.

Me imaginé la escena y me excitó mucho, abrí más las piernas y arquee mi espalda, para que me penetrara mas profundo.

Mis gemidos se fueron haciendo más fuertes y tomándome de la cintura me empaló profundo, mis nalgas rebotaron en su pelvis, no pude evitar dar un respingo y lanzar un gemido.

– Ayyy, que rico, ya te la metí hasta los huevos, sientes?

– Si amor, ahhh, siento que me va a salir por la boca, que profundo me llega, dale, rómpeme el culooo.

Casi me arrepiento de lo que dije, porque parecía que se volvió loco, me tomó de la cintura y abriendo mis nalgas lo más que podía me empezó a embestir duro, con todas sus fuerzas, su verga rozaba mis entrañas y sentía corrientes de placer recorriendo mi cuerpo cada que su verga golpeaba mi próstata, cerré mis ojos y siguió embistiendo hasta que no pude más y empecé a correrme, entre gemidos de placer, convulsionando en sus brazos, eso lo volvió más loco todavía porque literalmente me taladraba el culo a un ritmo endemoniado hasta que sentí que explotó en mi culo, para posteriormente caer sobre mi cuerpo. Susurró en mi oído:

– Ay amor, me encantó preñarte, aghhh, me estás dejando seco, pero no importa, quiero cogerte siempre.

Su leche resbalaba por mis piernas, mientras que tratábamos de recuperar nuestra respiración normal, nuestros cuerpos sudaban en demasía.

Después de unos segundos esperando que nuestra respiración se normalizara sacó su verga de mi culo y me ayudó a incorporarme, nos dimos otro beso cachondo y nos dirigimos al baño, necesitábamos asear nuevamente nuestros cuerpos.

La colita me ardía, no era lo mismo que me cogiera sin lubricante, pero era un ardorcito rico.

Para terminar ese día, todavía me cogió una vez más, pero ahora si, le pedí que usara lubricante, porque sentía la colita un poco rozada.

Nuestra relación duró alrededor de dos años, hasta que lo ascendieron en su empresa para ocupar un puesto en Tijuana, y aunque al principio venía a visitarme una vez cada mes, después tuvo una novia y los encuentros se espaciaron hasta que un día me anunció que se iba a casar y quería que fuera a su boda, incluso me mandó el boleto, sin embargo no fui a la boda, creí que no sería apropiado, ya que si bien lo nuestro fue sólo sexual, no sé cómo reaccionaría al conocer a su novia, no sé, no es que me dieran celos, al contrario estaba feliz porque hubiera encontrado el amor, pero extrañaría mucho sus cogidas y no sé, pensé que tal vez sospecharía algo su novia, nuestras miradas nos delatarían, o que pasaría cuando hiciera preguntas de cómo nos conocimos, o que relación teníamos, y tal vez no supiera que contestar o contradecir a Roberto, lo cierto, es que antes de su boda ya había tenido otros encuentros con hombres, sin embargo Roberto siempre fue especial, jamás lo olvidaré, fue quien se robó mi virginidad y aunque tuve encuentros con otros hombres ninguno fue tan morboso y cachondo como Roberto y con ninguno me sentí como una verdadera hembra.

Roberto era muy fantasioso y cada encuentro era especial, me compró tangas, medias, bra, ligueros, mallas, minifaldas y otras prendas femeninas, así como disfraces sexys que compraba en internet, en nuestros encuentros fui enfermera, doctora, colegiala, maestra, policía, conejita de playboy, puta, hijastra, sobrina, e incluso a veces fantaseábamos que era una nena inocente y el me violaba a la fuerza, me cogió también en un cine, en los vestidores de un centro comercial e incluso en una ocasión me invitó a Acapulco y me hizo el amor en la Isla de la Roqueta.

En cierta ocasión me dio las gracias por siempre satisfacer sus fantasías, y me preguntó si tenía alguna fantasía especial. Después de pensarlo algunos instantes y no saber qué decir, porque todas las fantasías que habíamos imaginado las habíamos llevado a cabo se me ocurrió decirle que tener sexo con dos hombres, fantasía que alguna vez habría cruzado mi cabeza.

Nuestros encuentros continuaron y en cierta ocasión me dijo que tenía una sorpresa, que les contaré en la próxima ocasión y será el último de los relatos con Roberto, ya que de lo contrario sería interminable, pero pienso seguir contando de las relaciones que siguieron.

Agradeciendo que hayan leído mis experiencias, como siempre, si les gustó espero sus comentarios, mi correo es [email protected].

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