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Sergio el amigo de mi esposo (II): El antro

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Un short ajustadito y pequeño, unas medias negras, mis botas y mi blusa escotada, esa fue la vestimenta elegida para salir esa noche.

Luis y unos amigos con sus respectivas parejas saldrían a bailar y beber a un nuevo bar cerca de la casa, generalmente yo no voy con él a menos que hagamos un intercambio o algún plan sexual, pero ese día acepte solo porque me lo encontraría a él, Sergio Iván.

Llegamos puntual a la cita, éramos 4 parejas en total y Sergio él solo, tomábamos y bailábamos, ¡aunque Luis aún se mostraba negativo al quererme dejar convivir con Sergio! Se ponía en medio de los dos o me mandaba por algo a la barra, ¡me quedaba claro que él le tenía mucha envidia o coraje ya que hasta con cualquier tipejo de calle me ha visto coger y con su compañero se ponía muy loco!

¡Pero si dé algo me eh valido los últimos años es que consigo lo que quiero y en ese momento quería coger con Sergio!

Esperamos que se armara la batucada y entre señas nos dirigimos a una parte entre la salida y las mesas, no había nadie inmediatamente nos comenzamos a besar, el me apretaba las nalgas y me acariciaba las piernas, ¡me encanta como te ves con medias! Me dijo mientras sus manos me apretaban los muslos.

S: Que rica te ves nena, ¡ya te quería manosear!

Yo: ¡Me vestí así para ti!

S: Si lo sé, ¡eres una provocadora!

Yo: ¡Quiero excitarte papi!

¡Ahí en ese pasillo!, el con desesperación se desabrocho el pantalón y sacó su arma, dios mío, yo comencé a acariciársela mientras miraba para todos lados, había una repisa del lado derecho, ¡yo me recargué en ella mientras él me quitaba el shortcito y me rompía las medias para poder hacerme a un lado mi tanga!

S: ¡Que ricas nalgas, me enloquecen!

Yo: ¡Nos van a descubrir!

Me dio unas ricas lamidas en mi conchita humedecida y agarrándome de mi cadera comenzó a penetrarme, al igual que la primera vez el dolor fue solo al principio, la humedad de mi vagina ayudaba a que entrara más rico.

Yo: ¡Nos van a ver!

S: ¡No me importa, quiero cogerte!

Sus movimientos eran ricos, yo gemía y el ruido de la música disfrazaba mis gritos, el me besaba el cuello, su respiración era tan excitante que yo solo podía seguir húmeda.

Yo: ¡Así papi, así!

S: ¡Lety que rica, que rica eres!

Volteaba mi cabeza para darle pequeños besos, pero muy pasionales, el mordía mi oreja y me daba de nalgadas, ¡el saber que nos podrían ver me excitaba más y más!

¡De forma precipitada me puso en cuatro en el suelo!, comenzó a embestirme violentamente, me jalaba el cabello, yo gemía del placer, sentía que en cualquier momento me vería Luis, pero no podía dejar de mover mis caderas

S: ¡Que rico te mueves nena, muévete rico, muévete!

Yo: ¡Que verga! ¡Dámela toda, dame tu leche!

S: ¿Quieres mi leche nena, la quieres dentro de ti?

Yo: ¡Si dámela amor, lléname de tu semen!

Comenzamos a movernos, sabíamos que no podíamos hacer más, ambos sudábamos y gemíamos del esfuerzo que hacíamos por acelerar el éxtasis.

S: ¡Me vengo amor!

Yo: ¡Si dámela, dámela así!

S: ¡Tómala, nena que rica vagina!

Yo: ¡Leche, dámela toda, que rico se siente!

Se quedó pasmado detrás de mí por un rato, yo puse mi cara en el suelo para tomar aire, nos pusimos de pie y nos fuimos a la mesa, los chicos seguían baile y baile, aunque Luis me veía raro.

Nos despedimos de los chicos agradeciendo tan magnifica velada, en el auto Luis estaba muy serio

Yo: ¿Qué te pasa?

L: ¿Coge rico Sergio verdad?

Yo. ¿De qué hablas?

S: Jajá crees que no me di cuenta, ¡si te vi en cuatro gritando que te diera!

Se me quedo mirando, pensé que habría algún conflicto, me miro y me beso pasionalmente, ¡el verme con su amigo lo excito tanto que cogimos en el carro y me pido cogerme a su amigo frente suyo!

Saludos su amiga Lety.

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