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Sexo con el amigo de mi padre

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Todo comenzó cuando comencé mi postgrado, y me tocó mudarme a otra localidad lejos de casa, mi relación sentimental estaba algo complicada, por múltiples factores que no les contaré para no aburrirlos.

Pues bien comencé los estudios y me abarcaba el tiempo de lunes a viernes, así que los viernes salía corriendo de clases a tomar un bus que me llevara a casa a ver a mis padres los fines de semana, he aquí donde todo comenzó.

Juan “EL NEGRO” lo conocí a través de mi papa, una vez en un día de playa, ese día fue algo incómodo pues pasó todo el día recostándome su verga, yo contaba con 18 años y desde entonces siempre me tuvo ganas hasta ahora.

Entonces siempre me escribía y me decía que deseaba que fuera su mujer, pero yo siempre lo esquivaba y le toreaba sus presunciones, era amigo de mi padre, además había muchos rumores en su contra, pero bueno, muy determinadamente que soy caliente, no me atrevía a aceptar al negro amigo de mi padre.

Pues bien, como les mencioné salía los viernes a casa, pero llegaba de noche y el transporte era escaso y se me dio por llamar a Juan para pedirle el favor de llevarme a casa.

Juan: ¿hola corazón como estas?

C: hola, ¿bien y tú?

Juan: bien acá pensándote casualmente.

C: que bien, ¡sabes… necesito un favor tuyo!

Juan: ¡tú dirás mi reina para que soy bueno!

C: podrías venir a buscarme, ¡acabo de llegar y no hay transporte!

Juan: Claro amor, ¡la busco y la traigo a mi casita y nos divertimos un rato!!!

Se rio pícaramente y luego me dijo:

Juan: ¿Dónde estás? ¡Ya voy por ti!!

Le dije la dirección y en 15 minutos estaba recogiéndome, el muy canijo se apuró lo más rápido que pudo para llegar por mí, lo cual le agradecí con un fuerte abrazo y beso.

Ya en el carro me preguntó si había cenado, le dije que ni había almorzado pues no me dio tiempo por salir corriendo, entonces me dijo “vamos para que comas” se metió en un restaurant cenamos y conversamos.

Nos tomamos unas cervezas, pero ya era tarde y le dije que nos fuéramos, me llevó a casa, cuando me iba a bajar me dijo “mañana vengo por ti para que salgamos”, el corazón me brincó, pero las cervezas ayudaron un poco y le respondí que sí.

Esta escena comenzó a repetirse semana tras semanas… hasta que me dijo un día “mañana vengo por ti…” y yo le respondí como siempre que sí!

Pero esta vez todo fue diferente, salimos comimos algo y luego nos fuimos a caminar por la playa y llegamos hasta el malecón, él había comprado una botella de whiskey y comenzamos a tomar de a tragos.

Él era muy meloso conmigo, me acariciaba la rodilla y el muslo, y no perdía la oportunidad de besarme el cuello y las mejillas, yo estaba poniéndome húmeda, y estaba saliéndome de control.

La conversa se tornó algo sexual y comenzamos a jugar verdad o reto, y él aprovechaba para hacerme insinuaciones, nunca perdía el momento de hacerlo realmente… no sé si fue el alcohol y la calentura que acepté su propuesta, pero colocando ciertas condiciones, las cuales el aceptó…

Seguimos tomando y él seguía acariciándome, ya podía sentir mi humedad, y me dijo:

Juan: ¡Yo también estoy húmedo!

Un escalofrío rodó por toda mi espalda y mis pensamientos comenzaron a volar.

Luego me dijo:

Juan: ¡Te reto!!

Yo me lo quedo mirando desafiando su proposición y le respondí.

C: ¿A que me retas?

Juan: ¡Te reto a que me la chupes!!!

Yo quedé petrificada, pero no podía amilanarme el alcohol fluía por mis venas y la calentura que tenía no era normal, miré a todos lados y literalmente estábamos solos, así que me incorporé y le dije:

C: ¡Solo un poco, ok!!!

Juan: ¡Está bien hermosa!!!

Me acomodé, desabroché su pantalón y le bajé el cierre, tenía un paquete enorme, sin ser clasista, pero típico de los hombres de su raza, estaba acelerada, le saqué la verga y olvidé donde estaba por un segundo y la metí en mi boca, era enorme casi no me entraba, le pasaba la lengua y limpiaba la babita que salía de su glande, que delicia de verga tenía en mis manos... levanté mi mirada y le dije:

C: Vayamos a otro lugar.

Se medio acomodó el pantalón y nos fuimos a su auto, una vez allí volví a sacárselo y seguí chupándoselo mientras manejaba, me tomó de los cabellos y me presionaba a hacerle garganta profunda, yo estaba delirando con semejante verga, de repente detuvo el auto y sentí como su verga crecía en mi boca y comenzó a sacar chorros de leche, casi me ahogo, pero no desperdicié ni una gota.

Debo decirles que amo hacer sexo oral y tragar la leche y más de una deliciosa verga como la de él, dura, venosa, grande, su semen me sabía a gloria.

Retomó la marcha del auto y metió su mano en mis entrepiernas y comenzó a acariciarme la concha, yo estaba muy húmeda.

Llegamos al hotel yo estaba muy excitada, deseaba tenerlo dentro de mí, entramos en la habitación, me tomó por la cintura y de un zarpazo me quitó la ropa, me tendió en la cama y me susurro al oído, “es mi turno”.

Comenzó a pasar su lengua por mi clítoris, chupaba y lamía con su lengua todo mi sexo, apretaba mis nalgas y me tomaba con fuerzas de las caderas, mi cuerpo vibraba, sentía explosiones de placer, los orgasmos explotaban uno tras del otro, jadeante gritaba:

C: ¡Chúpamela! que rico se siente!!!

Metía su lengua en mi vagina, me estaba cogiendo con su lengua, me hacía gritar, era un experto en eso y pensar que desde los 18 años me buscaba, yo deseaba sentirlo dentro de mí, le dije:

C: ¡Te quiero dentro de mí!!!

Juan: ¡Aun no, quiero que vuelvas a chuparme!!

Ya había comenzado a ponerse dura de nuevo, comencé a chupársela, en un arranque de locura me pidió le acariciara y le estimulara su ano.

Me sorprendió, pero accedí, yo estaba deseosa, y esa verga en mi boca era una delicia, pues las caricias en su culo hacían que su enorme verga creciera más.

Le chupé las bolas y le metía mi dedo, él estaba full excitado, yo disfrutaba de su rica verga dentro de mi boca y de estimularle su ano con mis dedos, entonces el me pregunto:

Juan: Uhm, ¿quieres que te penetre ya?

C: ¡Si!!! Métemela, por favor!

Y sin darme chance de nada me la metió toda. Sentí que explotaba en mil pedazos, era excitante, me tomaba por las caderas y entraba y salía de mí con un ritmo frenético.

Yo gritaba mientras mis orgasmos estallaban cual fuegos artificiales… mi garganta expresaba con los gritos y los gemidos, era agónico tanto placer.

C: ¡Ah!! ¡Si, así, dame rico, uhm!!

Juan: ¡Uhm, eso mami, goza!!!

C: Si, ¡agh!!

Sentía como me golpeaba mi útero, mis piernas se desvanecían, el negro me estaba cogiendo riquísimo.

Su enorme pene me estaba destrozando. De repente salió de mí, y me giro y me dijo:

Juan: ¡Serás mi perra!

Me puso en cuatro y me lo metió poco a poco, sentí cada centímetro de su verga, me tomó por las caderas y entraba y salía de mí.

C: ¡Ah, dios mío!

Juan: ¡Si, que ricas nalgas, uhm!!

C: ¡Más, dame más!!

Juan: ¡Eso perra, ladra!!

C: ¡Ah, sí, uhm!!

Juan: ¡Que perrita tan rica eres!!

Sentí una palmada en las nalgas, eso me hizo arder de locura, me estaba cogiendo intensamente y me jalaba el cabello y daba de nalgadas sin cesar.

Apretaba mis nalgas, pellizcaba mis pezones estaba delirando entre sus manos, él era muy bueno en esto, pese a que yo era muy joven, ya había tenido experiencias y con él en ese momento era la mejor.

Salió de mí, se acostó en la cama y me dijo:

Juan: ¡Chúpamela!!!

Obedecí y comencé a chupársela, saboreaba sus jugos y los míos, acariciaba y lamia sus bolas, eso lo excitaba mucho y quise ir más allá, comencé a lamerle el culo y explotó de excitación… que erección más brutal tenia, quería sentirla… me subí sobre él y comencé a cabalgarlo, movía mis caderas con locura, el me acariciaba y apretaba las nalgas… mordía mis pezones, me tomaba de la cintura y me empujaba hasta el fondo, yo era su perra.

C: ¡Ah!!! ¡Sí que rico, uhm que rico!

Juan: ¡Muévete, uhm!!

C: ¡Que verga más rica!!

Juan: Cindy, mi amor!

Sentí su fuerza en mis caderas y comenzó a acabar, era un torrente ardiente, su semen inundaba todo mi interior, yo gozaba el orgasmo.

Caí, exhausta en su pecho y nos dormimos, en la mañana me despertó con su verga en mi cara, se la chupé hasta que me dio de su leche. Nos duchamos y en el baño me cogió pegada a la pared de la ducha dejándome temblorosa las piernas y luego me llevo a casa.

A partir de ahí tuve muchas noches ricas con él y hoy las recuerdo con mucha excitación.

Con cariño, Cindy

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