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Sexo en el iglú

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Lo que voy a contaros sucedió en un viaje de vacaciones a mi amiga Marta y a mi, yo me llamo Mónica y desde que terminamos la carrera de Biología Marta y yo solemos irnos de vacaciones juntas, pero no son las típicas vacaciones de sol y playa, tan siquiera las de hacer circuitos por determinados países o ciudades, los viajes que hacemos son los denominados de aventura, la selva del amazonas, el desierto del Gobi, la sabana Africana, rafting en ríos salvajes.

La casualidad hizo que cumplamos años el mismo día, el 25 de abril cumpliremos 27 años y este año nos hemos querido regalar un viaje a Groenlandia, este año queríamos vivir la experiencia ártica.

Equipadas con todo lo necesario, sobre todo ropa de mucho abrigo ya que la temperatura media es de unos 25º bajo cero, estábamos en una de la zonas más inhóspitas del mundo y sin embargo su belleza nos dejaba con la boca abierta, las fotografías que hacíamos realmente eran como de postales, la gente de esos pueblos aunque muy rudos, supongo también que por tipo de clima, eran muy hospitalarios, vivíamos con ellos según sus costumbres y como biólogas nos interesaba mucho observar a la fauna que vivía en el interior y sobre todo en la costa llegando al ártico. Contratamos a dos hermanos, Alek y Anori, dos guías para que nos llevaran al interior y luego a la costa más antártica de Groenlandia.

Salimos de viaje muy temprano, nos montamos en unos trineos tirados por perros hasta que llegáramos a un campo base que hacía de hotel para turistas locos como nosotras, Alek y Anori tendrían nuestra edad, pero no sabría asegurarlo porque son gente muy curtida estos inuit, eran bastante guapos los dos, con los ojos claros inusual en su raza y por eso eran tan atractivos lo que nos llamó mucho la atención a Marta y a mí, no hablaban nada de inglés así que comunicarnos con ellos era muy divertido, nos detuvimos en diferentes pueblecitos antes de nuestra parada final y la confianza entre los cuatro fue subiendo, nos reíamos mucho de ellos y ellos de nosotras.

El último día antes de llegar, queríamos que nos enseñaran a pescar como ellos lo hacían, lo estábamos pasando también que en un descuido resbale cayendo en el agua, Marta asustada y gritándome intento cogerme de la mano pero la arrastre a ella también, Alek y Anori corrieron hacia nosotras sacándonos enseguida del agua. Estábamos totalmente congeladas, Anori nos tapó con unas pieles mientras Alek estaba como construyendo algo, no se el tiempo que trascurrió al menos dos horas cuando Alek cogía a Marta en brazos y Anori a mi. Habían construido un iglú, era pequeñito pero cabíamos perfectamente los cuatro, las dos estábamos ateridas por el frio, teníamos la ropa mojada y congelada por del agua, teníamos que entrar en calor urgentemente, Anori y Alek nos empezaron a quitar la ropa mojada, nos metieron debajo de un montón de pieles e hicieron que nos abrazáramos una frente a otra, estábamos tiritando de frío, Alek y Anori también se desnudaron y se metieron debajo de las pieles, Anori me abrazaba por la espalda y Alek hacía lo propio con Marta para que entráramos en calor.

Al cabo de las horas abrí los ojos, seguía abrazada a Marta, frente contra frente, estábamos sobre una especie de cama hecha de hielo cubierta con pieles por debajo y por encima de nosotras, unas pieles muy suaves, parecía de noche, en el centro del iglú había un fuego, ya no sentía frío, era agradable tener esa sensación después de lo que habíamos pasado, me di cuenta que estaba denuda, solamente me había dejado puestas las bragas y supongo que a Marta igual, estábamos los cuatro debajo de aquellas pieles totalmente desnudos, Alek seguía abrazando a Marta y yo sentía el cuerpo caliente de Anori sobre mi espalda, a pesar de estar desnuda me sentía segura y caliente por fin.

Marta abrió los ojos y mirándome fijamente me sonrió susurrándome si estaba bien, yo le conteste que si, nos cogimos de las manos mientras nos juntábamos un poco más, sentía los pechos de Marta sobre los míos, le di un beso en la frente y volví a cerrar los ojos, al poco note como Marta me apretaba mucho la mano, tenía los ojos abiertos como platos, estaba en silencio, no sabía lo que la ocurría, tenía una expresión de miedo pero a la vez de placer, empezó abrir la boca y a respirar hondo, me seguía apretando la mano cundo note que algo rozaba mi coño, pensé que era Marta pero… entonces lo entendí, notaba como por debajo de la manta se movía algo y enseguida comprendí que esos roces provenían de las manos de Alek, el cabron la estaba metiendo mano, a Marta parecía no importarle y se la veía disfrutar, así que no dije nada todo lo contrario, la sonreí y la susurre riendo “feliz cumpleaños, disfruta” ella mordiéndose el labio asintió y sonriendo me dio las gracias.

Y allí estaba yo, agarrada a mi amiga mientras la metían mano, viendo como disfrutaba, como cerraba los ojos mientras que empezaba a gemir con la boca abierta, fue cuando note que Anori se acercaba mas a mi, estábamos piel con piel y pensé con una sonrisa picarona “me toca”, pero no pasó nada. Marta seguía disfrutando, de vez en cuando su cuerpo temblaba y se estremecía, me estaba poniendo muy caliente, tanto que notaba como mis bragas se humedecían, yo también quería, lo deseaba, así que me empecé a frotar con Anori note algo largo y duro a la altura de mi culo, aquello me excito aún más, entonces una mano de mi pareja de baile de aquella noche empezó a deslizarse por debajo de mis bragas, supongo que se abría puesto tan caliente como yo con los gemidos de Marta, empezó acariciarme todo mi sexo, lo tenía tan mojado, estaba realmente tan caliente, que mis bragas se habían empapado, los dedos se deslizaban por toda mi raja, acariciándome, frotando suavemente mis labios, pulsando y oprimiendo mi clítoris, uno de sus dedos se deslizo furtivamente a mi vagina, introduciéndose un poco en ella, apreté las manos de Marta fuertemente y me sonrió, sabía que Anori empezó también a trabajar mi coñito, me miro y me dijo entre gemidos “feliz cumpleaños Mónica”.

Estuvieron un buen rato masturbándonos, Marta y yo empezamos a movernos mientras frotábamos nuestros pechos, mientras que seguíamos cogidas de una mano, la otra se liberó para acariciarnos, recorría el contorno de nuestros pezones, bese a marta en los labios y ella me correspondió, al principio eran simples besos en los labios pero desembocaron en un frenesí con nuestras leguas bailando la una a la otra, estábamos tan calientes, nos besábamos sin parar.

Estábamos las dos deseando pasar a otro nivel, nos estaban causando un enorme placer pero queríamos más, queríamos esas pollas dentro de nuestros coños, Anori empezó a bajarme las bragas hasta quitármelas por completo, Anori noto como ponía el culo un poco en pompa, una pierna más estirada que otra, para que su pene tuviera una mejor entrada, busco mi abertura con su pene y empezó a metérmela, uuff que verga tenia, estaba dura como una piedra, en el momento que la metió di un pequeño grito ¡¡¡aaahhh!!! y apretaba la mano de Marta, esta empezó a sonreírme cuando le cambio el semblante, fue como una ola de placer que la hubiera atravesado todo el cuerpo, ¡¡¡aaahhh!!! el grito que emitió cuando Alek la penetro con su polla.

No podía creerlo nos estaban follando dos esquimales, dos desconocidos, que con sus enormes penes estaban haciendo de nuestro cumpleaños algo especial, ellos seguían metiendo y sacando sus penes con suavidad mientras nosotras nos comíamos la boca, yo estaba tan mojada que el pene de mi amante resbalaba dentro de mi, tanto que se deslizaba hasta el fondo de mi vagina, el placer que me estaba dando era indescriptible, la tenía tan grande que casi no me cabía en mi coño y de los gemidos pase a los gritos.

Alek saco el pene y puso a Marta a cuatro patas y volvió a metérsela, la estaba penetrando con aquel enorme aparato, tan grande o más como el de su hermano, la metía y sacaba ahora con más rapidez, se la estaba follando como a una perra, estaba viendo como le metían esa enorme polla a mi amiga, mientras la cogían y estrujaba los pechos, los pezones hinchados se salían de entre los dedos, Marta estaba disfrutando de cada estocada.

Anori, sacando con suavidad su pene de mi cuerpo, que levanto y me tumbo boca arriba sobre la piel, mi cabeza quedo justo debajo de la de Marta y poniéndose el de rodillas, subió mis muslos a sus hombros y me empezó a follarme de esa manera, las dos parecíamos dos juguetes rotos en sus manos, metían y sacaban sus penes hasta el fondo de nuestros coños, nos llenaban enteras y cada vez que la metían nos dejaban casi sin respiración a causa del placer, yo busque las manos de Marta para cogerlas, nuestros labios se juntaron una vez más, en cada estocada los pechos de Marta bailaban al igual que los míos, la respiración entrecomada y los espasmos involuntarios de Marta presagiaban que se iba a correr, y ella lo notaba también en mi.

Marta cerro los ojos fuertemente, apretó mis manos con fuerza clavándome las uñas, dejo de besarme, dejo su lengua dentro de mi boca sin moverse apenas, salvo para unos espasmos involuntarios ¡¡¡aaahhh!!! un grito enorme salía de ella, había llegado el tan ansiado orgasmo, Anori seguía follándome ahora más fuerte y más rápido, su pene salía y entraba con gran rapidez llegando hasta el fondo de mi coño, notaba como le palpitaban las venas de su pene, reconozco que no tuve ningún reparo que se corriera dentro mí, las dos tomábamos la píldora con lo que no nos importó, note un chorro caliente disparado en mi vagina, mi amante había descargado todo su semen solo segundos antes que mi vagina se inundara de todos mis jugos cuando me corrí.

Terminamos exhaustos los cuatro, tumbados y cubiertos por las pieles nos empezamos a reír, Marta se metía el dedo en su coño y lo sacaba mojado del semen de Alek, se lo enseñaba y empezaba a chupar el dedo mientras le miraba a los ojos, los hermanos se miraban y sonreían, yo empezaba a ver como sus penes se les empezaban a hinchar otra vez, Marta y yo nos miramos lascivamente y como si nos leyéramos el pensamiento, les cogimos las pollas y nos la metimos en la boca, chupándoselas de arriba abajo, tragándolas hasta el fondo de la garganta, estaban muy sorprendidos de la reacción que habíamos tenido, ahora éramos nosotras las que mandábamos y queríamos follárnoslos otra vez.

Cuando recuperaron su esplendor, tan gordas y duras como antes, les tumbamos y empezamos metérnoslas en nuestros coños empapados de todos nuestros jugos, estábamos tan sumamente mojadas que empezamos a cabalgar sobre ellas, entrando y saliendo de nuestras vaginas con suma facilidad y después de un buen rato nos volvimos a correr los cuatro, pero ahora la leche que tenía yo dentro de mi vagina era la de Alek, nos habíamos intercambiado las parejas.

Fue una noche loca, ellos tendrán un recuerdo alucinante y nosotras nos comportamos como verdaderas zorras, el día de nuestro 27 cumpleaños, follamos hasta el amanecer y descubrimos que nuestros besos y caricias nos gustaron más de la cuenta y ahora a falta de hombres, cuando nos apetece nos follamos la una a la otra.

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