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Sodomicé a mi suegra mientras dormía

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Después de tener algunos encuentro con mi suegra, no podía dejar de verla, su gran culo y tetas me hacían poner mi verga muy tiesa cada vez que la veía por la casa, caminando en su bata corta y en momentos, cuando nos encontramos solos, se acercaba a mí y me tomaba de la cabeza y me acerca a sus tetas y las restregaba en mi rostro.

-Que rica suegrita  –le decía chupándole los pezones como un bebé, ella no decía nada y tan solo disfrutaba.

Un día no aguanté más y mientras dormía me acerqué a su cama, escabulléndome por toda la casa para llegar a su cuarto, estaba durmiendo de medio lado, haciendo que su culo se viera más grande, botaba baba por ese culo, mi respiración se agitaba y el que fuera mi suegra me encendía más.

Comencé a levantar su bata lentamente, mientras ella dormía, una vez arriba comencé a masajear su culo, movía mi mano en círculos, le daba pequeños pellizcos, a lo que ella se movía un poco y aun dormida, comenzó a excitarse, se volteó boca abajo y levantaba su culo y apretaba la almohada, sus piernas las comenzó a abrir lentamente y llevé mis manos a sus pies, y subiendo lentamente con ambas manos entre sus piernas, la tocaba toda, pasando por sus rodillas, y ya llegando a su vulva ella gimió y en este punto no sabía si ella dormía o no, y no aguantaba más, no quería que despertara y me dejara con ganas, ya iban muchos días queriendo cogérmela, así que con una sábana amarré sus manos a su cama, que tenían uno tubos de madera, perfecto para esta situación, dejando sus brazos completamente estirados y con delicadeza tuve que acomodarlos, luego hice lo mismo con sus piernas, dejando estas un poco más sueltas para que pudiera levantar su culo y poder comérmelo, pero faltaba lo más importante, su boca, así que sin más, tomé una de sus pantimedias en mis manos y dejarla lista para cuando despertara, sujetando cada punta con una de mis manos.

Mi verga tiesa, con ganas de mi suegra, así que la llevé a su vagina, que estaba húmeda y levantando su cadera un poco, metí mi verga lentamente, sintiendo como se le abría su vagina, mi verga era gruesa y venosa, algo que hacia babear a mi suegrita y era demasiado rico sentir como entraba en ella, y comencé a comerme a mi suegra que era como si tuviera un sueño húmedo, porque disfrutaba estando dormida, no podía hacer mucho ruido porque mi esposa dormía en el cuarto de al lado, así que debía aguantar la respiración, mordiendo sus pantimedias, pero su culo y vulva eran tan sabrosos que no aguanté y comencé a bombearla más fuerte, a lo que ella despertó y giró la cabeza e intentaba soltar sus manos.

-¿Qué hac... –me dijo, pero lleve rápido sus pantimedias a la boca, y rodeando su cabeza la amarré con ellas, a ella se le notaba algo de miedo, ya habíamos cogido juntos, pero el sentirse así, que la violaban, le dio algo de miedo.

Con mi verga metida en su vagina, llevé mi mano a su cabello y tomándola fuerte y levantando su cabeza le dije:

-Hola suegrita, es mejor que no intentes soltarte –le decía poniéndose mi verga aún más tiesa, esta situación era demasiado excitante.

Ella solo intentaba soltarse, suplicaba con sus ojos, salían algunos ruidos de su boca pero no se podía oír mucho, las pantimedias hacían bien su trabajo.

Comencé a bombearla fuerte, tomándola de las caderas tomaba impulso y le daba duro, ella intentaba soltarse, movía fuerte su culo, intentando que mi verga saliera, hasta que lo logró, ella cayó rendida y yo con ganas de más, llevé mi verga ahora a su ano y ella cansada, intentando no dejarme, se movía, pero esta vez no dejaría que ella se soltara, así que metí mi verga en su culo, a lo que ella arqueó su espalda, cayendo rendida a mi verga y al placer, dejando de moverse, dejando su culo dispuesto para mí, y como si fuera a empalarla con mi verga, la metía de un jalón y fuerte, haciendo que ella apretara su pantimedia, cerraba sus ojos y me miraba con ojos de placer y de dolor, su respiración se agitaba con cada estocada en su culo y cuando iba venirme, saqué la verga de su culo, bajé la pantimedia de su boca.

-Abre tu boquita suegrita, ábrela como lo perra que eres, que sé que te gusta mi leche –ella obedeciendo a mis órdenes, la abrió, y mirándome con ganas de probar mi verga, sacó su lengua. Mi leche salió disparada a su cara, salía demasiada leche, la que caía en su boca ella la tragaba, la disfrutaba con su lengua, en sus ojos, nariz y cabello, salió más leche y cada que caía, era como una estocada para ella, gemía suave sintiendo como la bañaba con mi semen, la tomé del cabello y llevé mi verga a su boca– límpiala perrita –sacó su lengua y metiendo mi verga en su boca, la comenzó a chupar, quitando el semen que quedaba sobre mi verga. En mi mano quedó semen, lo llevé a su boca y sin ordenarle nada ella la lamió toda.

Le puse la pantimedia en su boca, la solté, pero dejando las sabanas amarradas a sus manos y piernas.

-Acá te quedarás suegrita –le dije amarrándola y dejándola boca arriba, no sin antes quitarle su bata, dejándola desnuda y sus tetas al aire, la tapé con una sábana hasta sus pecho – nos vemos más tarde.

Me fui a mi cuarto, esto apenas iniciaba, quería comerme a mi suegra y hacerle lo que me diera la gana. Al otro día mi esposa salía a mercar, era domingo y siempre iba con mi suegra.

-Amor, no despiertes a tu mamá, anoche me levanté al baño y dijo que se sentía mal, que la dejaran descansar.

-Bueno amor, nos vemos más tarde –me dijo dándome un beso y saliendo.

Apenas oí la puerta de la casa, fui directo al cuarto de mi suegra, quitando las sabanas de su cuerpo, viendo aquel espectáculo de mujer que me iba a comer, en las que iba a poner mi verga para masturbarme, mi suegra se convirtió en mi juguete y ella feliz de serlo, me llamaba amo…

Continuará…

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