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Sueños perversos en el desierto

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La imaginación y el morbo te pueden llevar a límites insospechados, pero cuando echas la vista atrás de lo experimentado sueltas un “wow” que excitante. Mi mujer Frida, tiene un sueño por cumplir y es viajar a Oriente Medio, conocer sus parajes y desiertos pues lo considera un lugar del mundo desconocido e igualmente bello y poco reconocido.  En una conversación al respecto, discrepaba con ella pues es un sitio especialmente peligroso por su inestabilidad política y por el agravante del terrorismo religioso que desgraciadamente abunda por esas tierras y me muestro receloso por ir entre otras cosas por ese motivo.

Esa conversación, indirectamente me llevó esa noche a un erótico sueño que a la mañana siguiente le comenté a mi esposa y comparto con ustedes a modo de relato.

Resulta que estábamos allá y nos propusimos hacer un excursión por un desierto que realmente era sumamente bonito, para ello, contratamos un servicio que hacían excursiones guiadas con visitas a unos oasis para descansar, reponer fuerzas y volver al hotel. Allí no te obligaban al foráneo de cómo ir vestidos o ciertas costumbres, pero si te insinuaban que por ciertas personas no era bien visto no respetar las costumbres de su país.

No obstante el calor era sofocante, algo que jamás habíamos sentido de esa manera, golpeaba desde primera hora del día con dureza conque tanto mi esposa como yo partimos a la excursión en pantalones cortos y camisa de color tierra con unas botas para andar por aquellos lugares escarpados; mi esposa incluso así se veía espectacularmente sexy, como sacada de una película de aventuras y su ceñido pantalón corto hacían marcar sus imponentes muslos y con su camisa metida por dentro del pantalón hacían cincelar las curvas de su cintura y sus dos glúteos, firmes, desafiaban a la gravedad ayudados por lo apretado del pantalón y el botón de la camisa justo abierto lo necesario para que sus dos tetones bailaran sin control pues hasta su sujetador perdía la batalla por el tamaño de estos haciendo hipnotizar a todo macho árabe que se cruzaba por su camino.

Puestos así, iniciamos la marcha y después de un largo viaje por el desierto en un jeep todo terreno en el que viajaban el chófer, el guía y nosotros dos iban comentándonos e ilustrando de todo aquel bello paisaje y tanto en el hotel como ya iniciado el camino, le pregunté al guía si era segura la excursión a lo cual me respondió que él llevaba más de 10 años haciendo dicho tour por el desierto y jamás tuvo problema alguno conque en cierta manera me tranquilizaron sus palabras.

Toda vez y ya descansados en un idílico oasis de palmeras e incluso hasta una charca donde aun no siendo potable, si podíamos refrescarnos en ella, justo al proponer iniciar la vuelta al hotel, surgió de la nada una camioneta militar con unos seis individuos armados con fusiles y disparando al aire, aterrados sin escapatoria, estábamos a su merced y era estéril cualquier tipo de enfrentamiento con ellos.

Mi mujer abrazada a mí y temblando no quería si quiera mirarlos a la cara, empezaron a lanzar consignas en árabe a lo cual ni nos enteramos de que iba la historia, pero dos de ellos nos hablaron en inglés y cuando me escucharon a mi hablar en español a mi mujer acto seguido empezaron a hablar nuestro idioma. Eran oriundos del Sahara y allá existió una colonia española y por ello hablaban un perfecto castellano y nos hicieron saber que eran del Estado Islámico y que estaba prohibido estar en ese oasis por ser territorio ocupado y que no iban a permitir que ningún extranjero pisase sus dominios más y para ello nos dieron dos opciones; las miradas de deseo carnal hacía mi esposa me hicieron temer lo peor desde el principio y no fallé en mi pronóstico, a modo de ultimátum ellos propusieron salvar nuestras vidas a cambio de que ellos se divirtieran con Frida por puta e infiel y para ello iban a hacer su “ritual“ de convertirla al Islam plantando su semilla en su vientre y dándonos nuestro merecido.

Los guías que nos acompañaban con su mirada de pavor nos imploraban aceptáramos y analizándolo fríamente no había otra opción. Frida fue la que con un aplomo inusual, nos calmó y ella mismo fue la que tras abrazarme y besarme, se dirigió hacia ellos resignada a su suerte y a nosotros nos metieron en la camioneta no sin antes golpearnos brutalmente con los fusiles tanto así que el guía perdió el conocimiento y sangró abundantemente por la cabeza, a mí me lincharon a golpes por todo el cuerpo, dos de ellos se quedaron custodiándonos mientras no muy lejos escuchaba mezclar los gritos de mi mujer y las risas de esos terroristas intercalando palabras en árabe y en castellano insultando a mi mujer y animándola a seguir chupando sus pollas amenazándola con que se portara bien con ellos si queríamos salir vivos de allí.

Al rato, escuché un largo gemido de mi esposa y desde la distancia incluso, escuchaba como chocaban sus cuerpos conque intuí que ya la estaban penetrando, uno de los que me custodiaba no paraba de mirar como se la follaban y me decía en inglés ”your wife” y hacía con sus manos el gesto de la silueta de una mujer con curvas y meneando su cintura diciéndome “good good”, interpretando que le gustaba mi mujer y que deseaba estar ya allí con ella, de hecho los que nos custodiaban no paraban de increpar al resto supongo que solicitando un relevo pues andaban deseosos de poder comerse a mi mujer.

Con nosotros malheridos en la camioneta, y al cabo de un tiempo largo, llegó un momento demasiado humillante para mí. Llegaron tres de ellos, dos le dieron el relevo a los que nos vigilaban, y el otro que era uno de los que hablaban castellano se dirigió a mí obligándome a algo muy rastrero pero viniendo de esos malnacidos tampoco era de extrañar.

Habían hablado entre ellos y para que quedara constancia de la violación que se estaba perpetrando hacía mi mujer y a modo de amenaza o chantaje para sembrar el pánico a futuribles viajeros o excursionistas y al igual que grababan en video ejecuciones de secuestrados y etc., que yo fuera quien grabara como se follaban a mi mujer para hacerlo público y así hacérselo pensar a quien se atreviera a realizar ese tipo de viajes a su tierra.

Cuando me aproximé a ellos, cámara en mano la escena me producía unas sensaciones extrañas pues pese a lo traumático del asunto, no dejaba de prenderme esa situación de ver a mi esposa entregada a seis terroristas de Estado Islámico y a pesar de llevar casi dos horas aproximadamente, allí estaba ella ensartada por sus dos agujeros, por detrás un negro enorme y debajo de ella un árabe que madre mía el que menos dotado iba le podía llevar casi los 20 cm de polla, por los muslos de Frida, corría ya una espesa y tibia leche con lo cual ya alguno de los seis habían eyaculado.

Con el fusil apuntándome me pide que grabe y lógicamente empecé a hacerlo, le pregunté a mi esposa si estaba bien y ella entre sollozos me repetía que se corrían dentro de su vagina a lo que uno de ellos nos interrumpió riendo, y espetando… “Claro zorra infiel, llevarás en tu vientre el fruto del Islam”.

La situación era muy rara para mí, no creía que sería capaz, pero encontré excitante esa escena; mi mujer, con síntomas de Síndrome de Estocolmo, empatizaba con esa banda para hacerlos gozar y portarse todo lo bien que pudiera pues la vida se nos podía ir en ello; los tipos, con una dotación notable de pollas como comenté antes, gozaban y hacían gozar a mi mujer pues ella a esas alturas incluso acompañaba las embestidas que recibía haciendo escorzos con su cuerpo, señal inequívoca de que lo que en principio era traumático ella lo recondujo a placentero y salvo el contratiempo de eyacular en su coño, cosa que ambos estábamos tranquilos pues desde hace unos años consume la píldora anticonceptiva, la experiencia estaba empezando a ser estimulante, a ella por su faje de pollas que se estaba comiendo y a mí por verla a pesar de estar dolorido por los golpes recibidos.

Ellos igualmente se daban cuenta de que a mi mujer le estaba gustando ese encuentro obligado sexual llegando su momento culmen cuando incluso uno de los dos vigilantes se acercó a ella también y estuvo durante un tiempo repartiendo placer a cinco tipos a la vez pues en todo momento anduvo empalada por el culo y el coño a la vez y mientras devoraba un enorme rabo con su boca, masturbaba a dos tipos más esperando pacientemente su turno en tanto que Frida explotó en un orgasmo meteórico que esos vándalos celebraron como una victoria mientras que los que me entendían le decían todo tipo de lindezas en castellano, ella se corría a chorros y yo como espectador de lujo veía como uno a uno iban eyaculando dentro de su coño mientras gritaban cosas ilegibles en árabe.

A ciencia cierta, no sé el tiempo que estuvo sodomizada y allí estaban los siete, mi esposa y los seis tipos extenuados de follar a lo que cuando se repusieron, cumplieron con lo pactado y eso sí, después de robarnos las pertenencias, teléfonos, dinero y etc.

Nos dejaron una botella de agua y nos devolvieron las llaves de nuestro jeep todo terreno para volver al hotel suponiendo que ese video circularía por todos esos chats de terroristas y como no pornográficos.

(9,60)