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Tentativas sensuales

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Hace un año aproximadamente nos habían invitado a un bautizo en una hacienda por Lurín, fue en horas de la tarde, yo tuve que asistir sola al compromiso ya que por razones de trabajo mi esposo recién tendría tiempo de acompañarme por la noche, llegué al lugar a eso de las 3 pm, era un local muy bien arreglado, bonito y había mucha gente.

Desde que llegué se acercó a atenderme un señor de unos 40-41 años muy amable y tratable supuse yo que era familia del dueño de la hacienda. El señor fue muy atento conmigo, me acompañó casi toda la tarde, me servía que tomar, conversaba, bailaba conmigo, todo muy educada y atentamente. Así pasaron casi cuatro horas en que en ningún momento se separó de mi lado, me conversaba y su conversación era muy amena y entretenida.

Aproximadamente a las siete de la noche llegó mi esposo y como era de suponer los presenté. Grande fue mi sorpresa cuando en vez de retirarse el amigo, que era lo que yo me imaginaba, no lo hizo, al contrario se quedó a nuestro lado y empezó a hacer amistad con mi esposo. Conversaban de una y otra cosa y poco a poco fueron dándose cuenta de que se conocían, que habían estudiado juntos y que incluso eran de la misma promoción de la secundaria y del mismo salón, pero que los años y la gordura no les había permitido reconocerse de inmediato, que cosas.

Eso permitió que se ganara más confianza entre todos y seguíamos bailando y tomando, pero ahora ya mucho más amigos, todo muy educadamente de parte de él, pero resultó más bailarín que cuando estábamos sin mi esposo.

Ya así entre bailando, tomando, riéndonos y en confianza el reloj marco las diez de la noche más o menos pero la reunión estaba muy bonita, mucha gente pero nosotros éramos una isla solos los tres pero bien divertidos.

Ya creo que ahora por efectos del trago, los bailes o la confianza que había entre nosotros, el amigo que se llamaba Carlos, era mucho más alegre y entrador, ya se insinuaba más como bailarín y enamorador, yo notaba que me tomaba más rato de la cintura para bailar, que me pegaba más a él pero claro muy disimuladamente, que me rozaba de vez en cuando, que quería hablarme casi al oído y así cositas que como mujer me daba cuenta habían cambiado desde el momento en que nos conocimos.

Como se entiende yo ya también estaba algo tomadita y más alegre que hasta le permitía algunos avances pequeños, claro casi como tomándolo a la risa o graciosamente, no sé si por efecto del trago o la confianza, confieso con sinceridad que hasta ese momento no pasó por mi mente ninguna clase de las ideas locas que a veces nos asaltan a los seres humanos; claro, yo ya había visto en películas con mi esposo y hasta habíamos conversado ideando algunas fantasías pero nade de recordarlo ni imaginarlo hasta ese momento.

Sin embargo ya a eso de las once de la noche y ante lo poquito más atrevido de Carlos es que se me ocurrió seguirle la corriente casi como insinuándome ante él, de esa forma también él fue alguito más atrevido, ya me tomaba más de la mano, incluso cuando salíamos y cuando regresábamos a la mesa para bailar me llevaba y me traía de la mano y yo se lo permitía, cuando bailábamos me hacía girar como trompo y me dejaba de espadas a él muy pegadita de tal forma que nos rozábamos bastante, me hablaba muy cerca de mi oído que me hacía sentir como electricidad cuando se acercaba, y así cositas algo bonitas y ricas, jajaja a veces pienso que con unos tragos adentro una mujer se vuelve algo loca.

Bueno ante todas estas cosas claro que muy disimuladamente Carlos me pidió que le diga a mi esposo para irnos a celebrar el reencuentro a otro lugar como una disco o un bar, a lo que le respondí que tenía que ser él quien se lo dijera y no yo, me preguntó si a mi me gustaría y le dije que bueno, como les digo pensé seguirle la corriente y esa era una bonita manera creo yo.

Bueno así nos dieron la once y pico de la noche y le comunicamos que ya queríamos retirarnos, que estábamos lejos y que no habíamos llevado auto, así que el muy amablemente se ofreció a trasladarnos en su auto hasta Lima ya que él también se venía.

Después de bailar algo más animados una media hora más nos retiramos de la fiesta y nos embarcamos en su auto, yo me senté en el asiento posterior y mi esposo de copiloto, veníamos conversando de sus recuerdos escolares y de juventud y después de un buen trecho Carlos se animó a decirle a mi esposo para ir a celebrar el reencuentro con un par de tragos que él invitaba a otro sitio.

Como es lógico mi esposo volteo a consultarme y lo acepté gustosamente, estábamos en diversión y todavía era temprano, además estaba algo tomadita y muy alegre. Acá el amigo Carlos para agradecerme también volteó su cara y noté que su mirada fue directamente a mis piernas ya que como estaba con falda y en el asiento de atrás se me había subido un poco hasta los muslos y me sorprendió su mirada directamente allí, lo noté con una risa sarcástica y solo atine a sonreírle, parece que eso lo animó y empezó a mirarme más seguido por el espejo retrovisor a tal punto que hasta lo colocó de tal manera que podía mirarme directamente, y como mi esposo estaba a su costado no se daba cuenta de nada de eso; la verdad eso me gusto su gesto y me calentó algo más por lo que decidí más aun seguirle el juego, así que también lo miraba y me sonreía por las muecas que por el espejo me hacía.

Después de manejar un buen trecho, él nos llevó a un bar en la playa la herradura, subimos unas escaleritas y llegamos a un lugar bonito con varias mesas y una pista grande de baile algo alejada, unos diez metros de las mesas.

Allí pedimos tragos y seguimos reunidos, conversábamos y bailábamos más seguido, ya ahora si el ambiente era otro, más romántico, más reservado, algo más oscuro y bonito. Ya durante el baile Carlitos se mostró más efusivo conmigo y como yo había decidido seguirle algo la corriente entonces la reunión se hizo más amena, interesante y excitante, entienden?...

Ya ahora mientras bailábamos ya Carlos me tomaba más de la cintura, mas pegaditos, mas movimientos, me hablaba al oído, me decía cosas románticas y bonitas que me sonrojaban y calentaban, llego en cierto momento a rozarme casi los labios y como les digo yo le seguía la corriente. Me contó que había puesto el espejo retrovisor justo para mirarme las piernas, también que era muy guapa y sensual y que era bastante la suerte de mi esposo por tenerme para él, que había mirado mis piernas al momento de subir las escaleras y que yo le gustaba bastante.

Como entenderán eso me enervó y me sonrojó muchísimo, me dijo que le gustaría que bailara todo el rato con él, que por favor me voltee un buen rato y que le baile de espaldas para mirarme la cola y que después así de espaldas me pegue a él para bailar juntitos.

Todo eso me calentó bastante y de loca así lo hice; ya ahora todo el ambiente entre nosotros estaba caliente y por mi mente pasaban ideas que me predisponían a aventurarme a muchas cosas algo más atrevidas. Como algo de eso ya lo había conversado con mi esposo aproveché un momento en que Carlos se fue al baño para contarle lo que estaba sucediendo y que me gustaría intentar esa fantasía que en algún momento ya habíamos conversado. Le conté de los avances y atrevimientos de Carlos y luego de preguntarme si estaba segura de lo que le decía me dijo que ya todo dependía de mí, que sería yo la que debía o no aceptar lo que mi amigo quisiera, eso me animó a seguir con el jueguito y ya cuando bailábamos con Carlos ya era yo la que incluso me insinuaba algo más sonriéndole, y coqueteando con sus insinuaciones.

Ya ahora nuestros bailes eran más calientes, ya con el consentimiento de mi esposo y mis fantasías de por medio, ya le permití al amigo muchas cositas más atrevidas, por ejemplo me bajaba ya más las manos sobre mis caderas al bailar, me tenía muy pegadita a él que hasta lo sentía fuerte, se atrevió a decirme que le gustaban mis senos y es que estaba con una blusa algo descotada y se notaban algo más que un poquito. Eso me enardecía muchísimo y permití que me los tocara claro encima de la ropa, metía su pierna entre las mías para bailar y allí me tenía un buen rato en fin cosas que de verdad me calentaban más y más.

Ya cuando íbamos a la mesa me llevaba de la mano y cuando nos sentábamos no me la soltaba de tal forma que por debajo de la mesa el posaba su mano sobre la mía y sobre mis rodillas y allí la dejaba; en algún momento intento subir su mano hacia mis muslos, claro por debajo de la mesa, pero solo lo permití hasta un poco más arriba de la rodilla.

Después cuando mi esposo se fue al baño me pidió que le permita darme un beso, a lo que asentí llegando a darme un beso largo y fuerte que completó mi calentura, como entenderán todo estaba dispuesto para una noche plena de locura, amor y pasión.

Bueno así seguimos hasta casi las dos de la mañana, muy calientes y dispuestos a muchas cosas con el consentimiento de mi esposo, en un aparte y conversando un ratito con mi esposo le pedí para invitar a casa al amigo y divertirnos un rato mas ya de manera más reservada que en la disco, en ese tiempo vivíamos solos en un departamento en Lince, él lo aceptó y decidimos ya retirarnos del bar.

Al embarcarnos en el auto ahora el amigo Carlos me abrió la puerta del copiloto y yo me senté en el asiento delantero, mi esposo atrás y regresábamos a Lima, como el camino es largo y el amigo venia lento ya casi no teníamos tema de conversación, ya mi esposo lo había invitado a tomarnos un último trago en mi casa como para que conozca, Carlos había aceptado gustosamente, así que en la vía expresa mi esposo casi como que dormitaba.

Creo que de eso se dio cuenta Carlos y puso su mano sobre mi rodilla, al verlo a mi esposo así yo se lo permití. Poco a poco él fue subiendo su mano sobre mi muslo y por debajo de la falda llegó hasta mi entrepierna, la dejó allí acariciándome un largo rato.

Entenderán que por todo esto yo estaba húmeda, muy caliente y completamente excitada, de verdad le permití todo eso con algo de temor y lo noté muy erecto sin atinar a decirle nada, solo cerré los ojos para sentir. Eso fue solo unos instantes y él tomando mi mano intentó llevarla hasta sus partes, llegué a rozarlo levemente sobre el pantalón ya que la retiré de inmediato temerosa de que mi esposo pueda darse cuenta de lo que estaba haciendo.

De todas maneras quedaba en mi algo de pudor no obstante las ideas locas que en esos momentos tenía en mi mente; seguimos viajando hacia Lima y ya llegando lo guiamos hasta donde era nuestra casa y acá viene lo decepcionante, yo que me había hecho tantas ideas al respecto, todo se frustró porque el amigo ni por asomo intentó cuadrar su auto como para bajarse. Lo estacionó solo como para que nosotros bajáramos y del mismo asiento se despidió primero de mi esposo y después de mi con un beso en la boca, no dijo nada más y se retiró, claro nos había dado un número de teléfono y mi esposo también el suyo, no de la casa, y me cuenta que Carlos lo llamó un par de veces como para saludarlo, pero nunca más se volvieron a ver.

No entiendo el porqué de su actitud, pero lo atribuyo solamente a que no obstante lo que habíamos avanzado, el amigo de repente se sintió cohibido por lo que podría pasar, pero en fin este fue el final de una historia fantástica y frustrada.

(9,20)