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Trío extraordinario en fiesta swinger

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Es una casa con gran amplitud y espacios. Todos sabemos a qué vamos allí. Hay una 50 o 60 personas distribuidas en su planta baja. La casa tiene varias estancias y mobiliario repartido en todas ellas. Algunas personas que ya conocemos y otros nuevos para nosotros. Es un lugar mucho más abierto que un club swinger normal. Hay diversidad y todo en un ambiente de respeto, de concordia, de aceptación, de permisividad. Hasta de cierto afecto. No hay espacios específicos, la integración es total. Las libertades son todas.

Nos acomodamos en un sillón, dejando nuestras pocas cosas en él y decidimos dar una vuelta por el lugar. Vemos parejas hetero, gays y grupos interactuando entre todos. Algunos sólo charlan, otros se acercan a los que charlan y llegan a interactuar con alguno o alguna.

Entre las cosas que suceden vemos en una barra que hay tres amigos bien conservados conversando animadamente, todos ellos desnudos, mostrando unos penes de buen tamaño, semierectos. Entonces una guapa y sexy mujer se acerca, saluda brevemente y se pone en cuclillas enfrente de uno de ellos. Le toma su pene, lo acaricia, voltea a verle y, sin perder contacto visual entre ambos, comienza a chuparlo. Él se deja hacer y se acomoda para dejarle mejor forma para que ella siga dándole sexo oral y acariciando sus piernas, testículos y yendo más allá. Poco a poco vemos como esa verga se va poniendo dura. Ya ellos dejan de conversar y sólo ven cómo ella está dedicada a masturbarlo y ponerlo duro con una mamada de primera.

La observamos, recargados en una de las paredes y te pregunto si se te antoja acompañarla, y me dices que sí, pero no en el momento. Ella voltea a ver que las otras dos vergas empiezan a ponerse duras y extiende sus manos para acariciarlas mientras sigue en plena felación de la primera. Se acercan ellos, acortando distancias y ella no duda en chuparles alternadamente. Tú me tocas, pero no quitas la vista de ellos. Te veo deseosa de hacerlo, de unirte, de compartir esas vergas. Sé lo mucho que disfrutas chupando penes y lo mucho que te excita ver y hacerlo. Mojas tu mano y me masturbas rico sin quitarles la vista, en especial a uno que ya muestra un pene de buen tamaño y mojado por la saliva de ella, que se te hace antojable. Está guapo, musculoso, como te gustan y se ve muy varonil. Él se da cuenta y te empieza a ver. Yo te digo que ya tienes su atención. Te comento, te ruborizas un poco, y me dices que sigamos adelante hacia otra estancia. Él te mira y al hacer contacto visual contigo, solo asiente y te manda un beso. Discretamente lo correspondes a la distancia.

Pasamos a otra estancia donde vemos parejas interactuando con otras. Algunas mujeres aprovechan para besarse y acariciarse con otras mientras cogen a sus parejas. Otras comparten un pene en pleno acto oral llegando a besarse entre ellas teniendo en sus boas ese ya duro pene, y algunas más solo se dan ligeras caricias en hombros, brazos y piernas. Observamos con mayor detenimiento algunas de las parejas y llegamos a hacer contacto visual con ellos. Es agradable e inquietante ver las personas dándose cariño y satisfaciendo sus deseos y pasiones, compartirse y estar en un entorno con alta carga sensual y sexual.

Al pasar cerca de una amiga, que casi de pie coge su pareja, ella extiende su brazo hacia ti y te jala para acariciar tus hombros, bajar su mano hacia tus senos y tu cara. Le devuelves las caricias y se llegan a besar un poco. Ella toca tus senos y tú le correspondes, acompañando sus desplazamientos de la cogida a la verga de su pareja. Bajas tu mano hasta su sexo y tocas esa dura verga que se coge con intensidad. Subes tu mano y le das a chupar sus dedos que ella chupa con avidéz. Te separas de ella y se despiden con un último beso sencillo en la boca.

Avanzamos a otra zona y vemos un par de parejas gays en plena acción, sobre unos sillones, al lado de tres parejas hetero. Todos ellos cogen con un ritmo intenso y hacen algunos intercambios breves entre ellos, a través de caricias y alguno que otro abrazo y acercamiento. Los dos hombres pasivos, se besan entre ellos y sus manos acarician los cuerpos de sus correspondientes parejas. Hay confianza y cercanía. Aceptación y permisividad.

Nos detenemos para verlos, te abrazo por detrás mientras observamos sus interacciones. Aprovecho y tocó tus senos que se sienten duros de la excitación, acaricio tus hombros y tu cabello, besando ocasionalmente tu cuello. Me dices que es excitante verlos a todos interactuando, teniendo sexo placenteramente, entregándose. Podemos observar que algunos tienen una muy respetable erección y de las mujeres, todas ellas disfrutan de la forma que las cogen o ellas llevan la cogida. Vemos eventuales intercambios y disfrute de todos en general.

Hay una pareja de amigas que no paran de acariciarse apasionadamente. Te pregunto si se te antoja alguno o alguna y me dices de una mujer que se ve muy guapa y más que nada superintensa en su forma de disfrutar todo. Te digo al oído que se me antoja verte con ella. Volteas a besarme y continuamos.

Llegamos a una terraza que tiene una serie de camastros matrimoniales y vemos algo de acción en ellos. Algunas personas se paran de su camastro y se acercan a otro, integrándose a la actividad que se está dando en el momento. Otros sólo conversan o se masturban mientras observan alrededor. Allí la actividad es más tranquila y relajada, pero no deja de ser excitante.

Por otra puerta regresamos al espacio donde está el sillón de 4 plazas que elegimos, donde ahora hay otra pareja ya en plena acción. Ambos estamos muy excitados y me siento en él. Entonces te paras frente a mi, flexionas tu cintura para inclinarte hacia mi y darme unas chupadas intensas, saboreando las gotas que salen de la punta de mi pene, alternando ricas lamidas de testículos con tu deliciosa mamada. Mientras lo haces, mantienes tu cadera en alto en una muestra de clara invitación al deseo y dejas ver tu muy atractivo trasero a los que están enfrente y junto a nosotros. Con tu lengua me lames a lo largo, dejando mojada mi verga. Te subes al sillón, pasas una de tus piernas sobre mi y te dispones a montar mi pene. Con tu mano lo acomodas en tu entrada y me dejas ver la expresión de tu cara conforme te lo vas metiendo hasta quedar toda ensartada.

Por lo excitada que estás, mi pene entra todo en ti, sin mayor problema, profundamente, hasta tocar tus paredes interiores. Te encanta sentirte llenita, colmada de verga, y disfrutas de esa sensación de cogerte una verga erecta. Extiendes tus brazos a mis hombros y empiezas a moverte rico. Inmediatamente siento la forma que me mojas en cada desplazamiento, y el efecto que llega a tener todo el entorno a nuestro alrededor.

Te acercas a mí, me pones tus senos en la boca para que los chupe e inmediatamente nos besamos. Lo que aprovecho para decirte que ya tenemos audiencia. Levantas la mirada y alcanzas a ver un par de parejas y una que otra persona sola que se han parado a escasos metros nuestros para observarnos. Tú te mueves en forma por demás excitante y aporta mucho también saberte observada mientras coges, eso te prende particularmente, y siento la forma que te mojas con mayor intensidad a cada movimiento, así como tus gemidos que denotan la excitación creciente en ti. Me estás cogiendo rico y de repente vemos que se para a nuestro lado el amigo de la barra que te había llamado la atención.

Muestra ya una erección importante y después de saludar con un beso en la boca, lo acercas para acariciar su ya duro pene, mientras continuas montando el mío. Te inclinas hacia él y comienzas a chuparlo, lamiendo primero la punta y yendo hacia el tronco, mientras lo sujetas de la base y parte de sus testículos. Él se deja hacer y acaricia tu espalda. Mamar un pene te excita y en esta ocasión, siento como tu excitación se hace mayor y vas mojándome más cada vez. También puedo ver que tus caricias hacen que este amigo se excite mucho y ya empieza a empujar su pene en tu boca cada vez más profundamente. Tú lo recibes deseosa y lo dejas cogerte por la boca, deteniendo tus movimientos de cadera por unos momentos.

Puedo ver como su pene, que se pone más grueso y marcado, entra y sale de tu boca mojado de tu saliva. Con tus ojos cerrados tratas de recibirlo todo dándole eventual paso a tu garganta, a la vez que él empuja un poco más dentro de ti, mientras no dejas de acariciar sus testículos y correr tus dedos hacia su perineo. El abre sus piernas para déjate llegar más atras con tus caricias.

Lo sacas de tu boca, lo masturbas un poco más y le preguntas si tiene un condón, para que se lo coloque y que se ponga detrás tuyo porque lo quieres sentir dentro de ti, junto a mi pene. Lo saca de su empaque y te lo entrega para que tú se lo pongas en su duro miembro, lo que aprovechas para masturbarlo y mamarlo un poco, mientras lo colocas, hasta llegar a sus testículos y chuparlos de a uno por uno y provocas en él gemidos de satisfacción. Le reiteras que lo quieres detrás tuyo y sin soltarle el pene te inclinas hacia mi y con tu mano lo llevas a tu entrada, mientras me dices al oído que lo quieres tener dentro de ti para que te coja con esa verga que te gustó sentirla en tu boca.

Él separa tus ricas nalgas y, acercando su cara, se pone a lamer tu culito, lo que te excita fuertemente, a grado tal que levantas tu cadera hacia él. Eventualmente mi pene sale de tu vagina, lo que le da la posibilidad de lamerte toda y jugar por varios minutos con su lengua en tu clítoris, con tus pompas levantadas a más no poder para que te penetre con su lengua y poco a poco la sustituye con sus dedos, haciendo que te mojes inmediatamente. Siento como te excitas por ser tocada de esa forma y sé lo mucho que lo disfrutas.

Él lo entiende bien e intensifica el movimiento de sus dedos entrando en tu vagina vigorosamente hasta que te hace venir y le brindas un orgasmo intenso y copioso que te hace temblar de la excitación. Yo sigo debajo de ti y mi verga y testículos reciben parte de tus líquidos producto de tu corrida. Es muy excitante, ya que te deja toda temblorosa, con una catarata de espasmos y sintiendo los últimos estertores de tu corrida. Entonces, él aprovecha que doblas tus piernas y te acercas más a mi cuerpo. Te coloca su verga en la entrada de tu vagina toda mojada y te penetra hasta el fondo de golpe, comienza a cogerte intensamente.

Todavía no te recuperas del orgasmo ocasionado por sus dedos, cuando lo sientes penetrarte profundamente con su enhiesta verga, lo que te hace gemir intensamente al ser invadida por tan rico elemento, provocando que abras tus ojos de la sorpresa. Inmediatamente él te sujeta de la cadera con ambas manos y empiezas a sentir sus embestidas, que te llegan profundamente al hacer desaparecer la totalidad de su grueso y largo pene. No hablas, gimes rico, todo es disfrute y sensaciones y él va incrementando su ritmo, el golpeteo se vuelve más intenso y provoca que tus senos se muevan al ritmo de su cogida, haciendo que tus pezones rocen con mi pecho en cada movimiento. Eso te agrada y gimes por la velocidad que toma la cogida pidiendo más con eventuales gemidos que salen de tu boca.

Agarra tu cabello y te jala hacia él. Te hace incorporar un poco y te penetra profundamente. Estás completamente ensartada en su verga y ahora con sus manos te sujeta de los senos, apretándolos intensamente, jugando con tus pezones entre sus dedos. Por la posición que te tiene, puedo verte completamente penetrada por él y tu rostro muestra deseo y pasión. Tú te dejas hacer por él. Observa que tienes tu boca entreabierta y lleva dos de sus dedos a ella. Inmediatamente los tomas y chupas como si de otro pene se tratara, mientras te sigue penetrando con intensidad.

Rápidamente te va haciendo llegar a otro orgasmo, empujando violentamente dentro de ti y tu respondiendo a lo intensa de su cogida. Respiras agitada, sudorosa y gimiendo con cada empujón. En poco tiempo estallas nuevamente en un fuerte orgasmo con él dentro y eso lo hace perder el control de su cogida y se corre en tu interior. Te suelta y te recuestas en mi, mientras él va terminando de correrse en ti. Saca su pene que empieza a perder su dureza y vemos el condón lleno de semen. Me besas mientras lo observamos quitar el condón y alcanzas a frotar su pene cubierto de su semen con una de tus manos. Lo disfruta y te deja acariciarle un poco. Momentos después retira, se despide con un beso breve hacia ti y nos quedamos abrazados, disfrutando de la rica cogida que recién recibiste.

Sabemos que la noche no acaba aún.

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