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Un carro y un dotado

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La relación con Juan vivía los mejores momentos, no solo personales ya que por alguna razón poco a poco mi vida iba mejorando, ya habían pasado 3 años de mi segundo divorcio y en ese momento pensaba que Juan era el hombre que necesitaba.

En el ámbito sexual él se había convertido en un verdadero semental, su enrome verga me daba placer todos los días, yo más que adolorida estaba vuelta una adicta, no importaba ya si fuera en su casa, la mía o en un hotel, de hecho, la idea de ir a vivir juntos era un tema que se tomaba diario.

Recién me acaba de comprar un auto, la verdad estaba yo muy feliz, me había esforzado mucho y las cosas en el trabajo iban muy bien, es día decidí ir por Juan para ir a celebrar.

Me puse mi minifalda negra, mi blusa escotada ros ay mis tacones rosas, lo quería impresionar y el al verme me demostró que le había encantado mi vestimenta.

J: ¡Mi amor, pero te ves espectacular!

C: ¿Te gusta cómo me veo?

J: Me fascina, Cindy, ¡tú siempre sabes cómo endurecérmela!

Subimos al carro y fuimos a comer, cenamos langosta y estábamos ene l carro nuevamente planeando vivir juntos, peor Juan estaba muy excitado, sus manos no dejaban de tocarme las piernas, me besaba el cuello, me agarraba la mano y la llevaba a su duro y enorme pene, el cual por la excitación parecía que rompería el pantalón en cualquier momento.

J: Mi amor, ¡te ves buenísima!

C: ¡Ya!! ¡Tranquilo, mejor sigamos planeando lo que estábamos!

J: Eso trato, pero tus piernas me la ponen dura, te ves toda una seductora y como se te miran las tetas, es imposible concentrarme.

A diferencia de otros novios, Juan me habla un poco vulgar, esas palabras de albañil no las podía dejar de decir, pero me había acostumbrado a su sexo que yo toleraba todo, la verdad quería estar bien con él y por eso, accedía a todo lo que me pedía.

Él estaba muy caliente y como lo deje manejar, llevo el carro a una calle oscura cerca de la casa, ahí como loco empezó a besarme, metió su mano debajo de mi falda y con sus dedos acariciaba mi vagina.

C: ¡Cálmate, aquí no, vamos a tu casa!

J: No, tengo visitas, ¡mejor a la tuya!

C: ¡Me toca cuidar a mi hija, no creo que sea buena idea!

J: ¡Entonces aquí!!

C: ¡Dios, no!!!

Trate de detenerlo, pero fue en vano, Juan se sacó su verga de su pantalón la cual ya estaba húmeda y erecta como un tronco, yo al ver su enorme bestia no me quedo de otra y me deje llevar, el reclino el asiento hacia tras y yo fui directo amar su enorme y duro palo.

Con una mano tomaba su tronco y con la otra le acariciaba sus bolas, llevaba su enorme bestia a mi boca, le chupaba la cabeza como si se tratara de un paletón, el gemía y miraba para todos lados, me apretaba la cabeza y me ahogaba metiendo su verga hasta mi garganta.

No solo me ahogaba apretándome al cabeza a su verga, con sus dedos comenzó a palpar mi vagina por dentro, sus movimientos estimulaban rico mi clítoris, Juan sabia tocarme bien, fue entonces que más excitada me olvide de donde estábamos y solo quería ser tomada por mi macho.

C: ¡Sabe muy rica tu verga, me vuelve loca!

J: Nadie me la ha mamado como tú, ¡me tienes pendejo!

C: Y tú me tienes loca, te gusta, ¿te gusta cómo te chupo?

J: ¡Sí!! sigue, ¡sigue comiéndote mi virote!!!

Juan me rompió la tanga y metía prácticamente su mano en mi vagina, yo ya húmeda gozaba de su acto, continúe mamando su verga, pero en un momento ya no agentaba las ganas de montarlo, así que me levante la fada y subí en él, nos besamos salvaje y el tomándome de la cintura me empujo a su rico palo, yo fascinada me deje caer en él, tome el volante como apoyo y empecé a cabalgarlo de forma alocada.

J: ¡Eso, muévete reina, ah!

C: ¡Si, agh, que rico, ah!

J: ¡Me encanta tu vagina, uhm!!

C: ¡Que duro, dios, ah!!!

Ya no nos importaba que estábamos en mi carro, ni que estábamos en una calle, solo seguíamos dándonos placer, el subió mi blusa y estrepitosamente saco mis tetas del brasear, las lamia y besaba, su lengua jugaba mis pezones y eso me ponía más caliente, la verdad todo lo que él hacia me prendía, él era el macho que siempre había esperado.

Él se fue al asiento trasero, donde sentado casi acostado me tomo de la cintura y siguió penetrándome, yo me agarraba de las cabeceras de los dos asientos de adelante y me empujaba hacia él, miraba a los lados y no pasaba nadie, cerraba mis ojos y meneaba mi cadera en círculos, eso Juan lo disfrutaba al máximo, me seguía maltratando las tetas y más duro y rápido me penetraba.

J: Ah, ¿quién es tu macho?

C: ¡Tú, tú lo eres!

J: ¿Te gusta cómo te cojo?

C: Si, ah, cógeme, más, ¡dámela toda!

J: ¿Quién es mi perra?

C: ¡Yo, yo soy tu perra!!

Juan me estaba dando delicioso, a lo mejor escuchaba voces y más me ponía cachonda.

C: ¡Nos van a ver, ah!

J: ¡Me vale, ah!

C: ¡La policía nos vera!

J: ¡Uhm, lo único que verán es como te cojo, ah!

No sé si nos vieron, lo único que siguió fue que improvisamos un estilo perrito, yo empinada en el asiento tarsero con la falda en la espalda y las tetas de fuera reciba los empujones de mi novio dotado, Juan se deleitaba con mis nalgas, al apretaba, arañaba y nalgueaba, era su puta, pese a ser novios en el sexo el me trataba como una cualquiera y eso me ponía más caliente.

J: ¡Eso, toma, ah!

C: ¡Más, dámela toda!

J: Pídemela, ¡pídeme mi verga!!

C: Dámela, cógeme, ¡dámela rico!

J: ¡Toma, aquí está tu trozo, disfruta la empalada!

C: ¡Ah, si, ah!!

El carro se movía fuerte, el seguía embistiéndome con todo, sus manos apretaban mis nalgas, yo también movía mi cuerpo, quería hacerlo gozar, quería que mi macho se satisficiera.

J: Así, muévete, ¡que rico mueves esas nalgas!!

C: ¡Me vengo, agh!

J: ¡Si, ah, sácame la leche, sácame al elche puta!

C: ¡Si!! Soy tu puta, ah, ¡dale su elche a tu puta!!

J: ¡Dios, agá, ahí viene!!

C: ¡Ah, uf, dios!!

Comenzó a llenarme de su semen caliente ye espeso, el orgasmo era maravilloso, yo también escurría sacando mi éxtasis, Juan gemía fuerte, yo hacía lo mismo, éramos tal para cual.

J: ¡Uf, que rico mi amor!

C: ¡Eres un sexoso, uhm!!

Reposamos, nos acomodamos la ropa y nos fuimos a la casa.

Con Juan pase maravillosos momentos, pero todo cambio de repente, sus celos y sus tontas ideas, empezaron a fracturar nuestra relación, al punto de agredirnos físicamente, finalmente esa relación llego a su fin, y yo que me sentía más entrada volví a caer en lo mismo y nuevas experiencias sexuales llegaron, las cuales les contare más adelante.

Beso de su amiga Cindy.

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