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Un trío casual

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Desde que cerró el bar donde trabajaba por culpa del bicho este, me puse a vender comida en mi casa, más o menos la voy pasando, ese viernes como cualquier otro estaba ya por terminar mi venta y mientras lavaba algunos trastos llegó una parejita y me saludó.

-¿Aún tienes comida?

-Sí, arroz y guisado de pollo en tomate verde, frijoles charros y nada más.

-Danos dos órdenes.

Mientras les servía noté que me miraban mucho, ese día me puse una linda minifalda con mallones negros, tenis como zapatillas y una blusa amarilla sin mangas y de cuello alto en V, limpia y maquillada para atender a mi clientela que generalmente son algunos vecinos de por aquí.

La chica me preguntó mi nombre y haciendo una pausa extraña me preguntó:

-¿Eres mujer?

-Más o menos. -respondí

-¿Cómo dices?

-Si mira chica soy un transgénero.

-¡Ah un chico atrapado en...!

-Eso, sí algo así.

-Mira Mara, mi pareja y yo quisiéramos hacer algo nuevo ¿Sabes? No sé si te avientas a estar con nosotros.

¿Cuándo?

-¡Hoy! ¿Qué te parece?

-Son muy guapos no sé si de al ancho.

Ellos vestían ropa informal pero fina, ella de unos 35 años, él como de 38 ella esbelta, blanca de cabello rizado largo y con un corte moderno, él alto, guapo de gafas y pantalón vaquero azul, ella con un pantalón ancho estampado a la cintura breve, una blusa indígena con adornos florales y aretes de oro pequeños de delfines, él con botas vaqueras y camisa de cuadros tipo leñador, con una barba como de tres días, ojos grises y ella marrones muy linda, cuidada y maquillada perfectamente.

-Pues si se animan vivo sola y pueden venir por la noche y un trago y platicamos ¿Qué les parece?

Él por fin dijo algo:

-Bien aquí estaremos ¿Cuánto?

-¿Cuánto qué?

-Sí, o ¿Qué traemos?

-Nada, bueno condones o lo que quieran.

-Bueno, traemos un vino.

Ya en la noche los esperaba bien arreglada con mi vestido ajustado de mangas al codo y 10 centímetros arriba de la rodilla, maquillada en tonos nocturnos y zapatos negros de tacón alto tipo aguja. A las 9 en punto llegaron.

Nos saludamos con un hola y un beso en la mejilla como si fuéramos amigos, pasamos al comedor y nos dijimos sus nombres, ella Belén y él Valentín.

-¿Cómo quieren hacerlo?

-Bueno de todo si se puede y a mi me encantaría ver a mi novio cogerte mientras yo le ayudo mamándole el pito una que otra vez, luego él quiere ver que me des por el culo y el me penetra por la vagina ¿Te apetece?

Bueno después de dos vasos de vino pasamos a mi recámara, ellos estaban más nerviosos que yo, la chica se desnudó y pude ver lo hermosa que es, pechos pequeños pero lindos, cuello fino y largo, culito redondo y terso, así desnuda comenzó a besar en la boca a Valentín, le sobaba el pene encima del pantalón de drill, me acerqué y poniéndome de rodillas me lo comí hasta que se paró por completo, él la dedeó en la panocha y estalló en grititos de angustia y placer mojándole los dedos a su pareja.

Entonces me bajé las pantaletas y guie su mano hacia mis nalgas mostrándole mi culo separando mis nalgas. Él lo acarició untándome la humedad de su mujer, ella me ayudó a acomodarme en cuatro con las rodillas en mi cama y zaz el lubricante hizo que el milagro de ser mujer se diera, ella nos veía como apenada y humillada, él la tomo y comenzó a besarla en la boca, así bien culeada me dediqué a disfrutar de esa verga de macho leñador mientras ella de pie a nuestro lado izquierdo y con los dedos de su pareja en la vagina decía no, no, no pero se vino la puta mirándonos.

Luego nos tomamos otro vaso de vino y él le pidió que me mamara la flácida verguita mía mientras él la empotraba en cuatro por la panocha, yo me recosté de espaldas y me dejé hacer, pu pun una y otra vez sin condón se vino en ella al mismo tiempo que ella se retorcía por el orgasmo alcanzado y... me vine ella se tragó todo y él dijo “No, No”. Pero ni modo estaba hecho.

En fin no han aparecido más por aquí y no sé nada de ellos, a lo mejor esos ni sus nombres reales son.

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