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Una boda y un secreto familiar
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Estaba en mi habitación escuchando música a mi rollo como de costumbre, cuando un anuncio hizo que me diese cuenta de que en mi casa había invitados. Odiaba con todo mi ser tener que salir a saludar a las visitas de mis padres y responder a las múltiples preguntas a las que me sometían, como si estuviera en un interrogatorio. De todas formas no pude evitar poner la oreja, ya que escuchaba a mi madre riéndose a carcajadas sin parar y esto no era algo habitual.

Al rato, alguien golpeó la puerta de mi cuarto. Era mi padre pidiéndome que bajara al salón, donde estaba mi primo con mis tíos y su novia, que habían venido a nuestra casa para darnos la invitación a su boda.

Hacía un montón de tiempo que la familia no se reunía. Cómo mínimo habían pasado cinco años desde que ya no se hacían comidas ni cenas en las que todos pudiéramos juntarnos. No éramos la típica familia que celebraba las navidades unidos año tras año, algunos no se llevaban bien entre ellos y otros vivían lejos de aquí, por lo que era bastante complicado mantener el contacto.

Cuando pensaba en mis parientes, la primera persona que venía a mi mente era mi prima más pequeña. Nos llevábamos dos años, pero siempre había sido la mejor amiga que había tenido en mi infancia y parte de mi adolescencia. A ella le encantaba lanzarse a la aventura y yo la seguía en cada una de sus locuras, era imposible aburrirse estando a su lado.

Aunque me avergüence admitirlo, sé que hubo un momento en el que estuve enamorado de ella. Tanto, que en una ocasión en la que estábamos totalmente solos llegamos a besarnos e incluso a tocarnos un poco superficialmente. Se que si ella hubiese querido eso habría pasado a más, con lo caliente y hormonal que andaba yo en esa época… pero mi prima estaba algo asustada ya que ella todavía era virgen. Poco después, sus padres se tuvieron que mudar por trabajo y nos distanciamos. Lo bueno es que nos seguíamos en redes y alguna vez nos contestábamos en las fotos que subíamos para intentar seguir manteniendo el vínculo. Obviamente esto es algo que hemos mantenido en secreto a lo largo de nuestra vida, nadie en la familia aceptaría este tipo de comportamientos

Mientras mis padres y tíos hablaban, yo solo podía imaginarme cómo sería el encuentro con mi querida prima después de tanto tiempo. Cómo había visto en su perfil, su cuerpo había cambiado gratamente. La adolescencia la había tratado muy bien, y no es por presumir pero yo también había cambiado satisfactoriamente. Sobre todo, lo que tenía entre las piernas me había crecido abruptamente, como si todo lo que comiera se centrará en nutrir esa única zona. Ella por su parte tenía un cuerpo más voluptuoso y deseable. Su pecho había crecido y sus caderas eran mucho más amplias, contrastando con su estrecha cadera. La verdad es que estaba hermosa posando en sus fotos en la playa, con su larga cabellera rizada al viento. Si antes me ponía desmesuradamente, ahora mismo podría estallar al verla. Ya había descargado algunas otras veces observando sus fotografías, imaginándome haciéndolo con ella, pensando como sería completamente desnuda, como me deleitaría con su aroma agarrado de sus inmensos pechos…

Los días pasaron y por fin llegó ese sábado tan esperado. Antes de entrar a la iglesia, mis padres empezaron a hacer lo que tanto disfrutan, entablar conversación con todo aquel que conocían. Mientras ellos estaban de parloteo, pude divisar a mi más preciada pariente. Observé su impresionante figura, la cual resaltaba desmesuradamente en el vestido rosa ajustado que llevaba puesto. En el momento que cruzamos miradas ella empezó a correr rápidamente hacia mí, claro que todo lo que era posible con los pedazo de tacones que calzaba. Al llegar a mí, me abrazó fuertemente y beso mi mejilla. Poco pudimos hablar ya que la ceremonia estaba por comenzar.

Cuando se dieron el "si quiero", todos nos dirigimos a comer los aperitivos. En un momento en que nos dejaron solos y entre copa y copa, pudimos rememorar aquel encuentro pasado que no había llegado a nada.

—Bueno, si una situación así se volviera a presentar en mi vida, yo no me reprimiría en lo absoluto… —susurró en mi oído.

Entonces tenía vía libre para lanzarme? Pero como lo haría? Toda mi familia estaba aquí…

Estábamos sentados en la misma mesa con el resto de primos. Ella se sentó enfrente de mí, ya que éramos los únicos solteros. Los otros, que eran más mayores, buscaron sentarse en frente de sus acompañantes. Todos empezamos a hablar de lo que habían sido nuestras vidas en estos años. Pero yo solo podía fijarme en como mi prima me miraba, como su mirada se clavaba en la mía y de repente, de un momento a otro, noté como su pie desnudo acariciaba mi pierna. Para poco después subir hasta mi zona íntima, dando pequeños círculos sobre mi paquete. Poco a poco, a medida que me iba excitando cada vez más, notaba como mi pene se endurecía y se elevaba. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo por no gemir en la mesa en la que todos estábamos comiendo. Cuando de repente los invitados comenzaron a erguirse para hacer el "juego de la liga". Yo quería que la tierra me tragase en ese momento, como me levantaría ahora? Se notaba muchísimo que estaba empalmado…

Se me ocurrió poner una chaqueta delante, ya que mi gran polla erecta era algo que se podía apreciar muy fácilmente.

Al acercarme, mi primo ya le había sacado la liga con la boca a la que ahora era su esposa y se la había pasado a uno de sus amigos solteros. Para mi sorpresa este chico, que me podía llevar fácilmente ochos años, había elegido a mi prima para ponérsela. No me sorprendía, era la chica más guapa de la fiesta y además resaltaba entre las demás por su juventud.

No soporté ver como ese hombre recorría toda su pierna con la boca para pasar la liga que le habían quitado a la novia. Me moría de celos a la vez que él besaba seductoramente su muslo, Todos sus amigos vitoreaban su hazaña. Se había conseguido el gran premio y a los ojos de los demás él era todo un macho el cual se podía follar a esa tremenda belleza.

Mientras seguían de risas, agarré a mi prima del brazo y me adentré con ella al baño de mujeres, total no había peligro alguno todos estaban distraídos o borrachos. Entramos al último lavabo.

—Te gusta ese chico? —la confronté de forma directa.

—No mucho la verdad, pero es parte de la tradición. No quería hacer un escándalo, solo porque me sintiera incómoda. Además la gente se lo estaba pasando bien —respondió.

Esto me dejaba mucho más tranquilo, así que no dudé, esta vez se cumpliría mi mayor deseo. Lo había esperado por tanto tiempo…

Ella se quedó observando mis labios para volver a centrarse en mis ojos, así que me lancé y comencé a besarla apasionadamente. Al mismo tiempo, aproximé mi rodilla a su zona íntima para estimularla. Ella gimoteó un poco en bajito, se notaba que no quería hacer ruido y eso me ponía muchísimo. Me daban ganas de jugar y ser un poco más rudo, para que de esta forma no pudiese evitar gritar y la escuchasen fuera. Además, ella también me la había jugado provocándome anteriormente por debajo de la mesa. No podía aguantarme las ganas mucho más, quería metérsela hasta el fondo.

Comencé a desabrocharle la parte superior del vestido para gozar de la increíble vista de sus exuberantes senos y de sus rosados pezones. Se los acariciaba y lamía, mientras mis dedos se adentraban en ella comprobando que su sexo se humedeciera y pudiera abrazar por completo mi considerable falo. Arremangué la falda de su vestimenta y tras recorrer desde sus muslos hasta sus glúteos con la mano, comencé a introducirme en ella. Su vagina era realmente estrecha, y yo ya comenzaba a sentir un cosquilleo en mi pene por lo que no aguantaría mucho tiempo en correrme. El cosquilleo cada vez se hacía más intenso y mis movimientos se volvían más rápidos y despiadados. En ese momento, sus silenciosos gemidos se volvieron más agudos y ruidosos. Así que, tapé su boca con mi mano. Pero en el último momento logró apartarla para decirme entre sollozos:

—Córrete dentro de mí, tomo la píldora, no hay problema —Por favor, quiero tu leche dentro de mí.

Con esto último no pude aguantar más y estallé, mientras apoyaba todo mi peso sobre ella. Cuando me recompuse la ayudé a limpiarse, teniendo cuidado de que nadie estuviera en ese momento en el interior del baño.

Ella salió de primera y un rato más tarde yo. Cuando cruce la puerta del baño, vi al otro chico hablándole de nuevo, debía haber estado buscándola por un rato. Pero daría igual cuanto se pudiese interesar por mi prima, ella había preferido estar conmigo y llevaba mi esencia en su interior como prueba.

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