Era un viernes, eso de las 22 h, nos juntamos a tomar unos tragos que nos debíamos hace mucho tiempo, en principio seriamos solo Mariana y yo, ya que Julián esa noche se juntaba con sus amigos. Todo iba normal, lleve unas papas de paquete, ella hizo pizza y compro cervezas, algo tranquilo. Estábamos cenando, con la típica charla del trabajo, la familia y amigos que ya no veíamos, lo normal.
Pero algo no era tan normal, la veía más suelta que otras veces, tanto en su vestimenta como en su forma de hablar. Tenía puesto un vestido que dejaba a la vista un escote muy sensual, se podía ver la forma de sus senos, sus medianos y sensuales senos. Además, utilizaba palabras raras en ella para conmigo, ya que éramos amigos hace mucho tiempo: "Coger", "Pija" "Caliente" y recurría a la situación sexual de las personas de las que hablábamos, sugería que imagináramos quien se cogia a quien, algo que no me resulto muy cómodo. De un momento a otro, tuvo un gesto que me erizo la piel, tomando un trago de cerveza se mojó con la misma las comisuras, sin querer, por la torpeza de haber ya bebido 2 latas, pero eso no fue lo que ocasiono mis nervios y palpitaciones, sino que se limpió con su índice y se lo chupo, mirándome, con esa cara de "ups, que tonta fui”, tan sensual y tan sugestiva que me confundió y me hizo pensar que no era una noche normal como la que yo creía.
Luego de ese momento, raro, incomodo?, no lo sé, todo siguió "normal". Hasta que fue a buscar una cuarta lata para ella, la tercera para mí, y no tuve mejor idea que decir "disculpa, yo no tomo más. Tengo que manejar a casa". Me miró. Sonrió y como ignorando totalmente mis palabras, trajo la lata, la abrió y me dijo "tomá dale, la noche recién empieza". Volví a sentir que la piel se me erizó, volví a sentir palpitaciones y hasta creo que sudé un poco. Sonreí, agarre la lata y le pegue un trago, estaba helada, o yo la sentí helada porque mi temperatura había subido, hasta hoy no lo se.
Seguimos tomando, hablando, riéndonos, y de golpe se escucharon llaves, la puerta se abrió y era Julián. Camisa negra, apretada, pantalón negro y bien peinado, la saludo con un beso y a mí me estrecho la mano.
– Que paso amor? Llegaste temprano. -Pregunto un poco sorprendida Mariana.
– Me aburrieron, Futbol y trabajo, lo único que se habló, además "Fulano" ya estaba tomado. Los borrachos no me divierte – Respondió él, con una risa y guiñándome el ojo, buscando complicidad masculina
Se excuso y fue al baño, y de allí a la habitación, yo quede con ella. En silencio, mirándonos. "es hora de irme" pensé, y antes de poder levantarme, ella me miro, toco mi mano y me dijo, "ya vuelvo", y fue hacia la habitación. Quede en la mesa, solo, esperándola, con la música suave de fondo. Hasta hoy no se si realmente pasó tanto tiempo desde que se fue, o fue mi imaginación, no lo sé pero no volvía y yo no sabía si irme, esperarla, llamarla, no sabía que hacer, esas tres latas estaban afectando mi visión, no soy de tomar tanto, tenía sueño y estaba cansado, que hago en la casa de mi amiga cuando ya llego su novio? Me voy, tome la decisión. Cuando me levante de la silla la veo volver, "Hey, sentate" me dijo a penas me vio de pie. Obedecí. La vi despeinada, un poco agitada, un poco acalorada, que pasó en esa habitación, durante estos minutos?
-Creo que es hora de irme – Dije, un poco incomodo.
– Espera, quiero preguntarte algo – Me dijo, un poco avergonzada.
– Si? Decime. – Respondí, esperando cualquier cosa, menos la pregunta que me haría.
– Tenes fantasías? – Preguntó, Casi sin mirarme.
No supe que responder, me sentí raro, invadido, inhibido, nervioso, pero también… Algo excitado. No sé si fue el alcohol y mi falta de experiencia con él, pero no dude en responder con la mayor de las sinceridades:
-Si, ser dominado.
Wow, de donde salió eso? De mi más profunda y sucia mente.
Ella quedo muda, sorprendida. Sentí que la había cagado, que era momento de irme, pero otra vez me gano de mano.
– Quedate acá. Ya vuelvo. – Me dijo, con una mirada pervertida, esa mirada de "hoy me divierto". Me incomode. Obedecí, por supuesto, pero tenía miedo.
La vi volver, pero ya sin vestido, en ropa interior. No entendía que pasaba, no sé por qué, pero solo pensaba en Julián. ¿Lo va a engañar? ¿Estará de acuerdo? ¿Fue idea de él? Claramente estaba confundido. Vi que en sus manos tenía una venda, me dijo que me relajé, que, a partir de ahora, estaba en sus manos, y que sabía que esta noche iba a ser especial desde que me vio llegar. Yo no lo sabía.
Me vendó los ojos, me hizo poner de pie, sentía su respiración y a la vez mis latidos, empecé a sudar. Me desabrocho la camisa, sentí como me aflojo el cinto del pantalón y no pude evitarlo, me erecté como hace mucho no lo hacía, sentía que mi miembro iba a atravesar mi bóxer. Me tomo de la mano y me llevó a su habitación. Cuando entré, sentí el movimiento de alguien en la cama, "es Julián, se viene un trio." Pensé…sin saber que me estaba equivocando…
De pronto sentí que me agarro una mano, que es eso? Pensé. "me está atando?"… Sí, así era, me ato ambas manos a la silla, me quito la venda y me la puso en la boca. Me asuste, mil cosas pasaron por mi cabeza, pero con un solo brazo, ese miedo paso a ser excitación:
-Hoy, vas a cumplir tu fantasía – Me lo dijo con una voz fuerte, casi como un reto.
Me sacó el bóxer, no había dudas de que estaba excitado, mi miembro ya estaba duro, a lo largo de mis 16 cm eran venas hinchadas, y en la punta una gotita…
– Vas a ver cómo me cogen, vas a verme gemir, chupar, cabalgar y tragar semen, sin que puedas hacer nada. -Siguió "retándome".
Yo empecé a babear, desnudo, atado, realmente necesitaba tocarme y no podía, lo cual me excitaba aún más, estaba dominándome… Tal y cual lo desee toda mi vida desde que soy activo sexual.
Me dejaron atado, mientras Julián se quitó el bóxer… Madre mía, eran unos 19 cm de pura verga… Hasta tenía ganas de chupársela yo…
Mariana no dudo en llenarse la boca de esa pija, empezó a chupar como si de eso dependiera su vida, escuchaba ese sonido de chupar y veía como entraba y salía esa verga de su boca… No paraba de gotear de mi verga y de babear por la venda, que caía sobre mi pecho… Todo, absolutamente todo me excitaba más y más. Julián se paró, la arrodillo y empezó a cogerse la boca a Mariana, haciéndola babear, intercalando una cachetada cada tanto que a ella parecía enloquecer aún más.
El paro, la desnudo y la tiro a la cama. Empezó a chuparle la concha como nunca en mi vida lo había hecho, nunca vi tanta devoción por comerse una vagina como lo hacia él. Ella gritaba y me miraba de reojo, yo no podía más, me miraba la pija y me latía de placer… Placer que no estaba sintiendo, sino viendo.
Julián la revoleo como si fuera una almohada, la puso en 4 mirándome a mí, y empezá a cogérsela. Eran gritos de placer puro, hasta yo sentía como esos 19-20 cm entraban y salían, era lo mejor que había visto. Ella gemía como loca, incluso me aturdía, me hacía babear más y más, no soportaba más, necesitaba tocarme. La hizo sentarse arriba de él, siempre ella mirando hacia mí, y empezó a cabalgar… No veía la hora de que lo haga sobre mí, sobre mis humildes 15-16cm. Empecé a gemir, siguiéndola a ella, con la venda babeada, mi pecho lleno de mi propia saliva y el piso por debajo de la silla goteado de mis fluidos.
Luego de cogérsela unos 20 minutos o más, cuando parecía que era interminable, Julián la arrodillo y empezó a masturbarse.
-Me vas a dar la leche papi? – Dijo Mariana, mirándome de reojo.
– Toda bebe, toda te la voy a dar. Te vas a llenar de leche de papi – Respondió él, envuelto en placer.
– Por favor, dámela toda -Pidió deseosa Mariana.
Al cabo de unos segundos, salió el primer chorro de semen… Créanme, que hasta yo estaba deseoso de captarlo con la boca. Llenó la boca de Mariana de semen con cuatro chorros que salieron de esa verga enorme, para satisfacerla y que ella disfrute. Yo, deseoso de acabar, me retorcía en la silla, no daba más, ¿era mi turno?, pensé. ¿Qué sucederá ahora? Estaba demasiado excitado para pensar más allá de lo que veía.
Julián agarro de los pelos a Mariana, que aún tenía su boca llena de leche, la acerco a mí y le dijo "Ahora la de él”. Mariana agarro mi miembro, pegoteado y empezó a masturbarme, yo gritaba de placer con el solo hecho de que me haya tocado. No tarde en acabar, cuatro chorros iguales o aún más cargados que los de Julián, fueron a parar a la boca de Mariana, mezclándose con la que ya tenía.
– Trágatela toda – Ordenó Julián. Mariana, obedeció. No dejo ni una sola gota. Él se sentó en la cama, como con la tarea ya cumplida. Ella se sentó en mi regazo y me dio el beso más excitante y mojado de mi vida, con sabor a semen de ambos… Volví a excitarme, mi pija se volvió a parar… Necesitaba más.
Mariana miro a Julián, miro mi verga que estaba dura de nuevo y dijo:
-Qué hacemos? – Mirando a Julián
– Que se vaya. – Respondió él, mirándome con una sonrisa picarona pero algo violenta.
Entendí claramente, me estaban dominando, me estaban dejando con las ganas porque ellos dominan y yo obedezco.
Tomé mi ropa, me despedí y me fui. Con ansias de que algún día… Algún bendito día, volvamos a juntarnos a tomar algo con Mariana…