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Una ventana al amor

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Hola amigos. Ya más repuestita de tantas pérdidas y con este encierro y sin trabajo, ya se imaginaran ustedes lo duro que es para una mujer transexual mayor lo que esto significa. Bueno pues de mi baúl de los recuerdos les traigo este relato de hace ya mucho tiempo cuando era bonita y ponía a los que se creían muy machos de cabeza.

Resulta que allá por los lejanos años 70s en mi barrio había un guapo herrero muy varonil, musculoso y con una cara hermosa rubio y de ojos verdes hermosos, que tenía varias chicas sufriendo por su amor, él jugaba con todas ellas y como nos conocimos desde pequeños medio me aceptaba como vecino y no me juzgaba, solo se burlaba un poco enfrente de sus clientes y amiguetes mientras bebían cerveza tras cerveza.

Yo fantaseaba que él me tomaba e como a las demás chicas ahí en su taller entre hierros y con olor a soldadura de arco. Pero, él juraba que era muy macho y no le hacía a los culos de putos. En mi casa necesitábamos arreglar algunos desperfectos en las ventanas pues la casa era (y es) muy vieja.

Papá lo contrató para cambiar la ventana de la sala por lo que trabajó como 3 días en ella, luego llegó para ponerla en su lugar, me hallaba solo yo y él, -Pasa le dije, entró cargando la ventana y aproveché para bañarme, salí secándome el cabello que era bastante largo y negro y me vestí con una falda naranja y una blusita blanca de tirantitos, me calcé unos viejos tenis y fui a mirar cómo ponía la ventana cepillándome el cabello y con los labios rojos, rímel y los ojos bien delineados.

Ocasionalmente me miraba y hablábamos de sus conquistas, le preguntaba por tal o cual muchacha del barrio y cual se le había resistido más, así él chorreando sudor instaló como en hora y media la dichosa ventana. Le llevé una cerveza helada para que se refrescara un poco y le pregunté por qué me trataba mal enfrente de sus amigones.

-Es que soy muy macho y me chocan los mujercitos.

-Pero si nos conocemos de toda la vida ¿A poco no desde chiquita he sido nena?

-Igual pero, no quiero quedar mal frente a los cuates.

Le dije:

-Si supieras que algunos de tus amigos me han pedido las nalgas.

-¿A ver quién? -preguntó.

-Pues Chalo, Richi y Miguel. ¿A poco? Pregúntales.

-¿Y ya te cogiste a un puto de esos?

-No ¿Por...?? Son habladores -De repente le dije:- ¿A poco crees que te vas a salar si te mamo la verga?

-¡Claro!

-Se me hace que lo tienes chiquito por eso te das tu paquete.

-Nel... el mío es grande y gordo.

-¡Enséñamelo!

Se bajó un poco los pantalones y se sacó una verga hermosa a medio parar.

-Ya ves como si te caliento.

-Pinche Julieta la neta estás buena pero a quien me quiero coger es a tu hermana la Lora, pero ella se cree mucha cosa.

Se estaba ajustando el cinturón y me le acerqué tocándole el pene encima del pantalón

-Mhhh que rico lo tienes... se le puso tieso y supe que era mío ya.

Empezó a gemir y le desabroché el cinturón y le bajé el cierre, metí mi mano y le acaricié la verga, respondió rápidamente y me haló hacia él agarrándome las nalgas. Lo besé en la boca y respondió como hombre con una mujer. Nos sentamos en un viejo sofá que estaba en el patio y que esperábamos tirar pronto. Me giró y me puso en cuatro, alzó mi faldita y me metió sendo dedote en el culo lubricado solo por su saliva, bueno en realidad me unté bastante vaselina antes por si se me hacía y... se me hizo, esa verga hermosa me fue entrando llevándonos al paraíso, se vino en mí rápidamente, no duró ni 3 minutos.

-Ahhh, rico, rico. Oye de esto ni una palabra eh o te madreo.

-Para que voy a contar algo tan hermoso entre tu yo.

-De verás tienes culo de mujer pinche Julieta y te lo tragas mejor que muchas que me he culeado.

-¿Te gusto mi Rey? ¿Neta?

-¡Pues si, la verdad!

Me lo follé otras veces... No tantas como yo quise pero, era un bello ejemplar masculino. Después se fue a trabajar a México City y no lo volví a ver hasta hace como dos años cuando enviudó y regreso acá. Solo que muy deteriorado por la vida de cabrón que siempre llevó. Me contó que estuvo en la cárcel una temporadita por hacerle al hurto a una casa ricachona a la que entró sin permiso.

Ah, por cierto él me hacía venirme sin que yo me tuviera que tocar, además le encantaban mis tetitas y las mamaba como ninguno.

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