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Unas vacaciones con mi madre (P. 5): Después de comer
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Tiempo de lectura: 14 minutos

¡Para, para! Dijo Luis. Estela le había cogido la polla mientras le contaba la historia y le pajeaba lentamente.

– Están a punto de llegar y no quiero que me vean con el bañador abultado.

Le dijo a Estela retirándole la mano para ponerse el bañador y la camiseta. Al momento se oyó la puerta, era Amanda.

– Hola chicos! Que tal? Bien mamá! Contestó Estela con rapidez. Amanda llevaba un bikini, verde con rayas negras y se había rodeado el cuerpo con un pareo translúcido. Dejo la bolsa de playa en la entrada.

– Hemos pedido la comida a un restaurante. Creo que la traerán sobre las dos.

– Y papá y Elena?

– Se iban a dar un último baño antes de venir.

– Vale, pues me voy a dar una ducha y a cambiarme! Dijo Estela.

– De acuerdo Estela! Luis, por qué no sacas un par de cervezas del frigorífico! Vengo seca, y seguro que a tí también te apetece otra!

– Claro Amanda! Ahora mismo!

Amanda se quitó el pareo y cuando Luis volvió con las cervezas la vio agachada poniendo unos posavasos sobre la mesa que había entre los sofás. Se dio cuenta de lo que había dicho Estela, no era muy alta, pero las curvas de su cuerpo la acompasaban realmente bien. Su carne blanca, algo sonrosada por el sol, destacaba bajo el bikini verde con rayas negras. Se incorporó y fue hasta el mueble para sacar unos vasos mientras Luis la seguía con la mirada. Cuando volvió a la mesa, Luis ya estaba sentado, intentando disimular el abultamiento del bañador. Amanda sonrió mientras ponía los vasos sobre la mesa.

– Veo que lo habéis pasado bien! Dijo mirando descaradamente el bañador de Luis. Él se puso algo colorado.

– Si, bueno… nos hemos tomado una coca y hemos hablado!

– Sólo hablado? Dijo a la vez que se sentaba a su lado. Llenó su vaso de cerveza y le dio un buen trago. Luis se había quedado cayado ante la pregunta, sin saber que responder.

– Espero que hayáis hecho algo más! Dijo Amanda respondiendo a su propia pregunta.

– Aunque quizás os haya faltado más tiempo, jajaja!

Rió mirando de nuevo el bañador de Luis. Él cada vez estaba más colorado y eso a Amanda le divertía. Le puso la mano sobre la pierna.

– Tranquilo cielo! Para nosotros el sexo es algo natural de lo que hay que disfrutar!

Luis no sabía qué hacer ni que decir. En ese momento bajó Estela con una camiseta larga que apenas le cubría el culo y vio a Luis colorado

– No le abrumes mamá! Dijo sonriendo.

– No, si no me abruma! Contestó él intentando no quedar mal.

– Quieres darte una ducha? Preguntó Estela.

– La verdad es que si! Contestó algo aliviado.

– Pues sube! Luis subió de inmediato por las escaleras y se quedaron las dos mujeres solas.

– Que tal hija? Veo que el chico te ha gustado!

– Uffff, bastante! Contestó Estela, después miró a su madre – Y me parece… que a ti también, jajaja! Río al final de la frase con cierta picardía.

– Está fenomenal el muchacho! Contestó Amanda sin cortarse.

– Ya he visto que tenías la mano sobre su pierna y él estaba como un tomate.

– Es difícil rechazar un dulce cuando lo tienes tan cerca, jajaja! Río ahora Amanda.

– Crees que le gustaran las mujeres maduras? Dijo Amanda con sonrisa maliciosa.

Estela se acordó de verle bailar con su madre la noche anterior, y también de cómo la sobaba con la crema en la playa.

– Me da que si! Contestó Estela. – Incluso te diría… que es posible que tenga alguna historia con su madre!

Acabo diciendo acercándose a su madre. Cuando estuvo frente a ella, acercó su boca y la besó suavemente en los labios metiéndole levemente la lengua.

– Eso me suena familiar! Dijo Amanda cuando se despegaron los labios con una sonrisa algo maléfica.

– Es difícil encontrar a alguien que folle como papá, pero Luis lo compensa con su fogosidad! Dijo Estela maliciosamente.

– Hoy ha conseguido que me corra dos veces, y le he prometido mi culo, jajaja! Dijo Estela pasándose la mano sobre él con orgullo.

– Si te lo montas bien durante la comida, seguro que lo consigues! Ahora la sonrisa de Estela desprendió una nube de lujuria que quedó flotando en el ambiente.

– Yo voy a quedar con Roberto después de comer, me tiene que pasar unos apuntes!

– Solo unos apuntes? Dijo Amanda con ironía.

– En principio sí, aunque nunca se sabe, jajaja!

– Están sus padres? Preguntó Amanda.

– Su padre si. Su madre creo que viene mañana!

– Vaya, creo que los apuntes te costarán un buen rato! Río Amanda.

– Bueno, como te decía, nunca se sabe! Y hablando de Luis, el problema que tendrás es separarlo de su madre!

– Creo que eso está resuelto. Tu padre está como loco por ponerle la mano encima!

– Y ella? Preguntó Estela.

– No creo que ponga pegas. Han estado jugando en el agua y les he visto apretados en algún momento! Supongo que utilizará la misma técnica que utilizo con la madre de Roberto, la escusa del paseo después de comer, jejeje!

Luis bajaba por las escaleras y dejaron de hablar.

– Me voy yo a duchar! Dijo Amanda marchándose.

– Ya he visto que mi madre te ha puesto colorado!

– Joder, es que me ha visto con la polla dura y me ha dicho que si lo había pasado bien contigo!

– Tranquilo, de estas cosas hablamos abiertamente en casa, además le has gustado!

– Cómo que le he gustado?

– La pregunta es – dijo Estela mientras le sobaba por encima del bañador – te gustaría follártela?

– Luis se quedó algo pasmado mientras sentía como manoseaba su polla. Estela le besó a la vez que metía la mano dentro del bañador y rodeaba la carne con la mano.

– No te gustaría tener ese culito redondo que tiene agarrado con tus manos mientras le metes esto hasta el fondo! Dijo apretándole el miembro. Luis parecía no salir de su asombro.

– Bueno, visto así… Se atrevió a decir finalmente.

– Pues siéntate al lado de ella durante la comida y… déjate llevar!

– Pero… y mi madre y tu padre?

– Creo que ellos se lo pasarán también bien si tú… no te pones celoso?

– Celoso? Por qué? Dijo con cierta sorpresa.

– Se que la relación que tienes con tu madre es… algo especial, y no sé si te importaría que lo pasará bien con otro hombre.

Luis estaba totalmente pasmado pero pudo reaccionar.

– Si le apetece enrollarse con alguien, es cosa suya! Dijo intentando parecer distante.

– Una buena respuesta. Espero que creas lo que dices, jejeje! Río suavemente Estela.

En ese momento llegaban Carlos y Elena. Luis los miró y no pudo reprimir la pregunta.

– Que tal mamá, lo estás pasando bien?

– Si, si! Dijo ella con entusiasmo.

– Hemos estado nadando y jugando con las olas! Ha sido muy divertido!

Luis entendió la respuesta. Estela tenía razón y el no era quien para discrepar de las apetencias de su madre. Al rato bajó Amanda, se había puesto una bata estampada muy veraniega que le llegaba algo más baja que el culo y no se veía si llevaba algo bajo ella. Luis se de nuevo en su cuerpo, no era alta, pero tenía unas curvas muy bien marcadas. Podía ver parte de sus redondas tetas a través del generoso escote de la bata que tan solo iba sujeta por un cinturón de la misma tela. Según la miraba le iba pareciendo más apetecible. Estela le guiño un ojo a su madre sin que Luis la viera. Llegó la comida y se sentaron a comer. Amanda se sentó al lado de Luis y Elena al lado de Carlos, Estela se quedó presidiendo la mesa rectangular. Durante la comida hablaron animadamente y antes de acabar el primer plato, Luis notó la mano de Amanda sobre su pierna, miró disimuladamente hacia abajo y vio los muslos de Amanda casi por completo. Al sentarse se le había abierto la bata dejándolos al descubierto. Luis continuó comiendo y la mano de Amanda llegó a su bañador, noto como lo sobaba por encima hasta conseguir que se le endurecieran la polla. No le pasó desapercibido que Carlos mantenía una de sus manos bajo la mesa y en algún momento vio a su madre morderse el labio inferior. Decidió bajar su mano y tocar uno de los muslos de Amanda. Como respuesta noto que ella los abría algo más. Avanzó con su mano buscando el interior de los dos muslos. La sintió la carne suave y tersa hasta que la punta de sus dedos tocaron la fina tela del tanga, en ese momento supo que sí llevaba algo bajo la bata. Continuaron los manoseos durante toda la comida y cuando acabó recogieron con rapidez y Carlos y Elena dijeron que se iban a dar un paseo. Esperaban que nadie quisiera acompañarles, y así ocurrió.

– Tengo que ir a revisar unos apuntes con un compañero de clase. Te importa quedarte con mi madre? Le dijo a Luis guiñándole un ojo.

– No, para nada! Estaré encantado de hacerle compañía! Dijo con palabras que se arrebataban en su boca. Cuando cerró la puerta, Amanda sugirió.

– Te apetece una copa? – Si, claro! Dijo Luis desde el sofá. – Me ayudas a prepararlas?

Le dijo a la vez que tiraba del lazo del cinturón y la bata se habría parcialmente dejando ver gran parte de sus tetas.

– Por supuesto! Contestó el levantándose para seguirla hasta la cocina.

Amanda se situó frente a la encimera para poner los hielos en los vasos. Luis pensó que después de haberse metido mano bajo la mesa ahora no diría que no si se ponía pegado tras ella, y así lo hizo. Ella sintió el calor del cuerpo sobre su espalda y el miembro pegado a su culo. Luis paso los brazos por debajo de los de ella recogiendo la manos sobre su vientre. La besó en un lado del cuello y su lengua dejo un rastro de humedad.

– Ahhh! Dio un largo suspiro Amanda. Luis recordó lo que le había dicho Estela, tener a Amanda inclinada mostrándole el culo deseando que le diera unos buenos pollazos, pero eso solo era la opinión de Estela, quizás a Amanda le gustaría de otra forma u otras cosas. Abrió la fina tela de la bata con las manos y descubrió las redondas tetas desnudas. Los pezones eran grandes, rodeados por una gran aureola oscura que parecía una diana. Subió con las manos hasta llegar a ellos y los rozó con la yemas de los dedos. Notó como se ponían aún más duros, con una turgencia extraordinaria. Apretó ambas tetas mientras presionaba los pezones entre sus dedos.

– Aghhh! Gimió Amanda entre un suave dolor mezclado con placer.

Luis restregaba su bañador contra el culo de Amanda y el miembro se le endureció rápidamente. Amanda se giró y buscó los labios de Luis, abrió la boca y su lengua penetró con ansia. Fueron unos largos segundos en los que Luis sintió como devoraba su boca con deseo. Cuando despegaron los labios ella le susurró.

– Vamos a un sitio más cómodo!

Cogieron cada uno su vaso y Luis la siguió deleitándose con los movimientos de caderas que Amanda marcaba al andar. “ Joder que cuerpecito tiene! “ Pensó mientras subían las escaleras. Entraron a la habitación que estaba muy bien iluminada por una gran ventana que dejaba entrar los rayos del sol del inicio de la tarde. Amanda bajo la persiana dejando una iluminación más tenue y se quitó la bata. Luis volvió a admirar ese cuerpo, tan solo cubierto por el pequeño tanga. Amanda buscó una música suave en su móvil y lo dejo sobre la mesilla de noche. La cama estaba orientada lateralmente a la ventana con un espacio a los pies que cubría una densa alfombra hasta donde estaba el armario empotrado. Dos puertas de corredera forradas de espejo daban más amplitud a la habitación, a la vez que se reflejaba toda la estancia incluidos ellos mismos.

Amanda tiro de la camiseta de Luis hacia arriba sacándosela por la cabeza y después le empujó cariñosamente contra la cama, haciéndole caer con la cabeza sobre la almohada. Se tumbó sobre el y comenzó a lamerle el pecho, el cuello y el vientre, su lengua lo iba llenando de saliva mientras ella reptaba como una serpiente sobre él. Llegó hasta el bañador y tiro de él hacia abajo hasta hacer que saltara el miembro como un resorte. Lo sobo con sus manos mirándolo con ojos de lujuria que desprendían chispas de deseo, y comenzó a pasar la lengua por el brillante y duro capullo lamiéndole como a un helado. Sus ojos picarones miraban por encima para ver la expresión de la cara de Luis ante sus lamidas.

– Te gusta? Preguntó con lascivia.

– Si, Siii! Contestó el con los ojos semientornados.

Ahora pensaba en lo que le había contado Estela, esas mamadas que le hacía a su marido tragándose toda la polla, y su mente se nubló pensando si le haría lo mismo a él.

Amanda tiró más del bañador hasta sacárselo por los pies. Luis abrió las piernas y sintió como esa pequeñas manos, de dedos finos y largos, masajeaban deliciosamente sus huevos mientras le lamía el capullo embadurnándolo de saliva.

– Ahh! “ Está mujer sabe lo que se hace, diosss! “ Pensó mientras daba un largo suspiro.

Notó las duras tetas contra sus muslos mientras Amanda abría los labios y succionaba su capullo con delicadeza. Las succiones fueron aumentando y provocándole largos suspiros, esa boca era como una máquina bien engrasada que funcionaba con notable precisión. Los labios de Amanda avanzaron pegados a la dura carne de la polla surcada por las hinchadas venas que no paraban de bombear sangre para mantener la dura erección. A la vez, lamía el venoso tronco logrando sacar gemidos continuos de la boca del muchacho.

Antes de la comida, mientras preparaban los cubiertos en la cocina, Estela le había comentado algunos detalles a su madre sobre el sexo que había mantenido con Luis, le había hablado de lo eufórico que se llegaba a poner y como había conseguido que la dijera alguna burrada durante el acto, esas palabras soeces y mal sonantes que sabía que le gustaban a su madre tanto como a ella. También le había contado como eran de abundantes sus corridas, “ suelta más leche que una vaca cuando la ordeñan! “, fueron las palabras de su hija. A Amanda ese detalle le había entusiasmado, a ella le gustaban unos buenos chorros de leche, y aunque los de su marido no estaban mal, eran escasos para su gusto. Ahora tenía la oportunidad de sentir unos buenos chorretones en su boca, si su hija no había exagerado. Sus labios no paraban, avanzaron hasta llegar al final del duro y venoso tronco, haciendo que parte de esa dureza penetrara por su estrecha garganta. La sacó casi entera y se la volvió a introducir de nuevo, los gemidos de Luis aumentaban a cada una de las tremendas chupadas. Luis encogía parte de su cuerpo ante esa sensación que le provocaba una excitación brutal.

Mirando al espejo, podía ver los ondulados movimientos del cuerpo de Amanda, subiendo y bajando la cabeza en cada chupada, y a la vez veía el pequeño y redondo culo balancearse en cada movimiento. Amanda lo sabía, sabía que él miraría su culo a través de los grandes espejos y por eso se había puesto en esa posición precisa. El vería sus movimientos y eso provocaría más su excitación. Amanda siguió chupando, aumentaba levemente el ritmo y volvía a enlentecerlo con una precisión asombrosa para que Luis llegara a un punto álgido sin llegar a eyacular. Lo mantuvo así varios minutos, algo que al propio Luis le pareció increíble, nunca le había durado tanto una mamada sin correrse. Parecía que ya no podía aguantar más, pero esa mujer era una verdadera maestra. Su excitación llegó a tal punto que puso la mano sobre la cabeza de Amanda agarrándola del pelo. Amanda ya esperaba ese movimiento y le dejo que sacará el animal que llevaba dentro. Luis comenzó a subir y bajar la cabeza de Amanda a más velocidad, sintiendo el camino estrecho y caliente que recorría su polla. Amanda presionaba los huevos con suavidad provocando más desesperación en el deseo del muchacho. La cabeza de Amanda subía y bajaba como si fuera la de una muñeca de trapo y su boca sintió cómo un chorretón de leche caliente la llenaba. Estaba preparada, y esperándola con deseo, y ese primer chorretón atravesó directamente su garganta. Con rapidez llegó el segundo, y este pudo saborearlo cuando empapó su boca. Llego el tercero, y siguió tragando como un corderillo hambriento. Al llegar el cuarto, y todavía abundante chorro, provocó que su boca se desbordara y saliera entre la comisura de los labios. Luis le soltó el pelo y se dejó caer contra la almohada con la cara desencajada.

– Diosss, vaya mamada! Pudo articular la frase que se repetía en su cabeza.

Amanda fue lamiendo toda la polla hasta dejarla sin una gota del denso líquido blanco. “ Joder, si que tiene una buena reserva de leche este cabron! “ Pensó ella sin dejar de lamer. Cuando la piel, de la ya flácida polla, volvía a estar brillante, volvió a metérsela en la boca para chuparla de nuevo. En un breve espacio de tiempo había conseguido ponerla dura con las venas de nuevo repletas de sangre fluyendo a gran velocidad, y se sintió orgullosa de su propia maestría, sobre todo al oír a Luis decir.

– Joder, me la has vuelto a poner como una piedra!

La sacó de la boca y repto por el cuerpo del excitado muchacho, abrió sus contorneados muslos y colocó el capullo con pericia entre la pequeña mata de bello que había dejado sin depilar en el centro de sus piernas. Hábilmente con la mano, restregó el brillante capullo contra sus labios genitales hasta que se abrieron, y el duro glande se coló entre ellos. Luis miraba a sus ojos, unos ojos que desprendían un brillo algo diabólico, y Amanda comenzó a mover su cuerpo como una serpiente al acecho. El vientre ondulaba adelante y atrás, mientras las tetas se mantenían erguidas con los grandes pezones duros y amenazantes. La polla fue entrando hasta penetrar profundamente entre la sensible y húmeda piel de la vagina.

Amanda se inclinó, sin dejar sus movimientos, poniendo las tetas sobre la cara de Luis. Este no tardó en sentir los duros pezones sobre sus labios y comenzó a chuparlos con un deseo incontrolado.

– Ahg! Se quejó levemente Amanda al sentir la presión de los dientes en sus pezones.

Fue una expresión de dolor y placer. Notó la inexperiencia del muchacho y decidió dirigirle.

– Chupármelos fuerte y muérdelos suave! Le susurró con voz cálida sin dejar de balancearse sobre su vientre.

Luis se relajó al sentir su voz y comenzó a hacer lo que le decía.

– Así, asiii! Lo estás haciendo muy bien! Y me estás poniendo muy guarra! Le dijo como recompensa para su mente.

– Apriétame el culo con las manos y ábrelo y ciérralo! Siguió ordenando y dirigiendo a Luis.

El muchacho había apartado su euforia y se dejaba guiar por la experimentada mujer, pensó que Amanda podría enseñarle muchas cosas que después le servirían para complacer a su madre.

– Ufff! Delicioso cielo! Cada vez me pones más caliente! Continuó Amanda regalándole los oídos.

Pero Amanda era morbosa, y no le bastaba con follar.

– Que te gusta más, follar conmigo o con mi hija?

Luis se quedó algo estupefacto, “ ¡vaya momento para preguntar eso! “ Pensó mientras sus mejillas enrojecían a gran velocidad.

– Pues… a las dos! Contestó para salir del paso.

– Venga, no seas tímido! Seguro que le has embestido con ganas ese gran culo que tiene! A la muy zorra le encanta eso!

– Bueno… sí! Contestó con timidez.

Amanda no dejaba de balancear el culo, subiéndolo y bajándolo, provocando que todo el tronco de la dura polla rozará su clítoris.

– Y que te gusta mas, mi culo o el de mi hija?

“¿Otra pregunta trampa?” Pensó Luis sintiendo los jadeos de Amanda sobre su boca. Desde luego, el culo de Estela era espectacular, grande, duro y terso, y tenerlo a la vista mientras se la follaba había sido una experiencia inolvidable. Sin embargo, el de Amanda era pequeño, aunque también duro, y con una redondez casi perfecta. Antes de que contestara, Amanda volvió a hablar.

– ¿Te ha dejado que se la metas en el culo? Dijo con sonrisa perversa. -Ya veo que no por la cara que pones! Dijo Amanda casi introduciéndole las palabras por la boca.

– Yo dejaré que pruebes el mío! Susurró de nuevo sobre su boca a la vez que aumentaba el ritmo de sus movimientos.

A los pocos segundos elevó su cuerpo y apretó la pelvis contra la de Luis. Él sintió como la vagina parecía reducirse y apretarse contra su miembro. Notó varias contracciones a la vez que Amanda se corría empapando su polla y sus huevos.

– Ahora me daré la vuelta! Dijo sacándose la polla de su coño empapado.

– Y me pondré de rodillas con las piernas abiertas mirando al espejo! Sus ojos parecían brillar más a cada frase.

– Quiero ver tu cara mientras me embistes con ganas! Le dijo relamiéndose los labios.

Luis sentía que la excitación no paraba en su cuerpo, su mente ya estaba perturbada, y le estaba encantando pensar en hacer realidad esa escena.

– Pero antes… volvió a hablar Amanda… quiero que me chupes el coño y el culo hasta empaparlos con de saliva!

Acercó más su cara a la de Luis y con los ojos muy brillantes acabó diciendo.

– Si quieres ponerme muy zorra los tendrás que mojar bien, cabroncete!

La excitación de Luis ya parecía salirle por los poros de la piel, todo su cuerpo la emanaba como el vapor de una ducha caliente. Amanda se inclinó más sobre él, jadeando con su boca a escasos centímetros de la de Luis.

– Diosss, como he disfrutado de tu polla! Jadeó con densa lujuria mientras se alejaba de la boca de Luis. Se giró para ponerse de rodillas mirando hacia el espejo. Luis seguía con la polla dura mirando al culo que le ofrecía esa mujer y que le estaba volviendo loco. Reaccionó de inmediato colocándose de rodillas tras ella. Le sobo el redondito culo mientras sujetaba la polla con la otra mano. Le pareció un culo preciso y su mente se llenó con el deseo de follárselo. Ella le miraba a través del espejo y podía ver ese deseo en sus ojos. Movió el culo sinuosamente provocando aún más a Luis y volvió a utilizar las palabras.

– Te gusta mi culo, verdad cerdo! Dijo sin parar de moverlo. Ya había notado que ese lenguaje despertaba al animal que llevaba dentro, y eso quería de él, que lo sacará y la follara salvajemente.

– Vamos cabron! Lámelos como un perro!!

Le veía a través del espejo y sabía que en ese momento le podría decir todo lo que le apeteciera, la cabeza de Luis era como una tormenta a punto de descargar. Luis no dudó ni un instante, se agachó, saco la lengua y comenzó a lamer como un perro sediento. Su lengua recorría desde lo más bajo del coño hasta subir al centro del redondo culito. Repitió varias veces hasta que notó como el amarronado agujero palpitaba.

– Méteme la lengua en el culo! Esta deseoso de que lo abras!! Gritó Amanda.

Luis nunca lo había hecho, era algo nuevo para él, lo abrió con las manos y se acercó lentamente con la boca. Lo veía palpitar, como si tuviera vida propia y sacó la lengua para rozarlo con la punta.

– Vamos! A qué esperas! Le increpó Elena moviéndolo.

Luis volvió a sacar la lengua y comenzó a meter la punta. A los pocos segundos el amarronado agujero comenzó a abrirse.

– Diosss! Como me gusta! Sigue! Métela más! Volvió a insistir Elena.

Luis no tenía ninguna experiencia y se limitó a hacer lo que le pedía. Apretó más su lengua y sintió como el culo se abría más. Lo hizo varias veces hasta que consiguió meterla entera. Noto como la excitada mujer temblaba.

– Ahhh! Que delicioso cielo!

– Ufff! Ahora, méteme dos dedos en el coño y masturbarme a la vez que metes la lengua en el culo!

Luis la obedecía paso a paso, como un niño obedece a su maestro, a la vez que pensaba en cómo se lo haría a su madre, si eso le encantaba a Amanda, seguro que a su querida madre también le gustaría.

Al momento se quedó asombrado de cómo se abría poderosamente ese pequeño culo. Luis era joven, y Amanda sabía que podría dirigirle con precisión haciendo lo que a ella le gustaba.

– Mira como se abre! Te gustaría follártelo, verdad! Dijo mientras disfrutaba de las lamidas sin esperar ninguna respuesta.

– Ya, Yaaa! Volvió a gritar. – Vamos, méteme la polla en el coño! Tus dedos me lo han puesto ardiendo!

Luis se incorporó de inmediato y dirigió la polla entre la suave mata de bello rubio. Notó el calor que desprendía al introducir el capullo, y como penetraba toda su polla con facilidad. Todavía se mantenía mojado por dentro, la corrida que había tenido Amanda había sido tremenda y su excitación parecía no tener fin.

– Ahhh! Suspiro largamente. – Que polla más dura tienes, diossss! Volvió a repetirle disfrutando de la penetración. Luis estaba tremendamente excitado, sentía deseo y ansia por embestir sobre aquel culito que le ponía tan cerdo.

– Ahora que la tienes bien mojada, métemela en el culo! Volvió a dirigirle de nuevo.

Luis sacó la polla empapada y la dirigió al palpitante agujero. Apretó con suavidad temiendo que podría hacerla daño. Ella notó la delicadeza del muchacho y sonrió.

– Tranquilo hijo! Mi marido la tiene más grande y ya me lo ha abierto unas cuantas veces!

Luis apretó más y sintió como su polla penetraba profundamente con facilidad.

Se agarró a él y comenzó a bombear con su polla. Primero fueron penetraciones lentas y largas pero no pudo aguantar y empezó a embestir como un toro enfurecido. Amanda le miraba a través del espejo disfrutando de esa fiereza de juventud. Tenía el coño todavía ardiendo de la corrida anterior y noto como le volvía a subir la excitación brutalmente.

– Diosss, que pollazos me das!! Comenzó a gritarle sabiendo que desataría aún más su furia.

– Me vas a reventar el culo, cabron!! Vamos, vamos! Más fuerte joder! No quieres sacármela por la boca?

Le desafiaba al excitado muchacho provocándole hasta la saciedad.

– Te voy a reventar tu puto culo, zorra! Gritó por fin expresando con palabras la furia que invadía su cabeza. La cara se le había desencajado ante los desafíos de Amanda y las embestidas eran tan brutales que casi la tiró fuera de la cama.

– Sigue, sigue! Quiero más, más!! Vas a hacer que me corra otra vez como una cerda! Diosss! Aghgh!

Gritó Amanda al notar como su coño se llenaba de un fuego intenso mientras ella misma se lo masturbaba con dos de sus dedos.

– Toma zorra! Tomaaa! Aghgh! Aghgh! Gritó Luis al unísono soltando un chorro de leche caliente. Gritos, gemidos y jadeos se entremezclaron llenando la habitación de sonido y un fuerte olor a sexo. Varios chorros de leche hicieron que el culo se inundara con rapidez y rebosara cayendo entre los muslos de Amanda. Luis podía sentir como temblaba el cuerpo de la menuda mujer, con fuertes espasmos acompañados de rugidos de placer, algo que le pareció maravilloso. Amanda se quedó jadeando, arrodillada con la cara apoyada sobre la sában cuando Luis sacó la polla completamente empapada del hirviente coño. Él tenía una cara de completa satisfacción cuando cayó de espaldas sobre la amplia cama.

– Ha sido la ostia!! Se dijo para si mismo, pero en voz alta. Amanda sonrió bajo su postura encorvada sin que él pudiera verlo.

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