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Vanessa

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Espero que les haya gustado mi anterior relato.

Continuo con uno, dónde me cogí por primera vez a la hija gordibuena de Lupe, ya les conté cómo es ella físicamente, también fue en los tiempos de la pandemia y sé que por eso pasó, lo que pasó con ella.

Cómo una joven normal, Vanessa, que así se llama, tenía la hormona a todo lo que daba, se le notaba inmediatamente, lo caliente que era, no buscaba quien se la hizo, sino quién pagará los platos rotos, el afortunado en esos tiempos fui yo.

Yo creo que todo comenzó, en una de las veces que me cogí a Lupe cuando su esposo se iba a trabajar, esa ocasión, a pesar de que estaba a oscuras toda la parte de abajo del edificio, pude notar cierto movimiento de las cortinas del departamento de Lupe, no sabía bien quién era, si la hija mayor o la menor, pero se notaba que nos estaba espiando, con esa situación en puerta, puse más empeño en la cogida que le estaba dando a Lupe, que traía como siempre la chamarra larga sin nada abajo, la misma adrenalina de saber que alguien estaba escuchando y tal vez viendo como me cogía a Lupe y más pensando que debía de ser una de sus hijas, me tenía con la verga más dura que de costumbre, le daba con todo a Lupe, se la metía lo más profundo que podía, ella estaba recargada en un carro como siempre, tenía la chamarra entre los dientes, yo me las ingenié para abrirle las piernas y poder estar entre ellas para poder darle más profundo, al parecer lo logré, porque ese día la hice que se viniera más veces de lo que habíamos hecho antes, su chamarra en la boca no podía contener los gemidos que salían de su boca; el imaginar que tenía un público, que al ver cómo tenía a Lupe, pensar en que le gustará a quien lo estuviera viendo, me tenían a mil, antes de que la llenará de leche, deje de ver, los movimientos de las cortinas, esa mañana llene la panocha de Lupe como la primera vez, sentí que las descargas de leche llegaban hasta lo más profundo de su panocha, cuando terminé, como siempre ella me mamo la verga para limpiármela.

Al día siguiente, me encontré con la hija mayor, me saludo como siempre, pero no noté algo que me hiciera dar un siguiente paso; a los 3 días me encontré con la menor, como les dije, usaba ropa que hacía que se viera más rica y cachonda al mismo tiempo, ese día traía un pequeño short blanco que transparentaba una rica tanga de hilo dental de color oscuro, una pequeña blusa que con trabajo contenía sus grandes tetas, el mismo brasier hacia que se vieran más grandes todavía, al ver esa hermosa mujer, mi verga se puso un poco dura, como traía puesto un pants se notó de inmediato el bulto que se alzaba dentro de mi trusa, ella bajo la mirada y la poso claramente en mi verga, así estuvimos unos instantes, ella se día la vuelta y me dejó ver ese delicioso par de nalgas, en un va y ven, muy cachondo. Supe de inmediato que ella era la que nos había espiado, pasé todo el día pensando en cómo le haría para poder meterle la verga.

La oportunidad, la busco ella, ese día estaba arreglando mi carro, cuando termine lo empecé a lavar, ella pasaba a cada rato, al principio, traía puesto un mayon blanco, que dejaba ver qué no traía ropa interior, tal vez, pensó que no le hice caso, pero no era eso, era mitad de la tarde y cualquier vecino podía entrar o mi esposa bajar, ahí podía arder Roma pensé, por eso era muy discreto con las miradas que le hacía a Vanessa, al rato, ella regreso con un pequeño short que se le metía un poco en las nalgas, parecido a un boxer, obvio de mujer.

Yo estaba escuchando algo de música en el radio de mi carro, ella se acercó caminando lo más sensual que pudo, me preguntó qué canción era la que estaba escuchando, Lossing my Religión, le dije, eso obviamente no le importo nada, me dijo que si me gustaba el reguetón, yo en lo personal no soy de ese tipo de música, pero le dije que me gustaba como lo bailan las mujeres, ella se puso roja, ya estaba caliente era seguro, le dije que si sabía bailarlo, me contestó que sí, le dije que si me enseñaba como, ella volteó su mirada a mi verga descaradamente, se lamió sus carnosos labios, me preguntó que si de verdad, me gustaría que ella me bailará reguetón, pero hay un problema señor, me dijo, no hay música y aparte hay que perrear, yo sabía perfectamente que era el perreo, pero me hice el inocente, le dije que no había problema con eso, ella contesto que estaba bien, corrí a su departamento, para subirle al volumen a la canción que estaba escuchando, que era un reguetón.

Me dijo -fíjese bien señor y no se espante por lo que haga, está bien, le dije-, yo esperaba con ansias que empezará a bailar, ya no me importo lo que pasará, si alguien llegaba en ese momento o bajaba mi esposa; ella comenzó su baile de manera muy erótica, tocándose las tetas, las nalgas y la panocha, ya mi verga estaba dura como una piedra, ella se dio cuenta, más roja se puso, después de un par de minutos de excitante espera, me dijo ahora voy a perrear señor, no se enoje, ni se espante por lo que vea y haga.

En ese instante, se volteo de espalda hacia mí, poniendo sus nalgas directamente en mi verga, ella la sintió, comenzó a moverse al ritmo de la música, pero con una clara calentura en su cuerpo que la hacia ver más puta que siempre, cuando sintió que mi verga estaba bien parada, dio un grito ahogado, se acomodo de tal manera que con sus nalgas, atrapó mi verga en medio de ellas, se tallaba literalmente, el culo y la panocha con mi verga, ella ya jadeaba, tanto por el baile como por la excitación, ya no pude más, la tomé de la cadera, la jale lo más que pude para que sintiera la dureza de mi verga, no dijo nada, al contrario, cómo que quería que la penetrará en ese mismo instante, le agarre sus tetas por arriba de la ropa primero.

Después aprovechando lo corto de su blusa, le metí la mano izquierda, directo a su teta por debajo del brasier, tenía los pezones muy duros, la pellizque un poco, mientras mi mano derecha, buscaba la forma de meterse directamente en su panocha, cómo tenía el short muy apretado, no pude, me conforme con tocarla con cierta brusquedad por arriba de su prenda, le besaba el cuello y los oídos, le dije que quería meterle la verga, ella solo contesto con un si apagado, en ese momento, con escasos 3 minutos de cachondeo, se vino, se tuvo que tapar la boca con las manos para que no se escucharán sus grito, era de las que el sexo las hace gritar.

En ese momento, me grita mi esposa desde arriba, para avisarme que ya estaba lista la comida, nos separamos de inmediato, ella tenía los pezones tan duros que ni el brasier, los podían ocultar, cuando la vi de frente tenía una gran mancha en la parte de su short que le cubría la panocha; le dije que no me podía quedar así, señalando mi verga, ella me contestó que mañana, tratará de no bajar a mover los carros, que me las ingeniara para que su mamá no saliera a coger conmigo, ella lo sabía, sabía que me estaba cogiendo a su mamá, no le importo por supuesto, me dio un beso rápido en la boca y se fue corriendo a su departamento.

En ese momento, pensé que como me iba a hacer para que mi esposa no se diera cuenta, de lo mojado que estaba mi verga, recordé que estaba lavando el carro, lo seque rápido y me eche más agua a la altura de mi cintura para que no se notará lo mojado que me había dejado Vanessa, subí a comer, pero antes le dije a mi esposa que me daría una ducha, porque había terminado empapado con la lavada del carro, me metí al baño, me duche rápidamente, pensé en masturbarme, pero tenía que guardar mi leche para la batalla del día siguiente, mejor pensé en que como le haría para que no saliera Lupe a abrir el portón.

La idea se me vino a la mente, en lo que estaba comiendo, le diría al vecino que no iba a estar al día siguiente, que hiciéramos el movimiento de los carros, en cuanto llegará de trabajar, se me hizo buena idea. Al terminar de comer, mi esposa, me dijo que iría a visitar a su puta madre; a mí suegra ya me la había cogido varias veces en años anteriores, aunque la puta señora, me busco por algún tiempo, ya no me la volví a coger, en fin; le dije que sí, que estaba bien, mientras yo iba a aprovechar para hablar por teléfono con el vecino, para decirle de los carros.

Cuando le marque al vecino, la suerte estaba de mi lado, me dijo que iba llegando precisamente en ese momento, rápidamente baje, Lupe ya le estaba abriendo el portón, se extrañó un poco de verme ahí, también estaba la gordibuena de Vanessa, que al verme, discretamente bajo su mirada a mi verga y me guiñó un ojo, saludé al vecino, eche a andar el carro, mientras, también discretamente, se me acercó Lupe, me preguntó que, si no íbamos a coger en la mañana, le dije que no porque tendría que salir en la noche y no regresaría hasta pasado el mediodía, Vanessa que estaba junto a ella, pero un poco atrás, se tocaba, discretamente, las tetas y la panocha, no traía más que una blusa larga a media pierna, por el reflejo del sol que dio, cuando se abrió el portón, pude notar que no traía nada abajo de esa blusa, me dijo, ya ni modo, con una mueca de desagradó, pero Vanessa se le iluminó su lindo rostro, después de unos momentos en los que movimos los carros, bueno yo nada más adelante el mío, el del vecino quedó atrás, se cerró el portón, los vecinos se metieron a su departamento, Vanessa hábilmente se quedó con el pretexto de ver el carro de su papá, el vecino le prestó las llaves, sabía que lo que quería era poner su música en su carro, así lo hizo puso para variar un reguetón, fue hacia dónde estaba yo, se colgó de mi cuello, nos comenzamos a besar, yo le estruje sus nalgas, comprobé que no traía ropa interior, metí mis manos alzando un poco su blusa de atrás, que delicia tenerla así, me tuve que contener, para no cogermela en ese mismo instante, le dije que esperara, que alguien podía vernos, le propuse que nos viéramos en la mañana, después de que se fuera su papá, ahí aprovecharíamos el momento para que yo le metiera la verga, ella me contestó, que -así como le haces a mi mamá verdad-, le pregunté que así mismo, también le pregunté que si no le importaba que le metiera la verga a su mamá y a pocas horas a ella, me contestó -ella sabrá a quien le da las nalgas, así como yo se a quien se las doy-, eso me sorprendió un poco, pero quién era yo para cuestionar la moral de esa familia, cómo tenía la puerta abierta del carro de su papá, se agachó un poco para darle unos besos a mi verga, por encima de la ropa, esto me prendió tanto, pero tuve contenerme, para no meterme en problemas.

Me subí a mi departamento, así como lo supuse, mi esposa ni se fijó que los carros, estaban acomodados de diferente manera, espere con ansias, el momento de acostarme a dormir, todo normal, mi esposa ni sospechó nada, nos dormimos, yo casi no lo hice, por la adrenalina tan grande que tenía, mi verga estaba tan dura que me dolía tenerla dentro de la trusa.

Eran las 4:30 am, me levanté con mucho cuidado para no despertar a mi esposa, ya tenía cierta práctica, después de bajar en varias ocasiones, al garaje, para el movimiento de los carros, pero también para otra cosa, ya había puesto a la mano lo que me iba a poner: un short algo flojo del área de las piernas, pensé que iba a ser más conveniente, más fácil sacarme la verga para la acción, me quite la trusa, para hacer más fácil todavía la maniobra, una playera algo larga para que no se notará tanto lo parado que tenía la verga; al poco rato, escuché como abrían el portón y lo cerraban, debí de esperar todavía 10 minutos, tenía que dar tiempo a que se volviera a dormir Lupe, que ya me había dicho que tiene el sueño muy pesado y se duerme con mucha facilidad, también Vanessa tenía que hacer su parte, no quería arriesgarme a qué algo saliera mal.

Me puse unas pantuflas, de peluche para no hacer nada de ruido, baje lentamente las escaleras, que esas si tenían luz siempre, para evitar algún accidente, iba pasando junto al departamento de Lupe y tuve que acelerar un poco el paso, no quería encontrarme con una sorpresa, que la misma Lupe, fuera la que saliera, en lugar de su hija Vanessa, por fortuna no fue así; Vanessa salió con mucho cuidado para no hacer ruido, a pesar de la oscuridad y a contraluz de la escalera, pude ver qué traía un short también holgado de las piernas y una pequeña blusa, que por el tamaño de sus tetas, dejaban ver su estómago, que si bien, no era plano, tampoco era como el de su mamá, realmente eso no me importaba.

Camino hacia dónde estaba yo, de inmediato, la jale contra mí, quería que sintiera lo duro que me tenía la verga, nos besamos, con mucha pasión, nuestras lenguas entraban en nuestras bocas, cómo una danza de serpientes apareándose, ella bajó su mano, tocó mi verga lenta y suavemente, me dijo que estaba muy dura, que si ella había provocado que estuviera así, le dije que sí, que desde la tarde, me tenía así, hábilmente metió su mano por la abertura de las piernas, acaricio mi verga como toda una experta, mientras ya le había metido las manos en las nalgas, en las tetas, acariciando su panocha, abriéndome paso entre su vello púbico que era abundante, parecía que tenía una tarántula entre las piernas, estaba ya bastante mojada, alcance su clítoris, lo comencé a masajear con los dedos, en cuanto sintió mi caricia, dio un leve quejido, le subí su blusa, para mamarle ese par de tetas, grandes y deliciosas, ella sacó la mano de mi verga de sorpresa, pensé que la había lastimado o peor aún, que alguien había salido de su casa, no era así, se había llevado las manos a la boca, haciendo lo imposible, para no gritar, la estaba haciendo que se viniera, aproveché sus jugos, para meterle un dedo, dentro de su panocha, la tenía muy mojada y muy caliente, ella al sentir mi dedo, dejo escapar un pequeño grito, tuvo que taparse con las dos manos su boca, nuevamente, para no gritar, estaba tan mojada, que mi dedo fácilmente, entro y se lo deje ir hasta lo más profundo de su panocha, ella abría las piernas más, para sentir mi dedo; decidí, usar más dedos, pensé que la podía lastimar, al hacerlo, cuál sería mi sorpresa, que fácilmente le cupieron 4 dedos sin ningún problema, los metía y los sacaba con mucha fuerza y velocidad, de momento, me beso apasionadamente, logré que se viniera abundantemente, lleno toda mi mano, de sus jugos.

Le metí un dedo en su boca, para que probará sus propios jugos, lo mamo literalmente como si fuera mi verga, le seguía, mamando sus tetas; después de un rato, tomé de los hombros y la dirigí hacia mi verga, que hacía rato que quería atención, me baje un poco el short, para facilitarle la maniobra, puso sus ricos labios carnosos, en mi verga, le dio algunos besos, con la lengua, la rodeó toda, se la metió a la boca, fue algo muy delicioso, pero cuando se la metió a la boca, no se si fue las ganas o que, pero me di cuenta que no sabía mamar, me lastimó un par de ocasiones, con sus dientes. La levanté nuevamente, la besé y le dije que si ya quería que le metiera la verga, me dijo que si.

La lleve para la parte más alejada del departamento de sus papás, que era, por donde estaba estacionado el carro de su papá, le puse sus manos en la tapa trasera del carro, le baje su short, dejándolo caer hasta sus tobillos, estaba empapado, me saque la verga, la coloque entre sus nalgas, la deslizaba entre su culo y su panocha, ella se empujaba cada que la sentía en la entrada de su panocha, me decía que ya, pero yo quería, gozar todo lo que se pudiera de ese momento, verla así empinada, hacia ver qué sus nalgas estaban mucho más grandes de lo que era en realidad, ya no aguanté más, busque la entrada de su panocha, con lo mojada que estaba, mi verga se deslizó hacia su interior, como un cuchillo caliente sobre la mantequilla, despacio, pero con firmeza, le fui metiendo toda mi verga, hasta que mi vello púbico, quedó totalmente pegado a sus nalgas, ya no estaba tan apretada como yo imaginaba, pero eso era lo de menos, la dejé un minuto sin moverla, sintiendo su calor tan fuerte que de ella emanaba, ella se acostumbro rápido a mi verga que comenzó a morderla con mucha excitación, poco a poco, se la saque toda y repetí la acción varias veces, hasta que la tomé firmemente de la cadera, se la deje ir lo más profundo que pude, como pude le zafé su short, para meterme lo más que podía entre sus piernas, para así lograr que su panocha se abriera más, ella jadeaba cada vez más fuerte, tuve que subirle su blusa a la boca, para que la mordiera, si no, sus gritos, nos hubieran metido en problemas.

La empecé a bombear, aumentando el ritmo, cada vez más y más, ella parecía un manantial de lo que producía su panocha, no me di cuenta en qué momento, por la fuerza con que la estaba embistiendo, que ya se escuchaba muy fuerte, el choque de mis caderas con sus nalgas, era música para mis oídos, pero tuve que bajarle la intensidad, para que no nos fueran a cachar.

Después de varios minutos de estar así, ella me dijo que ya, que se los echará, porque ya se hacía tarde, mire mi reloj y ya iban a dar las 5:45 am, apure mis movimientos, cuando sentí que ya me iba a venir, la tomé nuevamente con fuerza de sus caderas, para penetrarla lo más profundo que se pudiera, para dejarle mis mocos hasta adentro; fueron varios disparos largos y copiosos, que le eche, sentía que cada disparo de mocos, era más fuerte que el anterior, hasta que sentí, que me había vaciado totalmente dentro de ella, así quedamos por unos momentos, hasta que recuperamos el aliento, cuando le saque la verga, cayeron unas gotas de mocos al piso, rápidamente nos acomodamos la ropa lo mejor que pudimos, ella me besó, me dijo que le había encantado como me la había cogido, me dijo que esperaba que no fuera la única vez que lo hacíamos, le dije que mientras ella lo quisiera, por mi encantado de cogerla todo el tiempo.

Se metió a su departamento, yo me subí con cuidado al mío, como mi esposa, tiene el sueño bastante pesado, ni cuenta se dio que había salido, así que no hubo problema, me metí al baño y me di una ducha, para quitar los estragos de la batalla.

Esa fue la primera vez que le metí la verga a la linda Vanessa, fueron muchas veces, ya les contaré, la primera vez que probé su rico culo, toda una delicia, antes que a mi esposa, no me había tocado ninguna mujer, que gozará tanto de la verga en el culo, pero a Vanessa le encantaba, salió igual de puta que Lupe, su mamá.

Espero que le guste mi relato, espero pronto subir algún otro, de mi vida sexual, que ricos recuerdos.

(9,28)