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Verte en la nubes

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Él se acercó a su oído y con una calidad voz le dijo "sabes, eres mi sueño prohibido, te deseo en mis noches y mis madrugadas", ella se estremeció y mordió su labio mientras le aceptaba su deseo tocando su pierna.

Entre, risas, sonrisas, roces, miradas y susurros de cerca, la química encumbró los sentidos, el deseaba cada vez más su aroma, ella sentía un escalofrío desde su cuello a su entrepierna cada vez que él se acercaba a su oído y con un suave dedo recorría su espalda.

La cubrió con sus grandes brazos, rodeando su delicado y suave cuerpo. Ella no podía imaginar sentir esa paz y calor al mismo tiempo.

Olvidaron el tiempo, y poco a poco fueron desnudando sus cuerpos sin dejar de tener contacto se ayudaban mutuamente, ella se detuvo y se cubrió con sus manos, sintió pudor por sus marcas. Él se acercó y buscó sus ojos con su mirada, sus cálidos ojos marrones le entregaban la confianza; "me encanta y excita cada detalle de tu cuerpo, son tu historia y quiero leerla".

Poco a poco sus toscas manos fueron recorriendo suavemente su cuerpo, ella se entregó y cerró los ojos derritiéndose poco a poco sobre él.

La elevó desde sus caderas y la acerco a su cuerpo ambos se fundieron enardecidamente en círculos eternos mientras lentamente penetraba sus humedecidos labios con su efecto miembro, ella aferrada con sus piernas a su alrededor clavando sus uñas en su espalda, el tomándola de su pelo y sujetando su cuerpo en el aire, sintieron cada respiración del otro como propia.

Melodías que cambiaban, dieron paso a una vela que se consumía sobre su propia esperma y poco a poco perdía su llama, ella gemía y alzaba un vocal desde su garganta con su boca abierta hasta quedar sin aliento, mientras, el apretaba sus dedos y perdía su vista y su aliento por un segundo mientras el calor de su semen explotaba en ella.

Extenuados y sonrientes dieron cuenta que su momento fue eterno, él la cubrió a besos desde su cuello a su pecho para beber su sudor mientras ella más sensible se retorcía alegre y excitada de cada paso que el daba.

Su calor seguía y no sabían cómo detenerse, el deseaba ver cada rincón de su cuerpo, le abrió sus piernas y comenzó a besar sus labios, se ayudó con sus dedos para que su lengua pudiera deleitarse con su clítoris aún ardiente, él ayudaba soplando suavemente, recorriendo arriba y abajo, lado a lado, presionando y soltando sintiendo como ella temblaba y se aferraba a su cabeza para que no se detuviera, el lleva sus manos a tomar sus senos, caderas, cintura, brazos; ella no sabe cómo lo siente en todo su cuerpo, como logra hacerla llegar al infinito.

Nuevamente ella queda en una vocal, sin aliento en su boca, sintiendo un frío desde su nuca a su pelvis y un calor que explota desde su centro y suelta todo su cuerpo hasta su entrepierna.

Él feliz de verla en las nubes la vuelve a besar, la abraza y la cubre con su calor y le susurra al oído para que su viaje a las nubes siga en sus sueños.

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