Un espléndido día amanecía en el Parque del Oeste cuando mi amigo Christian y yo nos escaqueabamos de la clase de interpretación para furmanos un porro en medio de unos arbustos. Las jornadas en la academia estaban siendo realmente duras y a ello había que sumarle la nueva sustituta de la asignatura; Doña Escarlata, quien pese a su amargura parecía no echar un polvo en su vida. Mi nombre es Giovanni Delgado y soy estudiante de último año. Mi sueño es ser un actor reconocido en el género dramático. Aunque para drama ya está mi compleja vida que junto a mi confidente y viejo amigo le da un poco de alegria y color.
Ambos nos sentemos en un banco mientras Christian sacaba de su bolsillo toda la hierba para hacer el canuto en cuanto yo observaba a los alrededores. Sobre mis piernas, tenía varios apuntes para un exámen que tendríamos horas después sobre el arte griego.
—Giovanni, creo que voy a dejar la carrera —confiesa Christian muy serio.
—Déjate de burradas y dame el porro, anda. Que cosas dices…
—Lo digo en serio, me tiene consumido. Sigue tú.
—¿Se te ha ido la cabeza, Chris? Estamos a nada de terminarla. Aplícate un poco.
—Termínala tu, se ve que tienes más ganas que yo. Hace tiempo que no me convence este mundillo.
—Son fases, seguro que se te pasa, confía en mí. No abandones a tu colega.
—Es como estar en un casa de putas —rechista Chris dándome el porro.
—Cosas peores hemos pasado, no te dejes ir sin más —pongo una mano sobre su hombro para darle ánimos en cuanto veo de frente el anuncio de un casting que busca jóvenes actores para una superproducción. —Chris, ¿ves lo mismo que yo?
—¿Dónde?—observa Chris al frente.
—Es una señal del destino. Tenemos que presentarnos a ese casting.
—Preséntate tu, yo tengo decidido que acabaré trabajando como portero de discoteca.
—De verdad, con que poco te conformas. Recoge tus cosas, vamos a probar. Aún estamos a tiempo antes de que toque la campana.—coji mi mochila y mis apuntes.
—Ir contigo a algún sitio es vivir continuamente en el Show de Truman.
Al salir del parque, observé detenidamente el cartel que indicaba una dirección hacia el distrito de Moncloa-Aravaca junto a una enorme frase que decía ¡Se una estrella! Cogi del brazo a Christian y fuimos a pie hasta la ubicación marcada. Al llegar nos topemos con una fachada de lo más industrial con numerosos grafitis y carteles publicitarios. Abrí la puerta y subimos unas escaleras hasta llegar a una pequeña sala de espera. Allí una joven repipi muy simpática se encontraba sentada al frente de un ordenador que parecía hacer el papel de una supuesta secretaria.
—Disculpe, mi amigo y yo venimos a un casting de jóvenes actores. ¿Es este el lugar?
—¿Para el cine adulto? Por supuesto —sonreía la muchacha sacando unos formularios.
—Supongo, no me veo haciendo de Leticia Sabater dando los buenos días. ¿Que tenemos que hacer?
—¿Vais a presentaros los dos? —dijo la joven viendo como mi amigo iba bajando las escaleras lentamente como si no me diese cuenta.
—Solo yo, parece ser —asentía cogiendo un bolígrafo.
—Rellena todos estos huecos.
—Giovanni tenemos que salir de aquí —sugería Christian susurrándome al oído.
—Christian hazme caso y coge un bolígrafo.
—Esto me da mala espina —añadía Christian muy incómodo.
—Sabemos interpretar papeles Chris, no me seas aguafiestas.
—¿Has terminado? —fruncía la joven el ceño.
—Si me permite mi querido amigo te lo termino cuanto antes. Christian, estás muy tiquismiquis ultimamente. Tómate las cosas con calma. Esto puede ser el giro de nuestras vidas o tal vez te devuelvan esas ganas que tenías por el cine.
—Te esperaré aquí si lo preguntas —encogía Christian de hombros.
—Muy bien Giovanni, puedes pasar a la sala. Guardaré tus datos.
—Muchas gracias —le devolví la sonrisa en cuanto echo una mirada pícara a Christian por no unirse. No lo aguantaba cuando se ponía testarudo.
Ignorando su reacción, me ajusté la camiseta y abrí la puerta que daba al salón dónde se estaba haciendo la audición. Un olor potente estremecían mis fosas nasales en cuanto veo a tres personas al frente, sentados en una mesa que parecían ser los jueces del casting mientras yo intentaba aguantar el olor. Era un olor bastante repulsivo entre sudor corporal, orina y encierro, sin apenas ventilación.
—Bienvenido Giovanni a nuestro casting. Es un placer que acudas a nosotros.
—A vosotros por prestar esta oportunidad —muestro una sonrisa a los presentes que no paraban de observarme.
—Ponte cómodo. Estas en tu casa.
—Genial —asiento observando que detrás tenía un simple sofá bastante revuelto. Me senté y crucé las piernas esperando la señal de acción.
—Tienes veinticuatro años, eres de Carabanchel y además estudias cinematografía. Veo que te gusta una buena cámara. ¿Como te desenvuelves al frente de ella?
—Suelo ser bastante clásico, algo tímido pero me desenvuelvo cogiendo confianza —aseguraba.
—Tradicional, digamos. ¿Cuales son tus debilidades? ¿Alguna fantasía?
—¿Miedo escénico, tal vez? Que se me olvide alguna estrofa. Y de fantasía… llegar a Hollywood y tener una estrella en el paseo de la fama.
—Muy gracioso pero esto no es el Club de la Comedia, jovencito. Ponte de pie un segundo.
Me puse de pie intentando comprender por que tenía tanta insistencia.
—De complexión delgada con un poco de tonificación, alto… idóneo. Genial, puedes sentarte. Tu compañero de audición va a pasar, la cámara esta grabando. ¡Alex! Adelante.
Un joven de pelo rubio se adentraba sin camiseta al salón, descalzo y con un pantalón de cándal corto y de color gris, bastante animado que se sentó a mi lado, estirando las piernas. Seguía sin comprender que estaba pasando. ¿Será que Christian tenía razón?
—Alex, este joven madrileño se llama Giovanni. Parece que es su primera vez en un casting. Demuéstrale el material del que estás hecho.
—Encantado, soy Giovanni —asiento estrechando una mano.
—Tiene buen tipo el chaval. Asi que ¿tu primera vez? —decia el tio con una voz muy a lo Mario Casas.
—He hecho más castings en mi carrera —asumí arqueando una ceja.
—Con que tienes experiencia pequeña zorra —susurra el joven tocándome el pecho.
—¿Perdón? Supongo… ¿ya estamos actuando?
—No hace falta meterse en el papel cuando tienes tremendo paquetón entre estos vaqueros. Quítatelos. —agarraba el tio de mis vaqueros.
—¿De que hablas? ¿Que clase de papel de este? —dije muy enfadado.
—¿Pero este tio es hetero o que cojones pasa? Olivia, no es la primera vez que te traes estos tipos.
—Disculpa Alex. Giovanni, perdóname si me equivoco pero estás audicionado para un casting porno, de porno gay. Según tu formulario te has inscrito hoy a participar y no tengo tiempo que perder. Tienes dos opciones, o te lo follas o te folla el a ti.
—No puedo hacerlo —me niego apartando al tio.
—Mira jovencito, en esta industria están como locos buscando un perfil como el tuyo al que le revienten el puto culo por miles de euros. Esta es una oportunidad de oro para hacerte valer si tanto quieres ser actor pero no del cine que buscas. Atrévete a soñar querido, la vida es corta.
—Por cuanto estamos hablando si lo hago —miré cabizbajo pensando en las consecuencias.
—¿Ahora mismo? 900€ en efectivo. ¿Que me dices?
—Si no tengo otra opción —miro al joven en cuanto bajaron las luces de la sala, volviéndolas más ocuras y encendiendo un foco que solo nos iluminaba a los dos.
Con la camara grabándolo todo, me deje llevar aunque no fuera lo que estaba buscando y empece a besarle el cuello lentamente en cuanto el joven pone sus manos alrededor de mi cuello. Se notaba que ya tenía un largo recorrido en este tipo de cine. Su mano izquierda comenzó a bajar hasta mi paquete que se estaba poniendo grueso cada segundo.
—Bájate el pantalón… —me susurró el muchacho muy hambriento mientras me lo desabrocho. Me deshice de los vaqueros y me quede en calzoncillos, unos slips de color rojo que el mismo me quita cuando se pone de rodillas al frente. Al quitarlo, mi polla se elevó ante su rostro de conmoción y le da un lenguetazo directo. No podía creer lo que estaba viviendo. ¿Quién lo iba a decir? Con esa suma de dinero sobre la mesa, cerré los ojos y puseu na mano sobre su cabeza mientras se la tragaba entera una y otra vez en esa garganta sin fondo.
Al rato y con la polla bien dura y empapada de su saliva, se la palpita en su mejilla y me observa con ganas de que la meta por el culo. No me podía negar, tenía una cara para matarlo a pollazos. Así que tomo un caja de condones que había en una mesa y me pongo uno mientras el joven se pone a cuatro sobre el sofá, elevando ese culo de burbuja. Con el condón puesto, me quito la camiseta quedándome totalmente desnudo y me pongo de cuclillas para dilatarle el ano antes de follarmelo.
Nunca había comido el culo a nadie pero tenía que lucirme como podía. Puse mis manos alrededor de sus nalgas y meto mi cara en medio sin parar de darle lenguetazos a su pequeño ano rosado que pedía a gritos una buena estampida.
—¡Aah, si…! Que rico papi, sigue así —gemía el joven.
—¿Asi o más fuerte? —preguntaba metiendo más la lengua y surcando todo el ano de arriba a abajo hasta dejarlo chorreando.
Me puse de pie y coloqué mi polla sobre su culo, palpitándolo varias veces antes de meterla y jugando con el surco.
—Hazme tuyo por favor, métela…— anhelaba el joven mirándome con cara de perra.
Hice caso de su petición y se la meti hasta el fondom lentamente hasta sentirla dentro de su estrecho ano. Me acomodé poniendo una mano sobre su cintura y la otra en su hombro y comencé a darle cada vez más fuerte, sintiendo el golpe de sus nalgadas. La tia del jurado se lo estaba gozando. El tio no paraba de gemir y le agarré del pelo para que sintiera más de mis latigazos.
—¿Te gusta así? ¿Así? —le preguntaba dándole a golpe seco.
—Si, si, si…dame más. más fuerte joder —ansiaba el joven poniendo una mano en mi cintura intentando aguantar como entraba y salía mi polla.
Al cabo de unos minutos, cambie de postura y opté por sentarme, poniéndole a él encima para que diera un cabalgueo. Esa postura siempre fue de mis favoritas. El tio estaba chorreando la gota gorda y se la mete sin problemas después de abrirselo por completo. Pone sus brazos alrededor de mi cabeza y empezo a dar salto encima de mi como si no hubiera un mañana.
—Agárrate nene —le sugiero cuando coloco mis manos sobre su cintura para pararle y meterle fuertemente a toda pastilla sintiendo como mi polla babeaba con todo su flujo mientras gemía a mas no poder, agarrándose a mi.
—Para, para, para…vaya maquina estás hecho —bromeaba echando una sonrisa de sufrimiento, sintiendo como su ano palpitaba todo el rato.
Para remetar, preferí terminar con un misionero y se recostó en el sofá abriendo las piernas a lo alto mientras yo me tumbaba sobre él. Pongo sus piernas en mi hombros y se la metí seguidamente.
—Correte en mi cara… —pedía con ganas de semén y empecé a darle sin avisar poniendo mis manos en sus mulos, apretándolo contra mi.
A punto de correrme, me incorporé hacia él y empiezo a besarle, jugando con su lengua de la manera más guarra posible mientras el pone sus manos sobre mi espalda, aferrándome con la llema de sus dedos, notando que lo estaba disfrutando y termina bajando hasta mi nalgas, apretándolas con fuerza mientras yo no paraba de darle. Besándole el cuello empecé a notar que estaba a punto de venirme.
—Me corro, me corro —añadí inmerso tomándole del cuello y me elevo sacando mi polla de su cuelo para quitarme el condón.
—Si papi, damela toda —abría el joven la boca mientras ponía mi polla sobre su cara.
—¿En la boca? ¿La quieres? —le preguntaba masturbándome en cuanto sale disparada toda la corrida hasta su pelo y parte del sofá, viniéndome de placer.
—Mhm…que gozada rey…que rico —chupa el joven surcando todo el prepucio hasta los huevos.
—Magnifico chicos, ¿como lo habéis pasado?
—De puta madre, para repetir —asegura Alex totalmente tirado en el sofá lleno de semén.
—¿Y tu, Giovanni? Veo que al final te has dejado venir, nunca mejor dicho. —bromeaba la tia del casting entre risas.
—Ha estado muy guay, repetiría —asentí con la cabeza observando a Alex.
—Cortamos la grabación chicos. Has estado magnífico Giovanni, nos has dejado impactados y tienes una polla de escándalo. Creemos que eres el candidato para cerrar la búsqueda. ¿Que te parece?
—Tengo que pensarmelo.
—No tengo mucho tiempo, necesito un nombre urgentemente y tienes lo que necesitamos. Te dejo un márgen de tres días. Aquí te dejo mi número. Piénsatelo bien porque vas a salir muy bien beneficiado.
Con la mirada en blanco y con una tarjeta entre las manos, mi vida daba un vuelvo de la noche a la mañana. Sin saber que hacer y con la duda de convertirme en una estrella del porno, aquel día perdimos la clase y el exámen. Christian me abandonó tras salir del casting ya que habían pasado treinta minutos y marché a casa con la misma, cansando después de follar y me tumbé en la cama observando al techo. ¿Estaría ante la mejor oportunidad de mi vida?