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Yaja la putita amiga de mi novia

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Salimos de la casa de mis abuelos con rumbo al cuarto que rentábamos con la idea de pasar juntos la noche. Yesica estaba feliz con nuestra primera experiencia en el sexo anal que realizamos con mi tía Rosario. Al entrar en el cuarto mi novia rodeó mi cuello con sus brazos y me atrajo a sus labios, la cargué y la recosté sobre la cama, nos quitamos la ropa despacio y una vez estando desnudos ella se subió en mí abriendo sus piernas a mis costados, quedando su panocha en el tronco de mi verga y se daba tallones sobre ella. Nos seguíamos besando y yo la tenía tomada de las nalgas, ella hizo movimientos para que sin usar las manos entrara mi verga en ella y lo consiguió, se la metió poco a poco y una vez dentro empezó un movimiento que estimulaba su clítoris con la base de mi pene mientras nos besábamos con mucho amor. Al poco rato se vino delicioso, sentí las contracciones de su vagina, parecía que me succionaba por dentro y apretaba sus nalgas. Luego de su orgasmo, posó su rostro sobre mi pecho, yo flexioné mis rodillas y teniéndola agarrada de las nalgas comencé un mete y saca de verga que la hacía gemir mientras yo amasaba ese hermoso par de nalgas. Al poco rato me vine dentro de ella, esperamos a que mi verga se pusiera flácida y saliera sola, luego de esto nos besamos, se recostó sobre uno de mis brazos y nos quedamos dormidos.

Pensábamos que mi tía sería la tercera persona que estábamos buscando para realizar nuestras fantasías, pero ella solo venía de visita los domingos y casi siempre acompañada de su bebé y de Víctor, su esposo. Yesica y yo seguíamos igual de calientes que siempre, viendo películas porno mientras hacíamos el amor o recordando las veces que cogimos con su mamá y la relación anal que tuvimos con mi tía. Después de un tiempo, estar recordando esto ya no era suficiente, necesitábamos sentir la piel de alguien más y mi tía no tenía disponibilidad, así que algo se tenía que hacer y en eso Yesica era quien tomaba la decisión.

En el salón de clases en el que estábamos el grupo de amigos de Yesica eran Yajaira, Maribel, Sara, Arturo, Alex y Juan. Con quienes compartía reuniones, tareas, salidas al cine y pláticas. Nos dábamos nuestro espacio y por eso yo tenía otras amistades dentro del mismo salón. Entre sus amigos Yajaira, era digamos la más puta del salón, pues desde el primer semestre ya se había cogido a la mayoría de los chavos del salón y a unos cuantos más de la escuela. En sus pláticas a veces les contaba a sus amigas detalles de sus relaciones con los chavos, por ello sabíamos el tamaño de verga de algunos, cómo cogían o qué les gustaba hacer en la cama. Con dichas pláticas, Yesica se excitaba al imaginar a su amiga en esas situaciones, así que empezó a pedirle más detalles sobre dichas relaciones, mientras que mi novia le contaba de nosotros, de lo que hacíamos al hacer el amor, claro sin contarle lo que hicimos con su mamá. Me contaba Yesica que se ponían muy calientes con sus pláticas.

Les describimos a Yaja en aquellos años, ella es morena, de caderas anchas aunque con pocas nalgas, tiene piernas gruesas y largas, pechos de tamaño normal, ojos grandes y unos labios gruesos, labios de mamadora, decíamos Yesica y yo. Ya había decido mi novia que incluiríamos a su amiga a nuestras relaciones y como a nada le he dicho que no, ya estaba dado por hecho.

Sucedió una noche que salimos a bailar a una discoteca, el ambiente estaba un poco aburrido, nuestras amistades bailaban con sus parejas, los que las tenían, y los que no, bailaban en grupo sobre la pista de baile. Yesica y Yaja se secreteaban hablando en sus oídos. Mi novia me pidió que pagara la cuenta para irnos, "Vamos a un motel", me dijo en el oído. Nos salimos y tomamos un taxi, pidiéndole que nos llevará al Brisas, el único motel en aquellos tiempos que había en nuestra ciudad. Ellas iban atras y yo a un lado del taxista, nadie decía nada, nos bajamos en la entrada y entramos a pie, pagamos un extra por ser tres personas y nos dieron el número de habitación, estábamos nerviosos con todo esto, Yaja no tanto, pues ya había estado ahí en otras ocasiones.

Entrando al cuarto tomé de la cintura a mi novia dándole un beso mientras Yaja se recostó en medio de la cama. "Vengan, que no muerdo", nos dijo y fue Yesica la que se acercó primero, intercambiaron miradas y se dieron un beso en la boca, mi novia se quitó la blusa y el brasier, quedando sus tetas colgando sobre el rostro de Yaja, quien no tardó en llevarse sus pezones a la boca. Yo de pie, me quité la ropa y me recosté al otro costado de Yaja y entre mi novia y yo la desnudamos, tenía una mata pelos muy negros y eso a mí me encantaba. Contrastaba el color se la piel de ambas pues mientras Yesica es de piel clara, Yaja es de piel muy morena, era una visión muy hermosa tener a esas dos mujeres en la cama desnudas. Estando Yaja en medio, Yesica la besaba y yo chupaba sus tetas y luego ella hacia los mismo, mientras nuestros dedos urgaban dentro de su panocha, Yaja abría lo más que podía sus piernas para permitirnos yo meter mis dedos en su panocha y mi novia estimular su clítoris. Yaja gemía y gemía disfrutando nuestras caricias, mientras con su mano apretaba fuerte mi verga y subía y bajaba hasta que me dijo "Ya métemela por favor". Yo la acomodé de modo que Yesica quedó debajo de Yaja y a esta le levanté el culo poniéndola de a perrita, me puse un condón y se la dejé ir casi de un solo empujón, luego sacaba casi todo el tronco dejando la cabeza adentro y la volvía a meter de golpe, así estuve embistiendola por un rato "más fuerte, dale más duro, no pares", me decía Yaja. El golpeteo de mi vientre con sus nalgas se oía como un aplauso y le estaba dando duro, mientras mi novia se masturbaba debajo y recibía el impulso de mis metidas sobre el cuerpo de su amiga, chupando los pechos de Yaja y dedeándose, se oyó su gemido largo al tener un orgasmo intenso. Yaja también no tardó mucho en venirse y exhaustas quedaron una sobre la otra, recuperándose y yo metiendo mi verga más lento, tratando de prolongar más su orgasmo, sintiendo por un buen rato las contracciones dentro de su panocha. "¿Cambiamos?", le dijo Yaja a mi novia. Y sí, cambiaron de posición, ahora Yesica estaba de a perrita sobre su amiga, me quité el condón y de la misma forma por tan caliente que estaba mi novia se la metí casi de un solo golpe. Yaja levantaba su culo tratando de frotar su panocha con la de mi novia pero por la posición en qué estábamos era complicado. Nos pidió que la dejáramos acomodarse, paramos un poco y Yaja dejo una de sus piernas entre las nuestras y la otra la sacó de modo que Yesica la sostenía con su brazo, así Yaja encontró el modo de rozar sus panochas mientras yo penetraba a mi novia, Yaja recibía el golpeteo de mis huevos en sus nalgas y eso me excitaba mas, parecía que entre ella y yo penetrabamos al mismo tiempo a Yesica y luego de algunos minutos las dos se venían casi al mismo tiempo, mi novia trataba de frotar también más su clítoris con el de su amiga mientras yo le soltaba sus caderas para que pudiera moverse más fácil y rozar más sus panochas. Luego de sus orgasmos se fueron quedando quietas, yo seguía con mis embestidas dentro de la panocha de mi novia y al poco rato me vacié dentro de ella. Estábamos exhaustos los tres pero contentos.

Antes de irnos Yesica me pidió que le diera otra vez a Yaja, a lo cual estuvo de acuerdo. Así boca arriba, me puse un condón y Yaja se montó sobre mí, inclinó un poco su cara para ver cómo desaparecía mi verga dentro de ella. "Todo esto te comes amiga", le preguntó a mi novia. Yesica sonriendo le contestó que sí. Yaja estuvo haciendo movimientos de adelante y atrás y subía y bajaba de mi verga mientras yo acariciaba sus pechos. Yesica estaba recostada a un lado de mí, observando el balanceo del cuerpo de su amiga quien después de un rato se volvió a venir, mientras Yesica y yo jalabamos sus duros pezones por la excitación al tener su orgasmo. Unos pezones muy oscuros pero hermosos.

Ya iban a ser las 5 de la mañana, nos vestimos y salimos del motel, nos dirigimos a tomar el transporte para nuestras casas. Nos despedimos de beso en la mejilla, contentos y encantados. Y esperando que se repitiera, y vaya que se repitió siendo cada vez mejor y más rico.

(9,20)