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El jefe me acompañó a mi puesto. Era un espacio abierto con tres mesas largas en las que a cada lado se sentaban tres personas. Al llegar a la segunda mesa según entramos, me dirigió hacia una silla desocupada en el medio mientras me presentaba en voz alta. La mayoría me miró y saludó con una
Recuerdo la cara de Ale en aquel momento. Su mirada, sus ojos completamente abiertos como platos, sus cejas arqueadas hacia arriba, su boca medio abierta. Nos miraba fijamente desde el otro extremo de la habitación, incrédula. Unos segundos después su expresión se rompió, comenzó a llorar y se fue
Pasaron 5 años. Mis instintos más oscuros seguían vivos. Y me avergonzaba de ellos. En otras 4 ocasiones repetí la estrategia. Viaje lejos a un lugar aislado, y convencer, mejor dicho, corromper a una chica inocente con dinero. Y cada vez que lo hice me dije que sería la última. Tenía miedo de que
Siempre tuve una mente viajera. A pesar de haber vivido toda mi vida en Madrid, soñaba con vivir en el extranjero, lo más lejos posible. Me atraía la distancia. A los 22 años, me fui con la beca Erasmus a Copenhague, ciudad que me encantó. Volví a Madrid a terminar la carrera, y tras unos años
Casi 2 horas de retraso, por fin podíamos entrar al avión. La gente, que se había estado quejando y lamentando desde que nos informaron por primera vez que el vuelo se iba a retrasar, tomó la noticia con alivio
Tenía 18 años cuando empecé a fijarme más en serio en mujeres mayores a mí. Hasta entonces, solo había tenido ojos para la chica guapa de mi clase, o de mi curso, o de mi barrio, con relativo éxito. Siempre chicas en torno a mi edad
Todos tenemos nuestros vicios, nuestros secretos, nuestro ‘Dark passenger’, como diría Dexter. Van evolucionando con el tiempo, perfeccionándose o haciéndose más extraños. El mío, como el de muchas otras personas, tiene que ver con el sexo
Un mensaje de Julia. Ahora no, hacía ni 10 minutos que estuvimos en el baño. Me quedé mirando el móvil. Mi mente estaba volando entre lo que acababa de pasar con Julia, y los mensajes de Cindy
De aquel evento organizado por la empresa, me llevé dos cosas. Por un lado, la sensación agridulce de saber que Julia sentía algo por mí, pero que no estaba dispuesta a continuar, aunque fuese en secreto, una relación conmigo
Quería follarmela, quería sentir mi polla dentro de ella, no podía esperar más. Interrumpí su mamada y la empujé a la cama. Me puse encima de ella, abrió sus piernas, y coloqué mi polla a la entrada de su coño