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Estoy viviendo en el departamento comprado por nuestros padres después que mi hermano, diez años mayor que yo, se casara. De esa manera lo destinado a alquiler podía ahorrarlo para, en el futuro, adquirir algo. Rubén de 28 e Irene de 22 contrajeron matrimonio dos años atrás
Mi padre fue electricista y desde la adolescencia ejerció ese oficio, primero como aprendiz y luego como independiente. Yo hice lo mismo a su lado hasta que comprobé la necesidad de una base teórica donde asentar la valiosa experiencia que él me transmitía
La convivencia fue muy agradable, yo ayudaba en las tareas hogareñas dentro de mis posibilidades y disfrutaba de la amena, agradable y tentadora compañía de mi cuñada. El viernes previo al primer franco de mi hermano preparé unas pocas cosas para regresar a casa ese fin de semana y así darles
El lapso entre los orgasmos en la pista de baile y la llegada al departamento fue suficiente para renovar el deseo, así que cuando sus dedos pasaron a ser garras en mi nuca me levanté, bajé el cierre del pantalón y, en un rápido tanteo ubiqué la entrada, para ocupar el conducto con un solo golpe de
De todos modos si te sintieras molesta tendrías razón, pues en cierto modo es un atrevimiento y más siendo casada. Te iba a decir que en lugar de que te toquen las palabras preferiría que lo hicieran mis manos y, ya que el vuelco es inevitable, mi sueño sería que en lugar decir las medidas.
Melina, Lucrecia y Cristina son sobrinas por parte de mi hermano, mayor que yo por siete años, y han tenido la suerte de heredar una sola de sus características notables, su buen corazón. Se libraron de ser corpulentas, poco agraciadas y con un pésimo carácter. La belleza, físico hermoso y
- “Alba y yo vamos un poco más temprano porque nos falta terminar unas compras, Beba y Rubén me dijeron que ellos irán apenas salgan del trabajo, ustedes acomoden el viaje a gusto, con nosotros, con ellos o por su lado”.
Los domingos damos rienda suelta a nuestros deseos de vagancia. Desayunamos en la cama y, al amparo del buen descanso y ausencia de compromisos, Elisa, mi señora que cumplió treinta y yo cuarentón, preparamos concienzuda y tranquilamente algún polvo de antología. Las pausadas caricias con leves
Con cierta frecuencia los integrantes de la parte administrativa de la empresa nos reunimos. La vez que fue en la casa-quinta del jefe de departamento, Carlos Soler, duró todo el día; pileta con intervalo para el asado y luego más pileta o juegos hasta el momento de la partida al anochecer. Faltando
Cosa poco frecuente, ese día almorzamos juntos mi esposa Juana y yo charlando de temas cotidianos, mientras nuestros hijos, niño de seis y nena de cuatro estaban en la escuela de jornada completa, cuando explotó la bomba.
Al sonar el teléfono veo que quien llama es Matías, compañero de la universidad, de mi edad, casado con Sofía, de treinta y dos, tres años menor que él.
Unos diez años atrás participaba en la comida anual de la empresa donde trabajaba. Ya con treinta era el decano de la mesa donde estábamos seis solteros. Al lado de la nuestra había una de mujeres, donde distinguía tres solteras compañeras de trabajo y otras que no conocía. Justo dándome frente
Dos meses pasaron desde que iniciamos esa relación, tan poco común como placentera para ambos, cuando una tarde, al atender el llamado a la puerta, me encuentro a Beatriz con cara de pocos amigos que se niega a pasar.
La vida, a veces, parece injusta. Un refrán, enunciado o sentencia que se expande a través del espacio y del tiempo exige tener un autor conocido. Ese alguien que, conociendo las leyes naturales las maneja, domina y aplica. Aquel que aúna un cierto atractivo con un velo enigmático, y así impulsa a
Cuando vi por primera vez a Leonor en una reunión de amigos comunes quedé encandilado. Esa potente primera impresión me la produjo desde lejos, cuando percibí belleza y armonía corporal asociadas, dentro de una vestimenta que disimulaba más que ostentaba. Más tarde, al coincidir en un grupo, la
Mi señora y tres amigas de la juventud tienen una empresa dedicada a la producción de perfumes, siendo sus clientes habituales aquellos famosos que pretenden tener su propia línea. Las cuatro socias se están acercando a la cuarentena y hacen un buen equipo.
Estábamos mi esposa y yo en una recepción organizada por el jefe de área de ella que había asumido un mes atrás. Juana saludaba a unos compañeros cuando uno, que apareció a mi lado dice, mirándola a ella.